 | Asunto: | [diosexiste] Lecturas, Santoral y liturgia de las horas del Sábado 27 de Noviembre de 2021 | Fecha: | 27 de Noviembre, 2021 00:48:31 (+0100) | Autor: | Alfa Romeo <yj_adonai @.....es>
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Sábado 34ª semana de tiempo ordinario
Lecturas del Sábado 27 de Noviembre de 2021
Dn 7,15-27: El poder será entregado al pueblo Interleccional Dn 3: Alábenlo con himnos por los siglos Lc 21,34-36: Estén siempre
despiertos
Santoral:
Virgilio, Valeriano
Liturgia de las horas
Lecturas
Daniel 7,15-27 El poder real y el dominio serán entregados al pueblo de
los santos del Altísimo
Yo,
Daniel, me sentía agitado por dentro, y me turbaban las visiones de mi
fantasía. Me acerqué a uno de los que estaban allí en pie y le pedí que
me explicase todo aquello. Él me contestó, explicándome el sentido de la
visión: "Esas cuatro fieras gigantescas representan cuatro reinos que
surgirán en el mundo. Pero los santos del Altísimo recibirán el reino y
lo poseerán por los siglos de los siglos."
Yo quise saber lo que significaba la cuarta fiera, diversa de las
demás; la fiera terrible, con dientes de hierro y garras de bronce, que
devoraba y trituraba y pateaba las sobras con las pezuñas; lo que
significaban los diez cuernos de su cabeza, y el otro cuerno que le
salía y eliminaba a otros tres, que tenía ojos y una boca que profería
insolencias, y era más grande que los otros. Mientras yo seguía mirando,
aquel cuerno luchó contra los santos y los derrotó. Hasta que llegó el
anciano para hacer justicia a los santos del Altísimo, y empezó el
imperio de los santos.
Después me dijo: "La cuarta bestia es un cuarto reino que habrá
en la tierra, diverso de todos los demás; devorará toda la tierra, la
trillará y triturará. Sus diez cuernos son diez reyes que habrá en aquel
reino; después vendrá otro, diverso de los precedentes, que destronará a
tres reyes; blasfemará contra el Altísimo e intentará aniquilar a los
santos y cambiar el calendario y la ley. Dejarán en su poder a los
santos durante un año y otro año y otro año y medio. Pero, cuando se
siente el tribunal a juzgar, le quitará el poder, y será destruido y
aniquilado totalmente. El poder real y el dominio sobre todos los reinos
bajo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo.
Será un reino eterno, al que temerán y se someterán todos los soberanos.
Interleccional: Daniel 3,82-87 Ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor. R.
Bendiga Israel al Señor. R.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor. R.
Siervos del Señor, bendecid al Señor. R.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor. R.
Santos y humildes de corazón, bendecid al Señor. R
Lucas 21,34-36 Estad siempre despiertos, para escapar de todo lo que
está por venir
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Tened cuidado: no se os
embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se
os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre
todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo
fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie
ante el Hijo del hombre."
Comentarios:
dominicos.org
Pedí que me explicase todo aquello
El libro de Daniel
introduce el género apocalíptico en el Antiguo Testamento dando
continuidad al servicio de los profetas. Su lenguaje nos parece oscuro
porque utiliza imágenes majestuosas y metafóricas. Sin embargo, su
mensaje es cristalino: en medio de una situación de grave crisis en el
pueblo judío, de persecución externa, tensiones internas y desolación,
el autor intenta infundir esperanza afirmando que las dificultades son
pasajeras y encierran un sentido a descubrir.
El proyecto de Dios
sigue adelante en medio de la historia, su promesa perdura fiel en
medio de la inestabilidad que ofrecen los poderes de este mundo. La
esperanza no es fruto de una completa comprensión de la realidad, sino
fuente de sentido para interpretarla en orden a su plenitud.
Una
esperanza que se apoya en la verdad de la Palabra, en nuestra
responsabilidad para darle cumplimiento sin demoras, sin excusas, sin
esperar que las soluciones surjan desde fuera o desde arriba. Para que
los soberanos de este mundo se rindan al Reinado de Dios es preciso que
la convicción y la confianza en su proyecto salvador, broten de la
experiencia liberadora y transformadora del amor.
Poned atención
Las
palabras del evangelio de Lucas evocan ese estado de expectación
similar al que mantienen los animales en situación de caza, es decir, de
conservación de la vida: suficiente tensión para no ser sorprendidos
sino para sorprender y la necesaria calma para no desfallecer en la
espera. Vivimos sujetos a las coordenadas del tiempo y del espacio, no
somos dueños, sino deudores de la vida. No sabemos, porque no es
necesario ni importante, la hora del desenlace. El desenlace será la
desembocadura natural de cada paso transitado. Lo que sí resulta del
todo imprescindible es vivir conscientes del origen y del horizonte.
Para la lucidez y la consciencia no hay otro camino más que el de la
interioridad cultivada día a día. No es casual que el epígrafe de estos
versículos lo constituyan las palabras: vigilancia y oración. La
vigilancia como atención sostenida, como sensata prevención; oración
como silencio arrodillado, como ego que se desplaza del centro.
