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También Murió por Ella
Fanny
entró en el salón y vio a un amigo de su padre que había venido a
visitarlos. Estaba ocupado leyendo la Biblia. Como Fanny se iba a ir,
él le dijo: «Fanny, me gustaría hacerte una pregunta: ¿El Señor
Jesús es tu Salvador?». Sorprendida, Fanny vaciló un instante, y
después de un largo suspiro respondió: «Me gustaría poder decirlo».
«Si te propusiese la lectura del hermoso capítulo 53 de
Isaías, como si estuviese escrito para ti, ¿Estarías de acuerdo en
leerlo en voz alta?», le dijo el visitante. E inmediatamente le
pasó su Biblia. Fanny empezó a leer: «Ciertamente
llevó él mis
enfermedades, y sufrió mis dolores; y yo le tuve por azotado, por
herido de Dios y abatido. Más él herido fue por mis rebeliones, molido
por mis pecados; el castigo de mi paz fue sobre él, y por su llaga fui
curada. Me descarrié como una oveja, me aparté por mi camino; mas el
Señor cargó en él mi pecado».
Emocionada, cerró la Biblia y exclamó: «Sí, lo sé, fue Jesús
quien hizo eso por mí». Fue como si, de repente, el sacrificio de
Cristo hubiese sido hecho sólo por ella.
Herido fue, herido fue.
Sí, en la cruz, herido fue por mí.
Ante Dios no están más mis pecados;
En mi lugar fue herido Jesús.
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