El pasado trece de
Mayo, luego de entregado el Gran Premio de Honor Virgen de Fátima
correspondiente al año 2009 al Ing. Víctor Chéquer, el Dr. Antonio Caponnetto se
dirigió brevemente a la nutrida concurrencia para referirse a los principios
rectores de ese arte tan elevado que debe ser la política; cuya eficacia está
asegurada si, como dijo León XIII en la Inmortale Dei, "acogiese la
autoridad, el Magisterio y las orientaciones de la Iglesia con mayor
lealtad y confianza". Porque como el mismo pontífice recuerda en la
mencionada encíclica: "si la Europa cristiana civilizó a las naciones
bárbaras, he hizo cambiar la ferocidad por la mansedumbre, la superstición por
la verdad y rechazó victoriosa las invasiones de los mahometanos, y conservó el
cetro de la civilización y se ha acostumbrado a ser guía del mundo hacia la
dignidad de la cultura humana y maestra de los demás; y ha agraciado a los
pueblos con la verdadera libertad en su variadas formas; ese gran
beneficio se debe, sin duda ni discusión posible, a la religión Católica, la cual auspicio
la realización de tamañas empresas y coadyuvó a llevarlas a
cabo".
Nos ha
parecido oportuno en estos tiempos electorales, en que el croar
irritante de las ranas apocalípticas repite hasta el cansancio un sinnúmero de
sofismas y verdades a medias cuyo fin inmediato es resguardar el lucrativo
negocio de la partidocracia, publicar la
mencionada alocución; con la esperanza de que sea una pequeña luz en la oscura
niebla que han contribuido a formar tanto algunos batracios con mitra y sin
báculo que, abandonado miserablemente al rebaño frente al lobo se
alejan de la verdadera doctrina, como el constante cantar gramsciano
de los medios.
Seis principios han
de recordarse en estos tiempos tan llenos de política, y no justamente
de la buena, si se desea lograr el bien común y la salvación de las
almas:
La Libertad como
preferencia reflexiva de lo mejor; la Autoridad como poder emanado de Dios para
cumplir y hacer cumplir su santa Ley; la Caridad que hace descender al
gobernante hacia sus inferiores; la Justicia que dando a cada quien lo que
le corresponde evita que el Estado, como dice San Agustín, en nada se diferencie
de una banda de ladrones; el Bien Común, unidad maravillosa que surge del
bienestar humano ordenado a la virtud y de la virtud ordenada a la salvación; y
la Soberanía, dominio sobre el territorio y las patrias fronteras, pero
también y principalmente, señorío sobre su alma que no podrá lograrse si
Cristo y María Santísima no reinan en la Patria Católica.
Enseñó el Papa
Pío XI en la encíclica Quas Primas que hay que saber
advertir el problema teológico que subyace tras la cuestión política
; por eso, al desafío satánico del Príncipe de este mundo que quiere
señorear sobre la Ciudad de Dios, sólo podrá respondérsele exitosamente con
la doctrina de la Realiza Social de Jesucristo. Cualquier otra opción es marchar
hacia el fracaso y la muerte de la Patria.
Para un mayor
abundamiento de estas vitales enseñanzas, nos permitimos recomendar el libro de
Antonio Caponnetto, La perversión democrática, publicado y presentado
en el año 2008.
En la entrada correspondiente de
nuestro blog, se puede ver el video de esta alocución (dividido en dos partes),
y también oír una versión de audio de mayor calidad.