La
apocalíptica de Jesús es una advertencia de vida, una llamada a no
rebajar la dignidad que sella la existencia humana, una brújula que
sostiene la dirección válida en medio del cansancio, la dispersión y el
desaliento.
Estos versículos de Lucas, preceden la decisión por
parte de los judíos para matar a Jesús, son umbral de su entrega. Hoy,
para nosotros, son la antesala de un Adviento a estrenar. Adviento que
se abre como una puerta entre lo antiguo y lo nuevo, como oportunidad
para recuperar un ritmo más saludable, favorable al bien de los
hermanos, atento en la escucha que nos conecta con nosotros mismos y nos
permite saber quiénes somos, qué debemos ser y cómo podemos llegar a
serlo. No cabe tarea más urgente.
evangelizacion.org.mx/liturgia/ P. Erenesto María Caro Evangelización
activa
En este
último día del tiempo ordinario, la liturgia termina con una de las
frases mas fuertes de Jesús acerca de nuestra salvación: “Velen y oren
para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder” Esto nos revela,
por un lado, que durante nuestra vida, como camino hacia la eternidad,
estará siempre amenazada de un sin fin de peligros, de tentaciones, de
obstáculos que pueden impedir que lleguemos a disfrutar eternamente de
la felicidad que encontraremos en el cielo. Sin embargo, en la misma
advertencia está el antídoto: Oración.
Es custionable ver cómo muchos hermanos se van quedando en el camino y
cómo sus vidas se van destrozando, su fe deteriorando de suerte que
cualquier problema en la vida se convierte en una verdadera tragedia. Es
hoy patente la infelicidad de una gran parte de la comunidad cristiana.
Esto es, sin lugar a dudas, porque no hay oración. La mayoría de los
cristianos hoy no oran.
Cuando pregunto sobre el tiempo que
dedica la gente a orar lo común es escuchar “un Padrenuestro y un
Avemaría por las mañanas o por las noches”, esto en el mejor de los
casos. San Pedro de Alcántara decía: “Un buen cristiano debe orar al
menos 2 horas diarias”. Quizás alguien podría decir que es una
exageración; tal vez, pero al menos una hora sí es posible. Una persona
que no tiene al menos una hora de oración diaria no verá progresos
sólidos en su vida y además estará siempre a merced de su pecado.
Al inicio del nuevo año litúrgico organicemos nuestra vida para tener un poco
más de oración cada día.
Monasterio Visitación de Santa María - Pasto Monseñor Eduardo Martín
Obispo
Queridos amigos, hoy 27 de Noviembre, es el último día del año
litúrgico. (…) Y el texto del evangelio también de San Lucas, nos
vuelve otra vez, a poner en la situación de la venida del Señor y por lo
tanto la necesidad de estar preparados, de estar prevenidos, porque el
Señor ha de llegar en el momento menos pensado.
Y nos dice así en el
evangelio, no? “No se dejen aturdir por los excesos, la embriagues y las
preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso, sino
que ustedes estén atentos, orantes, disponibles, preparados para
recibir al Señor”.
Queridos jóvenes, ciertamente que para la etapa de la
juventud puede ser una de las tentaciones, ser aturdidos por excesos o
embriagueces. Hoy es cierto que preocupa mucho el aumento del consumo de
alcohol y cierta diversión desenfrenada o ciertas preocupaciones que
nos pueden alejar. Pareciera que la juventud es un tiempo en el cual la
venida del Señor o la muerte, es algo lejano. Pero sin embargo sabemos
que la vida se nos puede ser arrancada en un instante, por eso jóvenes,
vivan intensamente la vida, pero vívanla en el Señor, de tal modo que su
llegada nos encuentre y los encuentre atentos, haciendo las cosas bien,
haciendo el bien, compartiendo solidariamente la vida, estudiando con
toda intensidad para poder servir bien al prójimo, trabajando con esmero
para la gloria de Dios, y bueno, de ese modo sin temores, pero si con
esa vigilancia estaremos del mejor modo preparados para recibir al Señor
que viene.
Siempre estemos vigilantes y orantes para que el Señor al
llegar nos de su abrazo de paz, de amor y de felicidad definitiva. Hasta
el próximo sábado si Dios quiere.
ciudadredonda.org Misioneros claretianos
“Al atardecer de la vida, nos examinarán en el amor” (S. Juan de la
Cruz), es decir, en todo el bien que hayamos hecho. La frase no puede
ser más ilustrativa. El amor constituye el centro de la enseñanza de
Jesús y el determinante de nuestro encuentro definitivo con Dios, ese
que se nos anuncia en el evangelio con hechos “apocalípticos” en el
sentido que decíamos hace dos días.
El texto evangélico de hoy nos pone en guardia para que no permitamos
que las preocupaciones y otras cosas de este mundo entorpezcan nuestra
mente. Lo que importa y lo que cuenta para Dios es el amor que
mencionábamos antes. Aunque parezca algo aterrador tener que comparecer
ante Dios (suena a juicio donde nosotros estamos en el banquillo de los
acusados), en el fondo, no es más que presentar nuestra vida. No como
una hoja llena de méritos o llena de tachones, sino como es en realidad,
con sus estrellas y sus cruces. Todo ser humano (independientemente de
si es religioso o no) tiene una inclinación natural al bien porque
“somos imagen y semejanza de Dios”. De modo que no hay motivo para temer
a “la hora de nuestra comparecencia”.
