 | Asunto: | [diosexiste] Lecturas, Santoral y Liturgia de las horas del Jueves 25 de Noviembre de 2021 | Fecha: | 25 de Noviembre, 2021 00:10:42 (+0100) | Autor: | Alfa Romeo <yj_adonai @.....es>
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Jueves 34ª semana de tiempo ordinario
Lecturas del Jueves 25 de Noviembre de 2021
Dn 6,12-28: Dios cerró las fauces de los leones Interleccional Dn 3:
Ensálzalo con himnos por los siglos Lc 21,20-28: Se acerca la
destrucción de Jerusalén
Santoral:
Catalina de Alejandría, Beatriz
Liturgia de las horas
Lecturas
Daniel 6,12-28 Dios envió su ángel a cerrar las fauces de los leones
En
aquellos días, unos hombres espiaron a Daniel y lo sorprendieron orando
y suplicando a su Dios. Entonces fueron a decirle al rey: "Majestad,
¿no has firmado tú un decreto que prohíbe hacer oración, durante treinta
días, a cualquier dios o cualquier hombre fuera de ti, bajo pena de ser
arrojado al foso de los leones?" El rey contestó: "El decreto está en
vigor, como ley irrevocable de medos y persas." Ellos le replicaron:
"Pues Daniel, uno de los deportados de Judea, no te obedece a ti,
majestad, ni al decreto que has firmado, sino que tres veces al día hace
oración a su Dios."
Al oírlo, el rey, todo sofocado, se puso a pensar la manera de
salvar a Daniel, y hasta la puesta del sol hizo lo imposible por
librarlo. Pero aquellos hombres le urgían, diciéndole: "Majestad, sabes
que, según la ley de medos y persas, un decreto o edicto real es válido e
irrevocable." Entonces el rey mandó traer a Daniel y echarlo al foso de
los leones. El rey dijo a Daniel: "¡Que te salve ese Dios a quien tú
veneras tan fielmente!" Trajeron una piedra, taparon con ella la boca
del foso, y el rey la selló con su sello y con el de sus nobles, para
que nadie pudiese modificar la sentencia dada contra Daniel. Luego el
rey volvió a palacio, pasó la noche en ayunas, sin mujeres y sin poder
dormir. Madrugó y fue corriendo al foso de los leones. Se acercó al foso
y gritó afligido: "¡Daniel, siervo del Dios vivo! ¿Ha podido salvarte
de los leones ese Dios a quien veneras tan fielmente?" Daniel le
contestó: "¡Viva siempre el rey! Mi Dios envió su ángel a cerrar las
fauces de los leones, y no me han hecho nada, porque ante él soy
inocente, como tampoco he hecho nada contra ti."
El rey se alegró mucho y mandó que sacaran a Daniel del foso. Al
sacarlo, no tenía ni un rasguño, porque había confiado en su Dios. Luego
mandó el rey traer a los que habían calumniado a Daniel y arrojarlos al
foso de los leones con sus hijos y esposas. No habían llegado al suelo,
y ya los leones los habían atrapado y despedazado. Entonces el rey
Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas de la tierra:
"¡Paz y bienestar! Ordeno y mando que en mi imperio todos respeten y
teman al Dios de Daniel. Él es el Dios vivo que permanece siempre. Su
reino no será destruido, su imperio dura hasta el fin. Él salva y libra,
hace signos y prodigios en el cielo y en la tierra. Él salvó a Daniel
de los leones."
Interleccional: Daniel 3,68-74 Ensalzadlo con himnos por los siglos.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor. R.
Témpanos y hielos, bendecid al Señor. R.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor. R.
Noche y día, bendecid al Señor. R.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor. R.
Rayos y nubes, bendecid al Señor. R.
Bendiga la tierra al Señor. R.
Lucas 21,20-28 Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a
los gentiles les llegue su hora
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando veáis a Jerusalén
sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces,
los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la
ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la
ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que
está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este
pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las
naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los
gentiles les llegue su hora.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra
angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el
oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante
lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y
majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se
acerca vuestra liberación."
Comentarios:
dominicos.org Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Él salvó a Daniel de los leones
El rey pagano persa Darío
había publicado un decreto en todo su territorio prohibiendo dar culto,
dirigirse en oración, a ningún Dios, fuera de él, “bajo pena de ser
arrojado al foso de los leones”.
“En aquellos días, unos hombres
espiaron al judío Daniel y lo sorprendieron orando y suplicando a su
Dios” y se lo comunicaron a su rey. El rey Darío, aunque apreciaba a
Daniel, se vio en la obligación de aplicar su decreto y manó echar a
Daniel al foso de los leones. Pero el Dios de Daniel le protegió de la
muerte y así lo reconoció ante el rey: “Mi Dios envió su ángel a cerrar
las fauces de los leones y no me han hecho nada”. Ante estos hechos, el
Rey Darío ensalzó al Dios de Daniel: “Él es el Dios vivo, que permanece
siempre. Su reino no será destruido, su imperio dura hasta el fin. Él
salva y libra, hace prodigios y signos en cielo y tierra, Él salvó a
Daniel de los leones”.
Pasando al Nuevo Testamento, nuestro Dios
sigue haciendo prodigios y mayores. Fue capaz de enviarnos a su propio
Hijo Jesús, el que a sus seguidores no nos salvó de la muerte, pero nos
prometió, después de ella, la resurrección a una vida de total felicidad
y para siempre.
Levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación
Estamos
al final del ciclo litúrgico. Los evangelios de estos días nos hablan,
con un lenguaje apocalíptico y misterioso, de lo que sucederá con la
destrucción de Jerusalén y también en los últimos tiempos. Resaltan dos
ideas. En primer lugar, nos anuncian tiempos malos: “serán días de
venganza”, “habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para
este pueblo”, “caerán al filo de la espada, los llevarán cautivos a
todas las naciones”, “los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la
ansiedad”.
Pero, ante este panorama profundamente negativo, hay
un canto fuerte a la alegría y a la confianza ante nuestro destino
último: “Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran
poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la
cabeza, se acerca vuestra liberación”.
Lo que es cierto, y nos
llena de esperanza, es que, al final de los tiempos, nos espera Jesús
para decirnos: “Venid, benditos de mi Padre, a disfrutar del reino
preparado para vosotros desde la creación del mundo”. Nos espera la
felicidad total. Este es nuestro destino último y definitivo.
Este
es el sentido de la historia de la humanidad. El triunfo de Jesús sobre
el mal y la muerte, que nos asegura también nuestra resurrección a esa
vida de total plenitud.
evangelizacion.org.mx/liturgia P. Ernesto María Caro Evangelización activa
Este evangelio en sus últimos versículos nos presenta la actitud que el
cristiano debe tener ante el fin del mundo. Para el cristiano, como
diría san Pablo: "la vida es Cristo y la muerte una ganancia". El
cristiano vive gozosamente la llegada del Reino pues para él, la llegada
de Cristo es el momento más gozoso y esperado.
Este encuentro
con Aquél a quien tanto se ha amado y por quien tanto se puede haber
sufrido, es el momento más precioso del cristiano. Este momento puede
ocurrir de manera particular, es decir, cuando una persona muere, o de
manera colectiva, que será la llegada definitiva de Cristo.
No
sabemos qué ocurrirá primero. Los cristianos del tiempo de Lucas
pensaban que era inminente, pero Jerusalén fue totalmente destruida y
todavía estamos esperando. Vivamos, pues, alegremente y con una
esperanza llena de optimismo en el amor de Aquél que nos espera en la
casa del Padre.
Monasterio Visitación de Santa María - Pasto Padre Sebastian Garcia
El
género apocalíptico es muy común en la Biblia. No se trata de
adivinar el futuro, sino de colocar como futuro algo que pasa en el
presente con el fin de poder interpretarlo mejor. Lo cierto es que
cuando hablamos de “apocalipsis” o tiempos finales, muchos se ponen
nerviosos. Otros tienen miedo. Y otros parece no importarles.
Nosotros
somos conscientes de que peregrinamos por esta tierra un tiempo y que
nuestra existencia definitiva es la fraternidad universal que solo
podemos alcanzar por obra de la vida nueva de Jesús en el Reino
definitivo. Por eso, lo esencial del Evangelio de hoy es atesorar la
frase final de Jesús: nos va a llegar la liberación. Es lo importante y
decisivo de todo su mensaje. Pero para llegar a lo definitivo tenemos
que ponernos a trabajar. Es decir, sumarnos a la misión liberadora de
Jesús.
Luchar, luchar y luchar por un mundo más justo, más fraterno y
más solidario. Comprometerse con la verdad. Anunciar la salvación y
denunciar el comercio de la muerte. Ponernos del lado de la vida. Volver
una y otra vez a optar por los pobres, los marginados, los sobrantes,
los excluidos, los preferidos de Dios.
La venida de Jesús no tiene que
asustarnos. Porque en realidad no se fue. Está y camina con nosotros
como Compañero y Compañía. Él es el Dios-con-nosotros. Y viene en cada
hermano y hermana que tiene necesidad de mi originalidad, de eso que voy
siendo en la verdad de mi ser. Jesús nos “primerea” en palabras de
Francisco de Roma, nos “gana de mano” y sale a nuestro encuentro. Y lo
encontramos ahí donde la vida y la fe están amenazadas y comprometidas.
Donde no se respira justicia y la existencia se achica. Donde hay
oscuridad. Donde se piensa que la vida es asunto de uno solo y a costa
de los demás. Donde una persona lo único que necesita es una oreja que
lo escuche. Donde un pibe de la calle no quiere monedas sino un abrazo
que no lo mate de indiferencia y lo pinte como parte del paisaje de
nuestras ciudades. Donde el grito desgarrador de una criatura se ahoga
en el manoseo de un abuso.
Hoy Jesús te queremos pedir para que nos
regales la memoria de tu presencia. Porque no te fuiste, no te pedimos
que vuelvas. Seguí caminando con nosotros que somos tu Pueblo en marcha
por la historia. Y danos valentía para no “balconear” la vida y
comprometernos con vos en la persona de nuestros hermanos más pequeños.
ciudadredonda.org Misioneros claretianos
A simple vista parece
contradictoria la prédica de Jesús. Ayer animaba
a sus discípulos a permanecer fieles y no preparar defensas frente a
las persecuciones porque Dios pondría las palabras apropiadas en sus
bocas. Hoy, les recomienda que -cuando la ciudad sea sitiada- huyan de
ella y se refugien en los montes. Toda una descripción de situaciones de
destrucción y desgracias.
