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Dios Existe
 | Asunto: | [diosexiste] Lecturas, Santoral y Liturgia de las horas del Martes 06 de Octubre de 2020 | Fecha: | 6 de Octubre, 2020 03:33:26 (+0200) | Autor: | Alfa Romeo <yj_adonai @.....es>
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Martes 27ª semana de tiempo ordinario
Lecturas
Gál 1,13-24: Me reveló a su Hijo Salmo 138: Guíame, Señor, por el
camino eterno Lc 10,38-42: María escogió la mejor parte
Santoral:
Bruno
Liturgia de las horas
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Lecturas del Martes 06 de Octubre de 2020
Gálatas 1, 13-24 Reveló a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los
gentiles
Hermanos:
Habéis oído hablar de mi conducta pasada en el judaísmo: con qué saña
perseguía a la Iglesia de Dios y la asolaba, y me señalaba en el
judaísmo más que muchos de mi edad y de mi raza, como partidario
fanático de las tradiciones de mis antepasados.
Pero, cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me
llamó por su gracia se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo
anunciara a los gentiles, en seguida, sin consultar con hombres, sin
subir a Jerusalén a ver a los apóstoles anteriores a mí, me fui a
Arabia, y después volví a Damasco.
Más tarde, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a
Pedro, y me quedé quince días con él. Pero no vi a ningún otro apóstol,
excepto a Santiago, el pariente del Señor. Dios es testigo de que no
miento en lo que os escribo. Fui después a Siria y a Cilicia. Las
Iglesias cristianas de Judea no me conocían personalmente; sólo habían
oído decir que el antiguo perseguidor predicaba ahora la fe que antes
intentaba destruir, y alababan a Dios por causa mía.
Salmo responsorial: 138 Guíame, Señor, por el camino eterno.
Señor, tú me sondeas y me conoces; / me conoces cuando me siento o me
levanto, / de lejos penetras mis pensamientos; / distingues mi camino y
mi descanso, / todas mis sendas te son familiares. R.
Tú has creado mis entrañas, / me has tejido en el seno materno. /
Te doy gracias, / porque me has escogido portentosamente, / porque son
admirables tus obras. R.
Conocías hasta el fondo de mi alma, / no desconocías mis huesos. /
Cuando, en lo oculto, me iba formando, / y entretejiendo en lo profundo
de la tierra. R.
Lucas 10, 38-42 Marta lo recibió en su casa. María ha escogido la parte
mejor
En
aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo
recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a
los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta
que se paró y dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado
sola con el servicio? Dile que me eche una mano."
Pero el Señor le contestó: "Marta, Marta, andas inquieta y
nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la
parte mejor, y no se la quitarán."
Comentarios:
dominicos.org
Fr. Antonio Bueno Espinar O.P. Convento de Santa Cruz la Real
(Granada)
La mejor parte
Poner enteramente la confianza en el Señor es
lo que puede resumir la oración colecta del domingo XXVII, que se usa en
la celebración eucarística de este martes. Dios en su generosidad
desborda los méritos y deseos que tiene cada uno de nosotros y además
libera la conciencia de toda inquietud, concediendo aún aquello que no
nos atrevemos a pedir. Es el pensamiento de Jesús mismo: he venido para
que tengan vida en abundancia. Y eso es lo insospechado y objeto de
muchas vacilaciones, porque no se centra la vida confiadamente en el
amor misericordioso de Dios.
Perseguía con saña
Así
comienza San Pablo al dirigirse a los hermanos de Galacia: “Habéis oído
hablar de mi conducta pasada en el judaísmo: con qué saña perseguía a la
Iglesia de Dios y la asolaba.” No oculta su pasado, Fanático se llama a
sí mismo. Aferrado a una lectura desafortunada de los textos sagrados y
de las tradiciones de los antepasados. No había entendido ni a Abrahán,
padre de los creyentes, Ni a Moisés y tampoco a los profetas. Su
entendimiento estaba cegado y cerrado a otra posibilidad de
manifestación de lo contenido en las Escrituras.
Pero este Pablo
hace un señalamiento importante: “cuando aquel que me escogió desde el
seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó revelar a su Hijo en
mí.” Este descubrimiento a partir de una experiencia vivida en el camino
de Damasco, marca la existencia y la vida de Pablo. Fue aquella ceguera
en el camino, transformada en luminosidad y visión nueva, la que define
la andadura paulina y toda su enseñanza.
Pablo parte de este
encuentro excepcional con Jesús en el camino de Damasco, que marcará
toda su vida y su ministerio apostólico. En él acontece lo que ocurrió
con los de Emaús. Les abrió el entendimiento para que comprendieran las
Escrituras. Y Pablo experimenta esta apertura y entiende que la
Revelación va más allá. Que todo lo dicho por las Antiguas Escrituras se
cumple y entiende a la luz del misterio pascual. Es la revelación
interior de que habla él. Ciertamente la única que puede cambiar
radicalmente la vida. Eso es lo que nos cuenta Pablo cuando se lo narra a
los de Galacia.
El mismo Espíritu que renovó al grupo apostólico,
hace de Saulo una persona nueva. El antiguo perseguidor, del que todos
han oído hablar, es ahora predicador convencido de la fe que antes
intentaba destruir. Y la conversión paulina se convierte en motivo de
alabanza a Dios.
