SER
DISCIPULO DE TI MISMO… Es reconocer tu propia
herencia, aquella que pertenece a tu conciencia
luego de caminar la senda de la evolución sin
detenerte, sin distraerte, sosteniendo un hilo
conductor… vida tras vida.
Cuando
ves el cuadro completo es cuando te transformas
en discípulo de ti mismo.
Entonces
comprendes que el camino te ofrece solo
maestros/espejo que reflejan esas partes de tu
interior que aún no puedes mirar por ti
mismo.
Encuentras
instructores que solo te guían a que actives tu
propio poder.
Vives
el día a día como una línea sin interrupción
hacia ti mismo.
Te
dejas fluir en tu propio y único devenir pues
sabes que la Divinidad no está en otro lado que
allí… en el centro/nido de tu corazón.