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Dios Existe
 | Asunto: | [diosexiste] Lecturas, Santoral y Liturgia de las horas del Lunes 05 de Octubre de 2020 | Fecha: | 5 de Octubre, 2020 06:07:58 (+0200) | Autor: | Alfa Romeo <yj_adonai @.....es>
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Lunes 27ª semana de tiempo ordinario
Lecturas
Gál 1,6-12: He recibido el Evangelio Salmo 110: Doy gracias al
Señor de todo corazón Lc 10,25-37: ¿Quién es mi prójimo?
Santoral:
Plácido, Froilan, Flor, Faustina Kowalska
Liturgia de las horas
Of La Tr Sx Nn Vs Cm
Lecturas del Lunes 05 de Octubre de 2020
Gálatas 1, 6-12 No he recibido ni aprendido de ningún hombre el
Evangelio, sino por revelación de Jesucristo
Hermanos:
Me sorprende que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó a la
gracia de Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio. No es que haya
otro evangelio, lo que pasa es que algunos os turban para volver del
revés el Evangelio de Cristo. Pues bien, si alguien os predica un
evangelio distinto del que os hemos predicado-seamos nosotros mismos o
un ángel del cielo-, ¡sea maldito! Lo he dicho y lo repito: Si alguien
os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡ sea maldito!
Cuando dijo esto, ¿busco la aprobación de los hombres, o la de Dios?;
¿trato de agradar a los hombres? Si siguiera todavía agradando a los
hombres, no sería siervo de Cristo.
Os notifico, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es de
origen humano; yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino
por revelación de Jesucristo.
Salmo responsorial: 110 El Señor recuerda siempre su alianza.
Doy gracias al Señor de todo corazón, / en compañía de los rectos, en
la asamblea. / Grandes son las obras del Señor, / dignas de estudio para
los que las aman. R.
Justicia y verdad son las obras de sus manos, / todos sus
preceptos merecen confianza: / son estables para siempre jamás, / se han
de cumplir con verdad y rectitud. R.
Envió la redención a su pueblo, / ratificó para siempre su
alianza, / su nombre es sagrado y temible. / La alabanza del Señor dura
por siempre. R.
Lucas 10, 25-37 ¿Quién es mi prójimo?
En
aquel tiempo se presentó un letrado y le preguntó a Jesús para ponerlo a
prueba: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?" El
le dijo: "¿Qué está escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella?" El letrado
contestó: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con todas tus fuerzas, y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti
mismo" El le dijo: "Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida" Pero el
letrado, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús: "¿Y quién es
mi prójimo?" Jesús le dijo: "Un hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó,
cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y
se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote
bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo
mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo, dio un rodeo y
pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y,
al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles
aceite y vino y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó en una
posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al
posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más, yo te lo pagaré
a la vuelta. ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo
del que cayó en manos de los bandidos?" El letrado contestó: "El que
practicó la misericordia con él" Díjole Jesús: "Anda, haz tu lo mismo".
Comentarios: evangeli.net
Hno.
Lluís
SERRA i Llançana
(Roma, Italia)
El que practicó la misericordia con él»
Hoy, un maestro de la Ley plantea a
Jesús una pregunta que quizás nos hemos formulado más de una vez: «¿Qué
he de hacer para tener en herencia la vida eterna?» (Lc 10,25). Era una
pregunta que iba con segundas, pues quería poner a prueba a Jesús. El
maestro responde sabiamente lo que dice la Ley, es decir, amar a Dios y
al prójimo como a uno mismo (cf. Lc 10,27). La clave es amar. Si
buscamos la vida eterna, sabemos que «la fe y la esperanza pasarán,
mientras que el amor no pasará nunca» (cf. 1Cor 13,13). Cualquier
proyecto de vida y cualquier espiritualidad cuyo centro no sea el amor
nos aleja del sentido de la existencia. Un punto de referencia
importante es el amor a uno mismo, a menudo olvidado. Solamente podemos
amar a Dios y al prójimo desde nuestra propia identidad.
El maestro de la Ley va más lejos todavía y pregunta a Jesús: «Y ¿quién
es mi prójimo?» (Lc 10,29). La respuesta llega a través de un cuento, de
una parábola, de una historia corta, sin formulaciones teóricas
complicadas, pero con un gran contenido. El modelo de prójimo es un
samaritano, es decir, un marginado, un excluido del pueblo de Dios. Un
sacerdote y un levita pasan de largo al ver al hombre apaleado y
malherido. Los que parecen estar más cerca de Dios (el sacerdote y el
levita) son los que están más lejos del prójimo. El maestro de la Ley
evita pronunciar la palabra "samaritano" para indicar a quien se
comportó como prójimo del hombre malherido y dice: «El que practicó la
misericordia con él» (Lc 10,37).
