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Dios Existe
 | Asunto: | [diosexiste] Lecturas, Santoral y Liturgia de las horas del Martes 05 de Enero de 2021 | Fecha: | 5 de Enero, 2021 04:15:28 (+0100) | Autor: | Alfa Romeo <yj_adonai @.....es>
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Después de Epifanía
Lecturas
1Jn 4,7-10: Dios es amor Salmo 71: Que todos los pueblos te
sirvan, Señor Mc 6,34-44: Jesús se revela como profeta
Santoral:
Telesforo, Emiliana
Liturgia de las horas
Lecturas del Martes 05 de Enero de 2021
1Juan 4,7-10 Dios es amor
Queridos
hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el
que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a
Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos
tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por
medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a
Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de
propiciación para nuestros pecados.
Salmo responsorial: 71 Que todos los pueblos de la tierra se postren
ante ti, Señor.
Dios mío, confía tu juicio al rey, / tu justicia al hijo de reyes, /
para que rija a tu pueblo con justicia, / a tus humildes con rectitud.
R.
Que los montes traigan paz, / y los collados justicia; / que él
defienda a los humildes del pueblo, / socorra a los hijos del pobre. R.
Que en sus días florezca la justicia / y la paz hasta que falte
la luna; / que domine de mar a mar, / del Gran Río al confín de la
tierra. R.
Marcos 6,34-44 Jesús se revela como profeta en la multiplicación de los
panes
En
aquel tiempo, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque
andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma. Cuando
se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: "Estamos en
despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y
aldeas de alrededor y se compren de comer." Él les replicó: "Dadles
vosotros de comer." Ellos le preguntaron: "¿Vamos a ir a comprar
doscientos denarios de pan para darles de comer?" Él les dijo: "¿Cuántos
panes tenéis? Id a ver." Cuando lo averiguaron le dijeron: "Cinco, y
dos peces."
Él les mandó que hicieran recostarse a la gente sobre la hierba
en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de ciento y de cincuenta. Y
tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo,
pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos
para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces.
Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de
pan y de peces. Los que comieron eran cinco mil hombres.
Comentarios
dominicos.org
Fray Alexis González de León O.P. Convento de San Pablo y San Gregorio
(Valladolid)
Todo el que ama ha nacido de Dios
Nacer es una respuesta al
amor de unos padres. Dios es Padre y es Amor, así nos lo describe la
Primera carta de Juan. Por eso nacer es responder al amor de Dios. Dios
nos amó primero y a consecuencia de ello la vida aconteció. La vida es
un hecho de amor, la muerte también lo es, cuando la observamos desde la
fe en Jesucristo.
Lo que mejor define a Dios es el amor: el
desprendimiento, la entrega, la reconciliación, la convergencia, el
sacrificio. La vida de Jesucristo fue desde sus inicios un
acontecimiento de amor. Fue durante su estancia terrenal un encuentro
con el amor. Y fue en su muerte un derramamiento de amor.
Pero el
amor no está de moda. Parece que nos desquicia la mente cuando
escuchamos hablar de amor y de Dios. Sin embargo, todo nuestro
equilibrio personal, toda nuestra estabilidad como personas depende de
sentirnos amados.
La vida se realiza con gestos de amor: una
mirada, un tiempo dedicado, la escucha, la compresión, la disculpa, la
fidelidad, la confianza… es lo que nos mantiene de pie ante el hermano y
ante la realidad que me circunda. Alejarme del amor, es exponerme a la
negativa de nacer y crecer.
No podemos dejar de hacerlo. Es el
nacer, el vivir, y el crecer en el amor lo que nos da la felicidad, y
nos otorga un sentido de plenitud. La vida sin fe es un destino
incierto, intolerante con los que aman, e incomprensivos con los que
creen en Dios. Si hemos nacido de Dios, hemos nacido del Amor, y si
hemos nacido del Amor, hemos nacido para vivir amándonos. Ese es nuestro
reto.
Muchas veces creemos negativamente que amar es exponerte a
una dependencia de otra persona. Quizás sea, porque no se ha entendido
la libertad que requiere el amor: dejar libre, dejar vivir, dejar
crecer. Otras veces, el convencer a otra persona de su dependencia de
otra, sugiere que media algún interés personal mediante el cual,
egoístamente te hace destinatario de todas las atenciones, y enmascara
la celotipia con la que actúas, para tu propio beneficio. Muchas
relaciones de amor son ensombrecidas por la oscuridad que encierra el
interés egocentrista de pretender ser el más importante: ¡Todo debe
dirigirse a ti!
Juzgamos amistades y relaciones íntimas con un
sentido poco apropiado de libertad. Quizás en ese tipo de relaciones
esté Dios afianzando con su amor el sentido de dichas relaciones. Y al
mostrarnos jueces de las historias de amor, abogamos por la ruptura de
las relaciones ¿Y si en lugar de dependencia hubo una conciencia de
libertad? ¿Y si en lugar de negatividad hubo un dejar crecer? ¿y si en
lugar de apropiación hubo desprendimiento y entrega?
La ruptura
puede ser en este caso una tragedia, un drama de incomprensión. Los
demás pudieron lograr su objetivo, pero las huellas de una verdad de
amor no se borran fácilmente. Todo ello nos ha de cuestionar algo
importante ¿Por qué te dejas convencer de los otros para no creer en
Dios?
Se puso a enseñarles con calma
Con la multiplicación
de los panes y de los peces Jesús se revela como profeta. Su acción no
fue suplir el compromiso humano de la caridad; su acción milagrosa fue
multiplicar las manos, multiplicar el esfuerzo humano que se dedica a la
gente hambrienta y exhausta.
