DE NORTE A SUR.
Es un hecho evidente e indiscutido que el mundo se encuentra dividido en dos
facciones: norte y sur. A la polaridad política y económica del siglo pasado
sostenida entre Oriente y Occidente, denominada Guerra Fría, le sucedió una
división de facto entre las naciones más poderosas llamadas países desarrollados
y aquellos en vías de desarrollo. A partir de la posguerra comenzó entonces a
hablarse de las potencias que habían acelerado su crecimiento económico y
militar, con una gran ventaja sobre el que se denominó el TERCER MUNDO.
Las causas ya no fueron debidas al conflicto capitalismo vs comunismo,
sino a factores económicos. La caída del Bloque Sovietico creó el falso
precepto del fin de la historia y pavimentó el camino al poder de una única
superpotencia hegemónica, los EE.UU que pretende avasallar al mundo entero
mediante la fuerza o mediante el dominio de la economía mundial a tal punto que
se atreve a desafiar los principios de la organización de las Naciones Unidas.
La internacionalización de la economía surgió precisamente de las políticas
ultracapitalistas de los grandes y poderosos para ampliar la brecha con respecto
a los países más pobres. Ha comenzado la era de la globalización y la fusión de
grandes bloques económicos que compiten entre sí. Esto fue lo que obligó a los
países europeos a conformar la U.E y a generar alianzas estratégicas como la
APEC, el MERCOSUR en América Latina, la O.M.C, etc.
Esto nos indica que nos encontramos en un mundo de gran competencia, el mundo
megafusionado que el neoliberalismo promueve es inhumano, por cuanto los pobres
del mundo se encuentran en serias desventajas frente al arrollador auge de los
poderosos. Los paises pobres continuarán siempre en vías de desarrollo, en un
círculo vicioso difícil de romper mientras la competencia promovida por el
capitalismo salvaje continúe adelante.
Los países del Tercer Mundo continuarán en un desarrollo insustentable
vendiendo sus recursos para hacerle frente a los problemas sociales. Entre tanto,
los países mas desarrollados miran al sur, codiciando sus tierras ricas en
recursos naturales o para convertirlos en sucursales de las grandes empresas
transnacionales y contratar mano de obra barata. A este fin, los tratados de
libre comercio que el neoliberalismo propugna por imponer, agravan más la
situación de los países del SUR. El ALCA, por ejemplo, tiene como propósito
fundamental, anexar a las naciones latinoamericanas a las políticas de Washington
generando graves conflictos al interior de los países, como la privatización,
desempleo, desprotección por parte del estado a la producción nacional, etc.
Ya vimos este año que la cumbre del G8 fue un fracaso reducido a buenas
intenciones pero sin acuerdos claros en cuanto a la reducción de la pobreza, el
problema alimentario, la injusta subvención de la agricultura, y la adopción de
medidas ecológicas reales para hacerle frene al desequilibrio climático y la
polución ambiental. Los dirigentes de los países poderosos, perdieron
credibilidad ante el mundo entero.
Japón. China, Rusia, Italia, Francia, Inglaterra, EE.UU y Canadá deberán
ahora volver la mirada hacia el sur, tanto por la crisis ambiental del
planeta como por las desigualdades sociales ampliadas a causa de la
globalización y la internacionalización de la economía. Si no se aumentan las
escasas ayudas para combatir la pobreza, esta tardará 100 años en erradicarse del
mundo. No pueden desconocer que causas del subdesarrollo y el atraso de los
pueblos del hemisferio sur son competencia de todas las naciones.
El mismo fracaso del G8 sucedió con respecto al 60º aniversario de la
ONU, cuya reforma fue burlada de manera descarada por los USA dejando a un lado los
temas claves, para centrarse en la supuesta lucha contra el terrorismo,
término que ni siquiera se definió durante la Cumbre.
Solo la propuesta de algunos jefes de estado de refundar la organización y
ubicar su sede en otro país fue una propuesta seria. El sur también existe, fue la consigna lanzada en su intervencion por el presidente
venezolano Hugo Chavez, para recordarle a los poderosos que el mundo reclama
grandes cambios y el fin de una polaridad injusta.
Los Estados Unidos, saben muy bien utilizar el narcotráfico y el terrorismo
como pretexto de intervención imperial para adentrarse en las maquinarias
políticas de las naciones y dictarle las formulas políticas y económicas que el
capitalismo quiere y pregona.
Todos los países suramericanos y aquellos que sean herederos de grandes
tesoros culturales de sus ancestros, deberemos cuidarnos de que cuando la Bestia
Imperialista U.S.A hable de narcotráfico, no introduzca la sucia ponzoña en las
tradiciones mágicas, ceremoniales y medicinales, patrimonio cultural de nuestros
ancestros. Y que cuando se hable de terrorismo, no se atente contra el derecho de
ejercer una ideología democrática, unos principios de justicia, el derecho a
defender la libertad y la soberanía y el derecho a ejercer cualquier creencia o
religión.
Los países mas desarrollados tendrán que darse cuenta tarde que temprano de
la necesidad de caminar por un camino de igualdad y responsabilidad global, y del
compromiso histórico de salvar nuestro mundo y combatir la pobreza.
La ONU es un organismo debilitado, particularmente desde la guerra de
Irak y debe recuperar su rol de servir de arbitrario frente a los conflictos
internacionales. En este sentido, deberá retomarse la propuesta de ampliar su
consejo de seguridad y las naciones deberán respetar sus decisiones, si se
quiere un mundo multipolar y justo. Se deberán diseñar políticas dignas de
lucha contra la pobreza cuya propuesta inicial de erradicación fijó un término de
10 años, y establecer políticas claras en cuanto al
control de armas de destrucción masiva, programas de educación, atención en
salud, etc.
De igual manera, quedó claro en la pasada cumbre de la FAO, que existe una
crisis alimentaria mundial, que la soberanía alimentaria de los pueblos se ha
visto burlada por el principal capitalista del mundo, los EE.UU.
El futuro que se mira por venir no tiene fronteras, tenemos que rechazar la
política unilateral de una sola nación, para pasar a una economía humanista,
recuperar las alianzas estratégicas como la organización de países NO ALINEADOS,
la OPEP, fortalecer la unión suramericana de naciones, en igualdad de
condiciones y avanzar hacia un desarrollo sostenible, justo y democrático.
Las naciones deben volver la mirada al sur, PORQUE EL SUR TAMBIEN EXISTE.
Estas son las propuestas del SOCIALISMO CRISTIANO LATINOAMERICANO.
P O S C L A.