La propuesta de Jesús es clara: «Vete y haz tú lo mismo». No es la
conclusión teórica del debate, sino la invitación a vivir la realidad
del amor, el cual es mucho más que un sentimiento etéreo, pues se trata
de un comportamiento que vence las discriminaciones sociales y que brota
del corazón de la persona. San Juan de la Cruz nos recuerda que «al
atardecer de la vida te examinarán del amor».
servicioskoinonia.org
Es interesante el diálogo que sostienen el doctor de la
ley y Jesús. Parece que este hombre está preocupado por lo fundamental de la
"vida eterna" y por eso pregunta qué es lo más importante.
Jesús responde
afirmando que el núcleo del evangelio, según Lucas, es el amor solidario. Aquí
se sintetiza toda la ley y los profetas. Además, le propone la parábola del buen
samaritano, en la cual se subraya que el amor es capaz de superar todas las
barreras legales y religiosas que separan y clasifican a las personas, desde su
proximidad a Dios y su observancia de la Ley.
Jesús enfatiza que el centro de la
ley es el amor concreto, vivido a la manera del samaritano anónimo que sintió
compasión. Solamente la solidaridad salva al hombre.
En la comunidad de Lucas,
la presencia de personas de diferentes etnias y culturas podía representar un
problema. Con esta parábola Lucas reafirma que el amor a Dios va de la mano con
la capacidad de ser hermano. ¿Te has hecho prójimo de tu hermano caído?
evangeliodeldia.org
evangeli.net
Rev. P.
Ivan
LEVYTSKYY CSsR
(Lviv, Ucrania)
«¿Qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?»
Hoy, el mensaje evangélico señala
el camino de la vida: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, (…) y
a tu prójimo como a ti mismo» (Lc 10,27). Y porque Dios nos ha amado
primero, nos lleva a la unión con Él. La beata Teresa de Calcuta dice:
«Nosotros necesitamos esta unión íntima con Dios en nuestra vida
cotidiana. ¿Y cómo podemos conseguirla? A través de la oración». Estando
en unión con Dios empezamos a experimentar que todo es posible con Él,
incluso el amar al prójimo.
Alguien decía que el cristiano entra en la iglesia para amar a Dios y
sale para amar al prójimo. El Papa Benedicto subraya que el programa del
cristiano —el programa del buen samaritano, el programa de Jesús— es
«un corazón que ve». ¡Ver y parar! En la parábola, dos personas ven al
necesitado, pero no paran. Por esto Cristo reprochaba a los fariseos
diciendo: «Tenéis ojos y no veis» (Mc 8,18). Al contrario, el samaritano
ve y para, tiene compasión y así salva la vida al necesitado y a sí
mismo.
Cuando el famoso arquitecto catalán Antonio Gaudí fue atropellado por un
tranvía, algunas personas que estaban de paso no pararon para ayudar a
aquel anciano herido. No llevaba documento alguno y por su aspecto
parecía un mendigo. Seguramente que si la gente hubiese sabido quién era
aquel prójimo, hubiese hecho cola para auxiliarlo.
Cuando practicamos el bien, pensamos que lo hacemos por el prójimo, pero
realmente también lo hacemos por Cristo: «Os aseguro que todo lo que
hicisteis por uno de los más pequeños de estos mis hermanos, a mi lo
hicisteis» (Mt 25,40). Y mi prójimo, dice Benedicto XVI, es cualquiera
que tenga necesidad de mí y que yo pueda ayudar. Si cada uno, al ver al
prójimo en necesidad, se detuviera y se compadeciera de él una vez al
día o a la semana, la crisis disminuiría y el mundo devendría mejor.
«Nada nos asemeja tanto a Dios como las obras buenas» (San Gregorio de
Nisa).
fraynelson.com
Fray Nelson Medina OP
1. El Buen Samaritano
1.1 La Arquidiócesis de Madrid, en su página web
(http://www.archimadrid.es), que recomendamos, ofrece una preciosa
reflexión sobre el evangelio de hoy. De allí tomamos lo que sigue,
aunque siguiendo nuestra numeración habitual.
1.2 Aquel hombre, queriendo justificarse, le hace una segunda
pregunta a Jesucristo: ¿Y quién es mi prójimo? La respuesta de Jesús Un
hombre... despojado, golpeado, medio muerto es una de sus enseñanzas
más luminosas, como un compendio de todo el Evangelio: la parábola del
buen samaritano. También podríamos denominarla la parábola del hombre
despojado. Mi prójimo es un hombre cualquiera que me encuentro tirado en
el camino, herido, abandonado. Ese hombre concreto está apelando a la
conciencia de quien lo encuentra: para que reconozca en el rostro
desfigurado y en el cuerpo contrahecho, dolorido, la imagen del hermano,
del otro yo que pide una ayuda efectiva, una mano cercana.
2. ¿Quién era, quién es ese pobre?
2.1 Intentemos ahora comprender nuestra sociedad a la luz de este
evangelio. Así, podríamos afirmar que esa persona concreta despojada es
hoy uno de los miles de niños la criatura más débil e inocente que son
eliminados en el seno materno. La cuna natural de la vida se convierte
para él en el corredor de la muerte. Una sociedad que legitima un crimen
tan abominable como el aborto está perdiendo el sentido mismo de la
dignidad humana, base de los derechos fundamentales y de la verdadera
democracia.
