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| Asunto: | [redluzargentina] Texto completo del Evangelio de Judas Iscariote | Fecha: | Miercoles, 10 de Mayo, 2006 12:49:39 (-0300) | Autor: | Alicia Y Amira Contursi y Manzur <alicia.amira @.....com>
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*Gracias Eva Valle*
*TEXTO COMPLETO DE EVANGELIO DE JUDAS ISCARIOTE*
(Según una versión procedente de la traducción realizada por National
Geographic)
*El evangelio de Judas** (que se hara publico el 06 de Abril)***
Estando Jesús reunido con sus Discípulos, le preguntó Santiago:
"Maes
tro,
¿qué debemos hacer para comprender mejor su Mensaje".
El Maestro dijo: "Alrededor del Sol, hay muchos Planetas y cada uno de
ellos ocupa su lugar y su distancia entre ellos y el Sol y entre los
demá
s
Planetas; así vosotros deberéis ocupar vuestro lugar y distancia
alrede
dor
del Sol, procurando no estar ni demasiado cerca, ni demasiado lejos. Y
entr
e
Ustedes, mis discípulos, esto debe ser en equilibrio, permitiendo así,
como
los Planetas, que cada uno reciba únicamente que necesite para su propia
sobre vivencia; habiendo concordancia en "la Luz que viene del Sol y Luz
qu
e
viene del Padre".
En este momento interrumpe Judas y le dice: "Maestro, sabemos que Usted es
el Enviado del Padre, pero a nosotros ¿Quién nos ha enviado?".
Contesta el Maestro: "Mi Padre me ha enviado a Mí para enseñar a
vosotr
os;
mi Padre los ha enviado para que me escuchen". La Parábola de quien da y
de
quien recibe, es semejante a una semilla que cae en la tierra, nace, crece
y
fructifica y su fruto le es dado a quien sembró la semilla; así como
Yo
hago
de mi Padre, vosotros también deberéis hacer "la Voluntad de mi Padre,
porque con vosotros somos UNO".
Dice Judas: "Entendido, Maestro, pero,... si yo hago lo que Usted me
ense
ña,
¿ya lo es todo?".
Responde el Maestro: "Lo que Yo te enseño es para que tú lo vivas y
as
í
puedas llegar como Yo he llegado, a hacer "la Voluntad de mi Padre".
Judas, mostrando un poco de impaciencia, vuelve y replica: "Yo estoy
haciendo lo que Usted me enseña, ¿indica esto que ya soy UNO con
Usted?
".
Contesta el Maestro: "Nosotros somos UNO, como mi Padre es UNO conmigo,
per
o
tú no puedes todavía hacer lo que Yo hago,.. Porque el Sol alumbra a
to
dos
sus Planetas, pero los Planetas, ni aún todos reunidos, podrían dar ni
una
décima parte de Luz hacia el Sol; por eso es necesario que vosotros os
convirtáis en vuestro propio Sol, en vuestra propia Luz, y así
alumbr
ándose
y alumbrando a otros, le corresponderíamos con nuestra Obra a mi Padre
qu
e
me ha enviado".
"Porque, sepan Ustedes, que las tinieblas no son más que partes que no
es
tán
integradas ni con "la Voluntad" de quien me envió. Las tinieblas están
en
quien tiene parte con ellas, por eso hay que dar a la tierra lo que es de
l
a
tierra; a las aguas lo que es de las aguas; al aire lo que es del aire; al
fuego lo que es del fuego y a lo que es de EL
"Así, vosotros comprenderéis que ni siquiera estas carnes que tenemos,
estos
huesos que tenemos, esta sangre que tenemos, esta mente que tenemos, nos
pertenece; sólo nos pertenece, por herencia de mi Padre, la Luz que os
do
y
con mi Palabra. Por eso he dicho «Que la tierra y los cielos pasarán,
m
ás mi
Palabra no pasará»".
"Porque la Palabra me la ha dado mi Padre para que ELLA lleve la Luz que a
vosotros os falta y puedan ser UNO conmigo, y YO seré UNO con mi Padre".
Continuando, el Maestro dice a sus Discípulos: "¿Qué creen Ustedes
qu
e
debemos hacer para que el mundo nos comprenda?".
Cada uno de ellos emitió su criterio.