Cuando nos acercamos a pasajes evangélicos de este tipo, creo que es muy
recomendable situarnos en la “comprensión” de Dios por el pueblo
israelita. Entre sus nombres más significativas de Él, se encuentran los
siguientes: Dios liberador, Dios de la Historia, Dios creador, Dios
fiel…
De todos, me gustaría fijarme en los dos primeros ya que se hallan al
final de las palabras de Jesús. El texto pertenece al género
apocalíptico, con el que en estos días nos encontramos: no es género
aterrador como a veces se piensa y como usamos nosotros la palabra
“apocalíptico”, sino todo lo contrario; surgió como instrumento de
consolación cuando el pueblo pasa por situaciones de gran apuro. Quizá
por eso Jesús las utiliza con naturalidad; porque sabe que, quienes le
escuchan, sabrán captar el mensaje. Pero, a nosotros ¿qué pueden
decirnos esas palabras hoy?
Dios liberador. Primero: ¿es para nosotros Dios liberador? Si es así
¿creemos necesitar liberación de su parte? ¿de qué cosas o situaciones
haría falta que nos liberase?... Y más interrogantes que pueden venir a
cada uno de nosotros…en la intimidad con Él, seguro tendrán respuesta.
Dios de la Historia. Generalmente, debido a la idea de que Dios es
omnipotente, omnipresente, omnisciente,…etc. (y no deja de serlo),
tendemos a sentirle como un ser lejano. Sin embargo, -como ya nos ha
manifestado Jesús- Dios se implica en la historia humana y en la de cada
ser humano en particular. Los grandes acontecimientos ocurren a diario
en el anonimato. “Cada vida nueva es señal de que Dios no se ha olvidado
de los hombres”.
Agradezcamos al Señor su presencia y su acción en lo cotidiano de nuestra vida.
evangeliodeldia.org Una homilía griega del siglo 4º
evangeli.net
Fray
Lluc
TORCAL
Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet
(Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)
«Cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación»
Hoy al leer este santo Evangelio,
¿cómo no ver reflejado el momento presente, cada vez más lleno de
amenazas y más teñido de sangre? «En la tierra, angustia de las gentes,
perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres
de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo» (Lc
21,25b-26a). Muchas veces, se ha representado la segunda venida del
Señor con las imágenes más terroríficas posibles, como parece ser en
este Evangelio, siempre bajo el signo del miedo.
Sin embargo, ¿es éste el mensaje que hoy nos dirige el Evangelio?
Fijémonos en las últimas palabras: «Cuando empiecen a suceder estas
cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra
liberación» (Lc 21,28). El núcleo del mensaje de estos últimos días del
año litúrgico no es el miedo, sino la esperanza de la futura liberación,
es decir, la esperanza completamente cristiana de alcanzar la plenitud
de vida con el Señor, en la que participarán también nuestro cuerpo y el
mundo que nos rodea. Los acontecimientos que se nos narran tan
dramáticamente quieren indicar de modo simbólico la participación de
toda la creación en la segunda venida del Señor, como ya participaron en
la primera venida, especialmente en el momento de su pasión, cuando se
oscureció el cielo y tembló la tierra. La dimensión cósmica no quedará
abandonada al final de los tiempos, ya que es una dimensión que acompaña
al hombre desde que entró en el Paraíso.
La esperanza del cristiano no es engañosa, porque cuando empiecen a
suceder estas cosas —nos dice el Señor mismo— «entonces verán venir al
Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria» (Lc 21,27). No
vivamos angustiados ante la segunda venida del Señor, su Parusía:
meditemos, mejor, las profundas palabras de san Agustín que, ya en su
época, al ver a los cristianos atemorizados ante el retorno del Señor,
se pregunta: «¿Cómo puede la Esposa tener miedo de su Esposo?».
fraynelson.com Fray Nelson Medina OP
1. Daniel en el Foso
1.1 ¡Nos impacta tanto en la primera lectura la imagen de Daniel,
honesto y perseguido, rodeado de peligros y sin embargo a salvo! Todo se
reúne para hacer de este uno de esos relatos que, una vez escuchados,
sencillamente no podemos olvidar: la tensión de una noche de pesadilla
que se convierte en una alborada de gozo; la dulce sensación de ver
triunfar el bien y de descubrir que hay un límite para la iniquidad de
los malvados; la actitud serena pero tan digna de este hombre condenado
en su inocencia, que sin embargo no se rinde a los poderes de la tierra
sino que se abandona en las manos del rey de los Cielos...
1.2 Yo quisiera destacar hoy, sin embargo, un rasgo aparentemente
menor de este relato magnífico. Hay en él una denuncia sutil pero muy
aguda del poder de aquellos reyes que se endiosan a sí mismos. Es el
caso que este gran rey, Darío, supuestamente el más poderoso hombre de
aquella época, resulta obligado a condenar a alguien de cuya inocencia
está convencido. Es casi cómica después la imagen de este poderoso señor
incapaz de conciliar el sueño, porque ha obrado en contra de sí mismo. Y
luego su júbilo por la victoria de Daniel no es sino el reconocimiento
de su descanso al ver que hubo uno más grande, Dios, que sí fue capaz de
salvar a sus amigos.
2. Hora de Combate, Hora de Liberación
2.1 El cuadro abigarrado y dramático del evangelio de hoy puede
confundirnos. Podríamos sentir que la crueldad de aquellas horas últimas
hace incierto el desenlace de nuestra propia historia. Mas la intención
de Cristo es claramente opuesta a esa incertidumbre: él pretende, por
el contrario, mostrar cómo, aunque se agiten y convulsionen cielos y
tierra, esas horas finales de combate son también las horas iniciales de
nuestra verdadera liberación. El texto, pues, nos habla de un final
pero también de un comienzo. Y la idea es: "aunque todo parezca acabar,
no será así para ti, si tienes puesta tu fe en el que nunca termina."