Sin embargo, tampoco podemos dejar de lado que, al igual que somos
capaces de mucho bien, también podemos serlo de mucho mal. Por ello nos
advierte Jesús: “Estén alerta…”.
En este ya inminente tiempo de Adviento, en el que recordaremos que Dios
se hace como uno de nosotros, abrámosle las puertas de nuestra vida. Él
puede “juzgarnos” como lo hacen un padre o una madre, y hacernos ver
con claridad nuestro yo más profundo. Tengamos la certeza de que la
verdad con amor sana.
evangeliodeldia.org Catecismo de la Iglesia Católica
Servicioskinonia.org
Estas recomendaciones que menciona Jesús, son sus
últimas
advertencias, invitando a la comunidad a estar atentos. Con esta exhortación,
concluimos nuestro año litúrgico y, comenzaremos nuestro adviento donde la
consigna será la misma: “estén siempre despiertos”.
Estar atentos, despiertos,
vigilantes, para cada ocasión en la vida no es fácil. Nuestra vida moderna nos
presenta varias preocupaciones, en el nivel internacional y social: pobreza,
agenda LGTB, aborto, suicidio asistido, guerras, desplazamientos
humanos, drogas, vicios, incomunicación, etc y en el nivel presonal: falta de
trabajo, falta de fe, divorcios, vicios y drogas, etc.
Ante
estos problemas, la comunidad puede sentir la ausencia total de Dios. Podemos
sentirnos huérfanos, abandonados, sin encontrar sentido a la vida. En este
contexto no es raro que los vicios, la embriaguez y las mil preocupaciones nos
roben la paz interior. Por eso debemos acercarnos a Jesús para que nos enseñe
(muy de madrugada) a vivir como hijos,
descubriéndolo en las personas que sufren, mientras esperamos ansiosamente la
liberación. ¿Están los vicios destruyendo tu relación con Dios? ¿Estás atento a
Dios que se hace presente en lo cotidiano de tu vida?
evangeli.net
Rev. D.
Antoni
CAROL i Hostench
(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)
«Estad en vela (...)
orando en todo tiempo»
Hoy, último día del tiempo
ordinario, Jesús nos advierte con meridiana claridad sobre la suerte de
nuestro paso por esta vida. Si nos empeñamos, obstinadamente, en vivir
absortos por la inmediatez de los afanes de la vida, llegará el último
día de nuestra existencia terrena tan de repente que la misma ceguera de
nuestra glotonería nos impedirá reconocer al mismísimo Dios, que vendrá
(porque aquí estamos de paso, ¿lo sabías?) para llevarnos a la
intimidad de su Amor infinito. Será algo así como lo que le ocurre a un
niño malcriado: tan entretenido está con “sus” juguetes, que al final
olvida el cariño de sus padres y la compañía de sus amigos. Cuando se da
cuenta, llora desconsolado por su inesperada soledad.
El antídoto que nos ofrece Jesús es igualmente claro: «Estad en vela,
pues, orando en todo tiempo» (Lc 21,36). Vigilar y orar... El mismo
aviso que les dio a sus Apóstoles la noche en que fue traicionado. La
oración tiene un componente admirable de profecía, muchas veces olvidado
en la predicación, es decir, de pasar del mero “ver” al “mirar” la
cotidianeidad en su más profunda realidad. Como escribió Evagrio
Póntico, «la vista es el mejor de todos los sentidos; la oración es la
más divina de todas las virtudes». Los clásicos de la espiritualidad lo
llaman “visión sobrenatural”, mirar con los ojos de Dios. O lo que es lo
mismo, conocer la Verdad: de Dios, del mundo, de mí mismo. Los profetas
fueron, no sólo los que “predecían lo que iba a venir”, sino también
los que sabían interpretar el presente en su justa medida, alcance y
densidad. Resultado: supieron reconducir la historia, con la ayuda de
Dios.
Tantas veces nos lamentamos de la situación del mundo. —¿Adónde iremos a
parar?, decimos. Hoy, que es el último día del tiempo ordinario, es día
también de resoluciones definitivas. Quizás ya va siendo hora de que
alguien más esté dispuesto a levantarse de su embriaguez de presente y
se ponga manos a la obra de un futuro mejor. ¿Quieres ser tú? Pues,
¡ánimo!, y que Dios te bendiga.
fraynelson.com Fray Nelson Medina OP
1. Mensaje Final
1.1 Con la liturgia de este día llegamos al final de este año
litúrgico. Mañana, primer domingo de adviento, se inicia el siguiente
año. Y el mensaje final es claro en medio de la compleja red de símbolos
de la primera lectura: grandes combates, grandes luchas, pero un solo
vencedor y una sola victoria: la del "pueblo de los elegidos del
Altísimo", según el bello nombre que nos da Daniel en su texto de hoy.