Judas replicó: "Yo creo que el mundo poco a poco entenderá cuál es
nu
estro
propósito".
El Maestro, dijo: "Judas, tú lo has dicho, pero dime ¿cuál es nuestro
propósito?".
Judas guardó silencio. El Maestro volvió a interrogar: "Judas
Iscariote
,
¿cuál es nuestro propósito?".
Judas, levantando la mirada, le dijo: "Señor,... pienso que nuestro
propósito es enseñar a la gente a hacer la Voluntad de quien le
envió
".
El Maestro, mirando las estancias que habían a su alrededor, dijo: "Un
rebaño de ovejas no obedecen a su dueño porque sean de él, porque
é
l las ha
pagado con sus denarios; obedecen a su pastor porque él se hace amigo de
ellas, cuida de ellas, les da alimento y las defiende del lobo".
"Así vosotros deberéis tener vuestro rebaño, cuidar de él,
defender
lo de los
lobos, más comprendedme, Judas, ese rebaño no os pertenece, no lo
hab
éis
comprado, porque él pertenece a quien me envió".
"A ese rebaño debéis alimentarlo. El día que os propongáis dar
alim
ento a
vuestras ovejas, no llevéis en vuestra mano el látigo, llevad
alimento,
así
este rebaño entenderá que os preocupáis de alimentarlo; mas cuando
se
páis
que cerca de vuestro rebaño anda el lobo, salid y llevad en vuestra mano
el
látigo para espantarlo de las ovejas; y llevad espada para que os
defend
áis,
si fuese atacado".
Replica Judas, y dice: "He comprendido, ... pero todo el mundo no está en
este rebaño".
Contesta el Maestro, y dice: "En una selva nacen muchos árboles de la
mis
ma
especie, unos crecen demasiado y sobresalen de los otros; otros escasamente
nacen, pero entre todos componen una selva".
"Así vosotros deberéis comprender que hay que crecer sobre los demás
en
Espíritu sin que con esto estemos separando los de menor crecimiento;
s
ólo
hace la Voluntad de mi Padre el que ha crecido y no se deja dar sombra de
los demás".
Dice Judas: "Entendido, pero, ¿cómo sé si he crecido lo necesario
par
a ya
hacer la Voluntad de mi Padre?".
Replica el Maestro: "La Luz se identifica por borrar las sombras. Las
sombras se identifican opacando la Luz".
"Así vosotros comprenderéis que la Verdad es mi Padre. Cuando la
hayá
is
encontrado, Ella no os dejará sombras ni en vuestras mentes, ni en
vuestr
os
corazones, por lo tanto, comprenderéis que YO SOY LA LUZ".
"El que esté conmigo y me tenga a Mí, no andará a oscuras y así
hab
rá
comprendido que, en la selva, es el árbol que no recibe sombra de los
demás".
"Recuerden que el viento sopla y mueve las ramas y las hojas del árbol y
sólo desprende las que estén maduras o secas; así ese árbol queda
despejado".
"Así vosotros comprenderéis que el viento debe llevarse de Ustedes
todo
lo
inútil, lo que no sirve, para que seáis purificados de todas las
inmund
icias
que recogéis de la tierra".
Estando el Maestro con sus Discípulos parados frente al lago NAGAFEC,
dij
o:
"Los peces nadan con suma perfección, pero no pueden volar, ni tampoco
caminar".
Se acerca Judas y le dice: "¿Qué quieres decir con esto?".
El Maestro contesta: "Hijos míos, el hombre es el Rey, por lo tanto,
deb
éis
aprender a caminar".
Judas le dice: "Pero nosotros sabemos caminar".
Contesta el Maestro: "Vosotros camináis porque Yo os he enseñado,
porqu
e YO
SOY EL CAMINO, nadie llega al Padre sino por Mí".
"También vosotros deberéis aprender a nadar como los peces".
Judas dice: "Es muy difícil hacerlo".
El Maestro vuelve y observa el lago y dice: "El lago está tranquilo,
só
lo lo
salpica el viento cuando sopla; la vida es un lago que debe permanecer
tranquilo; si lo salpica el viento peligra el nadador. Por eso es que tú
ves
muy difícil nadar como los peces; aunque el lago se salpique por el
vient
o,
el pez, en su interior, está tranquilo".
