Namaskar
Namaskar, es una palabra indostaní que
puede traducirse como "Yo saludo a la Conciencia Suprema que está dentro de ti
con toda la pureza de mi mente y con toda la sinceridad y el amor de mi
corazón". También puede traducirse simplemente como "Saludo a la divinidad que
hay en ti". Idealmente, al saludar con esta palabra, las manos se juntan, se
inclina la cabeza, las manos juntas se dirigen a la altura de la frente (centro
de la consciencia) y bajan hasta la altura del corazón.
No confundir con Namasté, más popular y
de un significado más sencillo. Namasté es un "Saludo típico de Nepal que se
realiza, reverencialmente, juntando las manos a la vez que se pronuncia esta
palabra. Tiene un amplio significado: buenos días, buenas tardes, buenas noches,
hola, etc."
Desde el punto de vista espiritual, este
saludo tiene un poder mágico de evocación de nuestra divinidad esencial. Si lo
usamos constantemente y conscientes de su significado espiritual, puede ayudar
recíprocamente a recordar que tratamos a cada uno como almas y no como
personalidades. Resuena con una nota de reverencia y consciencia espiritual en
la que se inspira.
Podemos usarlo para nuestro "yo superior" (*),
especialmente al despertar, durante el día y al descansar: el saludo de la
personalidad a la divinidad en sí mismo. Cada vez que nos encontremos con amigos
a quienes consideramos con valores espirituales, en vez de decir "hola", podemos
saludarles con la palabra "namaskar". En la correspondencia también podemos
finalizar con "namaskar". Como energía que sigue al pensamiento, nos ayuda a
contactar al "yo superior" de nosotros mismos y al de los otros y, en cierta
forma, a evocarlo.
La pronunciación en indostaní está acentuada
en la última sílaba (namasKAR). La "a" en las primeras dos sílabas es corta. Se
pronuncia en hindú como la "a" de la palabra "paz". Mientras que la "a" en "kar"
es larga y se pronuncia como la "a de unidad.
Tantas veces como sea posible, "namaskar" debe
decirse en voz alta, con el objeto de usar al máximo su poder
evocador.
Sin embargo, hay muchas ocasiones en que no es
oportuno hacerlo así. Por ejemplo, cuando haya enojo, impaciencia, crítica por
parte nuestra o de los demás; cuando hagamos nuevos conocidos, en el trabajo,
con colegas, superiores o subordinados. En estas circunstancias podemos decirlo
silenciosamente, como un constante recordatorio de la divinidad
esencial.
Practicado con fe y dinamismo, ayuda a
construir la clase de actitud interna que se exterioriza en relaciones humanas
armoniosas.
Para padres y educadores, namaskar los pone en
contacto con la realidad interna de niños y adolescentes, nutriendo nuestra
comprensión interior. En muchos casos, cuando intentamos ayudar a un ser humano
afligido o tratemos de solucionar tensiones interpersonales, namaskar puede
servir como un saludo silencioso que nos sintoniza con la energía espiritual
creativa que permanece aún tras el desequilibrio externo.
Namaskar es también una forma apropiada de
desarrollar y demostrar la capacidad de funcionar simultáneamente y con una
creciente toma de consciencia en dos niveles: el de la personalidad y el de la
individualidad.
Namaskar.
(*) Empleamos el término "Yo superior" para
distinguirlo del "ego" o "yo" de la personalidad. Se refiere aquí a la esencia
divina del ser.