1.2 Así pues deben quedarnos claras las dos cosas: que hay combate y
que hay victoria. Como hay combate, debemos prepararnos; como hay
victoria, deben estar firmes nuestros corazones y no cejar en su empeño
ni dejar de cantar las alabanzas del Único que es grande y santo.
2. Orar y Vigilar
2.1 El evangelio de hoy está en esa misma tónica: estar despiertos
pero no angustiados; atentos pero no desesperados; vigilantes del
peligro pero no obsesionados con él. Y sobre todo: orar. Dejar de orar
ya es perder.
2.2 Necesitamos de la oración para que nuestros ojos vean como Dios
ve. Necesitamos de la oración para que nuestras fuerzas no sean sólo las
nuestras, sino las de Él, que es el único que conoce la magnitud,
dirección y perversidad de lo que tendremos que sufrir. Necesitamos de
la oración porque ninguna previsión será perfecta y ningún razonamiento
podrá deducir cuándo es aquel día y aquella hora. Necesitamos de la
oración, en fin, porque ¿qué podrán temer los que han de comparecer ante
el mismo que les concedió orar con fe, con esperanza y con amor?
Santoral La Medalla Milagrosa
Nuestra Señora de la Medalla
Milagrosa. Santos: Acacio, Apolinar, Barlaán, Gustano, Josafat,
confesores; Desiderio, Sigfredo, Valeriano, Virgilio, Máximo, obispos;
Irenarco, Acacio, presbíteros y mártires; Facundo, Primitivo, Jacobo,
Irenarco, Oda, Maharhapor, Basileo, Auxilio, Saturnino, Santiago,
Severino, mártires; Bihildis, virgen; Edvoldo, eremita.
La primera aparición de la Medalla
Milagrosa tuvo lugar el 27 de noviembre de 1830, un sábado víspera del
primer domingo de Adviento, en París, justo en la capilla de la casa
central de las Hijas de la Caridad, a una religiosa llamada Catalina
Laboure. El padre Aladel, confesor de la vidente, fue quien insertó el
relato en el proceso canónico siete años más tarde.
«A las cinco de la tarde, estando las
Hijas de la Caridad haciendo oraciones, la Virgen Santísima se mostró a
una hermana en un retablo de forma oval. La Reina de los cielos estaba
de pie sobre el globo terráqueo, con vestido blanco y manto azul. Tenía
en sus benditas manos unos como diamantes, de los cuales salían, en
forma de hacecillos, rayos muy resplandecientes, que caían sobre la
tierra… También vio en la parte superior del retablo escritas en
caracteres de oro estas palabras: ¡Oh María sin pecado concebida!, rogad por
nosotros que recurrimos a Vos.
Las cuales palabras formaban un semicírculo que, pasando sobre la
cabeza de la Virgen, terminaba a la altura de sus manos virginales. En
esto volvióse el retablo, y en su reverso vióse la letra M, sobre la
cual había una cruz descansando sobre una barra, y debajo los corazones
de Jesús y de María… Luego oyó estas palabras: Es preciso acuñar una
medalla según este modelo; cuantos la llevaren puesta, teniendo
aplicadas indulgencias, y devotamente rezaren esta súplica, alcanzarán
especial protección de la madre de Dios. E inmediatamente desapareció la
visión».
Esta visión se repitió algunas veces,
durante la Misa y durante la oración, siempre en la rue du Bac, de
París, cerca de la parada de «Metro» Sèvre-Babylone, detrás de los
grandes almacenes «Au Bon Marché» donde está el edificio de las Hijas de
la Caridad, en la capilla rectangular y sin estilo definido similar a
las miles que existen en las casas religiosas.
¡Oh María, sin pecado concebida! Rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
Liturgia de las horas OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
Himno: MUERTE, PUERTO DE MI VIDA
Muerte, puerto de mi vida, vida que en mi muerte estás, como no sé si
vendrás de luna o de sol vestida, muriendo estoy en mi vida, viviendo en ti,
muerte, estoy; pues, siendo lo que no soy y
anhelando al que siempre es, con la inquietud de tus pies, hacia sus
riberas voy.
Tengo contigo una cita desde siempre, desde Dios; sólo una señal:
adiós —sobre el corazón escrita—, es la
palabra inaudita que digo a todas las cosas. y cunas, tálamos, fosas —claro silencio escondido—, de adioses el pecho herido, dicen adiós a las
rosas. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su
misericordia.
Salmo 135 I - HIMNO A DIOS POR LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN Y DEL ÉXODO
Dad gracias al Señor porque es bueno: porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios de los dioses: porque es eterna su misericordia.
Dad
gracias al Señor de los señores: porque es eterna
su misericordia.
Sólo él hizo grandes maravillas: porque es eterna su
misericordia.
Él hizo sabiamente los cielos: porque es eterna su misericordia.
El afianzó sobre las aguas la tierra: porque
es eterna su misericordia.
Él hizo lumbreras gigantes: porque es eterna
su misericordia.
El sol que gobierna el día: porque es eterna su misericordia.
La luna que gobierna la noche: porque es eterna
su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.
Ant 2. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.
Salmo 135 II
El hirió a Egipto en sus primogénitos: porque es eterna su misericordia.
Y sacó a Israel de aquel país: porque es eterna su misericordia.
