Entrevista
a Ghislaine Lanctôt
La polémica
autora del libro La mafia médica
prepara el lanzamiento en España de su segundo libro ¿Qué he
venido a hacer en esta tierra? (What the Hell Am I Doing Here
Anyway?), que estará a la venta a
finales del mes de abril. Ambos libros han sido publicados por
ediciones Vesica Piscis.
Desde que Ghislaine
publicó su primera obra en laque pone en tela de
juicio el funcionamiento del sistema médico œpor ocuparse
de la enfermedad, más que de la salud, muchas
conciencias han quedado inquietas. Para avivar estos
temas la autora, que transmite paz y seguridad, nos ha
concedido un poco de su tiempo para compartir con los lectores de
Natural su filosofía de vida.
Ghislaine
Saint-Pierre Lanctôt nació en 1941, su padre y su abuelo eran farmacéuticos
y ella empezó la carrera de Medicina para
complacerles. «Yo quería ser filósofa.
Pero creía que lo de pensar no iba a aportarle nada
a la gente. Pensé, voy a hacer algo útil, que beneficie
a la población, y como me crié en este ambiente decidí
hacer la carrera de Medicina. Al final he dejado todo eso
y lo que hago ahora es lo que quería hacer
desde el principio».
Ghislaine está
divorciada y tiene cuatro hijos. «Lo que a mí me abrió los ojos “
continúa la escritora “ fue mi divorcio. Es lo que me
despert tenía tiempo
para mí, no sabía lo que era eso, me había olvidado de mí
misma. Yo trabajaba pero me ocupaba mucho de la familia, para mí
era la prioridad. Entonces como un fin de semana de cada dos no tenía
a los ni y es así
como empecé a evolucionar, a conocer gente y a descubrir cosas, a salir
de la prisión de la familia. Después de esto, viví seis
años en Estados Unidos.
Yo nací en
Montreal (Canadá), pero entre 1984 y 1990 estuve en Estados
Unidos. Esta experiencia me abrió los ojos
sobre lo que es el negocio de la medicina
porque es as
hacen creer que es como trabajar por el bien
del enfermo, que es un tema social. A la vuelta
de Estados Unidos escribí La mafia médica cuya primera
edición se publicó en 1994».
El colegio
de médicos le hizo una demanda, el proceso duró un año y desde
entonces la escritora imparte seminarios para que la gente
entienda y tome conciencia de que es el estado
del alma lo que determina la salud mental.
«Cómo mejorar el estado de mi alma para
mejorar el estado de mi cuerpo», dice Ghislaine.
Pregunta: Su visión actual
de la salud es completamente distinta a cuando era médico
¿En qué momento y por qué dio usted un giro radical a su
carrera?
Respuesta:
A lo largo de los años empecé a ver cosas que no me
parecían sensatas, que no tenían lógica, como por ejemplo seguir dando
medicamentos aunque no funcionaran, aunque no se
curara la persona. Yo no entend aplicaba la quimioterapia
si lo que hace es enfermar aún más
a la persona que acaba por morirse de todos
modos.
Cuando
aparecieron las medicinas
suaves pensé que eso era interesante, y yo he ido a
encontrarme con personas que practicaban la medicina alternativa y
entonces me di cuenta de que lo que hacían ellos
era muy interesante, incluso mejor que lo que hac personas me acogieron,
me mostraron lo que hacían, cómo actuaban. Y yo pensé:
¿por
qué no nos han enseñado esto a los demás médicos? ¿Cómo puede
ser que no lo enseñen en la facultad
y que además a estas personas las tachen de
charlatanes y de estafadores?
Yo me encontr charlatanes. Así
fue como me empecé a plantear cosas. Cuando acab de que hacia el año 2000
ya no habría más enfermedad en el mundo, tenía una confianza ciega
en la medicina que me habían enseñado. Sin embargo, yo
veía que el tiempo pasaba
y que la salud de las personas iba
empeorando.
Me
percaté también de que medicamentos que no funcionan se
siguen recetando, y que se practicaba una guerra en contra de las
medicinas alternativas. Además yo era flebóloga y había
abierto centros de flebología en distintos
lugares del país, lo que me llevó a experimentar de
cerca el negocio de la medicina tradicional. Y ahí
sí que entendí muchas cosas.