2.2 En otro sentido, es claro que hay aquí una enseñanza con respecto
a Jerusalén. La consigna es: "¡apártate del epicentro de la
catástrofe!" A Jerusalén le ha llegado su hora, y hay un momento en el
que no tiene más sentido pretender sostener lo que se derrumba; es
preciso saber dejar atrás un pasado que no volverá, una gloria que tuvo
su época pero que renegó de su propia vocación.
2.3 ¿Se ha cumplido ya todo esto por el hecho de que Jerusalén cayó
en el año 70 de nuestra era y fue pisoteada? Hay quienes entienden que
sí; otros piensan que hay un significado permanente en este texto, un
algo que va más allá del siglo I de nuestra era. Lo cierto es que,
aunque nosotros no estemos exactamente en esa situación, porque desde
luego la mayoría de los cristianos estarán o estaremos muy lejos de una
Jerusalén física cuando esto suceda en su consumación última, todos
tenemos un algo que dejar, un algo que abandonar y por eso necesitamos
una conciencia ágil y un corazón libre y dispuesto a partir. Si Cristo
dice que se acerca nuestra liberación y nos aferramos a lo que ya no
será, querría decir que preferimos nuestras esclavitudes a su libertad.
Santoral Catalina de Alejandría Santa, Memoria Litúrgica
Por: Redacción | Fuente: Archidiócesis de Madrid
Virgen y Mártir
Martirologio Romano: Santa
Catalina, mártir, que, según la tradición, fue una virgen de Alejandría
dotada tanto de agudo ingenio y sabiduría como de fortaleza de ánimo.
Su cuerpo se venera piadosamente en el célebre monasterio del monte
Sinaí (s. inc.)
Breve Biografía
La
veneración de los restos de santa Catalina en el monte Sinaí y la
celebridad del monasterio ortodoxo que lleva su nombre y que los guarda
ha hecho que casi haya disminuido la figura del mismo Moisés. Se la
venera tanto en Oriente como en Occidente. Los aficionados al saber la
tienen como patrona.
Nada sabemos con certeza histórica del lugar y fecha de su nacimiento.
La historia nos tiene velado el nombre de sus padres. Los datos de su
muerte, según la "passio", son tardíos y están pletóricos de elementos
con los que se ha rellenado los huecos de lo poco que se concoce de su
vida con alguna que otra leyenda dorada.
Lo que se sabe es que era una joven de extremada belleza y aún mayor
inteligencia. Perteneciente a una familia noble. Residente en
Alejandría. Versada en los conocimientos filosóficos de la época y
buscadora incansable de la verdad.
Movida por la fe cristiana, se bautiza. Su vida está enmarcada en el
siglo IV, cuando Maximino Daia se ha hecho Augusto del Imperio de
Oriente. Sí, le ha tocado compartir el tiempo con este "hombre
semibárbaro, fiera salvaje del Danubio, que habían soltado en las cultas
ciudades del Oriente", según lo describe el padre Urbel, o, con
términos de Lactancio, "el mundo para él era un juguete". Recrimina al
emperador su conducta y lo enmudece con sus rectos razonamientos.
Enfrentada con los sabios del imperio, descubre sus sofismas e incluso
se convierten después de la dialéctica bizantina. Aparece como vencedora
en la palestra de la razón y vencida por la fuerza de las armas en el
martirio de rueda con cuchillas que llegan a saltar hiriendo a sus
propios verdugos y por la espada que corta su cabeza de un tajo.
Sea lo que fuere en cuanto se refiere a la historia comprobable, lo
cierto es que la figura de nuestra santa lleva en sí la impronta de lo
recto y sublime que es dar la vida por la Verdad que con toda fortaleza
se busca y una vez encontrada se posee firmemente hasta la muerte. Esto
es lo que atestigua la tradición, la leyenda y el arte.
¡Que bien nos vendrían hoy unas cuantas Catalinas que sepan ser mártires por la
Verdad que es lo mismo que ser de Él testigos!
Liturgia de las horas OFICIO DE LECTURA
Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
Himno: SI ERES, MUERTE, LO MÁS MÍO
Si eres, muerte, lo más mío
y mi vida lo más tuyo,
si con instantes construyo
mi tumba, hueco de frío,
si ensaya mi desvarío
morir mi muerte en el sueño,
¿me empeñaré en otro empeño?
¿Estaré, muerte, maduro
para el instante inseguro
de adueñarme de tu ensueño?
Ayer helado castigo;
hoy, eres llama y corona
y espiga que se abandona
doblada por el amigo.
En la cruz, eres testigo
de la vida y del amor.
Y, cual torbellino en flor,
eres júbilo llorando,
eres himno asilenciado,
eres oscuro esplendor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Nos diste, Señor, la victoria sobre el enemigo; por eso damos
gracias a tu nombre.
Salmo 43 I ORACIÓN DEL PUEBLO DE DIOS QUE SUFRE ENTREGADO A SUS ENEMIGOS
¡Oh Dios!, nuestros oídos lo oyeron, nuestros padres nos lo han contado: la obra que realizaste en sus días, en los años remotos.
Tú mismo, con tu
mano, desposeíste a los gentiles, y
los plantaste a ellos; trituraste a las naciones, y los hiciste crecer a
ellos.
Porque no fue su espada la que ocupó la tierra, ni su brazo el que les
dio la victoria; sino tu diestra y tu brazo y la luz de tu rostro, porque
tú los amabas.