2.2 Esa persona concreta despojada en nuestra sociedad puede ser una
de las madres que, ante las dificultades para sacar adelante al hijo de
sus entrañas, es dejada sola. En ese período en el que necesita más
ayuda muchas veces no encuentra el apoyo efectivo al que tendría
derecho.
2.3 Esa persona concreta despojada puede ser también hoy, en nuestra
sociedad, uno de los emigrantes pobres que acuden a nuestras tierras
quizá tras sobrevivir a una penosa travesía, buscando una oportunidad
en la vida. En ocasiones encuentra que el bienestar no es repartido
entre todos.
2.4 Esa persona concreta despojada puede ser hoy, en nuestra
sociedad, uno de esos muchos ancianos abandonados. La sociedad los
considera cada día más como una carga insoportable. Se llega a la
aberración de la aceptación cultural y legal de la llamada eutanasia,
forma gravísima de insolidaridad. La enumeración de formas de despojo
podría seguir.
2.5 Continúa la parábola: Casualmente pasó junto al hombre herido un
sacerdote y después un levita. Ambos lo vieron, pero dieron un rodeo.
Esta mención debió ruborizar a su interlocutor y al resto de las
autoridades religiosas que escuchaban en ese momento a Jesús. También
nosotros, pastores de la Iglesia, y todos los discípulos de Cristo,
hemos de sentirnos directamente interpelados por esta indicación del
Maestro. No podemos pasar de largo ante ese hombre que encontramos, hoy,
despojado, en nuestro camino, en nuestras calles. La Palabra de Dios
nos llama a un profundo examen de conciencia y revisión de vida. La
coherencia y la credibilidad de nuestro anuncio cristiano requiere que
amemos con obras.
3. Brota la Luz
3.1 Pero sigue aún el relato de Jesús. Y es en este momento oscuro
cuando brota la luz. La historia de una tragedia fratricida de crueldad e
indiferencia se transforma en historia de amor fraterno, hermoso. Es
precisamente un samaritano considerado habitualmente por los
contemporáneos de Jesús como un infiel despreciable quien se mueve a
compasión ante el hombre malherido y se desvive por él. El buen
samaritano es la figura de la persona que vive para los demás, abierto a
compartir los sufrimientos de los otros.
3.2 Gracias a Dios en nuestra sociedad son muchos, miles, cristianos
o no los que reviven con infinidad de gestos ocultos la actitud
generosa, hondamente humanitaria, del que se acercó al hombre maltrecho.
Son muchos los que acogen con amor sacrificado al niño por nacer, a la
madre en apuros, al emigrante desamparado, al anciano desvalido. Ese
amor hecho obras de misericordia es el que hoy edifica eficazmente la
civilización del amor y la cultura de la vida.
3.3 Acabada la narración, Jesús le devuelve la pregunta a su docto
interlocutor. Pero cambia los términos. La cuestión sobre la identidad
del prójimo ¿Quién es mi prójimo? tiene una respuesta obvia: todo
hombre. La cuestión decisiva es otra: ¿Quién fue prójimo del hombre
despojado? La respuesta debe darla cada ser humano con sus obras. Esa
respuesta decide, juzga, el auténtico valor de su vida.
3.4 En su contestación el interlocutor no se atreve a mencionar el
nombre samaritano, pero acierta igualmente. Fue verdaderamente prójimo
del hombre despojado el que practicó misericordia con él. Hasta un niño
habría sabido contestar a una pregunta tan fácil. El Evangelio de la
misericordia predicado por Jesús llega sencillamente al corazón del
hombre, de todo hombre. La conclusión del diálogo y de la parábola no
requiere más comentarios. Requiere, simplemente, que cada uno la
convirtamos en norma de vida: Vete y haz tú lo mismo.
Santoral
Faustina Kowalska
Santa, Apóstol de la Divina MisericordiaPor: Sinda Miranda | Fuente:
Catholic.net
Apóstol de la Divina Misericordia
Martirologio Romano: En
Cracovia, en Polonia, santa María Faustina (Elena) Kowalska, virgen de
las Hermanas de la Bienaventurada Virgen María de la Misericordia,
solícita de anunciar el misterio de la divina misericordia (1938).
Fecha de
beatificación: 18 de abril de 1993 por S.S. Juan Pablo II Fecha de
canonización: 30 de abril de 2000 también por el Papa Juan Pablo II.
Breve Biografía
Sor
Faustina nació en el año 1905 en la aldea de Glogowiec, cerca de Lodz,
como la tercera de diez hermanos en la familia de Kowalski. Desde
pequeña se destacó por el amor a la oración, laboriosidad, obediencia y
sensibilidad ante la pobreza humana. Su educación escolar duró apenas
tres años. Al cumplir 16 años abandonó la casa familiar para trabajar de
empleada doméstica en casas de familias acomodadas. A los 20 años entró
en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la
Misericordia, donde como Sor María Faustina vivió 13 años cumpliendo
los deberes de cocinera, jardinera y portera. Su vida, aparentemente
ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por la extraordinaria
profundidad de su unión con Dios. Desde niña había deseado ser una gran
santa y, en consecuencia, caminó hacia este fin colaborando con Jesús en
la obra de salvar a las almas perdidas, hasta ofrecerse como sacrificio
por los pecadores. Los años de su vida conventual estuvieron marcados,
pues, por el estigma del sufrimiento y las extraordinarias gracias
místicas.
