Hay dos días en cada semana de los cuales no te tienes que preocupar, dos días que deberían mantenerse libre de miedo y de temor.
Uno es ayer con todas sus faltas y errores, sus disgustos , sus penas y dolores.
Ayer ya se fue para siempre, no está más en tu control, todo el dinero en el mundo no podrá deshacer ni una sola actuación que hayas hecho, ni podrá borrar una sola palabra que hayas dicho.
Ayer ya se fue.
El otro día es mañana, del cual no te debes preocupar con sus posibles enemigos y sus cargas o con su gran promesa y esperanza.
Mañana está también más allá de tu control.
Mañana el sol saldrá en esplendor o detrás de espesas nubes, pero el sol saldrá.
Pero hasta que salga no tendrás aportación al mañana pues este aun no ha nacido.
Esto te deja solamente hoy.
Cualquiera puede pelear la batalla de un solo día.
Es cuando agregas la carga de esas dos enormes constantes: ayer y mañana, que perderemos el animo.
No es la experiencia de hoy lo que conduce a hombres a la locura, es el remordimiento de amargura por algo que pasó ayer o por el terror de lo que mañana puede traer.
Por lo tanto vive un día a la vez
Y déjale el resto a DIOS
Diana®
Graciela E. Prepelitchi
"Seis honrados servidores me enseñaron cuanto sé;
sus nombres son cómo, cuándo, dónde, qué, quién y por qué."
Rudyard Kipling
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