El primer sentimiento que surge en
el corazón de Jesús es la compasión. Contemplaba como una multitud
andaba errante como ovejas sin pastor. Su contemplación pasó a la
acción: “se puso a enseñarles con calma”.
La acción
de evangelizar requiere la calma. No por mucho iniciar una conversación,
un sermón, o una predicación vas a dejarlos convencidos a todos en el
momento. La calma es una de las claves que hemos de conseguir para
procurar que alguien pueda escuchar tu mensaje.
Contrasta la
acción confiada de Jesús respecto a Dios, respecto a la multitud
sufriente, y respecto a la actitud de los discípulos, bien dispuestos a
desplazarse para ir a comprar lo necesario, confiando en sus únicas
fuerzas. Los discípulos no captan el mensaje “Dadles vosotros de comer”.
La
confianza ha de partir de ti, de tu capacidad de compartir, de tu
capacidad de ejercer la caridad, pero lo primero ha de dirigirse a Dios,
para que él sea quien multiplique las manos de la bondad, los hombros
de la solidaridad, los pies que se dirigen al servicio de los más
necesitados.
Tan sólo bastó una mirada de Jeús al cielo, una
palabra confiada de bendición, para que se obrara el milagro del
compartir. Pero el compartir siempre va precedido de la escucha de la
palabra, y de la participación en el Reino de Dios mediante la fe.
Oremos
por tantos agentes evangelizadores para que no pierdan la calma frente a
la realidad de pobreza que les rodea, y encuentren en la oración a Dios
su capacidad comprometida para ejercer la caridad que se deriva del
sentido de la fe en Cristo, Señor, nuestro.
Monasterio Visitación de Santa María Pasto P. Sebastián Garcia
El
evangelio de hoy es realmente revolucionario: Jesús, que es Maestro,
Verdad y Vida, nos enseña lo más importante para cualquier comunidad
humana, que es el misterio del compartir.
Jesús siente compasión por
esa muchedumbre que tiene hambre y le pide a los discípulos que sean
ellos los que le den de comer. Esto desconcierta a los discípulos.
Ellos, que sí tienen garantizado el pan cotidiano, se sorprenden frente
al desafío de Jesús.
La intención de los discípulos seguramente es la de
asegurarse el pan ellos y despedir a la multitud, como insinuándole,
que son ellos los que tienen que arreglárselas solos. Jesús reacciona
frente a esto. Jesús no puede permitir que haya algunos que tengan
garantizado el pan mientras otros pasan hambre. Por lo menos en la
lógica del Reino esta actitud no tiene lugar.
Por eso el verdadero
milagro de Jesús es que los panes y peces se multiplican no por arte de
magia, sino por la conversión de corazones que se animan a compartir, no
a dar de lo que les sobre sino a dar lo que tienen y lo que son.
Quizás
nosotros nos acostumbramos a creer en un Dios mago que tiene que
solucionar como “gran mago” y por “arte de magia” los problemas de la
humanidad. Hoy las palabras de Jesús se hacen grito: “Denles ustedes de
comer”.¡Y cuánta hambre hay en el mundo de hoy! Hambre de pan, paz,
salud, trabajo, de sentido de la vida, esperanza, fe, consuelo, amor,
tanta hambre de Dios. Sobra hambre en el mundo de hoy y falta pan.
Y es
por este motivo que somos nosotros los que nos tenemos que hacer
responsables los unos de los otros para saciar esta hambre. Hoy más que
nunca nos sentimos llamados a sentirnos hermanos de todos los hombres,
de los siete mil millones que caminamos diariamente nuestro mundo, para
salir al encuentro de ellos y darnos desde la verdad de lo que somos
para saciar el hambre.
Sólo así será posible el milagro. No por un Dios
al que tenemos que hacer responsable de que en el mundo haya hambre,
sed, dolor, sufrimiento e injusticia, sino porque sentimos que el
Espíritu de Jesús nos hace comunidad y comunión para darnos desde la
originalidad de nuestra vocación. Iglesia que se arremanga, se embarra,
se ensucia, se la juega por amor. Iglesia de Jesús, para ser creyentes,
pero por sobre todas las cosas, ser creíbles. Hermano y hermana, desde
estas tierras santiagueñas donde estoy de misión te abrazo muy fuerte en
el Corazón de Jesús.
evangeliodeldia.org
evangeli.net
Rev. D.
Xavier
SOBREVÍA i Vidal
(Castelldefels, España)
«Porque eran como ovejas que no tienen
pastor»
Hoy, Jesús nos muestra que Él es
sensible a las necesidades de las personas que salen a su encuentro. No
puede encontrarse con personas y pasar indiferente ante sus necesidades.
El corazón de Jesús se compadece al ver el gran gentío que le seguía
«como ovejas que no tienen pastor» (Mc 6,34). El Maestro deja aparte los
proyectos previos y se pone a enseñar. ¿Cuántas veces nosotros hemos
dejado que la urgencia o la impaciencia manden sobre nuestra conducta?
¿Cuántas veces no hemos querido cambiar de planes para atender
necesidades inmediatas e imprevistas? Jesús nos da ejemplo de
flexibilidad, de modificar la programación previa y de estar disponible
para las personas que le siguen.
El tiempo pasa deprisa. Cuando amas es fácil que el tiempo pase muy
deprisa. Y Jesús, que ama mucho, está explicando la doctrina de una
manera prolongada. Se hace tarde, los discípulos se lo recuerdan al
Maestro y les preocupa que el gentío pueda comer. Entonces Jesús hace
una propuesta increíble: «Dadles vosotros de comer» (Mc 6,37). No
solamente le preocupa dar el alimento espiritual con sus enseñanzas,
sino también el alimento del cuerpo. Los discípulos ponen dificultades,
que son reales, ¡muy reales!: los panes van a costar mucho dinero (cf.