Con mano
poderosa, con brazo extendido: porque es
eterna su misericordia.
Él dividió en dos partes el mar Rojo: porque es
eterna su misericordia.
Y condujo por en medio a Israel: porque es eterna su
misericordia.
Arrojó en el mar Rojo al
Faraón: porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.
Ant 3. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros
opresores.
Salmo 135 III
Guió por el desierto a su pueblo: porque es eterna su misericordia.
Él
hirió a reyes famosos: porque es eterna su misericordia.
Dio muerte a reyes
poderosos: porque es eterna su misericordia.
A
Sijón, rey de los amorreos: porque es eterna su misericordia.
Y a Hog,
rey de Basán: porque es eterna su misericordia.
Les dio su tierra en heredad: porque es eterna su misericordia.
En heredad a
Israel, su siervo: porque es eterna su misericordia.
En nuestra
humillación se acordó de nosotros: porque es eterna su misericordia.
Y nos libró
de nuestros opresores: porque es eterna su
misericordia.
Él da alimento a todo viviente: porque es eterna su
misericordia.
Dad gracias al Dios del cielo: porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.
V. Señor, enséñame tus caminos.
R. Instrúyeme en tus sendas.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Ezequiel 47, 1-12
VISIÓN DE LA FUENTE QUE SALÍA DEL TEMPLO
En aquellos días, me llevó el ángel a la entrada del templo, y
vi que debajo del umbral salía agua en dirección a oriente, pues la
fachada del templo miraba hacia oriente. El agua se deslizaba hacia el
lado derecho del templo, hacia el sur del altar. Luego me hizo
salir el ángel por el pórtico septentrional y dar la vuelta por fuera
hasta el pórtico exterior que miraba hacia oriente; el agua iba ya
corriendo por el lado
derecho.
El hombre salió hacia oriente con la cuerda que
tenía en la mano y midió mil codos. Entonces me hizo atravesar el agua:
ésta me llegaba a los tobillos. Midió otros mil codos y de nuevo me hizo
atravesar el agua: me llegaba ahora hasta las rodillas. Midió mil
más y me hizo atravesar: me llegaba ya hasta la cintura. Volvió a medir
otros mil: el agua era ya un torrente que no se podía atravesar, porque
había crecido tanto que no podía pasarse más que a nado; era ya un
torrente que no se podía vadear. Entonces me dijo:
«¿Has visto, hijo de
hombre?»
Luego me hizo volver por la orilla
del torrente; y al regresar vi que a la orilla del torrente había gran
cantidad de árboles a ambos lados. Me dijo:
«Esta
agua va hacia la región oriental, baja a la Arabá, desemboca en el mar
de las
aguas salobres y lo saneará. Por dondequiera que pase este río,
todo ser viviente que en él se mueva vivirá. Los peces serán muy
abundantes, porque donde penetra esta agua lo sanea todo y la vida
prospera en
todas partes a donde llega esta corriente. Se pondrán pescadores a
su orilla: desde Engadí hasta Eglaím habrá tendederos de redes; su
pesca será variada, tan abundante como la del Mar Grande. Pero sus
marismas y esteros no serán saneados: quedarán para salinas. A la
vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se
marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán
cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del
santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales.»
RESPONSORIO Cf. Ez 47, 1. 9; cf. Jn 4, 14
R. Vi que debajo del umbral del templo salía agua, la cual se deslizaba
hacia el lado derecho, * y todos aquellos a quienes llegue esta agua tendrán
vida abundante.
V. El agua que yo les dé se convertirá en ellos en manantial, cuyas
aguas brotan para comunicar vida eterna.
R. Y todos aquellos a quienes llegue esta agua tendrán vida abundante.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 256, 1. 2. 3: PL 38, 1191-1193)
CANTEMOS EL ALELUYA AL DIOS BUENO QUE NOS LIBRA DEL MAL
Cantemos aquí el Aleluya, aun en medio de nuestras
dificultades, para que podamos luego cantarlo allá, estando ya seguros.
¿Por qué las dificultades actuales? ¿Vamos a negarlas, cuando el mismo
texto
sagrado nos dice: El hombre está en la tierra cumpliendo un
servicio? ¿Vamos a negarlas, cuando leemos también: Velad y orad, para
no caer en la tentación? ¿Vamos a negarlas, cuando es tan frecuente la
tentación, que el mismo Señor nos manda pedir: Perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden? Cada
día hemos de pedir perdón, porque cada día hemos ofendido.
¿Pretenderás que estamos seguros, si cada día hemos de pedir
perdón por los pecados, ayuda para los peligros? Primero decimos, en
atención a los pecados pasados: Perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; luego añadimos, en
atención a los peligros futuros: No nos dejes caer en tentación. ¿Cómo
podemos estar ya seguros en el bien, si todos juntos pedimos:
Líbranos del mal? Mas con todo, hermanos, aun en medio de este
mal, cantemos el Aleluya al Dios bueno que nos libra del mal.
Aun
aquí, rodeados de peligros y de tentaciones, no dejemos por eso de
cantar todos el Aleluya.
