El ÚLTIMO DÍA DEL
AÑO
En la última noche, al final del año, cierras
un capítulo más en la historia de tu vida.
Hace un año, cuando comenzaste este capítulo,
eras una persona,
con grandes proyectos dispuesto a enfrentar los desafíos que te deparaba un año nuevo.
Aunque afloraban los temores e inseguridades,
más grandes eran tus ilusiones y el desafío
que planteaba para ti, un
año nuevo.
En la última noche del año finalizas un
capítulo en el libro de tu vida.
El libro es todo tuyo, puedes hacer de él lo
que quieras; un poema, una alegría, una pesadilla,
un canto o una oración...
Pero el capítulo que cierras ya esta vivido y
escrito, y no puedes corregirlo;
ha pasado al dominio de la eternidad.
Piensa unos momentos, es tu última noche del
año.
Los últimos momentos con tu familia, con tus
compañeros de estudio o trabajo,
con aquellos que fueron tus amigos,
y también con aquellos que nunca llegaron a
serlo...
aquellos con quienes te hubiera gustado
intimar, pero no se pudo.
Repasa lo escrito este año, hay en él trozos
enteros de ti mismo.
Es un libro apasionante, en el que tú eres el
actor principal.
Tú, en escena con tu familia... con tus
compañeros de estudios o trabajo...
con tus sueños y aspiraciones... con la vida.
Tú, lo has escrito con el instrumento
asombroso de tu libertad, el libre albedrío.
Es un libro misterioso que en su mayor parte
no puede leerlo nadie más que tú.
En la última noche del año vas a comenzar
otro capítulo...
completamente nuevo y blanco... es tuyo, vas a poder escribir en él lo que quieras.
Pon tu nombre en la primera
página y pídele humildemente a Dios que no te deje escribirlo sólo...
Dile que siempre te lleve en
su mano.
Que el capítulo del año que empezarás a
escribir, este lleno de propósitos,
tengas el amor como tu principio, la fuerza
para salir adelante, fortaleza para las vicisitudes,
la mano lista para tendérsela a los que
necesiten de ti, tu hombro para el que busque consuelo,
tu oído para escuchar, tu boca para dar
consejos, tus ojos para ver la verdad y mirar siempre de frente
y solo hacia abajo cuando vayas a levantar al
que se ha caído.
Pide a Dios que te regale la humildad, el
tacto y la sensibilidad de saber hacer todo esto
en el momento oportuno y por sobre todo, que
Él te acompañe siempre.
Recuerda siempre, que ser feliz, es una
decisión diaria.
Te deseo tanta salud, como agua en los mares;
tanta alegría como estrellas en el
cielo
y tanto amor como arena tiene el
desierto.
Felicidades Amigos!!!!
@Elixires
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