Hola queridos:
Llega esta nueva Perla de Luz nº
5 con un poco de retraso debido a, como dicen los políticos, "problemas de agenda", externa e interna, y nos la trae el mismísimo San Pedro
(sin saberlo el mismo), personaje del cual hablaremos largo y tendido en la Perla
siguiente, la nº6.
En la iconografía católica,
fundamentalmente en la pictórica, se representa a San Pedro siempre con dos
llaves en las manos. Para los profanos en la materia, entre los que me incluyo,
son precisamente esas llaves las que nos hacen saber que nos hallamos ante el
mismísimo S. Pedro.
Asimismo dos llaves cruzadas forman parte del escudo del
Vaticano y de la bandera y de toda representación del Supremo poder de la
Iglesia. Obviamente se trata de las llaves del cielo, y en el escudo papal están
cruzadas, como en posición de cerrar el paso, emitiendo el claro mensaje de: Yo
el Papa, o nosotros la Iglesia tenemos las llaves del cielo, la clave para el
acceso a los mundos superiores. Sin nosotros y nuestras llaves, disciplinas,
enseñanzas, autoridad, etc, etc,…. no puedes acceder a éstos. Están cruzadas para
ti mientras no aceptes y te integres en la Iglesia Católica, etc, etc,. Siempre
se representa en la simbología eclesiástica, el mismo tipo de llaves y en la
misma posición. Pero no va por aquí el discurso.
Volviendo a las representaciones pictóricas de Pedro, algunas
muy antiguas, con muchos cientos de años, he observado muchas de ellas (este es
un país muy rico en legado artístico eclesiástico, para bien o para mal), y he
hecho algunas observaciones, siempre acerca de las llaves, que han arrancado de
mí interior algunas enseñanzas que son las que quiero compartir.
En primer lugar las llaves que sostiene Pedro siempre son dos, en todas
las representaciones. ¿Porqué necesita el cielo dos llaves para
abrirse?. ¿Será porque tiene dos puertas? ¿De que puertas se trata?. En
muchos de estos cuadros una llave es de color claro y otra de color mas oscuro,
en algunas ocasiones se ve que una es como plateada y la otra de color metálico
oscuro. Y no siempre pero en un notable porcentaje de ocasiones una de las
llaves, la clara, apunta hacia arriba, hacia la parte superior del cuadro y la
otra apunta hacia abajo, en la posición en la que la dejaría la fuerza de la
gravedad. Esto es todo en cuanto a lo observado. Vayamos con el mensaje sobre lo
aprendido.
Efectivamente para ingresar al cielo (elevarnos
hacia los mundos superiores, regresar a casa, ascender
dimensionalmente, volver a la fuente, o cualquiera de las miles de maneras de
describir la elevación espiritual que ustedes quieran elegir) hace falta
franquear dos puertas, la puerta de la Luz y la de la Oscuridad, y han de ser las
Dos, necesariamente y a la vez. En un Universo dual, polar, hablar de la Luz y
solo la Luz como meta única e indiscutible, hablar de los Trabajadores de la Luz,
y toda esta terminología super luminosa no responde a la realidad de cómo
funciona el Universo, es tan solo un desequilibrio propio de la mente humana, que
tiende dividir y separar, a aislar, a comparar y a elegir, pensando que las cosas
son separables, elegibles, rechazables, como si el Universo no fuera una rejilla
dual, polar, hasta en sus más íntima y diminuta trama y composición:
protón-electrón, carga eléctrica positiva y negativa, spin y contraspin.
Sin embargo las llaves del cielo siguen siendo
Dos, por muy Luminosos que nos pongamos. Esto enseña San Pedro y sostiene en sus
manos, a pesar del discurso de
absolutos de la doctrina católica:
Buenos y Malos, Angeles y Demonios, Cielo e Infierno, etc, etc.
Para ilustrar este controvertido y todavía confuso tema voy a apoyarme en dos
elementos adicionales: La creación del mundo físico manifestado, ayudado por
alguna perspectiva de la física cuántica y el símbolo del TAO (esa pelotita con
una mitad blanca y otra mitad negra y dos lunares negro y blanco contrapuestos).
Cuando la Inteligencia Divina decide manifestarse en el
mundo de la experiencia, salir de su Vacío inmaterial e ininteligible para la
mente humana, crea la materia, como densificación de la Energía, pero a la vez,
por cada elemento material manifestado crea un elemento de antimateria igual y de
sentido o signo contrario (ejecutando así la verdadera dualidad universal) de
modo que cuando una partícula de materia se encuentra con una
partícula de antimateria, cuando colisiona con ella, ambas desaparecen y
vuelven al Vacio originario, al estado ininteligible de Mente Única. Ese Vacio
que fue muy bien captado y definido por nuestro querido e inspirador San Juan de
la Cruz cuando habla de: "Esa Nada que Todo lo llena" o "Ese Todo lleno de Nada".
