Me reí y respondí: "¡Claro que puede!".Y ella me dio un gigantesco
apretón"¿Por qué está Ud. en la facultad en tan tierna e inocente edad?",
pregunté.
Respondió juguetona: "Estoy aquí para encontrar un marido rico, casarme,
tener un montón de hijos y entonces jubilarme y viajar".
"Está bromeando", le dije. Yo estaba curioso por saber qué la había
motivado a entrar en este desafío con su edad; y ella dijo:
Siempre soñé con tener estudios universitarios, y ahora estoy teniendo
uno".
Después de clase caminamos hasta el edificio de la unión de estudiantes, y
compartimos una malteada de chocolate. Nos hicimos amigos
instantáneamente. Todos los días en los siguientes tres meses teníamos
clase juntos y hablábamos sin parar. Yo quedaba siempre extasiado oyendo a
aquella "máquina del tiempo" compartir su experiencia y sabiduría conmigo.
En el curso de un año, Rosa se volvió un ícono en el campus universitario
y hacía amigos fácilmente dondequiera que iba. Adoraba vestirse bien, y se
reflejaba en la atención que le daban los otros estudiantes. Estaba
disfrutando la vida.
Al fin del semestre invitamos a Rosa a hablar en nuestro banquete del
equipo de fútbol. Fue presentada y se aproximó al podium. Cuando comenzó a
leer su charla preparada, dejó caer tres de las cinco hojas al suelo.
Frustrada, tomó el micrófono y dijo simplemente:
"Discúlpenme, ¡estoy tan nerviosa! ..Nunca conseguiré colocar mis papeles
en orden de nuevo, así que déjenme hablar a Uds. sobre aquello que sé".
Mientras reíamos, ella despejó su garganta y comenzó: "No dejamos de jugar
porque envejecemos; envejecemos porque dejamos de jugar. Existen solamente
tres secretos para que continuemos jóvenes, felices y obteniendo éxito:
1.Se necesita reír y encontrar humor en cada día.
2.Se necesita tener un sueño, pues cuando éstos se pierden, uno muere.
¡Hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y ni siquiera lo
sospechan!
3.Se necesita conocer la diferencia entre envejecer y crecer...Si usted
tiene diecinueve años de edad y se queda tirado en la cama sin hacer nada
productivo, terminará amargado y lucirá envejecido... Pero si usted como
yo tiene ochenta y siete años y es productivo, no le pondrá años a su vida
sino que le pondrá vida a su edad y lucirá y actuará como cualquier joven.
Eso no exige talento ni habilidad.
La idea es crecer a través de la vida y encontrar siempre oportunidad en
la novedad.
Los viejos generalmente no se
arrepienten por aquello que hicieron, sino por aquellas cosas que dejaron
de hacer.
Las únicas personas que tienen miedo de la muerte son aquéllas
que tienen remordimientos".
Al fin de ese año, Rosa terminó el último año de la facultad que comenzó
tantos años atrás. Una semana después de recibirse, Rosa murió
tranquilamente durante el sueño. Más de dos mil alumnos de la facultad
fuimos a su funeral en tributo a la maravillosa mujer que enseñó, a través
del ejemplo, que "nunca es demasiado tarde para hacer todo aquello que uno
puede probablemente ser".
Cuando termines de leer este mensaje, si lo crees conveniente, envía estas
palabras de consejo a tus amigos y familiares, ¡ellos lo apreciarán realmente!
Estas palabras han sido divulgadas por amor, y en memoria de Rosa:
"Envejecer es obligatorio; crecer, opcional"
Si alguna vez no te dan la sonrisa esperada, sé generoso y da la tuya,
porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa, como aquel que no sabe
sonreír a los demás.
PD: Esta es una historia real que sucedió en la Universidad de Antioquía.