P:
alternativas?
R: Las
medicinas alternativas producen un bienestar más
interesante que el que proporciona la medicina
convencional. La medicina convencional corta, quema y envenena.
Corta con las operaciones, envenena con la quimio y
envenena con los rayos. Las medicinas suaves pueden
poner orden de forma temporal en el cuerpo, pero como el problema está
en el alma, antes o después
habrá que afrontar el problema
del alma.
Es el alma quien enferma a los demás
cuerpos.
Por ejemplo: mi
trabajo ya no me conviene, tengo náuseas por la mañana cuando
pienso que tengo que ir a trabajar, entonces empieza a
dolerme la espalda, las rodillas, la tripa. Puedo ir a
ver a alguien que practique la medicina suave, va a ayudar a mi
cuerpo, puedo tener tratamientos
de técnicas energéticas que ayuden
a mi cuerpo emocional y mental; pero hasta que no
solucione lo que pasa con mi trabajo voy a seguir enfermando
porque mi alma me dice «sal de
aquí style="TEXT-ALIGN:justify;">Es interesante
porque el alma entrega un mensaje cada vez más fuerte y cuando no
entiendes te lanza un ladrillo a la cabeza: un
accidente de coche, un divorcio, alguien que muere en la familia,
una enfermedad, perder el trabajo
reacciones.
P: ¿Puede ser que a unos les sorprenda un accidente
y a otros les anuncien que tienen
metástasis?
R: Sí,
pero la metástasis no existe, son cánceres secundarios,
cánceres que se desarrollan después del primario. Pero no
existe esta idea de metástasis, es otra mentira
de la medicina
convencional.
P: Desde su punto de vista como «médica del alma»
¿cree que hay alguna solución a este tipo de
enfermedades?
R:
Nunca es demasiado tarde, la sanación puede ocurrir en
cualquier momento. El problema es que cuanto más acuda al
médico, más miedo voy a tener y más voy a enfermar. Es un
círculo vicioso. Por eso yo digo «deja de ir al
médico».
P: ¿A usted le va bien esta filosofía de
vida?
R: A mucha
gente le funciona, no sólo a mí. No es el médico el que puede
sanarme, él hace que yo enferme más y acabo
muriéndome.
P: Cada vez hay más casos de cáncer cuyos enfermos reciben
quimioterapia. ¿No cree que en algunos casos la quimioterapia
cure?
R: La quimioterapia es veneno.
Normalmente no hace bien a nadie. Hay que saber que hay
siempre un conflicto, cualquier
enfermedad es psicosomática. Siempre hay un conflicto a raíz de una
enfermedad, pero si yo identifico el conflicto
y lo soluciono, la enfermedad se
va. Es así que yo
entendí que la medicina estaba totalmente controlada
por el dinero.
Entonces, lo que nosotros
hacíamos como médicos era enfermar más a las personas para así generar
ganancias para la industria. Entonces, ¿qué es la salud?
En la facultad sólo me
enseñaron lo que es la enfermedad. Entonces, ¿qué es gozar de
buena salud? Yo llegué a la conclusión
de que el cuerpo sólo manifiesta el estado
del alma. Y cuando mi cuerpo
est style="font-family: Verdana; font-weight: bold;">es porque mi alma est style="font-family: Verdana; font-weight: bold;"> Entonces el cuerpo
por sí solo no enferma, es como
un espejo que refleja lo que pasa dentro. Para ver
mi alma, miro mi cuerpo y veo lo que hay en mi alma.
Entonces no sirve de nada tratar sólo el cuerpo.
Hay que mirar el alma, ¿qué es lo que no
funciona en el alma, cuál es la enfermedad
del alma? Es la guerra.
Porque mi alma me
dice internamente que haga algo y mi ego me
dice que haga lo contrario.
Entonces hay una guerra
interna. La enfermedad es siempre la manifestación
de un conflicto dentro de mí.
Hay dos
aspectos:
El cuerpo
y el alma. ¿Qué quiere el alma?