En ese momento el Maestro miraba a los aires y veía a las aves volar y
di
jo:
"¡Conque perfección vuelan las aves!, así vosotros también
deberé
is aprender
a volar como ellas".
Judas lo interpela y dice: "Usted nos está hablando de cosas que para
nosotros son demasiado difíciles".
El Maestro le dice: "Judas, tú aprenderás estas cosas para que cuando
Y
o
vaya a mi Padre tú las hayas hecho y las enseñes a quienes crean en
M
í".
"Te digo que el hombre debe volar como las aves, porque el hombre es
Espíritu y el reino del Espíritu no está en la tierra".
"Todo lo que os digo hoy, Ustedes no me entienden, porque vosotros habéis
creído en Mí y estas cosas las hago Yo por Ustedes, pero cuando Yo
vaya
a mi
Padre, mi Padre iluminará vuestro entendimiento para que vosotros
hagái
s por
la Humanidad lo que Yo he hecho por vosotros, y así se cumplirán las
Escrituras y la Palabra
de «Quien esté conmigo y escuche mi Palabra, también estará con EL
que me
envió y recibirá su Luz»".
"Por lo tanto, os digo a vosotros, mis hermanos, que la muerte cuando llega
desprende el Alma de la materia y así el Alma no piensa más en la
mater
ia,
porque para ella ya no existe; piensa en EL que la envió, espera en EL,
confía en EL.
"Por lo tanto, vosotros que habéis creído en Mí y escucháis mi
Pala
bra,
debéis despojaros de lo que no os corresponde para que en Espíritu os
elevéis al seno de mi Padre".
Replica Judas: "De lo que tenemos aquí, ¿qué no nos corresponde?".
Contesta el Maestro: "Ya os he dicho que ni vuestros huesos, ni vuestras
carnes, ni vuestros padres, ni vuestros hijos, ni lo que habéis
aprendido
de
vuestros antepasados os sirve, ni os corresponde".
"Sólo la Palabra que ha abierto las puertas de vuestro Espíritu y os ha
llevado a beber de la fuente de la Sabiduría, será la que os conduzca
p
or lo
desconocido; lo que no conoce vuestra mente, ni vuestro yo, porque ellos no
podrán llegar donde Ustedes, como Espíritu, han de llegar".
Estando el Maestro con sus Discípulos en casa de Marta, les dice: "Os
voy
a
enseñar a vivir como el aire, como la tierra, como las aguas y como el
fuego".
Se acerca Judas y le dice: "Maestro, ¿no será conveniente que estas
cos
as se
hagan en otro lugar?".
El Maestro le dice: "Judas, nosotros somos UNO SOLO, hoy hacemos estas
cosa
s
aquí, tú más tarde las harás en un lugar secreto para que no se
pro
fanen,
porque.... ¿qué sacamos con darle de comer a un cerdo en un alfaro
nuev
o?;
ensucia la comida y ensucia el alfaro".
"Para vosotros la Palabra es alimento, por lo tanto, os digo: «Aprended
d
e
Mí para que enseñéis textual como os enseño»".
Se dirigió a todos y dijo: "Vosotros veis la tierra quieta, mas ella gira
alrededor de la Vida, que es el Sol".
"Nosotros estamos aquí quietos como la tierra, pero espiritualmente no
estamos quietos; estamos girando alrededor de la Vida, por lo tanto, en
estos momentos somos la Tierra que da alimento a la Vida que es el
Espíritu".
Se detuvo un momento y dijo: "Todos nosotros, en este momento, somos el
Aire, porque nos despojamos de una materia que es tierra y volamos por los
aires con la libertad del Espíritu....."
Guardó un poco de silencio y dijo: "Nosotros todos, en este momento,
somo
s
el Agua, porque nos hemos convertido en la fuente eterna del Espíritu; de
ella bebemos para nutrir el cuerpo y calmar la sed del Alma....".
Guardó un poco de silencio y dijo: "Todos nosotros, en este momento,
somo
s
un Fuego abrasador, porque nos hemos convertido en el Fuego del Espíritu
que
a todos nos devora, nos limpia y nos purifica".
"Así, queridos hermanos, nuestros cuerpos y nuestro Espíritu se
integra
n
para prepararnos hacia la Resurrección".