Guíame, Señor, por el camino eterno
Esta
petición reiterada en el salmo responsorial, es no solo adecuada sino
necesaria. Si en el camino Jesús no sale al encuentro, resulta
extremadamente complicado seguirlo. Ser conscientes del conocimiento que
Dios tiene de cada uno, importa mucho. No para vivir bajo el terror,
del que lamentablemente muchas veces se ha hecho uso en aras de luchar
contra el pecado, sino con la mirada amorosa de Dios que cuida, enseña,
corrige y protege. Una mirada que da pie a la elección, que el salmista
expresa con estas palabras: “Tú has creado mis entrañas, me has tejido
en el seno materno.” Somos obra de sus manos y como tal, amados y
cuidados por él. Da gracias porque reconoce que la elección es una obra
portentosa de Dios. La experiencia paulina debe servirnos a cada uno
para apreciar los dones de Dios y la vocación que nos ha regalado.
También a no desconectar las etapas de la historia personal, porque a lo
largo de ella va actuando Dios.
¿No te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio?
Una
queja muy común. Una dicotomía muy frecuente en la existencia del
cristiano que aparece como tentación. Las palabras de Jesús a Marta son
la advertencia sobre este peligro. No se trata de dividir las
funciones, sino de descubrir cómo se necesitan mutuamente, para ser
fieles al seguimiento de Cristo.
La escucha de la Palabra, acogida
y contemplada; escrutada y aplicada a la existencia propia y a la
misión, refleja la experiencia del mismo Señor. El siempre escuchaba al
Padre y nada decía por cuenta propia, pero al mismo tiempo, nadie plasmó
mejor el amor en la atención a las urgencias de los hombres.
Escoger
la mejor parte, no es otra cosa que poner por obra el “Escucha, Israel”
Porque es desde esta escucha como el servicio que el amor procura se
desarrolla en la forma adecuada. Muchas veces repite Jesús “el que
tenga oídos para oír, que oiga.” María está oyendo, escuchando,
extasiada con la palabra de Jesús. Pero ese entusiasmo no se quedará en
sí, sino que se proyectará en la comunión con los otros.
Es lo que se desprende de la definición de Tomás de Aquino: “contemplar y dar
lo contemplado”
Jesús
dirá: lo que os digo al oído proclamadlo desde las azoteas. Si María se
guarda para sí la palabra escuchada, sería estéril. No en vano al
tiempo de ser bautizados cuando se nos hace la señal de la cruz en oído y
labios, se alude a la escucha y a la proclamación de la Palabra. María
escucha y nos recuerda que escuchar es fundamental para la relación con
Dios y para la relación con cada ser humano.
Estamos en una
sociedad sedienta de escucha y saturada de aturdimiento ruidoso. No
escuchamos y por eso nos desatendemos unos a otros. Somos demasiado
Marta y muy poco María. Somos urgidos por el amor de Cristo a aprender
de él, que escucha siempre y comunica siempre.
Nunca como ahora
los medios enlazan a todo el mundo y estamos al tanto de lo que está
aconteciendo y sin embargo, nunca como ahora la soledad y la
incomunicación hiere la existencia humana.
Marta y María son las
dos dimensiones esenciales de la existencia cristiana, que se convierte
en signo para recordar a toda la importancia de escuchar, para
comprender y aplicar lo recibido para provecho de toda la humanidad.
¿Qué priorizo yo en mi vida?
¿Cómo conjuntar equilibrada y armoniosamente las dos dimensiones de la
existencia cristiana cada día?
ciudadredonda.org Misioneros claretianos
Pablo explica los acontecimientos
que precedieron a su conversión, para
decir a la comunidad que si abandonó la tradición recibida y por la que
tanto ahínco luchó fue porque Dios le llamó personalmente. Se manifiesta
a sí mismo como un fariseo ferviente, llegando incluso a convertirse en
perseguidor de los cristianos. Bien, pues este hombre, fue el mismo que
desde el encuentro con Cristo en el camino de Damasco se transformó en
lo que es ahora, un ferviente seguidor de Jesucristo. Subrayando que el
Evangelio que predica no lo ha recibido de los apóstoles (manifiesta que
sólo acude una vez a Jerusalén para ver a Pedro, y que después no vio a
ningún otro apóstol que a Santiago), sino que lo ha recibido
directamente de Dios, de Jesús, como los mismos apóstoles. La
autenticidad de su apostolado radica en su obediencia directa y radical a
la llamada de Cristo a ser su apóstol.
El Evangelio narra el encuentro de Jesús con Marta y María. Podemos
preguntarnos si es lícita la actitud de María, sentada a los pies de
Jesús y conversando tranquilamente con Él, mientras Marta se afana en
los quehaceres de la casa. ¿podríamos trasladar la pregunta a nuestro
tiempo en que hay tantas cosas que hacer? Jesús le dice a Marta que sólo
hay una cosa necesaria. Muchos hombres y mujeres descubren esta verdad
en el momento de su muerte. Es como si, al final del camino, con la
perspectiva de toda su existencia delante de los ojos, percibieran de
golpe lo que merece la pena y lo que es puro relleno. Algunos, "por
revelación", descubren esto mucho antes y tratan de conducirse de un
modo nuevo, dando valor al estar "a los pies del Señor" (tanto en su
vertiente contemplativa, como en su vertiente activa).