La misión de sor Faustina consiste en 3 tareas:
- Acercar y proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre
el amor misericordioso de Dios a cada persona.
-
Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero, y especialmente
para los pecadores, por ejemplo a través de la práctica de las nuevas
formas de culto a la Divina Misericordia, presentadas por el Señor
Jesús: la imagen de la Divina Misericordia con la inscripción: Jesús, en
ti confío, la fiesta de la Divina Misericordia, el primer domingo
después de la Pascua de Resurrección, la coronilla a la Divina
Misericordia y la oración a la hora de la Misericordia (las tres de la
tarde). A estas formas de la devoción y a la propagación del culto a la
Divina Misericordia el Señor Jesús vinculó grandes promesas bajo la
condición de confiar en Dios y practicar el amor activo hacia el
prójimo.
- La
tercera tarea es inspirar un movimiento apostólico de la Divina
Misericordia que ha de proclamar y alcanzar la misericordia de Dios para
el mundo y aspirar a la perfección cristiana siguiendo el camino
trazado por la beata sor María Faustina. Este camino es la actitud de
confianza de niño hacia Dios que se expresa en cumplir su voluntad y la
postura de caridad hacia el prójimo. Actualmente este movimiento dentro
de la Iglesia abarca a millones de personas en el mundo entero:
congregaciones religiosas, institutos laicos, sacerdotes, hermandades,
asociaciones, distintas comunidades de apóstoles de la Divina
Misericordia y personas no congregadas que se comprometen a cumplir las
tareas que el Señor Jesús transmitió por sor María Faustina.
- Sor
María Faustina manifestó su misión en el Diario que escribió por
mandato del Señor Jesús y de los confesores. Registró en él con
fidelidad todo lo que Jesús le pidió y describió todos los encuentros de
su alma con Él. Secretaria de mi más profundo misterio ‹dijo el Señor
Jesús a sor María Faustina‹ tu misión es la de escribir todo lo que te
hago conocer sobre mi misericordia para el provecho de aquellos que
leyendo estos escritos, encontrarán en sus almas consuelo y adquirirán
valor para acercarse a mí (Diario 1693). Esta obra acerca de modo
extraordinario el misterio de la misericordia Divina. Atrae no solamente
a la gente sencilla sino también a científicos que descubren en ella un
frente más para sus investigaciones. El Diario ha sido traducido a
muchos idiomas,por citar algunos: inglés, alemán, italiano, español,
francés, portugués, árabe, ruso, húngaro, checo y eslovaco.
El 18 de abril de 1993 el Papa Juan Pablo II beatificó a nuestra Sor
Faustina Kowalska en la Basílica de San Pedro en Roma. Fue en el primer
domingo de Pascua, en el cual, según el pedido expreso de Jesús a Sor
Faustina, debía celebrarse la Fiesta de la Misericordia. Y la beatificó
precisamente Juan Pablo II, quien siendo aún arzobispo de Cracovia,
llevó adelante el proceso arquidiocesano como paso previo a los procesos
romanos.
El 30 de abril de 2000, el Santo Padre Juan Pablo II, canonizó a Sor
Faustina, en la Basílica de San Pedro, frente a 200.000 devotos de la
Divina Misericordia.
Oración para alcanzar gracias por medio de la beata Sor Faustina
Oh Jesús, que hiciste de la beata Faustina una gran devota de tu infinita
misericordia,
concédeme por su intercesión, si fuere esto conforme a tu santísima voluntad,
la gracia de .............................., que
te pido. Yo, pecador/a, no soy digno/a de tu misericordia, pero dígnate
mirar el espíritu de entrega y sacrificio de Sor Faustina
y recompensa sus virtudes atendiendo las súplicas que a través de ella te
presento confiando en tí.
Padre nuestro...
Ave María...
Gloria...
Santa Faustina, ruega por nosotros.
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Sito de Santa Faustina
Liturgia de las horas
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
Himno: DIOS DE LA TIERRA Y DEL CIELO
Dios de la tierra y del cielo, que, por dejarlas más claras, las grandes
aguas separas, pones un límite al cielo.
Tú que das cauce al riachuelo y alzas
la nube a la altura, tú que, en
cristal de frescura, sueltas las aguas del río sobre las tierras de
estío, sanando su quemadura,
danos tu gracia, piadoso, para que el viejo pecado no
lleve al hombre engañado a sucumbir a su
acoso.
Hazlo en la fe luminoso, alegre en la austeridad, y hágalo tu
claridad salir de sus vanidades; dale, Verdad de verdades, el amor a tu verdad.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Vendrá el Señor y no callará.