Le dice Judas: " Maestro, nosotros sabemos que todo lo que Usted hace es
para que nosotros también lo hagamos, pero.... ¿cuándo lo podemos
hac
er?".
El Maestro le dice: "Todos vosotros sois UNO conmigo y estas cosas podéis
hacer, pero hoy no las hacéis porque Yo estoy con vosotros".
"Cuando Yo vaya a mi Padre, vuestro Padre vendrá a vosotros y seréis
co
mo Yo
y haréis todas estas cosas y muchas más".
Contesta Pedro y le dice: "Maestro, Usted resucita muertos, cura leprosos,
saca demonios de los poseídos, ¿por qué no nos enseña a hacerlo?".
El Maestro contesta: "El Discípulo no es más que su Maestro, pero es
ju
sto
que aprenda lo que se le enseña".
"Una medicina no es más que la enfermedad, pero, por la gracia de Dios,
cura".
"Vosotros erais muertos que Yo resucité; erais leprosos que Yo sané;
er
ais
poseídos de demonios que Yo os saqué; erais ciegos y Yo os puse a ver;
erais
sordos y Yo os di oídos; andabais a oscuras y Yo os he dado la Luz".
Dice Judas: "Maestro, y ¿cómo hacemos para que el mundo nos crea lo que
nosotros hemos vivido, lo que nosotros hemos visto, como testimonio?".
Dice el Maestro: "Dos higueras nacen en el huerto, una de ellas no da
frutos, la otra da muchos frutos; ¿a cuál de las dos se acerca el que
t
iene
hambre?".
"Así vosotros debéis hacer, dar buenos frutos para que el que tiene
ham
bre
llegue donde vosotros a alimentarse de vuestros frutos".
Dice Judas: "Maestro, entendido, pero tengo dudas de mí mismo, pienso
que
el
día que esté solo, lejos de su presencia, no lo pueda hacer".
Contesta el Maestro: "Antes de que Yo me retire, tú tienes que haber
muerto".
Contesta Judas, diciendo: "Pero por su Gracia yo he resucitado de entre los
muertos".
Y dice el Maestro: "Sí, así es, pero necesitas morir nuevamente, y
para
esto
es necesario que tú te dediques a eliminar tus sombras; a eliminar lo que
has sido; a eliminar lo que otros han pensado de ti y tú has creído; a
eliminar tus pensamientos que son los que te alejan de la capacidad que ya
tienes por mi Gracia".
Estando el Maestro reunido con los Discípulos, les dijo: "¿Quién de
v
osotros
me dice lo que debemos hacer en el día de mañana?".
Unos opinaron: "En el día de mañana estaremos en el Templo"; otros:
"En
el
día de mañana estaremos en ayuno".
Dijo el Maestro: "El Hijo del Hombre es como el Sol, al que tiene frío
le
da
calor; es como las nubes, donde hace falta lluvia, lleva el agua; es como
l
a
madre amorosa, cuando el hijo tiene hambre, le alimenta".
"Así pues, el día de mañana estaremos dando de comer al hambriento,
d
ando de
beber al sediento, dando calor a quien tiene frío, para que se cumpla la
Palabra: «Que todo lo que está bajo el Sol, ha sido creado por el
Señ
or y
sólo EL velará por sus criaturas e hijos»".
"Por eso os digo que si no tenéis una ofrenda para Dios, velad primero
qu
e
si alguien ha tenido hambre y no le disteis de comer; ha tenido sed y no le
disteis de beber; ha tenido frío y no le disteis abrigo. Esa ofrenda que
llevas, aún no la presentes todavía, porque sería inútil dar a
Dios
una
ofrenda que se la hemos negado a nuestro hermano".
Replica Judas y le dice: "Maestro, pero la Ley de Moisés nos enseña a
a
mar a
Dios sobre todas las cosas y Usted nos manda a servir primero al hombre".
Y el Maestro contestó: "¿Qué Padre justo y sensato se sentaría a
la
mesa a
comer, si sus hijos tienen hambre".
"Así mismo es el Padre: esto nos hace entender la trascendencia que tiene
para nosotros la Vida que llevamos, cómo la vivimos, cómo nos
comportam
os"
Salió el Maestro al campo con sus Discípulos y en el camino le
salían
muchas
personas a consultarle, otros le seguían.