Mi rey y mi Dios eres tú, que das la victoria a Jacob: con
tu auxilio embestimos al enemigo, en tu nombre pisoteamos al agresor.
Pues yo no
confío en mi arco, ni mi espada me da la
victoria; tú nos das la victoria sobre el enemigo y derrotas a nuestros
adversarios.
Dios ha sido siempre nuestro orgullo, y siempre damos gracias a tu
nombre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Nos diste, Señor, la victoria sobre el enemigo; por eso damos
gracias a tu nombre.
Ant 2. Perdónanos, Señor, y no entregues tu heredad al oprobio.
Salmo 43 II
Ahora, en cambio, nos rechazas y nos avergüenzas, y ya no sales, Señor,
con nuestras tropas: nos haces retroceder ante el enemigo, y nuestro adversario
nos saquea.
Nos entregas como ovejas a la matanza y nos
has dispersado por las naciones; vendes a tu pueblo por nada, no lo tasas
muy alto.
Nos haces el escarnio de nuestros vecinos, irrisión y burla de los que
nos rodean; nos has hecho el refrán de los gentiles, nos
hacen muecas las naciones.
Tengo siempre delante mi deshonra, y la
vergüenza me cubre la cara al oír insultos e injurias, al ver a mi rival y a mi
enemigo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Perdónanos, Señor, y no entregues tu heredad al oprobio.
Ant 3. Levántate, Señor, y redímenos por tu misericordia.
Salmo 43 III
Todo esto nos viene encima, sin haberte olvidado ni haber violado tu
alianza, sin que se volviera atrás nuestro corazón ni se desviaran de tu camino
nuestros pasos; y tú nos arrojaste a un lugar de
chacales y nos cubriste de tinieblas.
Si hubiéramos olvidado el nombre de
nuestro Dios y extendido las manos a un dios extraño, el Señor lo habría
averiguado, pues él penetra los secretos
del corazón.
Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a
ovejas de matanza. Despierta, Señor, ¿por qué duermes? Levántate, no nos rechaces
más. ¿Por
qué nos escondes tu rostro y olvidas nuestra desgracia y opresión?
Nuestro aliento se hunde en el polvo, nuestro vientre está pegado al suelo. Levántate a socorrernos, redímenos por tu
misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Levántate, Señor, y redímenos por tu misericordia.
V. Señor, ¿a quién vamos a ir?
R. Tú tienes palabras de vida eterna.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Ezequiel 38, 14—39, 10
VISIÓN DE LOS ÚLTIMOS DÍAS
En aquellos días, el Señor me dirigió la palabra y me dijo:
«Hijo
de hombre, profetiza contra Gog: Esto dice el Señor: Aquel día, cuando
mi pueblo Israel habite confiado, te
despertarás y vendrás desde tu territorio, desde el norte remoto,
con tropas aliadas incontables, todos montados a caballo, una gran
milicia, un ejército inmenso, y atacarás a mi pueblo, Israel, lo mismo
que un
nublado, hasta cubrir el país. Al cabo de los años, te traeré
contra mi país, para que, al ver mi santidad actuando sobre ti, Gog, me
reconozcan las naciones.
Esto dice el Señor: Tú eres aquel
de quien hablé antiguamente por medio de mis siervos los profetas
de Israel; ya entonces profetizaron que yo te traería contra ellos.
Aquel día, cuando Gog invada la tierra de Israel —oráculo del
Señor—, brotará mi cólera y mi indignación. En el fuego de mi
furia y en mi pasión lo juro: aquel día habrá un gran terremoto en la
tierra de Israel, temblarán en mi presencia los
peces del mar y las aves del cielo, las fieras del campo y los
reptiles del suelo, y todos los hombres de la superficie de la tierra.
Se derrumbarán las montañas, los barrancos se despeñarán y las murallas
se
desplomarán.
Daré cita contra él a la espada —oráculo del
Señor—, y la espada de cada uno se volverá contra su hermano. Pleitearé
con él con peste y con sangre;
haré que lluevan trombas de agua y granizo, fuego y azufre sobre
él y sus huestes y sus tropas aliadas incontables. Mostraré mi grandeza y
mi santidad y me daré a conocer a muchas naciones, y sabrán que yo
soy el Señor.
Y tú, hijo de hombre, profetiza así contra
Gog: Esto dice el Señor: Aquí estoy contra ti, Gog, adalid y caudillo de
Mesec y Tubal, voy a revolverte y a sacarte, te levantaré en el
norte remoto y te llevaré a los montes de Israel. De un golpe te
tiraré el arco de la mano izquierda, y las flechas se te caerán de la
mano derecha. En los montes de Israel caeréis, tú con todas tus huestes y
las tropas que vienen contigo. Te daré como pasto a todas las aves
de rapiña y a las fieras salvajes. Caerás en campo abierto, pues yo lo
he dicho —oráculo del Señor—. Enviaré fuego
contra Magog y los que habitan confiados en las islas, para que
sepan que yo soy el Señor. Daré a conocer mi nombre santo en medio de mi
pueblo Israel; ya no profanaré mi nombre santo, y sabrán las naciones
que yo
soy el Señor, el Santo de Israel. Mira que llega, que sucede
—oráculo del Señor—: es el día que predije.
Saldrán los vecinos
de las villas de Israel y prenderán y quemarán las
armas: arco y flechas, adarga y escudo, venablo y jabalina; harán
fuego con ellas durante siete años. No tendrán que acarrear leña del
monte ni tendrán que cortarla en los bosques, pues harán fuego con
las armas. Saquearán a sus saqueadores y despojarán a sus
despojadores —oráculo del Señor—.»
