"Las primeras seguidoras de Jesús eran mujeres
galileas liberadas de toda dependencia patriarcal, con autonomía económica, que
se identificaban como mujeres en solidaridad con otras mujeres y se reunían
para celebrar comidas en común, vivir experiencias de curaciones y reflexionar
en grupo.
El movimiento de
Jesús era un colectivo igualitario de seguidores y seguidoras, sin
discriminaciones por razones de género. No identificaba a las mujeres con la
maternidad. Se oponía a las leyes jud lapidaci compaginaban armónicamente la opción por los pobres y la emancipaci Jes hasta el trance más dramático de
la crucifixión, cuando los seguidores varones lo abandonaron.
En el movimiento
de Jesús las mujeres recuperaron la dignidad, la ciudadanía, la autoridad moral
y la libertad que les negaban tanto el Imperio Romano como la religión judía.
Eran reconocidas como sujetos religiosos y morales sin necesidad de la
mediación o dependencia patriarcal. Un ejemplo es María Magdalena, figura para
el mito, la leyenda y la historia, e icono en la lucha por la emancipación de
las mujeres.
Las mujeres fueron
las primeras personas que vivieron la experiencia de la resurrección, mientras
que los disc esta
experiencia la que dio origen a la Iglesia cristiana. Razón de más para afirmar
que sin ellas no existiría el cristianismo. No pocas de las dirigentes de las
comunidades fundadas por Pablo de Tarso eran mujeres, conforme al principio que
él mismo estableció en la Carta a los Gálatas: œya no hay más judío ni griego,
esclavo ni libre, varón o hembra.
Sin embargo, pronto cambiaron las cosas. Pedro, los
apóstoles y sus sucesores, el papa y los obispos, se apropiaron de las llaves
del reino, se hicieron con el bastón de mando, que nada tenía que ver con el
cayado del pastor para apacentar las ovejas, mientras que a las mujeres les
impusieron el velo, el silencio y la clausura monacal o doméstica. Eso sucedió
cuando las iglesias dejaron de ser comunidades domésticas y se convirtieron en
instituciones políticas e Iglesia.
¿Cuándo se
reparará tamaña injusticia para con las mujeres en el cristianismo? Habría que
volver a los orígenes, más en sintonía con los movimientos de emancipación que
con las Iglesias cristianas de hoy. Es necesario cuestionar la primacía “el
primado- de Pedro, que implica la concentración del poder en una sola persona e
impide el acceso de las mujeres a las responsabilidades directivas compartidas.
Por ahí han de ir
las nuevas alianzas, creadas desde abajo y no desde el poder, en la lucha
contra la violencia de género y la exclusión social de las mujeres."
Juan José Tamayo