El alma quiere la emancipación del ser
y el cuerpo quiere la seguridad del haber,
del tener. Cada uno tira por un lado, el estrés
significa la guerra interior. Cuando trato el alma, todo
el cuerpo se alinea sobre este equilibrio. No quiero
decir que no haya que cuidar el cuerpo físico,
sino hacer las cosas
en el orden correcto.
Primero el alma,
después el cuerpo mental, después el cuerpo emocional y
después el cuerpo físico. Y lo solemos hacer al
revés. La medicina convencional se encarga del cuerpo físico, y
no trata el resto.
P: ¿No cree que la propia sociedad
demanda que el médico se ocupe del cuerpo físico y le dé una
medicina para el dolor?
R:
Absolutamente. La sociedad misma, nosotros
somos los que creamos esta mafia a nuestra imagen y
semejanza. El problema es que damos prioridad al
«tener» sobre el«ser», ése es el desorden,
priorizar el cuerpo en vez del alma. Para volver al orden hay
que dar prioridad al alma en lugar de otorgársela al
cuerpo, eso genera orden, paz y salud. Eso, en
definitiva, es la salud.
P: Eso es mucho más
complicado que tomarse una
pastilla.
R: Cierto, pero
¿qué hace una pastilla? Te
da la ilusión de que estarás mejor, pero con el tiempo
reaparecen los s style="TEXT-ALIGN:justify;">P: En el caso del paludismo, por ejemplo, alguien
sano se enferma por beber agua contaminada, ¿también en este caso insiste
en su teoría?
Eso es válido
para todo. No hay ningún microbio exterior que pueda
enfermar, soy yo la creadora de mis
enfermedades. Y
ésta es la verdadera enfermedad
del alma, el no saber que soy yo
quien la está creando. Como yo
pienso que no soy responsable, me imagino creadores exteriores:
microbios, tumores, etc. Por ejemplo un simple catarro: hace frío, me cojo
un catarro. Y por lo tanto puedes tener un catarro en
verano, es un sinsentido, no tiene nada que ver
con el frío. Con esta estructura de pensamiento voy
generando la guerra hacia los factores exteriores. Y
por eso se crearon las vacunas.
¿Qué
son las vacunas? Dar la enfermedad de forma más debilitada
para que el cuerpo reaccione. Es decir, no
tengo la enfermedad pero si algún día la contraigo, sería
menos grave porque ya me he puesto la vacuna. Te voy a dar otro
ejemplo, tengo miedo de que mi hija sea violada. Entonces le voy a dar
un violador debilitado, entonces si un día la violan será menos grave
porque habrá tenido un pequeño violador y entonces estará
preparada. La vacuna funciona igual. Es algo de locos.
Vivir en el desorden lleva a este tipo
de locuras.
Por
ejemplo, la gripe aviar.
¡Es extraordinario! Cerca de donde vivo había una experta muy
seria que vino de parte de las autoridades médicas y nos ha
dado cifras: en el plazo de nueve años se murieron cerca de 152
personas de gripe aviar en el mundo, solo en Canadá mueren cada
año 10.000 personas por errores médicos, no de enfermedad sino de
equivocaciones. ¡Yo creo que más bien habría que vacunar
a los médicos! (risas). No hay epidemia, no hay
nada.
Entonces se
ha creado una pandemia a escala mundial, en la cual se han
gastado millones de dólares para tratarla pero no hay
nada. Esto está en preparación desde hace muchos años. Llevamos de
cinco a siete años oyendo hablar de una pandemia. ¿Cómo se puede
anunciar que va a haber una pandemia? Una epidemia surge, ocurre, pero
no la puedo prever, es un
montaje.
P: Pero la gente tiene
miedo.
R:
Sí, es una forma de manipulación mental para
llevarles a pensar que va a ocurrir una
epidemia. Y un día cuando
ocurra, las autoridades dirán que ya lo habían
previsto. Es algo que está preparado desde hace mucho tiempo, hay
un proceso escondido detrás de esto. Yo no sé
exactamente lo que es, puede ser por ejemplo ponerle a
todo el mundo un chip electrónico porque cuando hay una campaña
de vacuna se puede poner cualquier cosa en la jeringuilla.