Salmo 49 I - LA VERDADERA RELIGIOSIDAD
El Dios de los dioses, el Señor, habla: convoca la tierra de oriente a
occidente. Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece: viene nuestro Dios, y no
callará.
Lo precede fuego voraz, lo rodea
tempestad violenta. Desde lo alto convoca cielo y tierra, para juzgar a su
pueblo:
«Congregadme a mis fieles, que sellaron mi pacto con un sacrificio.» Proclame el cielo su justicia; Dios en persona va a
juzgar.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Vendrá el Señor y no callará.
Ant 2. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
Salmo 49 II
«Escucha, pueblo mío, que voy a hablarte; Israel, voy a dar testimonio
contra ti; —yo, el Señor, tu Dios—.
No te reprocho tus sacrificios, pues siempre
están tus holocaustos ante mí. Pero
no aceptaré un becerro de tu casa, ni un cabrito de tus rebaños;
pues las
fieras de la selva son mías, y hay miles de bestias en mis montes; conozco todos
los pájaros del cielo, tengo a mano
cuanto se agita en los campos.
Si tuviera hambre, no te lo diría; pues el
orbe y cuanto lo llena es mío. ¿Comeré yo carne de toros, beberé sangre de
cabritos?
Ofrece a Dios un
sacrificio de alabanza, cumple tus votos al Altísimo e invócame el día del
peligro: yo te libraré, y tú me darás gloria.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
Ant 3. Quiero misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios más
que holocaustos.
Salmo 49 III
Dios dice al pecador: «¿Por qué recitas mis preceptos y tienes siempre en
la boca mi alianza, tú que detestas mi enseñanza y te echas a la espalda mis
mandatos?
Cuando ves un
ladrón, corres con él; te mezclas con los adúlteros; sueltas tu lengua
para el mal, tu boca urde el engaño;
te sientas a hablar contra tu hermano, deshonras al hijo de tu madre; esto haces,
¿y me voy a callar? ¿Crees que soy como tú? Te acusaré, te lo echaré en
cara.»
Atención los que olvidáis a Dios, no sea que os destroce sin remedio.
El
que me ofrece
acción de gracias, ése me honra; al que sigue buen camino le haré ver la
salvación de Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Quiero misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios más que
holocaustos.
V. Escucha, pueblo mío, que voy a hablarte.
R. Yo, el Señor, tu Dios.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Ben Sirá 2, 1-23
PACIENCIA EN LA TENTACIÓN
Hijo mío, cuando te acerques al temor de Dios, prepárate para
las pruebas; mantén el corazón firme, sé valiente, no te asustes en el
momento de la prueba; pégate a él, no lo abandones, y al
final serás enaltecido. Acepta cuanto te suceda, aguanta
enfermedad y pobreza: porque el oro se acrisola en el fuego, y el hombre
que Dios ama, en el horno de la pobreza. Confía en Dios, que él te
ayudará; espera en
él, y te allanará el camino.
Los que teméis al Señor,
esperad en su misericordia, y no os apartéis, para no caer; los que
teméis al Señor, confiad en él, que no retendrá
vuestro salario hasta mañana; los que teméis al Señor, esperad
bienes, gozo perpetuo y salvación. Fijaos en las generaciones
pretéritas: ¿quién confió en el Señor, y quedó
defraudado?, ¿quién esperó en él, y quedó abandonado?, ¿quién
gritó a él, y no fue escuchado? Porque el Señor es clemente y
misericordioso, perdona el pecado y salva del
peligro.
Ay del corazón cobarde, de las manos inertes; ay
del hombre que va por dos caminos; ay del corazón que no confía, porque
no alcanzará protección; ay de los que abandonáis la esperanza,
¿qué haréis cuando venga a tomar cuentas el Señor?
Los que
temen al Señor no desobedecen sus palabras; los que lo aman siguen sus
caminos. Los que temen ofenderlo buscan lo que es de su agrado; los que
lo aman cumplen la ley; los que temen al Señor disponen el corazón
y se humillan delante de él. Entreguémonos en manos de Dios y no en
manos de hombre, pues como es su grandeza así es su misericordia.
RESPONSORIO Cf. Sir 2, 10. 11; Sal 33, 6
R. Los que teméis al Señor, confiad en él, y vuestros corazones se
llenarán de luz; fijaos en las generaciones pretéritas: * ¿quién
confió en el Señor, y quedó defraudado?
V. Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se
avergonzará.
R. ¿Quién confió en el Señor, y quedó defraudado?
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san Ambrosio, obispo, Sobre Caín y Abel
(Libro 1, 9, 34. 38-39: CSEL 32, 369. 371-372)
HAY QUE ORAR ESPECIALMENTE POR TODO EL CUERPO DE LA IGLESIA
Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza, cumple tus votos al
Altísimo. Alabar a Dios es lo mismo que hacer votos y cumplirlos. Por
eso se nos dio a todos como modelo aquel samaritano que, al verse curado
de la lepra juntamente con
los otros nueve leprosos que obedecieron la palabra del Señor,
volvió de nuevo al encuentro de Cristo y fue el único que glorificó a
Dios, dándole gracias. De él dijo Jesús: No ha vuelto ninguno
a dar gloria a Dios, sino este extranjero. Levántate -le dijo- y
vete; tu fe te ha salvado.