Mc 6,37). Ven las dificultades materiales, pero sus ojos todavía no
reconocen que quien les habla lo puede todo; les falta más fe.
Jesús no manda hacer una fila de a pie; hace sentar a la gente en
grupos. Comunitariamente descansarán y compartirán. Pidió a los
discípulos la comida que llevaban: sólo son cinco panes y dos peces.
Jesús los toma, invoca la bendición de Dios y los reparte. Una comida
tan escasa que servirá para alimentar a miles de hombres y todavía
sobrarán doce canastos. Milagro que prefigura el alimento espiritual de
la Eucaristía, Pan de vida que se extiende gratuitamente a todos los
pueblos de la Tierra para dar vida y vida eterna.
fraynelson.com Fray Nelson Medina OP
1. El que ama ha nacido de Dios
1.1 La expresión audaz del apóstol Juan puede parecernos excesiva. Si
decimos que todo el que ama ha nacido de Dios, tendremos que afirmar
que han nacido de Dios muchos y muchas que entienden el amor a su
manera, quizá sólo como una justificación o un nombre romántico para sus
pasiones.
1.2 Pero esa interpretación no es forzosa. Todo depende de qué
consideramos como conocido y qué consideramos por conocer. En una
afirmación como la de Juan hay algo que se supone que es conocido y algo
que queremos conocer y que describimos en términos de lo que afirmamos
como conocido. En una frase como "Antonio es rubio", lo conocido es
"rubio" y lo que estamos en proceso de conocer es "Antonio". El
predicado es lo conocido; el sujeto es lo que estamos conociendo. Así
que debemos preguntarnos qué podría ser sujeto y qué predicado en este
versículo central.
1.3 En efecto, la afirmación de san Juan que estamos estudiando tiene
una estructura de sujeto y predicado. Su sujeto es "el que ama" de
donde hemos de tomar como conocido y como camino para afirmar algo de
este sujeto lo que sigue, esto es el predicado: "el que ha nacido de
Dios". Quiero decir: para Juan lo que nosotros conocemos es quién ha
nacido o no ha nacido de Dios y sobre esta base afirmamos ahora que "el
que ama" tiene esas cualidades y características propias de quien ha
nacido de Dios.
1.4 Con otras palabras: el texto del apóstol no nos autoriza a hablar
de cualquier modo del amor, pues precisamente lo que está aseverando es
que el que ama tiene las características de un nacido de Dios. ¿Y cómo
sabemos cómo es un nacido de Dios? Porque conocemos al Nacido de Dios,
al Unigénito, a Cristo. Gracias a que hemos "visto y oído" a este Nacido
de Dios (cf. 1 Jn 1,1-4), no estamos en poder de nuestro capricho
cuando vamos a hablar del amor. Después de Cristo sabemos cómo son los
que nacen de Dios y por eso sabemos cómo son los que aman.
2. Dios es Amor
2.1 Con la misma metodología del sujeto y el predicado podemos
acercarnos a una comprensión recta del gran enunciado de Juan: "Dios es
amor". ¡Atención! No dijo: "el amor es dios"; no proclamó la divinidad
del amor, de cualquier amor por ser amor; dijo: "Dios es amor". El
sujeto, a quien queremos conocer un poco más, un poco mejor, es DIOS; el
predicado, lo que consideramos más cercano y conocido es: "amor".
2.2 ¿Y en dónde o cómo hemos conocido qué es amor y qué es amar? Muy
claramente lo dice el apóstol: "Dios ha manifestado el amor que nos
tiene enviando al mundo a su Hijo único, para que vivamos por él. El
amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él
nos amó a nosotros, y envió a su Hijo como víctima por nuestros
pecados." (1 Jn 4,9-10).
2.3 Una vez más, entonces: el amor ha adquirido su nombre, su rostro y
su significado en Jesucristo. Por él y en él sabemos qué quiere decir
amar. Jesús es nuestro diccionario. La carne de Jesús, la historia de
Jesús, la conducta de Jesús es la luz que ilumina la verdad de nuestras
palabras. Porque no son nuestras palabras quienes le miden, sino que es
él, la Palabra, quien calibra y autoriza o desautoriza nuestras
palabras.
Santoral Juan Nepomuceno Neumann Santo, Obispo y fundador
Por: P. Ángel Amo. | Fuente: Catholic.net
Sacerdote Redentorista, Obispo y fundador de las Hermanas Terciarias
FranciscanasMartirologio Romano: En
la ciudad de Filadelfia, del estado de Pensilvania, en los Estados
Unidos de Norteamérica, san Juan Nepomuceno Neumann, obispo, de la
Congregación del Santísimo Redentor, quien se distinguió por su
solicitud a favor de los inmigrantes pobres, ayudándoles con sus
consejos y su caridad, así como en la educación cristiana de los niños
(1860).
Fecha de canonización: 19 de junio de 1977 por el Papa Paulo VI Juan
Nepomuceno Neumann nació en 1811 en Prachatitz, entonces parte del
Imperio Austro-Húngaro, hoy población checa. Juan fue el tercero de una
familia de seis hijos. Durante los estudios de filosofía, realizados con
los cistercienses, su afición eran las ciencias naturales tanto que
pensó en estudiar medicina, pero, motivado por su madre, ingresó al
seminario.