Así que es posible que haya
una estrategia que consista en decir que hay una
epidemia y que hay que vacunar a todo el mundo y
entonces pondrían el microchip.
Yo estoy
segura de que hay algo detrás, un prop y que hay que tener
cuidado. Es una hipótesis. De todos modos sea para lo que
sea el propósito es el control
sobre la población.
P: ¿Tiene todo esto algo que ver
con la trilogía de la mentira de que habla en
su libro La mafia médica?
R:
Absolutamente. Hablo mucho de las vacunas en el libro
y lo que yo digo a este respecto
en el libro es lo que desencadenó la ira
del colegio médico. Porque las vacunas no se tocan, son sagradas,
puedes hablar de cualquier cosa, la industria, los
medicamentos, pero cuidado con las vacunas. Porque las vacunas otorgan
importantes ganancias a la industria, pero a las personas
les puedes transmitir cualquier cosa. La
vacuna es un medio para producir genocidios con un
blanco específico.
Cuando se
quiere distribuir a un pueblo o a una raza, la administran,
mira lo que está ocurriendo en
África. Ellos lo llaman sida, pero ¿qué significa sida?
«Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida».
Entonces es el propio sistema inmunitario que se ha
debilitado, de modo que cualquier afección es mucho más
grave.
P:
¿Quién está detrás de
toda esta estrategia?
R: Los que mandan.
Hay un gobierno mundial que tiene todos sus ministerios, para la
salud es la OMS, pero también están la UNESCO,
UNICEF, FAO, FMI, Banco Mundial, etc. Todos los países miembros
de la ONU obedecen las órdenes del gobierno
mundial.
P: ¿Ve solución para esta
situación?
R: Sí (risas)
sino mal vamos. La solución que yo propongo
en el libro es la soberanía
individual. Es tomar conciencia como persona individual,
de que soy yo la que tiene el verdadero poder. Por
ejemplo, los Mc Donalds, cuando la gente deja de ir a estos
restaurantes la empresa se debilita, son las
multinacionales, que son todopoderosas. Si yo dejo de comprar y de dar
dinero a las multinacionales ya no valen nada, no ganan dinero.
Si los
enfermos dejan de ir al médico, se derrumba el sistema médico, si dejo
de pagar impuestos no hay
gobierno.
Entonces ¿dónde est y la palabra SOBERANÍA, significa el poder
último, el más alto, que siempre hemos
pensado que estaba fuera y está dentro de
nosotros.
Si pensamos
en el poder más elevado, pensamos en Dios. Y
¿qué es Dios? Es el espíritu que crea
todo el universo y esto está dentro, no
fuera. La solución viene cuando yo tomo conciencia de
quién soy verdaderamente y que voy a comportarme tal y
como yo soy,
encontraremos la salud perfecta
y la inmortalidad, que es más
interesante que morir ¿no?
P: ¿Cuál es el primer paso que debemos
dar?
R: Primero
empieza por tomar una decisión, que consiste en dar rienda suelta a
mi alma, es mi alma quien manda y no el ego,
entonces dejo de pelearme, significa escuchar lo que me dice
mi alma. Por ejemplo, mi alma me dice: «deja este trabajo,
ya no resuena contigo, deja de hacer eso»; pero el ego me va a
decir: «No, ¿estás loca o qué?, tienes
que pagar el alquiler, sostener la familia, ser buena
madre o buen padre¦». Esa es la guerra, entonces dejo de
pelear y escucho a mi alma. Y el ego empieza a agitarse y a
ponerse inquieto ¿qué va a pasarme? Quiere controlar, es su función.
¿Qué va a ser de m creando qué va a pasarme. ¿Me voy a pelear conmigo
misma? No, voy a hacer las paces.
Algo que se puede hacer varias
veces al día
y que mejora automáticamente
cada vez la
salud es decir la verdad. Mentimos
todo el tiempo, pero incluso sin darnos cuenta, estamos tan
acostumbrados a hacerlo, tenemos mentiras gordas y otras que se llaman
pero la mitad que falta es una
mentira. Y hay otra categoría de mentiras que son por omisión.
