"Cuando yo tendría
diez años mi padre me envió a una escuela presbiteriana de misioneros escoceses
en la India. Me dijo: œHe descubierto que el director de esa escuela es un
santo. Quiero que aprendas cristianismo. Si te convences de que es falso,
refútalo; si te convences de que es verdadero, abrázalo.
Cuando acabé el
colegio traje una estampa de Cristo; mientras mi madre estaba meditando
enfrente de nuestros dioses en casa, le dije: œ¿Por qué meditas en la
presencia de dioses falsos? Este es el Dios verdadero que yo he encontrado.
Ella me contestó: œYa sé quién es. No está reñido con mi Dios. Es solo otro
nombre.
Empujamos un
poco la imagen de Vishnu a un lado, la de Shiva a otro, y colocamos en medio la
estampa de Jesús. Quemamos incienso y meditamos enfrente de los tres. Mi madre
dijo:
œQuien hace reñir a
Dios con Dios
es un pecador más
peligroso
que quien declara
guerra entre hombre y hombre.
Dios no hay más que
uno.
Nosotros le hemos
dado varios nombres.
¿Por qué reñir por
un nombre?
Del libro
Caste and Outcaste, Stanford University Press, 2002 - Pag
53
Abrazo
Lia