Con esto el Señor Jesús en su
enseñanza divina te mostró, por una parte, la bondad de Dios Padre y,
por otra,
te insinuó la conveniencia de orar con intensidad y frecuencia: te
mostró la bondad del Padre haciéndote ver cómo se complace en darnos
sus bienes para que con ello aprendas a pedir bienes al que es el mismo
bien;
te mostró la conveniencia de orar con intensidad y frecuencia no
para que tú repitas sin cesar y mecánicamente fórmulas de oración, sino
para que adquieras el espíritu de orar asiduamente. Porque con
frecuencia las largas oraciones van acompañadas de vanagloria y la
oración continuamente interrumpida tiene como compañera la desidia.
Luego
te amonesta también el Señor a que pongas el máximo
interés en perdonar a los demás cuando tú pides perdón de tus
propias culpas; con ello tu oración se hace recomendable por tus obras.
El Apóstol afirma, además, que se ha de orar alejando
primero las controversias y la ira, para que así la oración se vea
acompañada de la paz del espíritu y no se entremezcle con sentimientos
ajenos a la plegaria. Además, también se nos enseña que
conviene orar en todas partes: así lo afirma el Salvador cuando
dice, hablando de la oración: Entra en tu aposento.
Pero,
entiéndelo bien, no se trata de un aposento rodeado de paredes, en el
cual tu cuerpo se
encuentra como encerrado, sino más bien de aquella habitación que
hay en tu mismo interior, en la cual habitan tus pensamientos y moran
tus deseos. Este aposento para la oración va contigo a todas partes, y
en todo lugar
donde te encuentres continúa siendo un lugar secreto, cuyo solo y
único árbitro es Dios.
Se te dice también que has de orar
especialmente por el pueblo de Dios, es decir, por todo el cuerpo, por
todos los
miembros de tu madre la Iglesia, que viene a ser como un
sacramento del amor mutuo. Si sólo ruegas por ti, también tú serás el
único que suplica por ti. Y si todos ruegan solamente por sí mismos, la
gracia que obtendrá el pecador será, sin duda, menor que la que
obtendría del conjunto de los que interceden si éstos fueran muchos.
Pero, si todos ruegan por todos, habrá que decir también que todos
ruegan por cada uno.
Concluyamos, por tanto, diciendo que,
si oras solamente por ti, serás, como ya hemos dicho, el único
intercesor en favor tuyo. En cambio, si tú oras por todos, también la
oración
de todos te aprovechará a ti, pues tú formas también parte del
todo. De esta manera obtendrás una gran recompensa, pues la oración de
cada miembro del pueblo se enriquecerá con la oración de
todos los demás miembros. En lo cual no existe ninguna arrogancia,
sino una mayor humildad y un fruto más abundante.
RESPONSORIO Sal 60, 2-3. 6
R. Dios mío, escucha mi clamor, atiende a mi súplica; * te invoco
desde el confín de la tierra.
V. Porque tú, ¡oh Dios!, escucharás mis deseos y me darás la heredad de
los que veneran tu nombre.
R.
Te invoco desde el confín de la tierra.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor
sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama
sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de
toda inquietud y nos
concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
Porque el
Señor es un Dios grande, soberano de todos
los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las
cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que
modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo
al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su
pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el
corazón
como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros
padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella
generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que
no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi
descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
Himno: ERES LA LUZ Y SIEMBRAS CLARIDADES
Eres la luz y siembras claridades; abres los anchos cielos que
sostienen, como un pilar, los brazos de tu Padre.
Arrebatada en rojos
torbellinos, el alba apaga estrellas lejanísimas; la tierra se estremece de
rocío.
Mientras la noche cede y se disuelve, la estrella matinal, signo
de Cristo, levanta el nuevo día y lo establece.
Eres la luz total, Día del Día, el Uno en todo, el Trino todo en Uno: ¡gloria
a tu misteriosa teofanía! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Salmo 83 - AÑORANZA DEL TEMPLO
¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos! Mi alma se
consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi carne se alegran por el
Dios vivo.
Hasta el
gorrión ha encontrado una casa; la golondrina, un nido donde colocar sus
polluelos: tus altares, Señor de los ejércitos, Rey mío y Dios mío.
Dichosos los
que viven en tu casa alabándote
siempre. Dichosos los que encuentran en ti su fuerza al preparar su
peregrinación:
cuando atraviesan áridos valles, los convierten en oasis, como si
la lluvia temprana los cubriera de bendiciones; caminan
de altura en altura hasta ver a Dios en Sión.