En el año 1831, mientras estudiaba teología en el
seminario de Budweis se interesó vivamente por las misiones y decidió
dedicarse a la evangelización en América.
Habiéndole llegado la
hora de la ordenación sacerdotal, su obispo la defirió por tiempo
indefinido. En esas circunstancias decidió partir para Estados Unidos,
invitado por el obispo de Filadelfia. Desde Budweis escribió a sus
padres: Mi inalterable resolución, hace ya tres años acariciada y ahora
próxima a cumplirse, de ir en auxilio de las almas abandonadas, me
persuade de que es Dios el que me exige este sacrificio... Yo os ruego,
queridos padres, que llevéis con paciencia esta cruz que Dios ha puesto
sobre vuestros hombros y los míos.
Llegó a Nueva York en 1836,
siendo ordenado sacerdote ese mismo año en la catedral de San Patricio.
Inmediatamente se le destinó a la región de las cataratas del Niágara.
Movido por un deseo de mayor entrega a Dios e impresionado por la
eficacia del apostolado realizado por los misioneros redentoristas,
quienes intentaban establecerse en aquellas tierras, pidió ser admitido
en la congregación. Como redentorista ejerció el ministerio sagrado en
Baltimore. Fue nombrado sucesivamente vicario del provincial, consejero,
y finalmente superior de comunidad, en Filadelfia.
Estando esta
ciudad, fue nombrado obispo de Filadelfia. En su labor pastoral, ideó un
plan llamado sistema de escuelas parroquiales para dotar a cada
parroquia con una escuela católica; en sus ocho años de episcopado se
abrieron setenta escuelas. En el centenario de su muerte, celebrado en
Pennsylvania en el año 1960, fue reconocido por el Senado como hombre
insigne, pionero y promotor del sistema escolar católico de Estados
Unidos.
Entre 1854 y 1855 se ausentó de su diócesis para ir a
Roma en visita ad límina. El 8 de diciembre recibió la gracia de estar
presente en la basílica de San Pedro cuando el papa Pío IX proclamó
solemnemente el dogma de la Inmaculada Concepción. A él correspondió
sostener el libro en el que el Papa leyó las palabras de la proclamación
del dogma.
De regreso a su diócesis llevó a cabo un permiso
recibido del papa Pío IX: recibió los votos religiosos de tres mujeres
que pertenecían a la tercera orden de San Francisco y convirtió su
asociación en congregación religiosa: las Hermanas Terciarias
Franciscanas, para quienes redactó unas constituciones. Murió en 1860.
Fue beatificado en 1963 y canonizado en 1977 por el papa Pablo VI.
Liturgia de las horas OFICIO DE LECTURA
Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
Himno: NACISTE DEL PADRE, SIN PRINCIPIO
Naciste del Padre, sin principio, antes que la luz resplandeciera; del
seno sin mancha de María surges como luz en las tinieblas.
Los pobres acuden a
adorarte, solos, ellos velan en la noche, sintiendo
admirados en tu llanto la voz del pastor de los pastores.
El mundo se
alegra en este día, gozan los patriarcas, los profetas; la flor ha nacido de la
rama, flor que ha perfumado nuestra Iglesia.
Los
ángeles cantan hoy tu gloria, Padre, que enviaste a Jesucristo; unimos con
ellos nuestras voces, oye, bondadoso, nuestros himnos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Encomienda tu camino al Señor, y él actuará.
Salmo 36 I - LA VERDADERA Y LA FALSA FELICIDAD
No te exasperes por los malvados, no envidies a los que obran el mal: se
secarán pronto, como la hierba, como el césped verde se agostarán.
Confía en el
Señor y haz el bien, habita tu
tierra y practica la lealtad; sea el Señor tu delicia, y él te dará lo que
pide tu corazón.
Encomienda tu camino al Señor, confía en él, y él actuará: hará
brillar tu justicia como el amanecer; tu derecho, como el mediodía.
Descansa en el Señor y espera en él, no te exasperes por el hombre que triunfa empleando la intriga:
cohíbe la ira, reprime
el coraje, no te exasperes, no sea que obres mal; porque los que obran mal
son excluidos, pero los que esperan en el Señor poseerán la tierra.
Aguarda un
momento: desapareció el malvado, fíjate en
su sitio: ya no está; en cambio, los sufridos poseen la tierra y disfrutan
de paz abundante.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Encomienda tu camino al Señor, y él actuará.
Ant 2. Apártate del mal y haz el bien; al honrado lo sostiene el Señor.
Salmo 36 II
El malvado intriga contra el justo, rechina sus dientes contra él; pero
el Señor se ríe de él, porque ve que le llega su hora.
Los malvados desenvainan
la espada, asestan el arco, para
abatir a pobres y humildes, para asesinar a los honrados; pero su espada
les atravesará el corazón, sus arcos se romperán.
Mejor es ser honrado con poco que ser malvado en la opulencia; pues al
malvado se le romperán los brazos, pero al honrado lo sostiene el Señor.
El Señor vela por los días de los buenos, y su herencia durará siempre; no se
agostarán en tiempo de
sequía, en tiempo de hambre se saciarán;
pero los malvados perecerán, los
enemigos del Señor se marchitarán como la belleza de un prado, en humo se
disiparán.
El malvado pide
prestado y no devuelve, el justo se compadece y perdona. Los que el Señor
bendice poseen la tierra, los que él maldice son excluidos.
El Señor asegura los
pasos del hombre, se complace en sus caminos; si
tropieza, no caerá, porque el Señor lo tiene de la mano.
Fui joven, ya
soy viejo: nunca he visto a un justo abandonado, ni a su linaje mendigando el
pan. A diario se compadece y da prestado; bendita
será su descendencia.
