| Asunto: | [redluzargentina] [MedicinaBioenergetica] PAULING: El ADN, memoria de la vida | Fecha: | Martes, 21 de Marzo, 2006 20:40:32 (-0300) | Autor: | Alicia Y Amira Contursi y Manzur <alicia.amira @.....com>
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From: "DiproRed" <diprored@yahoo.com.ar>
To: <DiproRed@gruposyahoo.com.ar>,
<medicinabioenergetica@gruposyahoo.com.a
r
>
Date: Fri, 17 Mar 2006 17:28:47 -0300
Subject: [MedicinaBioenergetica] PAULING: El ADN, memoria de la vida
*From:* Miguel Alvarado <miguelleopoldo@yahoo.com>
BIOLOGíA
[image: Title] El ADN, memoria de la vida Para reconstituir los
acontecimientos pasados, los periodistas pueden basarse en los testigos,
lo
s
historiadores en los archivos y los biólogos... en el ADN. Las centenas
d
e
millones de letras químicas de la secuencia de un genoma conservan (si
sabemos descifrarla correctamente) el recuerdo de la evolución que
desemb
ocó
en la aparición de la especie. [image: Linus Pauling. El "padre" del
rel
oj
molecular, galardonado con dos premios Nobeles, cuya teoría es
actualment
e
cuestionada. Pese a ello, consiguió revolucionar la historia de la vida y
darle otro rostro a las concepciones de la evolución. (c) Dick
Willoughby
,
Linus Pauling Institute.] Linus Pauling. El "padre" del reloj molecular,
galardonado con dos premios Nobeles, cuya teoría es actualmente
cuestiona
da.
Pese a ello, consiguió revolucionar la historia de la vida y darle otro
rostro a las concepciones de la evolución.
(c) Dick Willoughby, Linus Pauling Institute.Linus Pauling (1901-1994)
form
ó
parte del club extremadamente selecto de quienes han recibido el Premio
Nobel dos veces. En 1954, lo obtuvo en el campo de la química por sus
trabajos sobre el enlace covalente y en 1962 recibió el premio Nobel de
l
a
Paz por sus esfuerzos en pro del desarme nuclear. Tuvo una carrera tan
brillante que es normal que olvidemos con frecuencia que este genio tan
versátil fue también el fundador de la filogenia molecular, la
discipli
na
que pretende descifrar la historia de los seres vivos a través del
estudi
o
de ciertas moléculas que lo componen.
A partir de mediados de los años cincuenta, Pauling se interesó por la
química de las proteínas y fue uno de los primeros en considerar a los
aminoácidos como los "ladrillos de la vida". Precisamente, empezó a
describir en una proteína (la hemoglobina) el orden de estos ladrillos en
varias especies de vertebrados. Comprobó entonces con sorpresa que el
n
úmero
de diferencias entre los aminoácidos de cada pareja de especies es
proporcional al tiempo que las separa de su ancestro común. En 1965
Pauli
ng,
con su colega Emile Zuckerandl, formuló la noción de "reloj molecular",
afirmando que el índice de divergencia entre dos secuencias de
aminoáci
dos
es constante en el transcurso de la evolución. Esta hipótesis
revolucio
nó el
estudio de la historia de la vida ya que, por primera vez, permitía
evalu
ar
el tiempo de divergencia de las líneas para las que no existen restos de
fósiles.
Los tiempos del reloj molecular
No obstante, el enfoque innovador de Pauling no obtuvo resultados
inmediatos, puesto que los datos sobre la secuencia de las proteínas eran
numerosos, extensos y eran difíciles de obtener. Todo cambió en 1977
cu
ando
el británico Frederic Sanger (otro miembro del club de los doblemente
galardonados con un Nobel) introdujo una técnica rápida de
secuenciaci
ón del
ADN. Con la ayuda de la robótica y de la automatización, se
conseguía
una
gran cantidad de datos con los que trabajaron los filogenéticos
molecular
es
que retomaron entonces, con nuevas herramientas, la eterna cuestión de la
historia de la vida. Su postulado fue el siguiente: las mutaciones se
acumulan a una velocidad comparable entre dos líneas distintas,
sometidas
a
una presión de selección equivalente. Al alinear las secuencias de
esta
s
regiones en varias especies, se podría identificar y cuantificar las
diferencias que harían posible situar en el tiempo su divergencia. Lo
que
es
imposible cuando se analiza la filiación de un individuo (que sólo
pose
e un
cuarto de los genes de cada abuelo, un octavo de cada bisabuelo y así
sucesivamente) se hace posible a escala de la especie.