Y esto se llama un secreto. A veces mi hijo viene a verme y me dice:
«Mamá, tengo que decirte algo, pero no se lo digas a nadie».
Si es un secreto y tú no puedes guardarlo, no me pidas a
mí que lo guarde. Si para ti es un secreto y me lo
transmites a mí porque pesa mucho sobre tus hombros, yo
tampoco lo voy a guardar.
Son cosas
del día a día. Si me quedo en la mentira y
siempre estoy mintiendo, poco a poco voy destruyendo mi salud. Miento
porque tengo
miedo, es el ego el que miente, el
alma nunca miente, dice que diga la verdad. Cosas así
pequeñas hacen que vaya mejorando mi salud en vez de
empeorarla.
¿Qué es la fiesta
del día del padre o del d face="Verdana"> Son fiestas
comerciales que me están obligando a celebrar la fiesta y
comprarle algo. ¿Qué estoy celebrando con esto?
Celebro que mi madre se ha sacrificado toda su vida por sus
hijos, que ha luchado toda su vida para mantener su papel de
madre o celebro que mi padre toda su vida ha trabajado para
conseguir que su familia viva bien.
En definitiva,
celebro que mi madre y mi padre han hecho todo lo posible
para seguir juntos y mantener a la familia unida.
Celebro la enfermedad y la muerte, hay que pensar
en eso. ¿Qué es el padre
y la madre? La muerte. Cuando esas personas se
han quedado juntos aunque no tengan nada que ver unos con
otros, ya se ha acabado la cosa, pero se han quedado juntos
para que la familia se mantenga unida, en vez de escuchar a
su alma. Y yo voy y digo, «gracias».
Otro
ejemplo cercano sería celebrar el día del padre o
de la madre. Y podría explicar a mis padres que no voy a
celebrar ese día, que tengo gratitud y reconocimiento por
todo lo que han hecho por mí, pero que no voy a celebrar un
rol, un papel que destruye el alma,
hace que envejezcamos y muramos. Y entonces, ¿qué dirá
mamá?
Lo que me
impide tomar esta decisión es el miedo a que mamá
o papá no me quieran porque sigo esperando el amor exterior.
En vez de darme cuenta de que el amor está dentro de mí, soy yo quien
puedo amarme a mí misma. Si voy
buscando el amor exterior, sufro. Si yo vivo con amor por mí, enfocado
hacia mi interior, no por miedo de lo que la gente pueda pensar
de mí, mi salud mejora. Entonces vamos a ser
seres inmortales, eso no significa que nos vamos
a quedar por siempre vivos aquí, sino que puedo encarnarme y
desencarnarme a voluntad. Puedo materializarme y desmaterializarme, depende de
mí.
Es una
cuestión de la evolución de la conciencia humana y cuando
haya suficiente número de personas que sean
conscientes de esto, vamos a alcanzar la masa crítica. Hay
personas que darán el salto y
otras que no. Eso ya se pude ver, son más o menos 100.000
personas sólo en el planeta. Por ejemplo, toco aquí y siento un
bulto en el pecho. Tengo dos posibilidades o me quedo aquí quieta
y no hago nada o me voy corriendo al médico.
Si voy al
médico me va a decir que tengo un cáncer.
En la mente está escrito «Cáncer igual a muerte».
Entonces si yo he sentido miedo y he ido al médico, el doctor me
ha asustado aún más y me recomienda quimioterapia. A mí eso no me agrada
porque la gente que conozco que se la ha
hecho se pone verde, siente náuseas, no tiene pelo y tienen un estado muy
debilitado y triste. Entonces cada vez tengo más miedo, cada vez estoy
más enfermo y cada vez me acerco más
a la muerte.
Eso ocurre si
tomo la opción del médico. En el otro caso mi cuerpo me
muestra que hay un conflicto interno, el bulto en este
pecho es un regalo que me hago a mí misma, no quiero
quitármelo, es mi espejo el que me está
indicando algo. Le voy a decir al bulto: ¿qué tienes que decirme?,
háblame. Gracias por manifestarte. Te escucho, háblame de mi conflicto.
Entonces yo digo a mi alma: te dejo libre. Voy a vivir y no
sentir el miedo a morir. De esta forma yo puedo sanar
definitivamente, no una remisión temporal, una verdadera
sanación.