Señor de los ejércitos,
escucha mi súplica; atiéndeme, Dios de Jacob. Fíjate, ¡oh Dios!, en nuestro
Escudo, mira el rostro de tu
Ungido.
Un solo día en tu casa vale más que otros mil, y prefiero el
umbral de la casa de Dios a vivir con los malvados.
Porque el Señor es sol y
escudo, él da la gracia y la gloria, el
Señor no niega sus bienes a los de conducta intachable.
¡Señor de los
ejércitos, dichoso el hombre que confía en ti!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Ant 2. Venid, subamos al monte del Señor.
Cántico: EL MONTE DE LA CASA DEL SEÑOR EN LA CIMA DE LOS MONTES Is 2,
2-5
Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor, en la
cima de los montes, encumbrado sobre las montañas.
Hacia él confluirán los
gentiles, caminarán
pueblos numerosos. Dirán : «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa
del Dios de Jacob:
Él nos instruirá en sus caminos, y marcharemos por sus
sendas; porque de Sión
saldrá la Ley, de Jerusalén la palabra del Señor.»
Será el árbitro de
las naciones, el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados, de
las lanzas,
podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán
para la guerra.
Casa de Jacob, ven; caminemos a la luz del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Venid, subamos al monte del Señor.
Ant 3. Cantad al Señor, bendecid su nombre.
Salmo 95 - EL SEÑOR, REY Y JUEZ DEL MUNDO.
Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre, proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria, sus
maravillas a todas las naciones; porque es grande el Señor, y muy digno
de alabanza, más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles
son apariencia, mientras que el Señor ha hecho el
cielo; honor y majestad lo preceden, fuerza y esplendor están en su
templo.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder
del Señor, aclamad la gloria del nombre del
Señor, entrad en sus atrios trayéndole ofrendas.
Postraos ante el Señor
en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda; decid a los pueblos:
«El Señor es rey, él
afianzó el orbe, y no se moverá; él gobierna a los pueblos rectamente.»
Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; vitoreen
los campos y cuanto hay en ellos, aclamen
los árboles del bosque,
delante del Señor, que ya llega, ya llega a
regir la tierra: regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Cantad al Señor, bendecid su nombre.
LECTURA BREVE St 2, 12-13
Hablad y actuad como quienes han de ser juzgados por una ley
de libertad. Pues habrá un juicio sin misericordia para quien no
practicó misericordia; pero la misericordia triunfa sobre el juicio.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito el Señor ahora y por siempre.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
V. Solo él hizo maravillas.
R. Ahora y por siempre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a
su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por
boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de
nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la
misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa
alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le
sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros
días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás
delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el
perdón de sus
pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará
el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra
de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino
de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant.
Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
PRECES
Invoquemos a Dios, que puso en el mundo a los hombres para que
trabajasen concordes para su gloria, y digámosle:
Haz, Señor, que te
glorifiquemos.
Te bendecimos, Señor, creador del universo, porque has
conservado nuestra vida hasta el día de hoy; Haz que en toda nuestra
jornada te alabemos y te bendigamos.
Míranos benigno, Señor, ahora que vamos a
comenzar nuestra labor cotidiana; haz que, obrando
conforme a tu voluntad, cooperemos en tu obra.
Que nuestro trabajo de
hoy sea provechoso para nuestros hermanos, y así todos juntos edifiquemos un
mundo grato a tus ojos.
A nosotros y a todos los que hoy
entrarán en contacto con nosotros, concédenos el gozo y la paz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Llenos de alegría por nuestra condición de hijos de Dios, digamos
confiadamente:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, rey de cielos y tierra, dirige y santifica en este
día nuestros cuerpos y nuestros corazones, nuestros sentidos, palabras y
acciones, según tu ley y tus mandatos; para que, con tu auxilio,
podamos ofrecerte
hoy en todas nuestras actividades un sacrificio de alabanza
grato a tus ojos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
Himno: LANGUIDECE, SEÑOR, LA LUZ DEL DÍA.
Languidece, Señor, la luz del día que alumbra la tarea de los hombres; mantén, Señor, mi lámpara encendida, claridad de mis días y mis noches.
Confío
en ti, Señor,
alcázar mío, me guíen en la noche tus estrellas, alejas con su luz mis
enemigos, yo sé que mientras duermo no me dejas.
Dichosos los que viven en tu
casa gozando de tu amor ya para siempre, dichosos
los que llevan la esperanza de llegar a tu casa para verte.
Que sea de tu
Día luz y prenda este día en el trabajo ya vivido, recibe amablemente mi tarea, protégeme en la noche del camino.
Acoge,
Padre nuestro, la alabanza de nuestro sacrificio vespertino, que todo de
tu amor es don y gracia en el Hijo Señor y el Santo Espíritu. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Nuestros ojos están fijos en el Señor, esperando su misericordia.
Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo. Como están los ojos
de los esclavos fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la
esclava fijos en las manos de su señora, así
están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia, que estamos saciados de desprecios; nuestra
alma está saciada del sarcasmo de los
satisfechos, del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Nuestros ojos están fijos en el Señor, esperando su misericordia.