Cuando llegaron a la cima del Monte EHOS, el Maestro se detuvo y miró a
l
a
multitud y dijo a sus Discípulos: "Estas gentes buscan curar sus males".
Mandó que se sentasen y empezó a hablarles.....
Pasaron las horas y Pedro se le acercó y le dijo: "Maestro, estas gentes
buscan ser curadas y ya es tarde y son muchos".
El Maestro guardó silencio y continuó hablándoles......
Pedro se acercó a Judas y le dijo: "El Maestro dijo que estas personas
necesitaban ser curadas, es tarde y son muchas".
Judas se acercó al Maestro y le dijo: "Maestro, se hace tarde y los
enfer
mos
son muchos".
El Maestro le miró y le dijo: "Judas, cuando tú tienes hambre, buscas
p
an
para alimentarte; cuando tienes sed, buscas el agua para calmar tu sed".
"Así la Palabra del Hijo del Hombre es el Pan que calma el hambre, es la
fuente para calmar la sed".
Replica Judas y dice: "Maestro, eso yo lo entiendo, pero ellos tienen
enfermedades, muchas de ellas inmundas".
Replica el Maestro: "Quien come del Pan y bebe el Agua de la Vida Eterna,
nunca volverá a tener hambre ni sed y sus males desaparecerán de él,
porque
tiene en su interior la Gracia que la Palabra le ha dejado...."
"Quien tiene un cultivo de trigo, primero retira las malezas,
posteriormente, le pone riego, no sea que con el riego se alimenten
tambi
én
las malezas".
"Así el Hijo del Hombre, primero retira las malezas del Pueblo y,
posteriormente, le da a tomar de la Fuente de Vida que le curará todos
lo
s
males".
Dice Judas: "Maestro, lo entiendo, pero se hizo tarde, es necesario
regresa
r
porque la noche nos hace difícil el camino".
El Maestro contesta: "La noche se ha hecho para el descanso, pero el Hijo
del Hombre, en las noches, vela por su Pueblo".
"Así que vosotros, mis Discípulos, estaréis conmigo en vela para que
estos
chiquititos puedan descansar en paz".
Dice Judas: "Maestro, todos estamos lejos de los lugares de descanso,
estamos en el campo".
El Maestro contesta: "Hijo mío, lo único que necesitas para descansar
b
ien
es estar en Paz....".
"Porque,.... ¿qué sacas con estar en el lugar de tu descanso, si no
tie
nes
Paz?, aquí estamos en Paz, por lo tanto, lo único que necesitamos es
descansar".
Se acerca Judas a los demás Discípulos y les dice: "El Maestro ha
orden
ado
que descansemos aquí esta noche y no regresar a nuestros lugares".
Los Discípulos todos opinaron que era necesario hablar con el Maestro y
regresar a los lugares de destino.
Se acercaron al Maestro y le dijeron: "Maestro, estamos en el campo, hace
frío y somos mucha gente".
El Maestro les dice: "Hijos míos, si vosotros estáis conmigo, debéis
estar
con mis Hermanos, (señalando a la multitud)".
"A vosotros os es fácil regresar a vuestro destino, conocéis el Camino
y Yo
os he enseñado a andar a oscuras, mas a estos pequeñitos, no.".
"El frío que hace aquí, sólo nos hace sentir las carnes; el hambre
qu
e hace
aquí, sólo nos hace sentir una necesidad; pero la Palabra nos une con
e
l
Padre".
"Así se cumplirá la Palabra que dice: «Quien tiene la Palabra, nada
l
e hace
falta porque en Ella está contenido el alimento y la medicina»".
"Hijos míos, cuando el cuerpo descansa en paz, el Alma nos reconforta y
e
n
este momento, mi Alma es su Alma".
Yendo Jesús con sus Discípulos hacia Cafarnaum, les dijo: "Hijos
míos
, este
camino nos llevará a un lugar muy distante de aquí".
Se acerca Pedro y le dice: "Maestro, ¿cuál es la finalidad de este
viaj
e?".
El Maestro le contesta: "Pedro, iremos a predicar la palabra a nuestros
hermanos que, como vosotros, anhelan conocerme y conocer a quien me
envió
".