Por
ejemplo, ¿qué es un divorcio? Una
ruptura. Algo me dice: «no, no te
tienes que divorciar, quédate junto a esa persona» y algo me dice:
porque la conciencia
se eleva y la gente hace más caso a sus
sentimientos. El divorcio y dejar un trabajo no son buenas
opciones para la seguridad del haber. Hay cada vez más
personas que dejan carreras brillantes porque ya no le
encuentran sentido a lo que hacen. Es normal
porque la conciencia se eleva.
Si no hago caso
a mi alma y sigo en ese trabajo me enfermo y cuando voy al médico
me manda antidepresivos. ¿Y qué son los antidepresivos? Son
drogas que hacen que yo ya no sienta nada. «Mi trabajo bien,
seguiré con él». Con ayuda de estas pastillas soy efectivo y puedo seguir
pagando la hipoteca.
Algo que causa
mucho estrés es el endeudamiento de las familias. Una
manera de sanarse es salir de este sistema de endeudamiento
porque supone esclavitud. Es la «simplicidad
voluntaria» es un movimiento social de
gente que lo adopta deliberadamente. Yo no lo recomiendo
como movimiento social, pero s
trampa.
De
forma que las necesidades materiales dejan de
ser la prioridad en mi vida y más
bienes el alma lo prioritario. La «simplicidad
voluntaria» consiste en reducir las necesidades
materiales.
Por
ejemplo si tengo una casa grande con una hipoteca muy elevada, un
cochazo a juego con la casa, hijos que visten de marca, van
a una escuela privada, etc. Todo eso cuesta dinero y
tengo que seguir trabajando, pero ya no me gusta mi trabajo y
ahí estoy preso y eso es un estrés
tremendo. La persona piensa que no tiene salida: si dejo mi
trabajo ya no seré capaz de ofrecer caprichos a mis hijos, perderé a mis amigos
pijos, mi prestigio, mi mujer, reputación.
No se puede
imaginar la vida sin nada de eso, pero es posible.
Vendo la casa, vendo el coche, vamos a una casa más
peque tengo tiempo para
mi alma. Eso es realmente la salud, esas
cosas de la vida cotidiana
son las que hacen que mi salud esté mejor o
peor.
P: Usted demostró ser muy valiente
cuando escribió el libro La mafia
médica que le costó la expulsión del colegio de médicos,
supongo que vivió un conflicto importante. ¿Cómo se decidió a
dar el paso?
R: Yo
sabía que publicando este libro se acababa para
mí la carrera de medicina. Yo me acuerdo de ese momento y me
dije: «Si no escribo este libro, me muero». Quizás no hubiera muerto
rápidamente, pero sí a nivel del alma. No fue tan difícil, más difícil
fue dejar mi papel de «buena madre».
P: ¿A qué se refiere?
R:
Mis niños ya no lo son, ya no soy madre. Tuve que dejar de
preocuparme por mis hijos. Un pasaje importante
fue que mi casa ya no era más su casa. Yo tengo dos hijas y cada una
de ellas había dejado en mi casa dos tazas para el desayuno. Hace
más de un año llegó una amiga y me ofreció dos tazones, no tenía sitio para
ponerlas todas y decidí quitar las tazas de mis hijas. ¡Eso fue
tremendo!
Era como un
enlace, un símbolo del vínculo con mis hijas y se trataba de
cortar ese tipo de lazos. Entonces una dijo que vale
y la otra dijo que ni hablar y volvi «pues tú
haz lo que quieras, pero yo ya he
hecho lo que tenía quehacer».
P: El desapego, entonces, ¿tiene que ver con
conseguir una buena salud?
R: Sí,
desapegarse de los papeles de madre, de hija, etc. Cuando estoy
apegada a algo es que tengo miedo de perderlo y si tengo muchos
apegos no puedo avanzar.
Con mi
libro La mafia médica todo se fue, el título de
médica, la profesión, pero para mí era muy fácil. Cada uno tenemos
cargas y apegos distintos. También hay gente que tiene apegos
a los apellidos y tiene hijos para perpetuar el apellido
de la familia.