Ant 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la
tierra.
Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte —que lo diga Israel—, si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando nos asaltaban los hombres, nos habrían tragado vivos: tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas, llegándonos el torrente
hasta el cuello; nos habrían llegado hasta el cuello las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó como
presa a sus dientes; hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del
cazador: la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del
Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la
tierra.
Ant 3. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido
en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El
nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear
el mundo, para que fuésemos consagrados e irreprochables ante él por el
amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a
ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que
tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza
suya.
Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de
los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría
y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el
misterio de su voluntad.
Éste es el plan que había proyectado realizar por
Cristo cuando llegase el momento culminante: hacer
que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, las del cielo y las de
la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
LECTURA BREVE St 4, 11-13a
No habléis mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de un
hermano, o juzga a un hermano, habla mal de la ley y juzga a la ley. Y
si juzgas a la ley no eres cumplidor de la ley, sino su juez. Uno es el
legislador y juez: el que
puede salvar o perder. Pero tú, ¿quién eres para juzgar al
prójimo?
RESPONSORIO BREVE
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Sáname, porque he pecado contra ti.
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Porque he pecado contra ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sáname, porque he pecado contra ti.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi
humillación.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones, porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su
misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con
su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba
del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos
los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su
siervo, acordándose de su misericordia —como lo
había prometido a nuestros padres— en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi
humillación.
PRECES
Cristo quiere que todos los hombres alcancen la salvación. Digámosle,
pues, confiadamente:
Atrae, Señor, a todos hacia ti.
Te bendecimos, Señor,
porque nos has redimido con tu preciosa sangre de la
esclavitud del pecado; haz que participemos en la gloriosa libertad de
los hijos de Dios.
Ayuda con tu gracia a nuestro obispo N. y a todos los
obispos de la Iglesia, para que con gozo y fervor sirvan a tu pueblo.
Que
todos los que consagran su vida a la investigación de la verdad logren
encontrarla y que, habiéndola encontrado, se esfuercen por difundirla entre sus
hermanos.
Atiende, Señor, a los huérfanos, a las
viudas y a los que viven abandonados; ayúdalos en sus necesidades para
que experimenten tu solicitud hacia ellos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acoge a nuestros hermanos difuntos en la ciudad santa de la Jerusalén
celestial, allí donde tú, con el Padre y el Espíritu Santo, serás todo en
todos.
Adoctrinados por
el mismo Señor, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, tú que con razón eres llamado luz indeficiente, ilumina
nuestro espíritu en esta hora vespertina, y dígnate perdonar
benignamente nuestras faltas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha
concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios
todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a
vosotros, hermanos, que intercedáis por mí
ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del sol es ya poniente, gracias, Señor, es nuestra
melodía; recibe, como ofrenda, amablemente, nuestro dolor, trabajo y alegría.
Si poco
fue el amor en nuestro empeño de darle
vida al día que fenece, convierta en realidad lo que fue un sueño tu gran
amor que todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte de pecadora
en justa, e ilumina la senda de la vida y de la
muerte del hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del Padre,
cuando avanza la noche oscura sobre nuestro día, concédenos la paz y la
esperanza de esperar cada noche tu gran día.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
Salmo 85 - ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.
Inclina tu oído, Señor; escúchame, que soy un pobre desamparado; protege
mi vida, que soy un fiel tuyo; salva a tu siervo, que confía en ti.
Tú eres mi
Dios, piedad de mí,
Señor, que a ti te estoy llamando todo el día; alegra el alma de tu
siervo, pues levanto mi alma hacia ti;
porque tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor,
escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica.
En el día del peligro
te llamo, y tú me escuchas. No tienes igual entre los dioses, Señor, ni hay obras
como las tuyas.
Todos los
pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre: «Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único Dios.»
Enséñame,
Señor, tu camino, para que siga tu verdad; mantén mi corazón entero en el
temor de tu nombre.
Te alabaré de todo corazón, Dios mío; daré gloria a tu
nombre por siempre, por
tu grande piedad para conmigo, porque me salvaste del abismo profundo.
Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí, una banda de insolentes atenta
contra mi vida, sin tenerte en cuenta a ti.
Pero
tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en
piedad y leal, mírame, ten compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo, salva al hijo
de tu esclava; dame una
señal propicia, que la vean mis adversarios y se avergüencen, porque tú,
Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
LECTURA BREVE 1Ts 5, 9-10
Dios nos ha puesto para obtener la salvación por nuestro Señor
Jesucristo, que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo,
vivamos junto con él.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los
pueblos
luz para alumbrar a las naciones y gloria
de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso
necesario, y haz que la simiente del reino que con nuestro trabajo hemos
sembrado hoy crezca y germine para la cosecha de la vida eterna. Por
Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa
muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Madre del Redentor, Virgen fecunda, puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste
a tu santo Creador, y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del
ángel Gabriel, y ten piedad de nosotros, pecadores.
Of La Tr Sx Nn Vs Cm
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