Apártate del mal y haz el bien, y siempre tendrás
una casa; porque el Señor ama la justicia y no abandona a sus fieles.
Los
inicuos son exterminados, la estirpe de los
malvados se extinguirá; pero los justos poseen la tierra, la habitarán por
siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Apártate del mal y haz el bien; al honrado lo sostiene el Señor.
Ant 3. Confía en el Señor y sigue su camino.
Salmo 36 III
La boca del justo expone la sabiduría, su lengua explica el derecho; porque lleva en el corazón la ley de su Dios, y sus pasos no vacilan.
El
malvado espía al justo e intenta darle muerte; pero el
Señor no lo entrega en sus manos, no deja que lo condenen en el juicio.
Confía en el Señor, sigue su camino; él te levantará a poseer la tierra, y
verás la expulsión de los
malvados.
Vi a un malvado que se jactaba, que prosperaba como un cedro
frondoso; volví a pasar, y ya no estaba; lo busqué, y no lo encontré.
Observa al
honrado, fíjate en el bueno: su
porvenir es la paz; los impíos serán totalmente aniquilados, el porvenir
de los malvados quedará truncado.
El Señor es quien salva a los justos, él es su
alcázar en el peligro; el
Señor los protege y los libra, los libra de los malvados y los salva, porque se acogen a él.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Confía en el Señor y sigue su camino.
V. La Palabra era la luz verdadera.
R. Que ilumina a todos los hombres
PRIMERA LECTURA
De la carta a los Colosenses 4, 2-18
CONCLUSIÓN DE LA CARTA
Hermanos: Sed perseverantes en la oración, velando en ella con
acción de gracias. Rogad también incesantemente por nosotros, para que
Dios nos abra una puerta para la predicación de la palabra. Que pueda yo
anunciar el misterio de Cristo -por él me encuentro encadenado- y
que lo dé a conocer, como debo hacerlo.
Proceded con toda discreción con los de
fuera, aprovechando la ocasión para ganarlos. Vuestra palabra
sea siempre agradable, sazonada con gracia, de modo que sepáis dar a cada
uno la respuesta apropiada.
De
todo lo referente a mi situación os informará Tíquico, mi amado
hermano, fiel ministro y esclavo del
mismo amo que yo. Os lo envío con este fin, para que tengáis
noticias nuestras y para que infunda ánimo en vuestros corazones. Os
envío también a Onésimo, el fiel y querido hermano, que es de vuestra
comunidad. Ellos os pondrán al corriente de lo que pasa por aquí.
Os
saluda Aristarco, mi compañero de cautividad, y Marcos, primo de
Bernabé, acerca del cual ya os han dado instrucciones; cuando vaya por
ahí, acogedlo benignamente. Os saluda también Jesús, el llamado
Justo. Éstos son los únicos judíos colaboradores míos en la propagación
del reino de Dios. Son para mí un verdadero
consuelo.
Saludos de vuestro compatriota Epafras, esclavo
de Cristo Jesús, que no cesa de luchar por vosotros con sus oraciones,
para que os mantengáis bien fundados en Cristo y dispuestos a cumplir
siempre la voluntad de
Dios. Os aseguro que se toma él mucho interés por vosotros y por
los de Laodicea y por los de Hierápolis. Saludos de Lucas, el querido
médico, y de Demas.
Saludad a los hermanos de Laodicea, así como a
Ninfa y a la Iglesia que se congrega en su casa. Cuando hayáis
leído esta carta, haced que la lea también la Iglesia de Laodicea. Y
vosotros procurad leer también la que dirigí a los laodicenses. Decid a
Arquipo: «Considera bien el ministerio que recibiste en el
servicio del Señor, para cumplirlo debidamente.»
Aquí va el saludo de mi propia
mano: Pablo. Acordaos de mis cadenas. La gracia sea con vosotros.
RESPONSORIO Cf. Col 4, 3; cf. Sal 50, 17
R. Oremos unos por otros, para que Dios nos abra una puerta para la
predicación de la palabra, * para que podamos anunciar el misterio de Cristo.
V. El Señor abra nuestros labios, y proclame nuestra boca su alabanza.
R. Para que podamos anunciar el misterio de Cristo.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 194, 3-4: PL 38, 1016-1017)
NOS SACIAREMOS CON LA VISIÓN DEL VERBO
¿Quién puede conocer los tesoros de sabiduría y ciencia
ocultos en Cristo y escondidos en la pobreza de su carne? Él, siendo
rico, se hizo pobre por nosotros, para que nos enriqueciéramos con su
pobreza.
Al asumir nuestra condición mortal, destruyendo así la muerte, se
mostró en pobreza; pero con ello nos garantizó las riquezas futuras, sin
perder las que había dejado.
¡Cuán grande es la
bondad que ha reservado para sus fieles, y que comunica a los que esperan
en él!
Ahora
nuestro conocimiento es parcial, hasta que llegue lo perfecto. Para
hacernos capaces de esta perfección futura, él, igual al
Padre por su condición de Dios, se hizo semejante a nosotros,
tomando la condición de esclavo, para restituirnos nuestra semejanza con
Dios; él, Hijo único de Dios, se hizo Hijo del hombre, para convertir
en hijos
de Dios a todos los hijos de los hombres; tomando la condición
visible de esclavo, abolió nuestra condición de esclavos, haciéndonos
libres y capaces de contemplar la naturaleza de Dios.
Ahora somos
hijos de
Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que,
cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal
cual es. Aquellos tesoros de sabiduría y ciencia, aquellas riquezas
divinas, son llamados
así porque ellos nos bastarán. Y aquella gran bondad es llamada
así porque nos saciará. Muéstranos, pues, al Padre, y eso nos bastará.