¿Quién nos va a ayudar a descubrir el poder transformador de una vida planteada
de este modo?
evangeliodeldia.org
evangeli.net
Rev. D.
Josep
RIBOT i Margarit
(Tarragona, España)
«Marta, Marta, te preocupas y te agitas por
muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola»
Hoy, como
cada día, puedes aprender
del Evangelio. Jesús, invitado en el hogar de Betania, nos da una
lección de humanidad: Él, que quería a la gente, se deja querer, porque
las dos cosas son importantes. Rechazar las muestras de afecto, de Dios y
de los demás, sería un grave error, de consecuencias nefastas para la
santidad.
¿Marta o María? Pero..., ¿por qué enfrentar a quienes tanto se querían, y
querían tanto a Dios? Jesús amaba a Marta y María, y a su hermano
Lázaro, y nos ama a cada uno de nosotros.
En el camino de la santidad no hay dos almas iguales. Todos procuramos
amar a Dios, pero con estilo y personalidad propios, sin imitar a nadie.
Nuestro modelo está en Cristo y la Virgen. ¿Te molesta la manera de
tratar a Dios de otros? Intenta aprender de su piedad personal.
«Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile,
pues, que me ayude» (Lc 10,40). Servir a los demás, por amor a Dios, es
un honor, no una carga. ¿Servimos con alegría, como la Virgen a su prima
santa Isabel o en las bodas de Caná, o como Jesús, en el lavatorio de
los pies en la Última Cena?
«Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay
necesidad de pocas, o mejor, de una sola» (Lc 10,41-42). No perdamos la
paz, ni el buen humor. Y para eso, cuidemos la presencia de Dios.
«Sabedlo bien: hay un algo santo, divino, escondido en las situaciones
más comunes, que toca a cada uno de vosotros descubrir (…); o sabemos
encontrar en nuestra vida ordinaria al Señor, o no lo encontraremos
nunca» (San Josemaría).
«María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada» (Lc 10,42).
Dios nos quiere felices. Que nuestra Madre del Cielo nos ayude a
experimentar la alegría de la entrega.
fraynelson.com
Fray Melson Medina OP
1. El Encuentro con la Gracia
1.1 Pablo en la primera lectura nos habla de su pasado. Es cosa que
nos interesa mucho porque quizá no haya conversión más conocida y
predicada a lo largo de los siglos que la conversión de este que llegó a
ser el sinónimo de la palabra "apóstol."
1.2 Uno asocia la conversión con dejar vicios y educarse en las
virtudes. El ejemplo típico sale por la radio cuando un protestante
dice: "Yo era borracho y mujeriego; pero me encontré con el Señor Jesús y
ahora no toco el alcohol y sólo toco a mi esposa." ¿Fue así, fue según
ese modelo la conversión de Pablo de Tarso?
1.3 Lo que encontramos en el caso de Pablo es un hombre que, lejos de
ser un vicioso, era celoso por el cumplimiento de la Ley de Moisés, y
eso implica, ante todo, los Diez Mandamientos. ¿Cuáles eran entonces los
terribles pecados de este hombre que con toda probabilidad no era un
borracho ni un mujeriego?
1.4 Lo único que Pablo menciona, la única pista que tenemos para
saber de sus grandes pecados, es que fue un perseguidor de los
cristianos. No es tan espectacular como haber sido borracho público o
mujeriego empedernido, pero indica algo, y algo serio: Pablo perseguía a
los cristianos porque no creía que Cristo fuera el cumplimiento de las
esperanzas y promesas que había recibido el pueblo de Dios. Para él,
Cristo era un farsante y el mensaje del Evangelio un gran engaño.
1.5 ¿Qué fue lo que encontró? Mejor sería preguntar a quién encontró.
Se encontró con Cristo vivo, y fue exactamente eso lo que le cambió
toda su perspectiva. Aquel que vive más allá de la muerte, aquel que
venció a la muerte, es la revelación definitiva de lo que Dios puede; es
la señal indeleble de la fidelidad y de la compasión de Dios. Eso fue
lo que descubrió Pablo porque Dios lo descubrió a él, es decir: le quitó
el manto de orgullo que lo cubría.
2. Martha y María
2.1 San Agustín de Hipona predicó preciosamente sobre el evangelio de hoy, en
texto que recordamos (Sermón 104).
2.2 Son necesarios quienes se dedican a alimentar el cuerpo. ¿Por
qué? Porque hay hambre y sed. También es necesaria la misericordia para
hacer frente a la miseria. Partes el pan con el hambriento, porque te
encontraste con uno. Si te es posible, haz desaparecer el hambre; ¿a
quién darás pan? Suprime la peregrinación, ¿a quién hospedarás? Haz
desaparecer la desnudez, ¿para quién preparas el vestido? Elimina la
enfermedad, ¿a quién visitas? Si desaparece la cautividad, ¿a quién
redimirás? Si no hay discordia, ¿a quiénes pondrás de acuerdo? Si deja
de existir la muerte, ¿a quién darás sepultura? En la otra vida no habrá
esas necesidades, y, como consecuencia, tampoco estos servicios.
2.3 Por tanto, Marta obraba justamente al atender la necesidad
corporal del Señor -o no sé cómo decir, si necesidad o voluntad o libre
necesidad-. Servía a la carne mortal. Pero ¿quién existía en carne
mortal? En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a
Dios y la Palabra era Dios (Jn 1,1). He aquí lo que oía María. Y la
Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1,14): He aquí a quien
servía Marta. Luego María eligió la mejor parte que no le será quitada.