Fiel es Dios —dice el Apóstol— para no permitir que seáis tentados
más allá de lo que podéis. Por esto, cantemos también aquí el Aleluya.
El hombre es todavía pecador, pero Dios es fiel.
No dice: «Para no permitir que seáis tentados», sino: Para no
permitir que seáis tentados más allá de lo que podéis. Por el contrario,
él dispondrá con la misma tentación el
buen resultado de poder resistirla. Has entrado en la tentación,
pero Dios hará que salgas de ella indemne; así, a la manera de una
vasija de barro, serás modelado con la predicación y cocido en el fuego
de
la tribulación. Cuando entres en la tentación, confía que saldrás
de ella, porque fiel es Dios: el Señor guarda tus entradas y salidas.
Más
adelante, cuando este cuerpo sea hecho inmortal e
incorruptible, cesará toda tentación; porque el cuerpo ha muerto.
¿Por qué ha muerto? Por causa del pecado. Pero el espíritu es vida. ¿Por
qué? Por la justificación. Así pues,
¿quedará el cuerpo definitivamente muerto? No, ciertamente;
escucha cómo continúa el texto: Si el Espíritu de aquel que resucitó a
Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que
resucitó a Cristo de entre los muertos vivificará también vuestros
cuerpos mortales. Ahora tenemos un cuerpo meramente natural, después lo
tendremos espiritual.
¡Feliz el Aleluya que allí
entonaremos! Será un Aleluya seguro y sin temor, porque allí no
habrá ningún enemigo, no se perderá ningún amigo. Allí, como ahora aquí,
resonarán las alabanzas divinas; pero las
de aquí proceden de los que están aún en dificultades, las de allá
de los que ya están en seguridad; aquí de los que han de morir, allá de
los que han de vivir para siempre; aquí de los
que esperan, allá de los que ya poseen; aquí de los que están
todavía en camino, allá de los que ya han llegado a la patria.
Por
tanto, hermanos míos, cantemos ahora, no para deleite de nuestro
reposo, sino para alivio de nuestro trabajo. Tal como suelen
cantar los caminantes: canta, pero camina; consuélate en el trabajo
cantando, pero no te entregues a la pereza; canta y camina a la vez.
¿Qué significa camina?
Adelanta, pero en el bien. Porque hay algunos, como dice el
Apóstol, que adelantan de mal en peor. Tú, si adelantas, caminas; pero
adelanta en el bien, en la fe verdadera, en las buenas costumbres; canta
y camina.
RESPONSORIO Cf. Ap 21, 21; cf. Tb 13, 22. 13. 14
R. Tus plazas, Jerusalén, están pavimentadas de oro puro, y en tus
puertas se entonarán cantos de alegría. * Y todas tus casas cantarán:
«Aleluya».
V. Brillarás cual luz de lámpara y pueblos numerosos vendrán a ti de
lejos.
R.
Y todas tus casas cantarán: «Aleluya».
ORACIÓN.
OREMOS,
Mueve, Señor, nuestros corazones, para que correspondamos con
mayor generosidad a la acción de tu gracia, y recibamos en mayor
abundancia la ayuda de tu bondad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
Porque el
Señor es un Dios grande, soberano de todos
los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las
cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que
modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo
al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su
pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el
corazón
como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros
padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella
generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que
no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi
descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.
Himno: SI SALVASTE A MAGDALENA
Si salvaste a Magdalena y al ladrón de eterna pena, tú serás mi
salvador.
De tu amor yo no soy digno, mas tú, Señor, sé benigno, no arda yo en
fuego eternal. Líbrame
de todo daño, admíteme en tu rebaño, a tu diestra, sacro Rey.
Librado
ya del averno, sé mi guía al gozo eterno, a tu dulce corazón.
Puesto, Jesús, yo
de hinojos, con
lágrimas en los ojos, te pido la salvación.
Cuando el reo vaya al
juicio, por tu muerte, sé propicio, por tu vida, Salvador.
Oh Dios santo, el uno
y trino, llévanos por tu camino a la
patria celestial. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu
fidelidad.
Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA
DE LOS HOMBRES.
Es bueno dar gracias al Señor y tocar para tu nombre, oh Altísimo, proclamar por la mañana tu misericordia y de noche tu fidelidad, con arpas de
diez cuerdas y laúdes sobre arpegios de
cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría, y mi júbilo, las obras de
tus manos. ¡Qué magníficas son tus obras, Señor, qué profundos tus designios! El
ignorante no los entiende ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen
como hierba los malvados y florezcan los malhechores, serán destruidos para
siempre. Tú, en cambio, Señor, eres excelso por los
siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán, los malhechores serán
dispersados; pero a mí me das la fuerza de un búfalo y me unges con aceite
nuevo. Mis ojos no temerán a mis
enemigos, mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una
palmera y se alzará como un cedro del Líbano: plantado en la casa del Señor, crecerá en los atrios de
nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto y estará lozano y
frondoso, para proclamar que el Señor es justo, que en mi Roca no existe la
maldad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu
fidelidad.
Ant 2. Dad gloria a nuestro Dios.
