"Si el Microcosmos
replica el Macrocosmos e inevitablemente la parte del Todo refleja al Todo, el
tan mentado “salto cuántico” de la Humanidad debe tener su contraparte a nivel
individual. Todavía especulo sobre el salto colectivo. Pero sería poco sincero
si no aceptara que en mi pedestre experiencia humana no he tenido mis propios
“saltos cuánticos”.
El lector atento, que viene siguiendo mis artículos y
reflexiones de los últimos tiempos, ya habrá percibido una pista: mi interés
creciente en la Alquimia. Interés que se disparó “cuánticamente” cuando mi
profundizar en el Campo Junguiano me estimuló a una relectura de esos viejos
textos que ya había conocido en mi adolescencia pero, seguramente como muchos,
interpretado como un aplicación literal de enseñanzas veladas de confusiones y
sombras. Como en la “Carta Robada” de Poe el hecho está ahí, a la vista de
todos. Pero será que cuando nos sumergimos en la Alquimia estamos esperando
algún otro áureo hallazgo, en las mismas palabras de los alquimistas está dicho:
quien busca solamente fabricar el oro material es apenas un “soplador”. El
verdadero alquimista busca otro oro. El espiritual."
"Digámoslo de una
vez para los recién llegados: hallazgos químicos y hasta supraquìmicos son, en
el proceso de la operación alquímica, apenas una consecuencia colateral.
Seguramente beneficiosa en muchos casos, pero no lo que buscaba el operador. ¿De
qué se trata entonces?. La Alquimia es una gimnasia de cuerpo, mente y espíritu,
una Yoga de laboratorio donde, al realizar disciplinadamente ciertas rutinas
materiales repetidas a través del tiempo, se producen específicos cambios
espirituales y mentales en el operador. Es una gimnasia del espíritu. Y este
enfoque nunca fue ocultado por los mismos alquimistas. Lo que sí lo fue, y con
lógica, fueron los procedimientos. Y precisamente porque se trataba de un
entrenamiento mental y espiritual así debía ser, para que busque quien tenga
voluntad de encuentro. Ya que si todo estuviera allí, meramente al alcance de
una lectura superficial, ¿qué mérito trascendente tendría?. Un simbolismo tan
rico como el de la Alquimia debe siempre su existencia a una razón suficiente y
nunca a mero capricho o a juegos fantasiosos. En ella se expresa cuando menos
una parcela del alma." (...) Para
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