Pues eligió lo que siempre permanecerá y, por tanto, no le será
quitado. Quiso ocuparse en una única cosa que ya poseía: Mi bien es
estar unida a Dios (Sal 72,28). Se hallaba sentada a los pies de nuestra
Cabeza, y cuanto más abajo sentada, tanto más recibía. El agua fluye a
la profundidad del valle, deslizándose desde los collados encumbrados.
No vituperó el Señor la obra de Marta, sino que distinguió los
menesteres. Te afanas -le dijo- en muchas cosas y una sola es necesaria.
Ésta ya la escogió para sí María. La preocupación por la multiplicidad
de cosas pasa, mientras que el amor de la unidad permanece. Luego no le
será quitado lo que eligió. Lo que tú elegiste, por el contrario -esto
es lo que se deduce, lo que se sobreentiende-, lo que tu elegiste te
será quitado, pero se te quitará para tu bien, para dársete lo que es
mejor. Se te quitará la fatiga y se te otorgará el descanso. Tú navegas
todavía, mientras que ella está ya en el puerto.
2.4 Estas dos mujeres, ambas amigas del Señor, ambas dignas de su
amor, ambas discípulas suyas, son figura de dos vidas, la presente y la
futura; una laboriosa y otra ociosa; una infeliz y otra dichosa; una
temporal y otra eterna. Quienes lo habéis visto y comprendido habéis
comprendido algo en verdad grande que deben ver y conocer quienes aún no
lo han visto ni conocido. Esas dos vidas son las que os he descrito, en
cuanto me ha sido posible. Vosotros reflexionad ahora, sin prisas sobre
ellas...
Santoral Magno de Oderzo Santo, Obispo.
Por: . | Fuente:
ar.geocities.com/misa_tridentina04
ObispoMartirologio Romano: En
Venecia, conmemoración de san Magno, obispo, que, al tomar los
lombardos su sede episcopal de Oderzo (Opitergium en latín), con la
mayor parte de su grey se trasladó junto a la laguna véneta, fundando la
nueva ciudad de Heraclia o Eraclea, así como varias iglesias en el
lugar donde más tarde se levantó la ciudad de Venecia (c. 670).
Fecha de
canonización:
Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las
técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas
ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta
información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la
creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue
aprobado por el Obispo de Roma, el Papa. Según
la tradición, Magno nació en Altino en una familia noble, probablemente
en el último cuarto del siglo VI. Después de realizar estudios
humanísticos en su ciudad natal, se retiró para hacer vida eremítica a
una isla de una laguna cercana, donde se preparó para el sacerdocio. Fue
ordenado en la ciudad de Oderzo, donde ejerció su sacerdocio
combatiendo a los últimos propagadores del paganismo y a la infiltración
arriana proveniente de la diócesis (Ceneda), ocupada por los Lombardos.
En 630 sucede a San Tiziano en la sede episcopal de Oderzo. La
Ciudad y parte de la diócesis todavía está sujeta a Bizancio, de la que
constituía el último contrafuerte de resistencia en tierra firme contra
el reino lombardo. No es extraño que Rotari, aprovechando la
circunstancia de que las fuerzas bizantinas estaban comprometidas en
Oriente, en 638-39 asaltó y ocupó la ciudad. La mayor parte de los
habitantes, bajo la guía de su jefe político y especialmente del obispo,
se refugió en la isla vecina de la laguna véneta, que formaba parte de
la diócesis de Oderzo. Magno obtiene del Papa Severino (28 maggio - 2
agosto 640) y de Primigenio, patriarca de Grado, la transferencia de la
sede episcopal, aunque conservando el nombre de Oderzo. Allí construye
la catedral dedicada al apóstol San Pedro, de modo que la tradición
también lo hace fudador, por divina inspiración, de otras ocho iglesias
en la zona en donde surgirá Venecia. En 665-667, Oderzo fue reocupada y
casi destruida por los Lonbardos. El santo sobrevive pocos años a este
triste evento: muerenonagenario alrededor de 670 y fue sepultado en su
catedral.
Cuando debido al hundimiento de la laguna
circundante, Eraclea fue abandonada por sus habitantes, Pietro Ziani
(1205-29), el 6 de octubre de 1206, hizo trasportar los restos de San
Magno Venecia, a la iglesia de San Jeremías. El 21 de dicembre de 1459
el senado veneciano decretó que ese día fuera festivo para toda la
ciudad; el 28 de septiembre de 1563, un nuevo decreto del senado permite
que un brazo del santo sea llevado a la basílica de San Marcos y que
todos los años, el día 6 de octubre sea expuesto a la veneración de los
fieles dentro de un rico relicario.
En Venecia se sigue
venerando a San Magno a pesar de que después de el 22 de abril de 1956
sus restos volvieron a la nueva Eraclea para ser conservados en la
iglesia parroquial de Santa María Inmaculada.
Liturgia de las horas OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Al Señor, al gran Rey, venid, adorémosle.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
Himno: ALABEMOS A DIOS QUE, EN SU PALABRA
Alabemos a Dios que, en su Palabra, nos revela el designio salvador, y
digamos en súplica confiada: «Renuévame por dentro, mi Señor.»
