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¿Hoy ya te regalaste una sonrisa?... ¿Y para qué?

Hace muchos años, cuando pasé un período extremadamente difícil en mi vida, en un momento me mir espejo cuando estaba llorando. Te diré que me dio aún más tristeza verme así. Me quedé un rato y de pronto me surgi sonrisa¦ de pronto sentí un leve alivio y entonces intenté sonreírme más y más, hasta que pude regalarme una sonrisa sonrisa, aparte de sentir alivio, me dio una gran sensación de contención y de alguna manera me œllenaba. De ahí me hice una promesa: que a partir de hoy me iba a regalar todos los días una sonrisa, porque sí¦y a pesar de todo¦bien en ese momento no entendía porque o para qué¦.simplemente lo hacía me daba cuenta de cuanto me conectaba esa sonrisa conmigo misma y que esa œreconexión me llenaba y me llenaba. Hoy, pensando que desde ese día pasaron más de 25 años y saber que en todos estos años, todos los días me regalaba una sonrisa, me da una gran plenitud y alegría y agradecimiento.

Como nos cuesta escuchar al otro¦ de verdad.

Muchas veces me atrapo¦ generalmente tarde¦ y recién reflexionando un rato después de una conversación, que en realidad me cuesta mucho escuchar œde verdad al otro, no solamente escuchar sus palabras, si no escuchar lo que le pasa de verdad, que necesita transmitirme verdaderamente¦y cuando puedo, obviamente el vínculo se recompone, la conversación se vuelve agradable ya que cambia la vibración de la conversación automáticamente.

Ni pensamientos positivos, ni negativos¦ los pensamientos son lo que son

A ver, a mí los pensamientos se me cruzan, van, vienen, vuelven, a veces más, otras menos¦prefiero dejarlos pasar, controlarlos? Ni ahí, me parece que me estoy tomando el pelo sola. Reprimirlos? Menos, porque no funciona¦entonces, qu style="COLOR: #666666">

A mí me sirve poner más atención o sea más consciencia en lo que siento y sobre todo qué es lo que pasa en mi cuerpo. Mi experiencia me enseñó que mi cuerpo es lo más sincero que tengo, porque recibe un estímulo y reacciona, sin analizar, sin pensar. Es auténtico y directo y ahí puedo confiar en lo que siento en mi cuerpo.

Qué amas más, a tus miedos o a tu hijo?

Hace muchos años atrás, cuando mi hijo era chiquito y con un estado de salud muy delicado, mis miedos se dispararon al punto que ni siquiera le podía hacer tratamiento de energía y eso para mí era realmente muy grave. Entonces decidí tomarme el tiempo para aquietarme y me puse a meditar. En un momento me surgió esta frase: œQué amas más, a tus miedos o a tu hijo? Obvio, a mi hijo y ahí comprendí que entregaba toda mi energía a mis miedos, que crecían y crecían en lugar de focalizar mi energía para estar y resolver. Esta frase después me la repetí miles de veces también en otras oportunidades, según la circunstancia adecuando la frase¦amas más a tus miedos o a lo que te apasiona¦amas más a tus miedos o a tu libertad¦.amas más a tus miedos o a tu proyecto¦

y por último¦ una de mis frasecitas.

La vulnerabilidad

"Uso a mi hermosa vulnerabilidad como un bello instrumento
para marcar a m los demás los límites
necesarios para resguardarme¦

a todo esto¦ los miedos se achichan

y¦ algunos hasta desaparecen."

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