Predicada por S.E.R. Mons. Antonio
Baseotto
El hombreDios pendiente del madero de la Cruz entre el Cielo
y la tierra, ha de ser centro de atención en cada Viernes Santo.
Porque desde esa cátedra ensangrentada, sintetizando sus enseñanzas
vertidas a lo largo de tres años, ejerce el verdadero Magisterio: entregar
su vida no sólo por sus amigos, sino por todos los hombres.
La Sagrada escritura, según el testimonio del discípulo
amado, consigna cuatro frases emitidas en aquellas dramáticas
circunstancias:
"Mujer, ahí tienes a tu hijo; y después dijo al
discípulo: Ahí tienes a tu madre". Con la misma palabra que la designara
cuando en las bodas de Caná, por su solicitud, anticipó su ministerio, el Hijo
nos entrega a su Madre consagrándola Corredentora y Mediadora de todas las
gracias.
"Tengo sed". Cristo no solamente tiene una sed
abrasadora de agua, sino que lo consume una sed más alta, la sed de nuestra
salvación.
"Todo está cumplido". Recordando toda su vida
terrena, desde la Encarnación hasta la condena a muerte y la crucifixión pudo
decir Jesucristo: He cumplido la voluntad de mi Padre.
Pidámosle al Señor que en el momento de nuestra muerte
podamos también decir: Todo está cumplido