No cerremos el
alma a su llamada ni dejemos que
arraigue el desamor; aunque dura es la lucha, su palabra será bálsamo
suave en el dolor.
Caminemos los días de esta vida como tiempo de Dios y de
oración; él es fiel a la alianza prometida: «Si
eres mi pueblo, yo seré tu Dios.»
Tú dijiste, Jesús, que eras camino para
llegar al Padre sin temor; concédenos la gracia de tu Espíritu que nos lleve al
encuentro del Señor.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Se levanta Dios y huyen de su presencia los que lo odian.
Salmo 67 I - ENTRADA TRIUNFAL DEL SEÑOR
Se levanta Dios y se dispersan sus enemigos, huyen de su presencia los
que lo odian;
como el humo se disipa, se disipan ellos; como se derrite la cera
ante el fuego, así perecen los impíos ante Dios.
En
cambio, los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de
alegría.
Cantad a Dios, tocad en su honor, alfombrad el camino del que avanza
por el desierto; su nombre es el Señor: alegraos en su
presencia.
Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa
morada.
Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los
enriquece; sólo los rebeldes se quedan en la tierra
abrasada.
¡Oh Dios!, cuando salías al frente de tu pueblo y avanzabas por
el desierto, la tierra tembló, el cielo destiló ante Dios, el Dios del Sinaí; ante Dios, el Dios de Israel.
Derramaste
en tu heredad, ¡oh Dios!, una lluvia copiosa, aliviaste la tierra
extenuada; y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad, ¡oh Dios!, preparó para
los pobres.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Se levanta Dios y huyen de su presencia los que lo odian.
Ant 2. Nuestro Dios es un Dios que salva, el Señor Dios nos hace escapar
de la muerte.
Salmo 67 II
El Señor pronuncia un oráculo, millares pregonan la alegre noticia: «Los
reyes, los ejércitos van huyendo, van huyendo; las mujeres reparten el botín.
Mientras reposabais en los apriscos, las
alas de la paloma se cubrieron de plata, el oro destellaba en su plumaje. Mientras el Todopoderoso dispersaba a los reyes, la nieve bajaba sobre el Monte
Umbrío.»
Las montañas de Basán son
altísimas, las montañas de Basán son escarpadas; ¿por qué tenéis envidia,
montañas escarpadas, del monte escogido por Dios para habitar, morada perpetua
del Señor?
Los
carros de Dios son miles y miles: Dios marcha del Sinaí al santuario. Subiste a la cumbre llevando cautivos, te dieron tributo de hombres: incluso
los que se resistían a que el Señor Dios tuviera una morada.
Bendito
el Señor cada día, Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación. Nuestro Dios es un Dios que salva, el Señor Dios nos hace escapar de la
muerte.
Dios aplasta las cabezas de sus enemigos, los
cráneos de los malvados contumaces. Dice el Señor: «Los traeré desde
Basán, los traeré desde el fondo del mar; teñirás tus pies en la sangre del
enemigo, y los perros la
lamerán con sus lenguas.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Nuestro Dios es un Dios que salva, el Señor Dios nos hace escapar
de la muerte.
Ant 3. Reyes de la tierra, cantad a Dios, tocad para el Señor.
Salmo 67 III
Aparece tu cortejo, ¡oh Dios!, el cortejo de mi Dios, de mi Rey, hacia el
santuario.
Al frente marchan los cantores; los últimos, los tocadores de arpa; en medio las muchachas van tocando panderos.
«En
el bullicio de la fiesta bendecid a Dios, al Señor, estirpe de Israel.»
Va delante Benjamín, el más pequeño; los príncipes de Judá con sus tropeles; los príncipes de
Zabulón, los príncipes de Neftalí.
¡Oh Dios!, despliega tu poder, tu
poder, ¡oh Dios!, que actúa en favor nuestro. A tu templo de Jerusalén traigan
los reyes su tributo.
Reprime
a la Fiera del Cañaveral, al tropel de los toros, a los Novillos de los
pueblos.
Que se te rindan con lingotes de plata: dispersa las naciones
belicosas. Lleguen los magnates de Egipto, Etiopía extienda sus
manos a Dios.
Reyes de la tierra, cantad a Dios, tocad para el Señor, que
avanza por los cielos, los cielos antiquísimos, que lanza su voz, su voz
poderosa: «Reconoced el poder de Dios.»
Sobre
Israel resplandece su majestad, y su poder sobre las nubes. Desde el
santuario Dios impone reverencia: es el Dios de Israel quien da fuerza y poder a
su pueblo.
¡Dios sea bendito!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Reyes de la tierra, cantad a Dios, tocad para el Señor.
V. Voy a escuchar lo que dice el Señor.
R. Dios anuncia la paz a su pueblo.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Ben Sirá 3, 1-18
DEBERES DE LOS HIJOS PARA CON SUS PADRES
Hijos míos, escuchad a vuestro padre, obrad como os digo, y os
salvaréis. Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma
la autoridad de la madre sobre su prole. El que honra a su padre expía
sus
pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a
su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el
que respeta a su madre tendrá larga vida, al que honra a su madre el
Señor lo
escucha; el que teme al Señor honra a los padres y sirve a sus
padres como a señores.
Hijo mío, en palabra y obra honra a tu
padre, y vendrán sobre ti toda clase de bendiciones; la bendición del
padre
hace echar raíces, la maldición de la madre arranca lo plantado.