Y,
en uno de los salmos, uno de nosotros, en nosotros y por
nosotros, le dice al Señor: Me saciaré cuando aparezca tu gloria.
Él y el Padre son una misma cosa, y el que lo ve a él ve también al
Padre. Por tanto, el Señor, Dios de los ejércitos, es el Rey
de la gloria. Cuando se vuelva a nosotros, nos mostrará su rostro;
y seremos salvados y quedaremos saciados, y eso nos bastará.
Hasta
que llegue este momento, hasta que nos muestre aquello que ha de
bastarnos, hasta que
podamos beber y saciarnos de aquella fuente de vida que es él
mismo, mientras caminamos por la vía de la fe y vivimos en el destierro,
lejos de él, mientras tenemos hambre y sed de perfección y santidad y
deseamos
con ardor inefable contemplar la belleza de Dios, celebremos con
humilde devoción su nacimiento en condición de esclavo.
No
podemos aún contemplar cómo es engendrado por el Padre antes de la
aurora;
festejemos su nacimiento de la Virgen en plena noche. Aún no
percibimos cómo su nombre es eterno y su fama dura como el sol;
reconozcamos que su tienda ha sido puesta en el sol.
Aún no vemos
al Unigénito que
permanece en el Padre; recordemos al Esposo que sale de su alcoba.
Aún no ha llegado el momento de sentarnos a la mesa de nuestro Padre;
veneremos el pesebre de nuestro Señor Jesucristo.
RESPONSORIO 1Jn 1, 2; 5, 20
R. La vida se ha manifestado, y nosotros hemos visto y os anunciamos
esta vida eterna, * que estaba con el Padre y se nos ha manifestado.
V. Sabemos que el Hijo de Dios ha
venido y nos ha dado inteligencia, para que conozcamos al Dios verdadero
y para que estemos en él, su verdadero Hijo, el cual es Dios verdadero y
es vida eterna.
R.
Que estaba con el Padre y se nos ha manifestado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor Dios, que iniciaste admirablemente la obra de la redención
con el nacimiento de tu Hijo, fortalece en nosotros la fe, para que,
siguiendo sus enseñanzas, podamos alcanzar la prometida recompensa de la
gloria. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
Porque el
Señor es un Dios grande, soberano de todos
los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres
de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron
sus manos.
Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo
al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su
pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el
corazón
como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres
me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años aquella
generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no
reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi
descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Himno: VER A DIOS EN LA CRIATURA
Ver a Dios en la criatura, ver a Dios hecho mortal, ver en humano portal la celestial hermosura. ¡Gran merced y gran ventura a quien verlo mereció! ¡Quién lo viera y fuera yo!
Ver llorar a
la alegría, ver tan pobre a la riqueza, ver tan baja a la grandeza y ver
que Dios lo quería. ¡Gran merced fue en aquel día la que el hombre recibió! ¡Quién lo viera y fuera yo!
Poner
paz en tanta guerra, calor donde hay tanto frío, ser de todos lo que es
mío, plantar un cielo en la tierra. ¡Qué misión de escalofrío la que Dios nos
confió! ¡Quién
lo hiciera y fuera yo! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.
Salmo 42 - DESEO DEL TEMPLO
Hazme justicia, ¡oh Dios!, defiende mi causa contra gente sin piedad, sálvame del hombre traidor y malvado. Tú eres mi Dios y protector, ¿por qué
me rechazas? ¿Por qué voy
andando sombrío, hostigado por mi enemigo? Envía tu luz y tu verdad: que
ellas me guíen y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada. Que yo me
acerque al altar de Dios, al Dios de mi
alegría; que te dé gracias al son de la cítara, Señor, Dios mío. ¿Por
qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas? Espera en Dios, que volverás a
alabarlo: «Salud de mi rostro, Dios mío.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.
Ant 2. Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.
Cántico: ANGUSTIA DE UN MORIBUNDO Y ALEGRÍA DE LA CURACIÓN Is 38, 10-14.
17-20
Yo pensé: «En medio de mis días tengo que marchar hacia las puertas del
abismo; me privan del resto de mis años.»
Yo pensé: «Ya no veré más al Señor en
la
tierra de los vivos, ya no miraré a los hombres entre los habitantes del
mundo.
Levantan y enrollan mi vida como una tienda de pastores. Como un tejedor
devanaba yo mi vida, y me cortan la trama.»
Día
y noche me estás acabando, sollozo hasta el amanecer. Me quiebras los
huesos como un león, día y noche me estas acabando.
Estoy piando como una
golondrina, gimo como una paloma. Mis ojos mirando al
cielo se consumen: ¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!
Me has
curado, me has hecho revivir, la amargura se me volvió paz cuando detuviste mi
alma ante la tumba vacía y volviste la
espalda a todos mis pecados.
El abismo no te da gracias, ni la muerte te
alaba, ni esperan en tu fidelidad los que bajan a la fosa.
Los vivos, los vivos
son quienes te alaban: como yo ahora. El Padre enseña
a sus hijos tu fidelidad.
Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas todos nuestros días en la casa del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.
Ant 3. ¡Oh Dios!, tu mereces un himno en Sión.
Salmo 64 - SOLEMNE ACCIÓN DE GRACIAS.
¡Oh Dios!, tú mereces un himno en Sión, y a ti se te cumplen los votos, porque tú escuchas las súplicas.
A ti acude todo mortal a causa de sus
culpas; nuestros delitos nos abruman, pero
tú los perdonas.