RESPONSORIO Ez 38, 19; Mt 24, 27
R. En el fuego de mi furia y en mi pasión lo juro: * aquel día habrá
un gran terremoto en la tierra de Israel.
V. Como el relámpago sale del oriente y se deja ver hasta el occidente,
así será la venida del Hijo del hombre.
R. Aquel día habrá un gran terremoto en la tierra de Israel.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre el evangelio de san
Mateo
(Homilía 33, 1. 2: PG 57, 389-390)
SI SOMOS OVEJAS VENCEMOS, SI NOS CONVERTIMOS EN LOBOS SOMOS VENCIDOS
Mientras somos ovejas vencemos y superamos a los lobos, aunque
nos rodeen en gran número; pero si nos convertimos en lobos entonces
somos vencidos, porque nos vemos privados de la protección del pastor.
Éste, en
efecto, no pastorea lobos, sino ovejas, y por esto te abandona y
se aparta entonces de ti, porque no le dejas mostrar su poder.
Es
como si dijera: «No os alteréis por el hecho de que os envío en medio
de lobos y al
mismo tiempo os mando que seáis como ovejas y como palomas.
Hubiera podido hacer que fuera al revés y enviaros de modo que no
tuvierais que sufrir mal alguno ni enfrentaros como ovejas ante lobos,
podía haberos hecho
más temibles que leones; pero eso no era lo conveniente, porque
así vosotros hubierais perdido prestigio y yo la ocasión de manifestar
mi poder. Es lo mismo que decía a Pablo: Te basta mi gracia, que en la
debilidad
se muestra perfecto mi poder. Así es como yo he determinado que
fuera.» Al decir: Os envío como ovejas, dice implícitamente: «No
desmayéis: yo sé muy bien que de este modo sois invencibles.»
Pero
además, para que pusieran también ellos algo de su parte y no
pensaran que todo había de ser pura gracia y que habían de ser coronados
sin mérito propio, añade: Sed, pues, prudentes como serpientes y
sencillos como palomas. «Mas, ¿de qué servirá nuestra prudencia
-es como si dijesen- en medio de tantos peligros? ¿Cómo podremos ser
prudentes en medio de tantos embates? Por mucha que sea la prudencia
de la oveja, ¿de qué le aprovechará cuando se halle en medio de
los lobos, y en tan gran número? Por mucha que sea la sencillez de la
paloma, ¿de qué le servirá, acosada por tantos
gavilanes?» Ciertamente, la prudencia y la sencillez no sirven
para nada a estos animales irracionales, pero a vosotros os sirven de
mucho.
Pero veamos cuál es la prudencia que exige el Señor. «Como
serpientes
—dice—. Así como a la serpiente no le importa perderlo todo,
aunque sea seccionado su cuerpo, con tal que conserve la cabeza, así
también tú —dice— debes estar dispuesto a perderlo todo, tu dinero, tu
cuerpo y aun
la misma vida, con tal que conserves la fe. La fe es la cabeza y
la raíz; si la conservas, aunque pierdas todo lo demás, lo recuperarás
luego con creces.» Así pues, no te manda que seas sólo sencillo ni
sólo prudente, sino ambas cosas a la vez, porque en-ello consiste
la verdadera virtud. La prudencia de la serpiente te hará invulnerable a
los golpes mortales; la sencillez de la paloma frenará tus impulsos de
venganza
contra los que te dañan o te ponen asechanzas, pues, sin esto, en
nada aprovecha la prudencia.
Nadie piense que estos mandatos son imposibles de
cumplir. El Señor conoce más que nadie la naturaleza de las cosas:
él sabe que la violencia no se vence con la violencia, sino con la
mansedumbre.
RESPONSORIO Mt 10, 16; Jn 12, 36
R. Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos —dice el Señor—;
* sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas.
V. Mientras tenéis luz, creed en la luz, para que seáis hijos de la
luz.
R.
Sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas.
ORACIÓN.
OREMOS,
Mueve, Señor, nuestros corazones, para que correspondamos con
mayor generosidad a la acción de tu gracia, y recibamos en mayor
abundancia la ayuda de tu bondad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
Porque el
Señor es un Dios grande, soberano de todos
los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las
cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que
modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo
al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su
pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el
corazón
como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros
padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella
generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que
no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi
descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
Himno: ANUNCIARON IRA DIVINA
Anunciaron ira divina, que el cielo y la tierra calcina, los profetas
del Señor.
Yo temo al juicio severo, al examen justiciero del divino Redentor.
La trompeta, con sus sones, llama a todas las
naciones, las convoca al tribunal.
Todos tiemblan por su suerte, al
retornar de la muerte para el juicio universal.
Un libro será llevado, donde
figura anotado todo lo que hay que juzgar.
Todo
quedará patente cuando en el trono se siente el Rey del juicio final.
Oh Dios santo, el uno y trino, llévanos por tu camino a la patria celestial.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.
Salmo 79 - VEN A VISITAR TU VIÑA
Pastor de Israel, escucha, tú que guías a José como a un rebaño; tú que
te sientas sobre querubines, resplandece ante Efraím, Benjamín y Manasés; despierta tu poder y
ven a salvarnos.
¡Oh Dios!, restáuranos, que brille tu rostro y nos
salve.
Señor Dios de los ejércitos, ¿hasta cuándo estarás airado mientras tu
pueblo te suplica?