No busques honra en la humillación de tu padre, porque no sacarás honra
de ella; la honra de un hombre es la honra de su padre, y la deshonra de
la
madre es vergüenza de los hijos.
Hijo mío, sé constante en
honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque haya perdido
la cabeza, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. El servicio
hecho al padre
no se olvidará, será tenido en cuenta para pagar tus pecados; el
día del peligro el Señor se acordará de ti y deshará tus pecados como el
calor disuelve la escarcha. Quien desprecia a su padre es un
blasfemo, quien insulta a su madre irrita a su Creador.
RESPONSORIO Lc 2, 51. 52
R. Jesús bajó a Nazaret con sus padres, * y vivía sumiso a ellos.
V. Fue progresando en perfección intelectual y física, y en gracia ante
Dios y ante los hombres.
R. Y vivía sumiso a ellos.
SEGUNDA LECTURA
Comienza la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los
Tralianos
(Cap. 1, 1—3, 2; 4, 1-2; 6, 1; 7, 1—8, 1: Funk 1, 203-209)
OS QUIERO PREVENIR COMO A HIJOS MÍOS AMADÍSIMOS
Ignacio, por sobrenombre Teóforo, es decir, Portador de Dios, a
la amada de Dios, Padre de Jesucristo, la Iglesia santa que habita en
Trales del Asia, digna de Dios y escogida, que goza de paz, tanto en el
cuerpo como en el
espíritu, a causa de la pasión de Jesucristo, el que nos da una
esperanza de resucitar como él; mi mejor saludo apostólico y mis mejores
deseos de que viváis en la alegría.
Sé que
tenéis sentimientos irreprochables e inconmovibles, a pesar de
vuestros sufrimientos, y ello no sólo por vuestro esfuerzo, sino también
por vuestro buen natural: así me lo ha manifestado vuestro obispo
Polibio,
quien por voluntad de Dios y de Jesucristo ha venido a Esmirna y
se ha congratulado conmigo, que estoy encadenado por Cristo Jesús; en él
me ha sido dado contemplar a toda vuestra comunidad y por él he
recibido una prueba
de cómo vuestro amor para conmigo es según Dios, y he dado gracias
al Señor, pues de verdad he conocido que, como ya me habían contado,
sois auténticos imitadores de Dios.
En efecto, al vivir sometidos
a vuestro obispo como si se tratara del mismo Jesucristo, sois, a
mis ojos, como quien anda no según la carne, sino según Cristo Jesús,
que por nosotros murió a fin de que, creyendo en su muerte, escapéis de
la muerte. Es necesario, por tanto, que, como ya lo venís
practicando, no hagáis nada sin el obispo; someteos también a los
presbíteros como a los apóstoles de Jesucristo, nuestra esperanza, para
que de esta
forma nuestra vida esté unida a la de él.
También es
preciso que los diáconos, como ministros que son de los misterios de
Jesucristo, procuren, con todo interés, hacerse gratos a todos, pues no
son
ministros de los manjares y de las bebidas, sino de la Iglesia de
Dios. Es, por tanto, necesario que eviten, como si se tratara de fuego,
toda falta que pudiera echárseles en cara.
De manera semejante,
que todos reverencien a los
diáconos como a Jesucristo, al obispo como si fuera la imagen del
Padre, y a los presbíteros como si fueran el senado de Dios y el colegio
apostólico. Sin ellos no existe la Iglesia. Creo que estáis bien
persuadidos
de todo esto. En vuestro obispo, a quien recibí y a quien tengo
aún a mi lado, contemplo como una imagen de vuestra caridad; su misma
manera del vivir es una magnífica lección, y su mansedumbre una fuerza.
Mis
pensamientos en Dios son muy elevados, pero me pongo a raya a mí
mismo, no sea que perezca por mi vanagloria. Pues ahora sobre todo tengo
motivos para temer y me es necesario no prestar oído a quienes podrían
tentarme de
orgullo. Porque cuantos me alaban en realidad me dañan. Es cierto
que deseo sufrir el martirio, pero ignoro si soy digno de él. Mi
impaciencia, en efecto, quizá pasa desapercibida a muchos, pero en
cambio a mí me da
gran guerra. Por ello necesito adquirir una gran mansedumbre, pues
ella desbaratará al príncipe de este mundo.
Os exhorto, no yo, sino la caridad
de Jesucristo, a que uséis solamente el alimento cristiano y a que os
abstengáis de toda hierba extraña a vosotros, es decir, de toda herejía. Esto
lo realizaréis si os alejáis del orgullo y permanecéis íntimamente
unidos a nuestro Dios, Jesucristo, y a vuestro
obispo, sin apartaros de las enseñanzas de los apóstoles. El que
está en el interior del santuario es puro, pero el que está fuera no es
puro: quiero decir con ello que el que actúa a espaldas del obispo y de
los presbíteros y diáconos no es puro ni tiene limpia su
conciencia.
No os escribo esto porque me haya enterado que tales
cosas se den entre vosotros, sino porque os quiero prevenir como a hijos
míos
amadísimos.
RESPONSORIO Ef 4, 3-6; 1Co 3, 11
R. Esforzaos por mantener la unidad
del Espíritu, con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo
Espíritu, como una sola es la meta de la esperanza a la que habéis sido
convocados.
* Un Señor, una fe, un bautismo.
V. Nadie puede poner otro cimiento sino el que ya está puesto:
Jesucristo.