Se acerca Pedro y le dice: "Maestro, ¿es que en Cafarnaum está quien le
envió?".
Contesta el Maestro y dice: "Quien me envió está aquí con vosotros.
E
L ES LA
VERDAD. Yo os digo a vosotros, hermanos, que la VERDAD y la PALABRA son la
misma cosa, pero es más fácil conocer la Palabra que conocer la
Verdad.
La
Palabra se oye y parte de ella se comprende, más la Verdad no se puede
o
ír,
ni se puede ver porque es la Luz que ilumina nuestro Espíritu; en ella
es
tá
la Verdad. Yo os enseño la Palabra, más mi Padre les enseñará a
con
ocer la
Luz, porque EL ES LA VERDAD".
Dice Judas: "Maestro, todos nosotros le acompañamos donde va a predicar
y
le
aprendemos sus enseñanzas, pero, ¿no sería mejor que las gentes
vinie
ran a
nosotros y no nosotros ir a las gentes?".
Contesta Jesús: "Las aves de rapiña y los zorros duermen en sus cuevas
y
guaridas y sólo salen de allí cuando tienen hambre, a buscar qué
come
r. Así
es el hombre. Sale al campo y a las ciudades a buscar el pan para saciar su
hambre, porque su cuerpo lo necesita, pero no busca al Hijo del Hombre que
le dará a comer el Pan de la Sabiduría".
"Los hombres tienen hambre de lo que el mundo brinda, mas vosotros tenéis
hambre de lo que mi Padre os da: Sabiduría y Amor; por lo tanto, debemos
ir
donde ellos a darles de vuestro alimento; así ellos, más adelante,
vend
rán a
buscar el alimento que mi Padre os da".
Dice Judas: "Maestro, hay ciudades más cerca donde podemos ir a predicar
la
Palabra".
El Maestro le contesta: "Judas, hijo mío, con un denario podéis
comprar
cien
panes; un pan abastece a uno de vosotros, cien panes abastecen a cien de
vosotros. Así, pues, debemos buscar donde se puedan abastecer más
almas
que
necesiten de mi Palabra, porque ellas, cada una, pondrá un denario, y
cie
n
serán cien denarios que alimentarán la necesidad de cien más, y
así
mi
Palabra será oída por cien que me escuchan y cien que no me escuchan;
cumpliéndose así la Escritura que dice: «Dos mujeres están
moliendo
, una
será tomada y otra será dejada»".
Le dice Judas; "Maestro, todo aquel que escuche su Palabra, ¿será
redimido?".
Replica el Maestro: "Mi Palabra es Vida, el que la escuche y la hace,
ser
á
UNO conmigo; el que la escuche y no la hace, será como aquel que
emprende
un
camino por el desierto y como al momento de salir no tiene sed, no lleva
agua para beber en el camino; donde le dé sed, se sentirá morir y ni
siquiera tendrá fuerzas para regresar al punto de partida; por eso os
dig
o,
hijos míos, que deberéis beber todos los días de la fuente de la
juve
ntud y
de la sabiduría para que nunca, aunque andéis por el desierto,
volvái
s a
tener sed". LA PALABRA
Estando Jesús reunido con una multitud, entre la cual estaban sus
Discípulos, EL predicaba su Mensaje y decía que el Hijo del Hombre era
semejante al aire que sólo dejaba de activar la vida en una persona
cuand
o
sus funciones vitales cesaban en ese organismo, que así era su Misión.
Se acercó Judas y le dijo: "Maestro, sabemos que muchos de estos nos
atac
an
y lo atacan a Usted; nos rechazan y rechazan su Doctrina".
El Maestro le dijo: "Judas, comprende que así es, pero mi reino no es de
aquí; en cambio estas gentes son de aquí".
"Te digo que no pienses así para que no seas como ellos que son de
aquí
".
"La Palabra se oye por un instante y desaparece; cuando las gentes la van a
interpretar, no hay en ellos de esa palabra sino un recuerdo de lo que
escucharon".
"Es posible que algunos le den la razón a la Palabra, otros le quiten la
razón, pero, ante mi Padre, ni los unos, ni los otros tienen la razón,
porque el eco de la Palabra que han escuchado ya se ha ido y no queda en
ellos sino un recuerdo de lo que han oído".