Le
diste a comer llanto, a beber lágrimas a tragos; nos entregaste a las
disputas de nuestros vecinos, nuestros enemigos se burlan de nosotros.
Dios de
los ejércitos, restáuranos, que brille tu rostro y
nos salve.
Sacaste una vid de Egipto, expulsaste a los gentiles, y la
trasplantaste; le preparaste el terreno y echó raíces hasta llenar el país;
su
sombra cubría las montañas, y
sus pámpanos, los cedros altísimos; extendió sus sarmientos hasta el
mar, y sus brotes hasta el Gran Río.
¿Por qué has derribado su cerca para que la
saqueen los viandantes, la
pisoteen los jabalíes y se la coman las alimañas?
Dios de los
ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la cepa
que tu diestra plantó, y
que tú hiciste vigorosa.
La han talado y le han prendido fuego: con un
bramido hazlos perecer. Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú
fortaleciste. No nos alejaremos de ti: danos vida, para
que invoquemos tu nombre.
Señor Dios de los ejércitos, restáuranos, que
brille tu rostro y nos salve.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.
Ant 2. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.
Cántico: ACCION DE GRACIAS DEL PUEBLO SALVADO - Is 12, 1-6
Te doy gracias, Señor, porque estabas airado contra mí, pero ha cesado
tu ira y me has consolado.
Él es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el
Señor, él fue mi salvación. Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de
la salvación.
Aquel día, diréis: Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad
a los
pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso.
Tañed para el
Señor, que hizo proezas; anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos,
habitantes de Sión: «¡Qué
grande es en medio de ti el Santo de Israel!».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.
Ant 3. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Salmo 80 - SOLEMNE RENOVACIÓN DE LA ALIANZA
Aclamad a Dios, nuestra fuerza; dad vítores al Dios de Jacob:
acompañad, tocad los panderos, las cítaras templadas y las arpas; tocad la
trompeta por la luna nueva, por la luna llena, que es
nuestra fiesta;
porque es una ley de Israel, un precepto del Dios de
Jacob, una norma establecida para José al salir de Egipto.
Oigo un lenguaje
desconocido: «Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste en la aflicción, y te libré,
te respondí oculto entre los truenos, te puse a prueba junto a la fuente
de Meribá.
Escucha, pueblo mío, doy
testimonio contra ti; ¡ojalá me escuchases, Israel!
No tendrás un dios
extraño, no adorarás un dios extranjero; yo soy el Señor Dios tuyo, que te
saqué del país de
Egipto; abre tu boca y yo la saciaré.
Pero mi pueblo no escuchó mi
voz, Israel no quiso obedecer: los entregué a su corazón obstinado, para que
anduviesen según sus antojos.
¡Ojalá
me escuchase mi pueblo y caminase Israel por mi camino!: en un momento
humillaría a sus enemigos y volvería mi mano contra sus adversarios;
los que
aborrecen al Señor te adularían, y su
suerte quedaría fijada; te alimentaría con flor de harina, te saciaría
con miel silvestre.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
LECTURA BREVE Rm 14, 17-19
El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz
y gozo en el Espíritu Santo, pues el que en esto sirve a Cristo es
grato a Dios y acepto a los hombres. Por tanto, trabajemos por la paz y
por nuestra mutua
edificación.
RESPONSORIO BREVE
V. Velando medito en ti, Señor.
R. Velando medito en ti, Señor.
V. Porque fuiste mi auxilio.
R. Medito en ti, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Velando medito en ti, Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Anuncia, Señor, la salvación a tu pueblo y perdónanos nuestros
pecados.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a
su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por
boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de
nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la
misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa
alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le
sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros
días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás
delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el
perdón de sus
pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará
el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra
de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino
de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant.
Anuncia, Señor, la salvación a tu pueblo y perdónanos nuestros
pecados.
PRECES
Bendigamos a Dios, nuestro Padre, que mira siempre con amor a
sus hijos y nunca desatiende sus súplicas, y digámosle con humildad:
Ilumínanos, Señor.
Te damos gracias, Señor, porque nos has
iluminado con la luz de Jesucristo; que esta claridad ilumine hoy
todos nuestros actos.
Que tu sabiduría nos dirija en nuestra jornada; así
andaremos por sendas de vida nueva.
Ayúdanos a superar con
fortaleza las adversidades y haz que te sirvamos con generosidad de
espíritu.
Dirige y santifica los pensamientos, palabras y obras de nuestro día y
danos un espíritu dócil a tus inspiraciones.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijamos ahora, todos juntos, nuestra oración al Padre y digámosle:
Padre nuestro...
ORACION
A ti, Señor, que eres la luz verdadera y la fuente misma de
toda luz, te pedimos humildemente que meditando fielmente tu palabra
vivamos siempre en la claridad de tu luz. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
Himno: RECUERDE EL ALMA DORMIDA
Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte, contemplando cómo se
pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando; cuán presto se va el placer, cómo, después de acordado, da
dolor; cómo, a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor.
Pues
si vemos lo presente cómo en un punto se es ido y acabado, si juzgamos
sabiamente daremos lo no venido por pasado.
No
se engañe nadie, no, pensando que ha de durar lo que espera más que duró
lo que vio, pues que todo ha de pasar por tal manera. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el
fin de la tierra.
Salmo 71 I - PODER REAL DEL MESÍAS
Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para
que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud.
Que los montes
traigan paz, y los collados justicia; que
él defienda a los humildes del pueblo, socorra a los hijos del pobre y
quebrante al explotador.