Este caso de la creación simultánea de materia
y antimateria nos sirve de analogía para hablar de la Luz y la Oscuridad. Y para
profundizar, visualizamos el símbolo del Tao cuya imagen os adjunto, además de
presentarla aquí. En ella, yo al menos, observo cuatro enseñanzas:
1.- Todo deviene del círculo y está incluido
en él. Fuera de él nada existe. La circunferencia simboliza el Todo, el Vacío, la
Inteligencia Divina, la Mente Única.
2.- Lo manifestado (el interior
del círculo) se divide en Luz y Oscuridad "a partes iguales", como la materia y
antimateria.
3.- La frontera entre Luz y Oscuridad no es un diámetro
del círculo, o sea una recta dividiendo el círculo en dos partes
iguales, sino que es una línea curva y ondulante que significa que no está
clara ni definida la frontera entre la Luz y la Oscuridad, y para apoyar esta
última afirmación vemos que:
4.- Dentro de la Luz está siempre la
Oscuridad y dentro de la Oscuridad está siempre la Luz, y, añado yo, el Plan
Divino o el Plan Evolutivo se sirve de ambas en igual medida y oportunidad para
desarrollarse y ejecutarse, dicho más vulgarmente: aporendemos y evolucionamos
"con el palo o con la zanahoria" .
O sea que no hay
Luz sin Oscuridad, se dan a partes iguales, y no hay manera de evitar la eterna
ecuación de tanta Luz hay, tanta Oscuridad, y además confundidas y
entremezcladas.
Entonces si nos escoramos hacia la Luz, con
decisión y definitivamente solo hacia la Luz, simplemente nos desplazamos hacia
el lado blanco del símbolo del Tao, cambiamos de lugar, pero no transcendemos el
Universo manifestado de ninguna manera para regresar al Vacio, a Casa, a la Mente
Única, a Dios, el cual, obviamente, no se halla dentro del círculo.
La Luz no tiene sentido "per se", si no es para "cancelar"
Oscuridad, para compensar Oscuridad, para saldar Oscuridad, para transmutar
Oscuridad. Para, como sucede en el caso de la materia y antimateria, para que la
Luz acumulada, compense una parte igual de Oscuridad, y regresen conjuntamente a
la Fuente, en partes iguales, y entonces, den como resultado una disminución del
Universo Manifestado, del Entorno Manifestado de la Experiencia, y regresen
juntos al Vacio originario del que se desgajaron y fragmentaron por la Voluntad
Creadora Divina. Así el círculo del símbolo del TAO, del Universo de la
Experiencia, tendrá siempre la misma forma y composición, tal y como lo creó la
Voluntad Divina, pero su radio será cada vez menor hasta su desaparición por
trascendencia y regreso al Vacio.
O sea que, propongo que los Trabajadores de la Luz
aprendamos y nos dediquemos a generar Luz y a emplearla en cancelar Oscuridad, la
nuestra propia en primer lugar y después, o a la vez, la de los demás sea
individualmente o a través del Karma y/o la oscuridad planetaria, como camino y
manera única de regresar a la Fuente, de abandonar por liquidación, cancelación y
consecuente desaparición de Luz y Oscuridad fragmentarias, los universos
manifestados del espacio-tiempo.
Para ello, es necesario reconocer y aceptar que también nosotros, como
unidades separadas manifestadas (aunque no estamos separados de nada ni de
nadie), llevamos y llevaremos siempre encima nuestra parte alícuota de Luz y
Oscuridad y también como Seres Individuales iremos perdiendo nuestra estructura
energética manifestada a medida que cancelamos nuestra propia Oscuridad con la
Luz generada, identificada o ganada. En ello consiste la Ascensión, en el
regreso paulatino al Vacio originario de dicha estructura energética manifestada,
conocida como nuestro Ser Superior.
Tal vez nuestra diferencia
en conciencia, respecto de la gente no consciente sea que sabemos generar Luz de
forma fácil, continua y permanente, una vez que ésta desaparece cuando ha
cancelado su parte alícuota de Oscuridad. O sea que somos eficientes en
cancelación de Oscuridad por haber desarrollado la capacidad de generación de la
Luz y en lugar de almacenar ésta, la empleamos en el servicio compasivo de
eliminar la Oscuridad del Planeta, empezando por la nuestra propia.
Así cuando lleguemos al Cielo, como sucede en los chistes, nos abrirá San
Pedro con sus llaves no una sino dos puertas y nos preguntará, además de
Luz: ¿cuanta oscuridad me traes cancelada?. Porque si traes solo Luz, y nada
mas que Luz, por aquí no pasas. Bajas de nuevo y me la transmutas.
Espero no haberos confundido en lugar de aclarado.
En
servicio y con amor.
Domingo.