Dichoso el que tú eliges y acercas para que viva en tus
atrios: que nos saciemos de los bienes de tu casa, de los dones sagrados de tu
templo.
Con portentos de justicia nos respondes, Dios,
salvador nuestro; tú, esperanza del confín de la tierra y del océano
remoto;
Tú que afianzas los montes con tu fuerza, ceñido de poder; tú que
reprimes el estruendo del mar, el
estruendo de las olas y el tumulto de los pueblos.
Los habitantes del
extremo del orbe se sobrecogen ante tus signos, y a las puertas de la aurora y
del ocaso las llenas de júbilo.
Tú cuidas de la
tierra, la riegas y la enriqueces sin medida; la acequia de Dios va llena
de agua, preparas los trigales;
riegas los surcos, igualas los terrones, tu
llovizna los deja mullidos, bendices sus brotes; coronas el
año con tus bienes, las rodadas de tu carro rezuman abundancia;
rezuman
los pastos del páramo, y las colinas se orlan de alegría; las praderas se cubren
de rebaños, y los valles se visten de
mieses, que aclaman y cantan.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. ¡Oh Dios!, tu mereces un himno en Sión.
LECTURA BREVE Sb 7, 26-27
La Sabiduría es un reflejo de la luz eterna, un espejo sin
mancha de la actividad de Dios, una imagen de su bondad. Aun siendo
sola, lo puede todo; sin salir de sí misma, todo lo renueva; en todas
las edades entra en las
almas santas y forma en ellas amigos de Dios y profetas.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
R. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
V. Los confines de la tierra la han contemplado.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
El Señor ha visitado y redimido a su pueblo.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a
su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por
boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros
enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la
misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que,
libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad
y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a
ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del
Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de
sus pecados.
Por la
entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de
lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para
guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
El Señor ha visitado y redimido a su pueblo.
PRECES
Alabemos a Cristo, que se ha hecho para nosotros sabiduría,
justicia, santificación y redención, y supliquémosle confiados,
diciendo:
Que tu nacimiento, Señor, nos salve.
Rey del universo, a
quien los pastores encontraron envuelto en pañales, ayúdanos a imitar
siempre tu pobreza y tu sencillez.
Señor del cielo, que desde tu solio real
bajaste a lo más humilde de la tierra, enséñanos
a honrar siempre a nuestros hermanos de condición más humilde.
Oh
Cristo, luz eterna, que al asumir nuestra carne no fuiste contaminado por nuestro
pecado, haz que tus fieles, al usar de los bienes de este mundo, no
se vean manchados por ellos.
Esposo divino de la Iglesia, que eres para
ella torre de fortaleza, haz que todos tus fieles perseveren unidos a ella y en
ella encuentren la salvación.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que somos la familia de Dios, digamos con grande confianza a nuestro
Padre del cielo:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que iniciaste admirablemente la obra de la redención
con el nacimiento de tu Hijo, fortalece en nosotros la fe, para que,
siguiendo sus enseñanzas, podamos alcanzar la prometida recompensa de la
gloria. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
Himno: REYES QUE VENÍS POR ELLAS
Reyes que venís por ellas, no busquéis estrellas ya, porque donde el sol
está no tienen luz las estrellas.
Mirando sus luces bellas, no sigáis la vuestra
ya, porque donde el sol está no
tienen luz las estrellas.
Aquí parad, que aquí está quien luz a los
cielos da: Dios es el puerto más cierto, y si habéis hallado puerto no busquéis
estrellas ya.
No
busquéis la estrella ahora: que su luz ha oscurecido este Sol recién
nacido en esta Virgen Aurora.
Ya no hallaréis luz en ellas, el Niño os alumbra
ya, porque donde el sol está no
tienen luz las estrellas.
Aunque eclipsarse pretende, no reparéis en su
llanto, porque nunca llueve tanto como cuando el sol se enciende.
Aquellas
lágrimas bellas la estrella oscurecen ya, porque
donde el sol está no tienen luz las estrellas. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Engendrado antes de la aurora de los siglos, el Señor, nuestro
Salvador, hoy se ha manifestado al mundo.
Salmo 134 I - HIMNO A DIOS POR SUS MARAVILLAS
Alabad el nombre del Señor, alabadlo, siervos del Señor, que estáis en la
casa del Señor, en los atrios de la casa de nuestro Dios.
Alabad al Señor porque
es bueno, tañed para su
nombre, que es amable. Porque él se escogió a Jacob, a Israel en posesión
suya.
Yo sé que el Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses. El
Señor todo lo
que quiere lo hace: en el cielo y en la tierra, en los mares y en los
océanos.
Hace subir las nubes desde el horizonte, con los relámpagos desata la
lluvia, suelta a los vientos de sus silos.
Él
hirió a los primogénitos de Egipto, desde los hombres hasta los animales. Envió signos y prodigios -en medio de ti, Egipto- contra el Faraón y sus
ministros.
Hirió de muerte a pueblos
numerosos, mató a reyes poderosos: a Sijón, rey de los amorreos; a Hog,
rey de Basán, y a todos los reyes de Canaán. Y dio su tierra en heredad, en
heredad a Israel, su pueblo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Engendrado antes de la aurora de los siglos, el Señor, nuestro
Salvador, hoy se ha manifestado al mundo.
Ant 2. El Señor, nuestro Dios, es grande, más que todos los dioses.
Salmo 134 II.
Señor, tu nombre es eterno; Señor, tu recuerdo de edad en edad. Porque el
Señor gobierna a su pueblo y se compadece de sus siervos.