Que dure tanto como el sol, como la luna, de edad en
edad; que baje como lluvia sobre el césped, como
llovizna que empapa la tierra.
Que en sus días florezca la justicia y la
paz hasta que falte la luna.
Que domine de mar a mar, del Gran Río al confín de
la tierra.
Que en su presencia se
inclinen sus rivales; que sus enemigos muerdan el polvo; que los reyes
de Tarsis y de las islas le paguen tributo.
Que los reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones; que se postren ante él todos los
reyes, y que todos los pueblos le sirvan.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el
fin de la tierra.
Ant 2. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de
la violencia.
Salmo 71 II
Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él
se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres;
él
rescatará sus
vidas de la violencia, su sangre será preciosa a sus ojos.
Que viva y
que le traigan el oro de Saba; él intercederá por el pobre y lo bendecirá.
Que
haya trigo abundante en los campos, y
ondee en lo alto de los montes, den fruto como el Líbano, y broten las
espigas como hierba del campo.
Que su nombre sea eterno, y su fama dure como el
sol; que él sea la bendición de todos los
pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.
Bendito sea
el Señor, Dios de Israel, el único que hace maravillas; bendito por siempre su
nombre glorioso, que su gloria llene la tierra. ¡Amén,
amén!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de la
violencia.
Ant 3. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente, el que eres y el que eras, porque has asumido el gran poder y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las
naciones, llegó tu cólera, y el tiempo de que sean
juzgados los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, y a
los santos y a los que temen tu nombre, y a los pequeños y a los grandes, y de
arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se
estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la
potestad de su Cristo; porque fue precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos
le vencieron en virtud de la sangre del Cordero y por la palabra del
testimonio que dieron, y no amaron tanto su vida que temieran la muerte. Por
esto, estad alegres, cielos, y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
LECTURA BREVE 1Pe 1, 22-23
Por la obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas
para un amor fraternal no fingido; amaos, pues, con intensidad y muy
cordialmente unos a otros, como quienes han sido engendrados no de
semilla corruptible, sino
incorruptible, por la palabra viva y permanente de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor es mi pastor, nada me falta.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V. En verdes praderas me hace recostar.
R. Nada me falta.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
A los que tienen hambre de ser justos el Señor los colma de bienes.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones, porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su
misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con
su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba
del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos
los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su
siervo, acordándose de su misericordia —como lo
había prometido a nuestros padres— en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
A los que tienen hambre de ser justos el Señor los colma de bienes.
PRECES
Elevemos a Dios nuestros corazones agradecidos porque ha
bendecido a su pueblo con toda clase de bienes espirituales y digámosle
con fe:
Bendice, Señor, a tu pueblo.
Dios todopoderoso y lleno de
misericordia,
protege al Papa Francisco y a nuestro obispo N., que tú mismo has
elegido para guiar a la Iglesia.
Protege, Señor, a nuestros pueblos y ciudades y
aleja de ellos todo mal.
Multiplica como renuevos de olivo
alrededor de tu mesa hijos que se consagren a tu reino, siguiendo a
Jesucristo en pobreza, castidad y obediencia.
Conserva el propósito de aquellas
de tus hijas que han consagrado a ti su virginidad, para que, en la
integridad de su cuerpo y de su espíritu, sigan al cordero donde quiera
que vaya.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Da la paz a los difuntos y permítenos encontrarlos nuevamente un día en
tu reino.
Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, acudamos con
confianza a nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Al ofrecerte, Señor, nuestro sacrificio vespertino de alabanza,
te pedimos humildemente que, meditando día y noche en tu palabra,
consigamos un día la luz y el premio de la vida eterna. Por nuestro
Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha
concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios
todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a
vosotros, hermanos, que intercedáis por mí
ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del sol es ya poniente, gracias, Señor, es nuestra
melodía; recibe, como ofrenda, amablemente, nuestro dolor, trabajo y alegría.
Si poco
fue el amor en nuestro empeño de darle
vida al día que fenece, convierta en realidad lo que fue un sueño tu gran
amor que todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte de pecadora
en justa, e ilumina la senda de la vida y de la
muerte del hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del Padre,
cuando avanza la noche oscura sobre nuestro día, concédenos la paz y la
esperanza de esperar cada noche tu gran día.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mi carne descansa serena.
Salmo 15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi
bien.» Los dioses y señores de la tierra no me satisfacen.
Multiplican las
estatuas de dioses
extraños; no derramaré sus libaciones con mis manos, ni tomaré sus nombres
en mis labios.
El Señor es mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano: me
ha tocado un lote hermoso, me
encanta mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche
me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no
vacilaré.
Por eso se me alegra
el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no
me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me
enseñarás el sendero de la
vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu
derecha.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Mi carne descansa serena.
LECTURA BREVE 1Ts 5, 23
Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo
vuestro ser, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía
de nuestro Señor Jesucristo.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los
pueblos
luz para alumbrar a las naciones y gloria
de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor, Dios nuestro, concédenos un descanso tranquilo que
restaure nuestras fuerzas, desgastadas ahora por el trabajo del día;
así, fortalecidos con tu ayuda, te serviremos siempre con todo nuestro
cuerpo y
nuestro espíritu. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa
muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Madre del Redentor, Virgen fecunda, puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste
a tu santo Creador, y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del
ángel Gabriel, y ten piedad de nosotros, pecadores.
Of La Tr Sx Nn Vs Cm
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