Cántico: BENEFICIOS DE DIOS PARA CON SU PUEBLO Dt 32, 1-12
Escuchad, cielos, y hablaré; oye, tierra, los dichos de mi boca; descienda como lluvia mi doctrina, destile como rocío mi palabra; como llovizna
sobre la hierba, como sereno sobre el césped; voy a
proclamar el nombre del Señor: dad gloria a nuestro Dios.
Él es la
Roca, sus obras son perfectas, sus caminos son justos, es un Dios fiel, sin
maldad; es justo y recto.
Hijos degenerados, se portaron
mal con él, generación malvada y pervertida. ¿Así le pagas al Señor, pueblo necio e insensato? ¿no es él tu padre y tu creador, el que te hizo y te
constituyó?
Acuérdate
de los días remotos, considera las edades pretéritas, pregunta a tu
padre y te lo contará, a tus ancianos y te lo dirán:
Cuando el Altísimo daba a
cada pueblo su heredad, y
distribuía a los hijos de Adán, trazando las fronteras de las naciones, según el número de los hijos de Dios, la porción del Señor fue su pueblo, Jacob fue la parte de su heredad.
Lo
encontró en una tierra desierta, en una soledad poblada de aullidos: lo
rodeó cuidando de él, lo guardó como a las niñas de sus ojos.
Como el águila
incita a su nidada, revolando
sobre los polluelos, así extendió sus alas, los tomó y los llevó sobre
sus plumas.
El Señor solo los condujo no hubo dioses extraños con él.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Dad gloria a nuestro Dios.
Ant 3. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!
Salmo 8 MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor, dueño nuestro, ¡que admirable es tu nombre en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos. De la boca de los niños de pecho has
sacado una alabanza contra tus enemigos, para
reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de
tus manos; la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que te
acuerdes de él; el ser humano, para darle poder?
Lo
hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus
pies:
rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del
campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por las
aguas.
Señor, dueño nuestro, ¡que admirable es tu nombre en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!
LECTURA BREVE Rm 12, 14-16a
Bendecid a los que os persiguen, no maldigáis. Alegraos con
los que se alegran; llorad con los que lloran. Tened un mismo sentir
entre vosotros, sin apetecer grandezas; atraídos más bien por lo
humilde.
RESPONSORIO BREVE
V. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
V. Mi lengua recitará tu auxilio.
R. Cuando salmodie para ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a
su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por
boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de
nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la
misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa
alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le
sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros
días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás
delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el
perdón de sus
pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará
el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra
de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino
de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant.
Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
PRECES
Celebremos la sabiduría y la bondad de Cristo, que ha querido
ser amado y servido en los hermanos, especialmente en los que sufren, y
supliquémosle insistentemente diciendo:
Señor, acrecienta nuestro amor.
Al
recordar esta mañana tu santa resurrección, te pedimos, Señor, que
extiendas los beneficios de tu redención a todos los hombres.
Que todo el día de
hoy sepamos dar buen testimonio del nombre
cristiano y ofrezcamos nuestra jornada como un culto espiritual
agradable al Padre.
Enséñanos, Señor, a descubrir tu imagen en todos los
hombres y a saberte servir a ti en cada uno de ellos.
Cristo,
Señor nuestro, vid verdadera de la que nosotros somos sarmientos, haz
que permanezcamos en ti y demos fruto abundante para que con ello sea glorificado
nuestro Padre que está en el cielo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Con la confianza que nos da nuestra fe, acudamos ahora al Padre,
diciendo como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Que nuestra voz, Señor, nuestro espíritu y toda nuestra vida
sean una continua alabanza en tu honor, y ya que toda nuestra existencia
es un don gratuito de tu liberalidad, haz que también cada una de
nuestras acciones
te esté plenamente dedicada. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es
Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
Himno: ÉSTE ES EL TIEMPO EN QUE LLEGAS
Éste es el tiempo en que llegas, Esposo, tan de repente, que invitas a
los que velan y olvidas a los que duermen.
Salen cantando a tu encuentro doncellas con ramos verdes y lámparas que guardaron copioso
y claro el aceite.
¡Cómo golpean las necias las puertas de tu banquete! ¡Y cómo lloran a oscuras los ojos que no han de verte!
Mira que estamos
alerta, Esposo, por si vinieres, y
está el corazón velando mientras los ojos se duermen.
Danos un puesto a
tu mesa, Amor que a la noche vienes, antes que la noche acabe y que la puerta se
cierre. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Anunciad a los pueblos y decidles: «Mirad, viene Dios, nuestro
Salvador.»
Salmo 140, 1-9 - ORACIÓN ANTE EL PELIGRO
Señor, te estoy llamando, ven de prisa, escucha mi voz cuando te llamo. Suba mi oración como incienso en tu presencia, el alzar de mis manos como
ofrenda de la tarde.
Coloca, Señor, una guardia en mi
boca, un centinela a la puerta de mis labios; no dejes inclinarse mi
corazón a la maldad, a cometer crímenes y delitos; ni que con los hombres
malvados participe en banquetes.
Que el justo me golpee, que el
bueno me reprenda, pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza; yo
opondré mi oración a su malicia.
Sus jefes cayeron despeñados, aunque escucharon
mis palabras amables; como una
piedra de molino, rota por tierra, están esparcidos nuestros huesos a la
boca de la tumba.