Los ídolos de los
gentiles son oro y plata, hechura de manos
humanas: tienen boca y no hablan, tienen ojos y no ven,
tienen orejas y
no oyen, no hay aliento en sus bocas. Sean lo mismo los que los hacen, cuantos
confían en ellos.
Casa de Israel, bendice al
Señor; casa de Aarón, bendice al Señor; casa de Leví, bendice al Señor; fieles del Señor, bendecid al Señor.
Bendito en Sión el Señor, que habita en
Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. El Señor, nuestro Dios, es grande, más que todos los dioses.
Ant 3. Esta estrella resplandece como
llama viva y revela al Dios, Rey de reyes; los magos la contemplaron y
ofrecieron sus dones al gran Rey.
C'antico: ALABAD AL SEÑOR, TODAS LAS NACIONES - Cf. 1Tm 3,16
R. Alabad al Señor, todas las naciones.
Cristo, manifestado en
fragilidad humana, santificado por el Espíritu.
R. Alabad al Señor, todas las naciones.
Cristo, mostrado a los
ángeles, proclamado a los gentiles.
R. Alabad al Señor, todas las naciones.
Cristo, objeto de fe para el
mundo, elevado a la gloria.
R. Alabad al Señor, todas las naciones.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Esta estrella resplandece como
llama viva y revela al Dios, Rey de reyes; los magos la contemplaron y
ofrecieron sus dones al gran Rey.
LECTURA BREVE 2Tm 1, 9-10
Dios nos ha salvado y nos ha llamado con santa llamada, no
según nuestras obras, sino según su propio propósito y su gracia, que
nos dio con Cristo Jesús antes de los tiempos eternos. Esta gracia se
nos
otorgó en Cristo Jesús antes de la creación de los siglos y se ha
manifestado ahora con la aparición de nuestro salvador, Cristo Jesús. Él
ha aniquilado la muerte, y ha hecho brillar la vida y la
inmortalidad por el Evangelio.
RESPONSORIO BREVE
V. Será la bendición de todos los pueblos.
R. Será la bendición de todos los pueblos.
V. Lo proclamarán dichoso todas las razas de la tierra.
R. Todos los pueblos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Será la bendición de todos los pueblos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Los magos, al ver la estrella, se dijeron:
«Éste es el signo del gran Rey; vayamos a buscarlo y ofrezcámosle
nuestros dones: oro, incienso y mirra.» Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones, porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su
misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con
su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba
del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos
los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su
siervo, acordándose de su misericordia —como lo
había prometido a nuestros padres— en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Los magos, al ver la estrella, se dijeron:
«Éste es el signo del gran Rey; vayamos a buscarlo y ofrezcámosle
nuestros dones: oro, incienso y mirra.» Aleluya.
PRECES
Veneremos a nuestro Salvador, adorado hoy por los magos, y digámosle
suplicantes:
Salva, Señor, la vida de los pobres.
Rey de los pueblos, tú que
llamaste a los magos, primicia de los pueblos gentiles, para
que te adoraran, concédenos también a nosotros el espíritu de
adoración.
Rey de la gloria, que riges a tu pueblo con justicia, concede a los hombres paz
abundante.
Rey eterno, que subsistes por
los siglos, envíanos tu palabra y haz que penetre en nosotros como la
llovizna que empapa la tierra.
Rey de justicia, que has venido a librar al pobre
que no tiene protector, ten piedad de los indigentes y afligidos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Señor Jesús, cuyo nombre es eterno, da parte a nuestros hermanos
difuntos en el reino que preparas a tus elegidos.
Gracias a Jesucristo somos
hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, tú que manifestaste a tu Hijo en este día a todas las
naciones por medio de una estrella, concédenos, a los que ya te
conocemos por la fe, llegar a contemplar, cara a cara, la hermosura
infinita de tu
gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha
concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios
todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a
vosotros, hermanos, que intercedáis por mí
ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del sol es ya poniente, gracias, Señor, es nuestra
melodía; recibe, como ofrenda, amablemente, nuestro dolor, trabajo y alegría.
Si poco
fue el amor en nuestro empeño de darle
vida al día que fenece, convierta en realidad lo que fue un sueño tu gran
amor que todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte de pecadora
en justa, e ilumina la senda de la vida y de la
muerte del hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del Padre,
cuando avanza la noche oscura sobre nuestro día, concédenos la paz y la
esperanza de esperar cada noche tu gran día.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío; tú que en el aprieto me
diste anchura, ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo
ultrajaréis mi
honor, amaréis la falsedad y buscaréis el engaño? Sabedlo: el Señor hizo
milagros en mi favor, y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no
pequéis, reflexionad en
el silencio de vuestro lecho; ofreced sacrificios legítimos y confiad en
el Señor.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha, si la luz de tu
rostro ha huido de
nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría que si
abundara en trigo y en vino.
En paz me acuesto y en seguida me duermo, porque tú
sólo,
Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant 2. Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora bendecid al Señor, los siervos del Señor, los que pasáis la
noche en la casa del Señor:
Levantad las manos hacia el santuario, y bendecid al
Señor.
El Señor te
bendiga desde Sión: el que hizo cielo y tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA BREVE Dt 6, 4-7
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno.
Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con
todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria;
se
las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y
yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los
pueblos
luz para alumbrar a las naciones y gloria
de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Visita, Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del
enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz y
que tu bendición permanezca siempre con nosotros. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa
muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Madre del Redentor, Virgen fecunda, puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste
a tu santo Creador, y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del
ángel Gabriel, y ten piedad de nosotros, pecadores.
Of La Tr Sx Nn Vs Cm
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