“El taro no es únicamente un juego de cartas sino que lejos de ser un sistema adivinatorio como muchos lo han convertido por una especie de degeneración, es sobre todo un método arqueométrico. El Taro, empleado en Egipto como sistema gráfico de enseñanza, permanece como elemento-tipo de iniciación sin palabras;

Algunas veces, en determinado colegio secreto, el Gurú ofrece a su chellah un arcano, una lámina, una carta que viene a ser entonces como una clave, y el discípulo meditando algún tiempo en aquello que puede ser considerado como un yentram, encuentra la solución a sus problemas y recibe de tal suerte una documentación iniciática. El juego de cartas ordinario empleado como diversión de sociedad no es más que el extracto del taro y los jugadores de bridge están lejos de sospechar que manejan elementos de magia manipulando los “corazones”, los “oros”, las “espadas” y los “bastos” que son las expresiones gráficas respectivamente de la copa (que es la bola de cristal o el espejo que guarda relación con las Ondinas o elementos del AGUA), del pántaclo (la base llamada algunas veces masa por su relación con los Gnomos, elementos de la TIERRA), de la espada (para gobernar a los Silfos, los elementos del AIRE) y del cetro (la vara que gobierna a las Salamandras, elementos del FUEGO). Son los 4 mundos que la Qabbalah menciona en su árbol sefirótico: Atziloth, Briah, Yetzirah y Asiah. (El Yod-He-Vau-He bien entendido!, expresado también por el célebre INRI).
Por lo demás, la palabra TARO por sí misma es casi un principio mágico perteneciente a una serie de palabras obtenidas por un sistema de rotación de letras que proporciona cada vez una interpretación diferente y al fin de cuentas un antiguo axioma. TARO: Es el destino con sus 22 arcanos (las 22 láminas mayores). AROT: Es trabajar, del griego arotos, labor. ROTA: Es la rueda del devenir. OTAR: Es escuchar, del griego otarión, orejita.
El conjunto suministra, pues, un axioma: Vigila atentamente la rueda del destino y trabaja...
La rueda del Destino es ciertamente el TARO mismo, así como el ZODIACO (ronda de animales simbólicos) la rueda de la eclíptica que es como la manifestación psicológica del Cielo, o dicho de otra manera, capaz de interpretar y conocer el hado, el destino. Se dijo de vigilarla, es decir, de estudiarla, pero aún no es este el objeto final, es solamente un llamado al conocimiento, pues es indispensable TRABAJAR, experimentar, evolucionar. Toda la Iniciación reside, pues, en esa frase.
Ahora veamos el otro significado de combinar estas 4 letras.
ORAT: Es el Verbo, el lenguaje, del latín oratio.
RATO: Es la realización, del latín ratus (que se realiza).
ATOR: Es Athor o Athys, la divinidad iniciática egipcia.
TORA: Es la Ley de la evolución (palabra hebraica).
El conjunto suministra esta vez: El Verbo se realiza por la Ley de Athor...
El Verbo puede ser Dios mismo que viene a realizarse en la individualidad preparada para la Iniciación y también puede ser el verbo, es decir, el soplo divino que se manifiesta a través del Iniciado (así como el Verbo se hace carne mediante la encarnación crística): el soplo divino, la manifestación suprema que se hace evidente por la ley de transmutación, la transformación alquímica (Ator es el crisol mismo en la mitología iniciática de San Germán).
Entonces, el primer axioma demanda un estudio, una razón, el análisis, el conocimiento del…”
YYY – Pag. 197, 198
Serge R. de la Ferriere