R.
Un Señor, una fe, un bautismo.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor
sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama
sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de
toda inquietud y nos
concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Al Señor, al gran Rey, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
Porque el
Señor es un Dios grande, soberano de todos
los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las
cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que
modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo
al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su
pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el
corazón
como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros
padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella
generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que
no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi
descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Al Señor, al gran Rey, venid, adorémosle.
Himno: GRACIAS, SEÑOR POR EL DÍA
Gracias, Señor, por el día, por tu mensaje de amor que nos das en cada
flor; por esta luz de alegría, te doy las gracias, Señor.
Gracias, Señor, por la
espina que encontraré
en el sendero, donde marcho pregonero de tu esperanza divina; gracias,
por ser compañero.
Gracias, Señor, porque dejas que abrase tu amor mi ser, porque haces aparecer tus flores a mis abejas, tan
sedientas de beber.
Gracias por este camino, donde caigo y me levanto, donde te entrego mi canto mientras marcho peregrino, Señor, a tu monte santo.
Gracias, Señor, por la luz que ilumina mi
existir; por este dulce dormir que me devuelve a tu cruz. ¡Gracias,
Señor, por vivir! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de
tu pueblo.
Salmo 84 - NUESTRA SALVACIÓN ESTA CERCA
Señor, has sido bueno con tu tierra, has restaurado la suerte de
Jacob, has perdonado la culpa de tu pueblo, has sepultado todos sus pecados, has
reprimido tu cólera, has frenado el incendio de tu ira.
Restáuranos,
Dios salvador nuestro; cesa en tu rencor contra nosotros. ¿Vas a estar
siempre enojado, o a prolongar tu ira de edad en edad?
¿No vas a devolvernos la
vida, para que tu pueblo se alegre contigo? Muéstranos,
Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
Voy a escuchar lo que dice
el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos y a los que se
convierten de corazón.»
La
salvación está ya cerca de sus fieles, y la gloria habitará en nuestra
tierra; la misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se
besan;
la fidelidad brota de la tierra, y la
justicia mira desde el cielo; el Señor dará la lluvia, y nuestra tierra
dará su fruto.
La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu
pueblo.
Ant 2. Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.
Cántico: HIMNO DESPUÉS DE LA VICTORIA SOBRE EL ENEMIGO Is 26, 1-4. 7-9.
12
Tenemos una ciudad fuerte, ha puesto para salvarla murallas y
baluartes:
Abrid las puertas para que entre un pueblo justo, que observa la
lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque
confía en ti.
Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca
perpetua:
La senda del justo es recta. Tú allanas el sendero del justo; en la
senda de tus juicios, Señor, te
esperamos, ansiando tu nombre y tu recuerdo.
Mi alma te ansía de
noche, mi espíritu en mi interior madruga por ti, porque tus juicios son luz de la
tierra, y aprenden justicia los habitantes del orbe.
Señor,
tú nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas
tú.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.
Ant 3. Ilumina, Señor, tu rostro sobre nosotros.
Salmo 66 - QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR.
El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación.
¡Oh Dios!, que
te alaben los pueblos, que todos los pueblos te
alaben.
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con
justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los
pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor,
nuestro Dios. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Ilumina, Señor, tu rostro sobre nosotros.
LECTURA BREVE 1Jn 4, 14-15
Nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre
envió a su Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es
el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
V. Mi alcázar, mi libertador.
R. En que me amparo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Nos ha suscitado el Señor una fuerza de salvación, según lo había
predicho por boca de sus santos profetas.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a
su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por
boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de
nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la
misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa
alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le
sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros
días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás
delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el
perdón de sus
pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará
el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra
de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino
de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant.
Nos ha suscitado el Señor una fuerza de salvación, según lo había
predicho por boca de sus santos profetas.
PRECES
Adoremos a Cristo, que con su sangre ha adquirido el pueblo de la
nueva alianza, y digámosle suplicantes:
Acuérdate, Señor, de tu pueblo.
Rey y
redentor nuestro, escucha la alabanza que te dirige tu
Iglesia en el comienzo de este día, y haz que no deje nunca de
glorificarte.
Que nunca, Señor, quedemos confundidos los que en ti ponemos
nuestra fe y nuestra esperanza.
Mira compasivo nuestra debilidad y
ven en ayuda nuestra, ya que sin ti nada podemos hacer.
Acuérdate de
los pobres y desvalidos; que este día que comienza les traiga solaz y alegría.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que deseamos que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres,
pidamos al Padre que a todos llegue el reino de su Hijo:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso, de quien dimana la bondad y hermosura de
todo lo creado; haz que comencemos este día con ánimo alegre, y que
realicemos nuestras obras movidos por el amor a ti y a los hermanos. Por
nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
Himno: COMO EL NIÑO QUE NO SABE DORMIRSE
Como el niño que no sabe dormirse sin cogerse a la mano de su madre, así
mi corazón viene a ponerse sobre tus manos, al caer la tarde.
Como el niño que
sabe que alguien vela su sueño
de inocencia y esperanza, así descansará mi alma segura sabiendo que eres
tú quien nos aguarda.
Tú endulzarás mi última amargura, tú aliviarás el último
cansancio, tú
cuidarás los sueños de la noche, tú borrarás las huellas de mi llanto.