[image: El ADN es la molécula que porta la herencia. En esta vista
transversal de un modelo, los diversos átomos están representados en
diferentes colores: el carbono en naranja, el oxígeno en azul, el
nitró
geno
en rojo, el hidrógeno en blanco y el fósforo en violeta. A la derecha,
vista
con el eje de la hélice horizontal. (c) INSERM/J.L.Martin/J.C.Lambry]
[image: El ADN es la molécula que porta la herencia. En esta vista
transversal de un modelo, los diversos átomos están representados en
diferentes colores: el carbono en naranja, el oxígeno en azul, el
nitró
geno
en rojo, el hidrógeno en blanco y el fósforo en violeta. A la derecha,
vista
con el eje de la hélice horizontal. (c) INSERM/J.L.Martin/J.C.Lambry] El
ADN
es la molécula que porta la herencia. En esta vista transversal de un
modelo, los diversos átomos están representados en diferentes colores:
el
carbono en naranja, el oxígeno en azul, el nitrógeno en rojo, el
hidr
ógeno
en blanco y el fósforo en violeta. A la derecha, vista con el eje de la
hélice horizontal.
(c) INSERM/J.L.Martin/J.C.LambryEste postulado les llevó a afinar la
noci
ón de
reloj molecular distinguiendo tres niveles. Primero, los "segundos" de la
evolución, que son centenares de miles de años, que los investigadores
estudian a través de las regiones del genoma en las que se acumulan
rápidamente las mutaciones. Es el caso de los pseudogenes, secuencias
parecidas a los genes pero que no están expresadas, y por lo tanto, poco
sometidas a la presión de selección. Con este segundero se pueden
datar
las
divergencias de las subpoblaciones en el seno de una especie. Segundo, los
"minutos" que son los millones de años de un pasado aún cercano. Al
est
udiar
los genes codificadores de proteínas cuyo papel es indispensable, como la
hemoglobina, podemos entonces datar las divergencias entre las especies. Y
tercero, para penetrar la aguja de las "horas", de las decenas de millones
de años en las que grupos enteros se separaron, los científicos
recurre
n a
algunas proteínas sobre las que pesan limitaciones funcionales muy
importantes, como las histonas que se unen al ADN para permitir su
plegamiento en cromosomas.
Volver a clasificar a los seres vivos
Carl Woese, pionero de este enfoque, explicó así en 1977, al estudiar
l
as
secuencias de los ARN ribosómicos, que los seres vivos no se dividen en
células con núcleo (eucariotas) y en células sin núcleo
(procariota
s), sino
en tres grupos separados por abismos genéticos: las arqueobacterias (las
más
antiguas, que viven hoy en día en entornos extremos: fondos marinos,
fuen
tes
cálidas...), las eubacterias y las eucariotas. En la misma época, una
revolución conceptual de primer orden en la biología, la sistemática
filogenética, revolucionó los principios de clasificación de los
sere
s vivos
elaborados por Linné en el siglo XVIII. Se empezó a dudar de la
pertine
ncia
de grupos que se pensaban intocables, como los peces o los reptiles.
No obstante, a finales de los años ochenta, la noción de reloj
molecula
r fue
muy criticada. El reloj del ADN no tenía la precisión ni la
regularidad
de
los cucos suizos. Durante ciertos periodos, o en ciertas regiones del
genoma, eran más frecuentes las mutaciones del genoma, como si un
misteri
oso
relojero hubiera adelantado las manecillas de los minutos. El perturbador
podía ser un virus que introdujera su genoma en el de su anfitrión, o
u
n
acontecimiento de recombinación entre cromosomas en el momento de la
división celular. En el transcurso de largos periodos, el reloj se
hací
a
lento e impreciso, como un mecanismo al que se le daba cuerda sin
regularidad.
A lo largo de los años noventa, los filogenéticos aprendieron a tener
e
n
cuenta estos fenómenos, y paulatinamente fue surgiendo una visión
completamente renovada de la historia de la vida. Los antiguos grupos
"cajones de sastre" de las algas o de los invertebrados fueron descartados
ya que no correspondían a ninguna diferencia desde el punto de vista del
ADN. Los propios mamíferos tuvieron un tratamiento parecido: se
descubri
ó
así que los cetáceos eran primos de los hipopótamos, como lo había
apuntado
ya el examen de sus características morfológicas por la sistemática
filogenética. Gracias a la conjunción de una revolución conceptual
(l
a
clasificación filogenética) y de una revolución tecnológica (la
com
paración
de secuencias permitidas por esta sorprendente conservación de la
memoria
de
la evolución en las secuencias de ADN), lo que se había revisado era la
clasificación entera de los seres vivos, en unos treinta años,
mientras
que
apenas había evolucionado desde Linneo…
*Lic. Nut.Miguel Leopoldo Alvarado Saldaña* Fundación ProSalud A.
C. Seattle
Washington.http://www.nutriologiaortomolecular.org/
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