¿Qué es un mago? No es sencillamente alguien que puede hacer magia, sino alguien capaz de transformar.
Un mago puede convertir el temor en alegría, la frustración en realización.
Un mago puede convertir lo temporal en eterno.
Un mago puede llevarnos más allá de nuestras limitaciones hacia lo ilimitado.
En Occidente, se considera que los magos son principalmente hechiceros que practican la alquimia para convertir un metal inferior en oro. En la India también existe la alquimia (de hecho fue allí donde se inventó), pero la palabra alquimia es en realidad una clave. Significa convertir a los seres humanos en oro, convertir nuestras cualidades inferiores de temor, ignorancia, odio y vergüenza en lo más precioso: el amor y la realización. Por tanto, un maestro que nos pueda enseñar a convertimos en seres libres llenos de amor es, por definición, un alquimista — y siempre lo ha sido.
Una vez, un discípulo preguntó a su maestro: “¿Por qué siento esta opresión tan grande, como si quisiera gritar?” El maestro lo miró y le dijo: “Porque todo el mundo se siente igual”.
Todos deseamos crecer en amor y creatividad, explorar nuestra naturaleza espiritual, pero muchas veces erramos el objetivo. Nos encerramos en nuestra propia cárcel. Sin embargo, hay quienes han roto el encierro que comprime la vida. Rumi, el poeta persa, decía: “Somos espíritu incondicionado atrapado por las condiciones, como el Sol en un eclipse”.
Ésa es la voz de un mago que no creía que los seres humanos viviésemos limitados en el tiempo y el espacio. Sólo estamos eclipsados temporalmente. El propósito de aprender de un mago es encontrar al mago que llevamos dentro. Una vez hallado el guía interior, nos habremos encontrado a nosotros mismos. El yo es el Sol de resplandor permanente que, aunque eclipsado, cuando se despejan las sombras se muestra en toda su gloria.
El mago interior desea hablar, y eso es algo que nos sucede a todos. Pero para hacerlo necesita la oportunidad, el espacio.
Deepak Chopra - El sendero del mago
El mago siempre está hablando. No podemos escucharlo en medio del ruido externo y mental. A veces, escuchamos pero no le hacemos caso, otras lo acallamos con más televisión, más música, más alcohol, más adicción de lo que fuera. Para escuchar al mago hemos de aquietar la mente, darle oportunidad al silencio. Nuestro mago es obstinado ¡Gracias a Dios! Siempre está esperando y algún venturoso día nos encontramos con él, y lo abrazamos.
Y buscamos, cada vez más, el espacio para escucharlo.
Torrentes de bendiciones como agua de lluvia, Carmen
¡Gracias por estar entre nosotros! Si cambias tu mente y cambio la mía, cambiamos el mundo ¡Anímate!