"Por lo tanto, os digo, hijos míos, que estéis atentos, con ojo avizor
para
que, cuando escuchéis la Palabra que viene de Mí, tengáis las
puertas
de
vuestro entendimiento abiertas y no me rechacéis como estos otros; no
vay
a y
sea que cuando queráis escuchar la Palabra ya me haya retirado a mi
Padre
y
entonces vosotros, como estos, sólo tendréis un recuerdo de lo que
escuchasteis; sin embargo, mi Palabra seguirá siendo como la fuente de
ag
uas
cristalinas en la que «Quien bebiera, calmará su sed»". Guarda
silenc
io el
Maestro.
Interpela Judas y le dice: "Maestro, si eso es así, cuando Usted se
retir
e,
¿quién tendrá la Palabra que viene de su Padre?".
Contesta el Maestro: "YO SOY LA PALABRA. El que encarne la Palabra me tiene
a Mí; pero no olvides, Judas Iscariote, que vendrán muchos en mi nombre
diciendo que tienen la Palabra. Estos serán impostores porque la Palabra
que
viene de mi Padre, sólo YO la digo; así pues, todo quien diga tener la
Palabra y no me tenga a Mí, es como el que se baña con el agua que
much
os se
han bañado; no es pura, está llena de impurezas, por lo tanto, no
limpi
a,
quizás ensucia más".
"Así, hermanos míos, vosotros deberéis cuidar la Palabra como me
cuid
áis a
Mí, porque en Mí como en la Palabra, está la Sabiduría que viene
de
mi
Padre".
Le dice Judas: "Maestro, la Ley de Moisés dice No jurar en vano, ni en
nombre de Dios, ni de la tierra, ni de los cielos -, quiere decir que quien
haga esto ¿ya se ha unido a Ti?".
Le contesta el Maestro: "Hijos míos, a un prisionero le amarran grillos
e
n
los pies y en las manos para que no pueda hacer movimientos libres, ni
andar; así también le sucede a todo el que adentro tenga a Satanás.
N
unca
podrá hacer la Voluntad de mi Padre, porque EL se lo impide".
"Si no puede hacer la Voluntad de quien me envió, tampoco podrá tener
l
a
Verdad que SOY YO y su Palabra sólo hablará de lo que tiene en su
coraz
ón".
Dice Judas: "Comprendido Maestro, si eso es así nosotros lo entendemos y
lo
hacemos, pero esta multitud ni lo entiende ni está dispuesta a hacerlo,
entonces ¿para qué los tenemos aquí?".
Dice el Maestro: "Dios hizo los cielos y la tierra, El me ha enviado a
Mí
.
Hizo las aguas para calmar la sed, hizo la tierra para que sobre ella
anduviéramos y diera frutos para alimentarnos; hizo el aire para
respirar
y
vivir; hizo el sol para que nos diera luz y calor; creó rebaños de
ovej
as;
hizo los pájaros del campo, creó las fieras de los bosques, las aves de
rapiña; todos ellos comen del fruto de la tierra, necesitan de la luz y
d
el
calor; toman el agua para calmar la sed; respiran el aire para vivir".
"Así es el hombre, sin embargo, entre sí se persiguen los unos a los
ot
ros".
"Yo vine al mundo para dar de comer al hambriento con el pan de la
Sabiduría, para dar de beber al sediento de las aguas puras; para
mostrar
le
la luz y darle calor al desnudo y para que respire el hálito porque SOY
L
A
VIDA".
Dice Judas: "Maestro, Usted nos habla de todas estas cosas, pero a la vez,
cada día, nos repite que algún día se retirará de la tierra. Pero
s
i Usted
es LA VERDAD, EL CAMINO Y LA VIDA, después de irse, ¿qué VERDAD nos
d
eja?;
¿qué CAMINO nos deja si no existe?; qué VIDA nos deja si Usted se
ret
ira?".
Contesta el Maestro y dice: "Judas, mi corazón se conmueve al escuchar
tu
s
palabras. Por tus preguntas comprendo que eres chiquitito; pero te digo,
después que Yo me vaya, sobre vosotros llegará el Espíritu de Verdad
que os
corresponde a cada uno y EL os enseñará y os hará vivir todo cuanto
o
s
enseñé, y así se cumplirán las Escrituras que dicen «Que debemos
permanecer
alertas porque el Espíritu de Dios en cualquier momento llega, sólo
necesitamos estar preparados »"
Estando Jesús en casa de Marta con sus Discípulos, llega María
Magdal
ena y
le dice: "Mi prima va a dar a luz, le manda a llamar".