Tú
nos darás mañana nuevamente la antorcha de la luz y la alegría, y, por las horas
que te traigo
muertas, tú me darás una mañana viva. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor rodea a su pueblo.
Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en el Señor son como el monte Sión: no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas, y el Señor rodea a su
pueblo ahora y
por siempre.
No pesará el cetro de los malvados sobre el lote de los
justos, no sea que los justos extiendan su mano a la maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos, a los sinceros de corazón; y
a los que se desvían por sendas tortuosas, que los rechace el Señor con
los malhechores. ¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. El Señor rodea a su pueblo.
Ant 2. Si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los
cielos.
Salmo 130 - COMO UN NIÑO, ISRAEL SE ABANDONÓ EN LOS BRAZOS DE DIOS
Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no pretendo
grandezas que superan mi capacidad; sino que acallo y modero mis deseos, como un
niño en brazos de su madre.
Espere Israel en
el Señor ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los
cielos.
Ant 3. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro
Dios.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el
poder, porque tú has creado el universo; porque por tu voluntad lo que no
existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir
sus sellos, porque fuiste degollado y por tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para
nuestro Dios un reino de sacerdotes y reinan sobre la tierra.
Digno
es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro
Dios.
LECTURA BREVE Rm 12, 9-12
Que vuestra caridad sea sincera. Aborreced el mal y aplicaos
al bien. En punto a caridad fraterna, amaos entrañablemente unos a
otros. En cuanto a la mutua estima, tened por más dignos a los demás.
Nada de pereza en
vuestro celo, sirviendo con fervor de espíritu al Señor. Que la
esperanza os tenga alegres; estad firmes en la tribulación, sed asiduos
en la oración.
RESPONSORIO BREVE
V. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
V. Tu fidelidad de generación en generación.
R. Más estable que el cielo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones, porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su
misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con
su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba
del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos
los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su
siervo, acordándose de su misericordia —como lo
había prometido a nuestros padres— en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
PRECES
Invoquemos a Dios, esperanza de su pueblo, diciendo:
Escúchanos,
Señor.
Te damos gracias, Señor, porque hemos sido enriquecidos en todo por Cristo, tu
Hijo; haz que por él crezcamos en todo
conocimiento.
En tus manos, Señor, están el corazón y la mente de los
que gobiernan; dales, pues, acierto en sus decisiones para que te sean gratos en
su pensar y obrar.
Tú que a los artistas
concedes inspiración para plasmar la belleza que de ti procede, haz que
con sus obras aumente el gozo y la esperanza de los hombres.
Tú que no permites
que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas, da
fortaleza a los débiles, levanta a los caídos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que nos has prometido la resurrección en el último día, no te
olvides de tus hijos que ya han dejado el cuerpo mortal.
Unidos fraternalmente
como hermanos de una misma
familia, invoquemos al Padre común:
Padre nuestro...
ORACION
Nuestra oración vespertina suba hasta ti, Padre de clemencia, y
descienda sobre nosotros tu bendición; así, con tu ayuda seremos
salvados ahora y por siempre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha
concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios
todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a
vosotros, hermanos, que intercedáis por mí
ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE
Cristo, Señor de la noche, que disipas las tinieblas: mientras los
cuerpos reposan, se tú nuestro centinela.
Después de tanta fatiga, después de
tanta dureza, acógenos en tus
brazos y danos noche serena.
Si nuestros ojos se duermen, que el alma
esté siempre en vela; en paz cierra nuestros párpados para que cesen las penas.
Y que al despuntar el alba, otra vez con
fuerzas nuevas, te demos gracias, oh Cristo, por la vida que comienza.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.
Salmo 142, 1-11 - LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA
Señor, escucha mi oración; tú que eres fiel, atiende a mi súplica; tú que
eres justo, escúchame. No llames a juicio a tu siervo, pues ningún hombre vivo es
inocente frente a ti.
El
enemigo me persigue a muerte, empuja mi vida al sepulcro, me confina a las
tinieblas como a los muertos ya olvidados. mi aliento desfallece, mi corazón
dentro de mí está yerto.
Recuerdo los tiempos
antiguos, medito todas tus acciones, considero las obras de tus manos y
extiendo mis brazos hacia ti: tengo sed de ti como tierra reseca.
Escúchame en
seguida, Señor, que me falta el aliento. No me
escondas tu rostro, igual que a los que bajan a la fosa.
En la mañana
hazme escuchar tu gracia, ya que confío en ti; indícame el camino que he de
seguir, pues levanto mi alma a ti.
Líbrame
del enemigo, Señor, que me refugio en ti. Enséñame a cumplir tu voluntad, ya que tú eres mi Dios. Tu espíritu, que es bueno, me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, Señor,
consérvame vivo; por tu clemencia, sácame de la angustia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.
LECTURA BREVE 1Pe 5, 8-9
Sed sobrios, estad despiertos: vuestro enemigo, el diablo,
como león rugiente, ronda buscando a quien devorar; resistidle, firmes
en la fe.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los
pueblos
luz para alumbrar a las naciones y gloria
de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que
velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso
tranquilo; que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar,
con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa
muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Salve, Reina de los cielos y Señora de los ángeles; salve raíz, salve
puerta, que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa, entre todas la
más bella; salve,
agraciada doncella, ruega a Cristo por nosotros.
Of La Tr Sx Nn Vs Cm
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