LA DIETA MENTAL DE LOS 7 DIAS
(para cambiar hábitos negativos).
Por Emmet Fox
Esta es entonces la receta: durante siete días no
puede permitirse albergar ni por un minuto pensamientos que nos sean
positivos, constructivos, optimistas, amables.
Esa disciplina será tan forzada que conscientemente
no podrá usted mantenerla por mucho más de una semana, pero no le pido que lo
haga. Una semana será suficiente porque al cabo de ese tiempo el h
pensar positivamente comenzará a establecerse, algunos
cambios
extraordinarios se habrán sucedido en su vida,
animándola enormemente y luego el futuro se encargará de sí
mismo.
El nuevo modo de vida será tan atractivo y mucho
más fácil que el viejo y usted encontrará que su mentalidad se alinea sola. Pero
los siete días serán forzados. No quiero que se meta en esto sin considerar el
costo. Las dietas físicas son un juego de niños en comparaci
apetito.
La gimnasia más agotadora, combinada con marchas de
45 kilómetros, es suave comparada con esta empresa. Pero es sólo por una semana
de su vida y decididamente alterará todo, mejorándolo. Por el resto de su vida,
es más, por toda la eternidad, todo será diferente y mejor que si jamás la
hubiere emprendido. No comience a la ligera. Antes de empezar piénselo por
uno o dos días. Entonces comience y que la gracia de Dios lo acompa
empezar cualquier día de la semana al levantarse, después del desayuno o del
almuerzo, no importa; pero una vez que empiece tiene que continuarla durante
siete días. Eso es esencial.
La idea es que tenga siete días ininterrumpidos de
disciplina mental para poder lograr que definitivamente la mente se encauce
por un nuevo sendero. Si falsea el comienzo, o si le va bien por dos o tres
días y luego por cualquier razón se sale de la dieta, tiene que dejarla por
varios días y luego comenzar de nuevo. Usted recuerda que en el cuento de
Rip Van Winkle, éste juraba abstenerse de tomar licor y de inmediato aceptaba el
primer trago que le ofrecían diciendo tranquilamente œNo contaré éste. Bien; en
la dieta mental de siete días esto es inaceptable Tiene que tomar en cuenta cada
desliz y aunque usted no lo haga la naturaleza lo hará. Al cometer un desliz
debe dejar la dieta y empezar de nuevo.
Ahora bien, para prevenir en lo posible las
dificultades, las consideraremos en detalle:
Primero.- ¿Qué quiero decir por pensamientos
negativos? Un pensamiento negativo es cualquier pensamiento de cr
rencor o despecho, de celos de condenación de otros, de culparse a uno
mismo; cualquier pensamiento que no sea positivo y de naturaleza constructiva,
relacionado con uno mismo o con otro, es un pensamiento negativo. No se preocupe
mucho en cuanto a la clasificación; en la práctica nunca tendr
positivo o negativo; aunque su cerebro trate de engañarlo, el corazón le
dirá la verdad.
Segundo.- Que esté claro que lo que se pide es que
usted no albergue cosas negativas. Note esto cuidadosamente. Lo importante
no son los pensamientos que vengan a su mente sino sólo aquellos que usted acoja
y entretenga. Ni importa cuáles sean los pensamientos que vengan, siempre que no
los cobije.
Cobijarlos o albergarlos es lo que importa. Por
supuesto, muchos pensamientos negativos le vendrán todo el día. Algunos se
colocarán
en su mente, aparentemente de su cuenta, y otros
serán pensamiento de la raza; habrá pensamientos negativos que vengan de
otras personas, por la conversación o por su conducta, o bien oirá noticias
desagradables por carta o por teléfono, o verá crímenes o desastres anunciados
en los titulares de la prensa.
Estos casos no importan, siempre que no les brinde
hospedaje. Es más, éstas son las cosas que suministran la disciplina que le va a
transformar durante esta semana trascendental. Lo que hay que hacer al presentar
el pensamiento negativo es rechazarlo. Rechace el periódico, rechace el
pensamiento de la carta o el comentario estúpido o lo que sea. Cuando el
pensamiento negativo se deslice en su mente, rechácelo de inmediato y piense en
otra cosa.
