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RedLuz Argentina
| Asunto: | [RedLuzArgentina] Fw: Varios/Otros ~ La importancia crucial de las emociones. II | Fecha: | Jueves, 28 de Junio, 2012 00:03:21 (-0300) | Autor: | Carolina <cvbuceta @.........ar>
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----- Original Message -----
Sent: Wednesday, June 27, 2012 2:16 AM
Subject: Varios/Otros ~ La importancia crucial de las emociones.
II
Varios/Otros ~ La importancia crucial de las emociones.
II
- Las defensas del ego y "las puertas del
cerebro"
El trabajo del dolor original se basa en la hipótesis de que el
primer trauma se encuentra paralizado e inhibido. Se exterioriza porque nunca ha
sido resuelto, y no puede resolverse porque nuestro mecanismo de inhibición (las
defensas del YO) impide que sepamos que el dolor está ahí.
"No puedes
saber lo que no sabes", es un lema que usamos en terapia. Exteriorizamos
nuestros sentimientos, los interiorizamos o los proyectamos en otros. Como no
podemos sentirlos, y como son problemas sin resolver, necesitamos expresarlos y
éstas son las tres únicas formas en que el niño herido sabe hacerlo. Pero
exteriorizar, interiorizar y proyectar no son soluciones definitivas. Una
adicción (un problema esencial del niño herido) no termina cuando el adicto deja
de beber o de drogarse, sino que suele desplazarse hacia otro lugar, como por
ejemplo, al juego o al trabajo.
Hasta que no se tramita el dolor original
del niño herido, se continúa exteriorizando esa necesidad insaciable de
excitación y de cambios de humor. Las defensas del YO mantienen inhibidas las
emociones.
Las puertas neuronales son las vías que controlan la
información entre los tres sistemas (reptiliano, límbico y neocórtex). Lo que
llamamos represión tiene lugar principalmente en la puerta entre el cerebro
racional y el sensorial: cuando el dolor emocional del sistema límbico rebosa,
un mecanismo automático cierra la puerta del neocórtex. Es como si nos llegaran
ruidos desde otra habitación y fuésemos a cerrar la puerta.
Freud decía
que las defensas primarias del ego se integraban en otras secundarias más
sofisticadas a medida que el hombre maduraba. Estas defensas secundarias toman
una cualidad racional, por ejemplo, raciocinio, análisis, intelectualización,
justificación y minimización.
Hoy podemos afirmar que el sistema de
apertura y cierre del neocórtex (el cerebro racional) funciona "para vencer los
hábitos y las memorias del pasado: el neocórtex está muy relacionado con la
supresión del pasado".
Estos hábitos y memorias incluyen las huellas
marcadas profundamente (caminos neuronales) por un estrés abrumador y por los
traumas. De este modo, nuestro cerebro intelectual puede funcionar (o al menos
es lo que los mecanismos defensivos intentan) "libre" de los ruidos y señales
que se generan en nuestro mundo interno.
Pero esas señales no se van. Los
científicos aseguran que continúan viajando, una y otra vez, por los circuitos
cerrados de las fibras nerviosas del sistema límbico.
Las defensas del YO
evitan así momentáneamente la tensión y el dolor. Pero éstos permanecen. Se
registran en el área subcortical como un desequilibrio, una consecuencia de una
acción malograda que espera la liberación y la integración. La energía del
trauma original permanece como una tormenta eléctrica cuya tensión reverbera a
lo largo de todo el sistema biológico. Gente con vidas aparentemente racionales
pueden seguir teniendo vidas emocionales atormentadas. Sus tormentos continúan
porque su trauma original está sin resolver.
Para transformar esto, no
hay otro camino que “abrazar” ese dolor original. Esto es el sufrimiento
legítimo del que hablaba Jung.
- El dolor original como trabajo de
duelo
Lo bueno es que ese trabajo del dolor original encierra su propio
proceso de curación natural. El dolor es el sentimiento que cura. Nos curaremos
de forma natural sólo con que se nos permita afligirnos.
El dolor
comprende todas las escalas de las emociones humanas. El dolor original es una
acumulación de conflictos que no se han solucionado y cuya energía se ha
incrementado rápidamente con el tiempo. El niño interno herido está congelado
porque no hubo forma de que hiciese este trabajo. Todas sus emociones están
atadas por la vergüenza tóxica; vergüenza que es el resultado de la ruptura de
nuestro primer "puente interpersonal". Llegamos a pensar que no podíamos
depender de los que cuidaban de nosotros. Como nos hemos sentido abandonados
(real o simbólicamente), llegamos a creer que no teníamos derecho a depender de
nadie. Hipersensibilidad a determinadas situaciones, exaltaciones exageradas del
ánimo, conductas extrañas y repetidas, agresividad, aislamiento, autosabotajes o
miedo a la dependencia son algunas de las consecuencias principales de esta
vergüenza tóxica.
Extracto de Volver a casa. John
Bradshaw
Pag. Anterior: Varios/Otros - La importancia
crucial de las emociones. I http://www.trabajadoresdelaluz.com.ar/index.php?ndx=2608
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