Señor, mis ojos están vueltos a ti, en ti me refugio, no me
dejes indefenso; guárdame del lazo que me han
tendido, de la trampa de los malhechores.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Anunciad a los pueblos y decidles: «Mirad, viene Dios, nuestro
Salvador.»
Ant 2. Mirad: el Señor vendrá y todos sus santos vendrán con él; en
aquel día habrá una gran luz. Aleluya.
Salmo 141 - ORACIÓN DEL HOMBRE ABANDONADO: TU ERES MI REFUGIO
A voz en grito clamo al Señor, a voz en grito suplico al Señor; desahogo
ante él mis afanes, expongo ante él mi angustia, mientras me va faltando el
aliento.
Pero tú conoces mis
senderos, y que en el camino por donde avanzo me han escondido una
trampa.
Me vuelvo a la derecha y miro: nadie me hace caso; no tengo adónde huir, nadie
mira por mi vida.
A ti grito, Señor; te
digo: «Tú eres mi refugio y mi heredad en el país de la vida.»
Atiende a
mis clamores, que estoy agotado; líbrame de mis perseguidores, que son más
fuertes que yo.
Sácame
de la prisión, y daré gracias a tu nombre: me rodearán los justos cuando
me devuelvas tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Mirad: el Señor vendrá y todos sus santos vendrán con él; en aquel
día habrá una gran luz. Aleluya.
Ant 3. Vendrá el Señor con gran poder y lo contemplarán todos los
hombres.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de
Dios, al contrario, se anonadó a sí mismo, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.
Y
así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso
a la muerte y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo y le
concedió el
«Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se
doble en el cielo, en la tierra, en el abismo y toda lengua proclame: Jesucristo
es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Vendrá el Señor con gran poder y lo contemplarán todos los
hombres.
LECTURA BREVE 1Ts 5,23-24
Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo
vuestro ser -espíritu, alma y cuerpo- sea custodiado sin reproche hasta
la Parusía de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es a sus promesas el que os
ha
convocado; y él las cumplirá.
RESPONSORIO BREVE
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
V. Y danos tu salvación.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Mirad: el Señor viene de lejos y su resplandor ilumina toda la tierra.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones, porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su
misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con
su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba
del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos
los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su
siervo, acordándose de su misericordia —como lo
había prometido a nuestros padres— en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Mirad: el Señor viene de lejos y su resplandor ilumina toda la tierra.
PRECES
Invoquemos a Cristo, alegría y júbilo de cuantos esperan su llegada, y
digámosle:
Ven, Señor, y no tardes más.
Esperamos alegres tu venida, ven,
Señor Jesús.
Tú
que existes antes de los tiempos, ven y salva a los que viven en el
tiempo. Tú que creaste el mundo y a todos los que en él habitan, ven a
restaurar la obra de tus manos.
Tú que no despreciaste
nuestra naturaleza mortal, ven y arráncanos del dominio de la muerte. Tú que viniste para que tuviéramos vida abundante, ven y danos tu vida eterna.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que quieres congregar a todos los hombres en tu reino, ven y reúne a
cuantos desean contemplar tu rostro. Pidamos ahora con grande confianza la
venida del reino de Dios, con las
palabras que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, despierta en tus fieles el deseo de prepararse a la
venida de Cristo por la práctica de las buenas obras, para que,
colocados un día a su derecha, merezcan poseer el reino celestial. Por
nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha
concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios
todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a
vosotros, hermanos, que intercedáis por mí
ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO ACABAMOS EL DÍA
Cuando acabamos el día te suplicamos, Señor, nos hagas de centinela y
otorgues tu protección.
Que te sintamos: contigo sueñe nuestro corazón para
cantar tus loores de nuevo al
salir el sol.
Danos vida saludable, alienta nuestro calor, tu claridad
ilumine la oscuridad que llegó.
Dánoslo, Padre piadoso, por Jesucristo, el
Señor, que reina con el Espíritu Santo
vivificador. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío; tú que en el aprieto me
diste anchura, ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo
ultrajaréis mi
honor, amaréis la falsedad y buscaréis el engaño? Sabedlo: el Señor hizo
milagros en mi favor, y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no
pequéis, reflexionad en
el silencio de vuestro lecho; ofreced sacrificios legítimos y confiad en
el Señor.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha, si la luz de tu
rostro ha huido de
nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría que si
abundara en trigo y en vino.
En paz me acuesto y en seguida me duermo, porque tú
sólo,
Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant 2. Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora bendecid al Señor, los siervos del Señor, los que pasáis la
noche en la casa del Señor:
Levantad las manos hacia el santuario, y bendecid al
Señor.
El Señor te
bendiga desde Sión: el que hizo cielo y tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA BREVE Dt 6,4-7
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno.
Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con
todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria;
se
las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y
yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los
pueblos
luz para alumbrar a las naciones y gloria
de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al
clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la
alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los
siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa
muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Salve, Reina de los cielos y Señora de los ángeles; salve raíz, salve
puerta, que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa, entre todas la
más bella; salve,
agraciada doncella, ruega a Cristo por nosotros.
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