Lo que es mejor¦ piense en Dios. Una analogía
perfecta es el caso del hombre que está sentado junto a una fogata cuando le cae
una chispa en la manga. Si sacude la ceniza de inmediato no puede pasar nada,
pero si permite que se quede allí, sólo un momento, no importa cuál sea el
motivo, el daño habrá sido hecho y costará trabajo reparar la
manga.
Igual sucede con un pensamiento
negativo.
Ahora bien, ¿Qué hacer con los pensamientos y las
condiciones negativas que en nuestra etapa actual no podemos evitar? ¿Qué tal
los problemas de la ofician y de la casa? La respuesta es que tales cosas no
afectarán su dieta siempre que usted no las acepte ni les tema ni crea en
ella, ni se indigne ni entristezca por ella, ni les dé poder
alguno.
Ninguna condición negativa que deba atender
afectará su dieta. Vaya a la oficina, enfréntese a los asuntos de la casa,
pero no permita que le afecten. Diga mentalmente: œNinguna de estas cosas
me conmueve y todo saldrá bien.
Supongamos que almuerza con un amigo, quien habla
negativamente. No trate de callarlo ni de desairarlo. Déjelo hablar, pero no
acepte lo que él dice y así no afectará su dieta.
Supongamos que al llegar a casa se encuentra con
conversaciones negativas. No predique un sermón; sencillamente no las
acepte.
Recuerde: La aceptación mental es lo que constituye
la dieta. Supongamos que presencia usted un accidente o una injusticia. En vez
de reaccionar aceptando las apariencias y respondiendo con lástima o con
indignación, rehuse aceptarlas; haga lo que pueda por enderezar las cosas,
piense debidamente y déjelo de ese tamaño. Aún estar
dieta.
Claro, será de gran ayuda si puede evitar durante
esta semana a cualquiera que muy expresamente pueda despertar malos
instintos. Mientras esté a dieta es mejor evitar a las personas que lo sacan de
quicio, que le caen mal o que le fastidian, pero si no es posible evitarlas,
disciplínese un poco más, eso es todo. Supongamos que la próxima semana le
espera una prueba muy difícil. Bien, si tiene suficiente conocimiento espiritual
sabrá cómo enfrentarla de modo espiritual; pero para el caso, creo que será
mejor esperar a comenzar la dieta tan pronto haya pasado el
asunto.
Como dije antes, no tome la dieta a la ligera;
piénselo bien primero. Para terminar, quiero decirle que frecuentemente las
personas encuentran que empezar esta dieta alborota toda clase de
dificultades. Parece que de repente todo empieza a marchar mal. Esto puede
parecer desconcertante, pero en verdad es una buena señal; significa que las
cosas se están moviendo y ¿no era ése precisamente el objetivo que teníamos
en mente? Supongamos que todo su mundo parece estremecerse en sus bases.
Agárrese fuertemente, deje que se estremezca y cuando deje de mecerse el cuadro
se habrá re-ensamblado sólo y comenzará a parecerse a lo que anhelaba su
corazón.
Este punto es importante y algo sutil:
comprende que detenerse a pensar en esas dificultades es de por sí un
pensamiento negativo que quizá lo haga salir de la dieta? Claro, el remedio no
está en negar que aparentemente su mundo está convulsionado, sino en negarse a
aceptar las apariencias, juzgue correctamente.
Mantenga sus pensamientos positivos, optimistas y
amables mientras las apariencias se están bamboleando; manténgalos así a
pesar de las apariencias y una gloriosa victoria será segura. Cada fase de su
vida se alterará radicalmente, mejorando.
Un último aviso: No le diga a nadie que está a
dieta o que piensa iniciarla. Mantenga este enorme proyecto estrictamente
personal. Recuerde que su alma es el Lugar Sagrado del Altísimo. Cuando termine
la dieta satisfactoriamente y haya asegurado su demostración, permita que pase
un tiempo razonable para establecer una nueva mentalidad y entonces narre
la historia a alguien a quien usted piense que pueda
ayudarle.
Y, finalmente, recuerde que nada que haya dicho o
hecho alguien puede lograr anular la dieta. Únicamente su propia reacción hacia
la conducta de otras personas podrá lograrlo.