El Maestro se levanta y sale; se le acerca Judas y le dice: "Maestro,
¿se
rá
de tanta necesidad la ida suya?, .... y la enseñanza que nos está dando
¿cuándo nos la va a dar?".
Contesta el Maestro: "Judas, la Vida y la Muerte son una misma cosa;
sólo
se
diferencian en que, quien tiene Vida eterna, nunca muere y quien no la
tiene, se va y no regresa".
Dice Judas: "Maestro, y ¿qué tiene que ver esto con el parto de Sara?".
El Maestro dice: "Judas, el parto es una cosa, pero la Vida que nace es
otra".
"YO SOY LA VIDA y estoy donde está la Vida; YO SOY LA PALABRA y vosotros
deberéis estar donde esté la Palabra".
"La enseñanza que os doy aquí, en casa de Marta, es la misma que os
voy
a
dar en casa de Sara. Porque vosotros hoy estáis conmigo, moriréis y
volveréis a nacer y si continuáis conmigo, os doy la misma
enseñanza,
porque
YO SOY LA PALABRA, y recuerda Judas: «Los cielos y la tierra pasarán,
p
ero
mi Palabra no pasará»".
Llegando donde Sara daba a luz, se detuvo y les dijo a los Discípulos:
"Vosotros deberéis aprender a respetar la Vida porque sois la Vida como
Y
O".
"El que es digno y muere, mi Padre le recibe en el cielo y vosotros ¿de
q
ué
os preocupáis?".
"El que es indigno y muere, el Demonio le recibe en el infierno, ¿para
qu
é
os preocupáis?".
"El que nace en la tierra debemos recibirlo, darle afecto y cariño y
enseñarle la Palabra para que se haga Hijo de mi Padre, como vosotros".
"Así comprenderéis todos que un Pastor vive pendiente de las ovejas
pre
ñadas
para que el ternerillo, al nacer, no lo devoren las aves de rapiña".
Guardó silencio el Maestro y, viendo al recién nacido, respiró
profun
do.
Judas le dijo: "¿Qué le pasa Maestro que respira profundo?".
El Maestro le miró y le dijo: "Judas, el aire que circunda la tierra es
l
a
Vida que YO represento; es tanta la abundancia de este que toda criatura
respira de él y nunca se agota".
"Así mismo es la Sabiduría que viene de mi Padre; todo el mundo la
tien
e en
mayor o menor proporción y nunca se agota; lo contrario, se acrecienta
m
ás
en todo hombre que me escucha a Mí".
Le dice Pedro: "Maestro, yo estoy sorprendido de todo lo que nos enseña.
Pienso que no podremos practicarlo todo".
Le dice el Maestro: "Pedro, cerca de la ciudad pasa un río; todas las
personas de esa ciudad beben de esa fuente; se bañan con esa agua,
prepar
an
sus alimentos con el agua de ese río. El río nunca se agota, sin
embarg
o,
todas las personas disponen del agua que necesitan para sobrevivir".
"Así vosotros beberéis de esa agua, os bañaréis con esa agua, es
de
cir,
tendréis el agua que necesitéis; daréis de beber a vuestros
invitados
, mas
la fuente no se secará, ni el río mermará su cauce".
"Así pasa con mi Palabra; cada quien la recibe como una fuente
inagotable
de
Vida; por muchos que beban, nunca se agotará, porque es mayor el cauce
qu
e
el consumo".
Regresó el Maestro con sus Discípulos a casa de Marta. Llegando allí
los
invitó a sentarse y empezó a hablarles y les dijo: "Estamos
complacidos
de
haber presenciado hoy un nacimiento. Es un acontecimiento que nos hace ver
la Gracia de mi Padre; sin embargo, este nacimiento tiene que ver con este
mundo de pecado".
Le dice Judas: "Maestro, sabemos que quien le envió es sin mancha y lo
qu
e
EL hace, lo hace sin mancha; ¿por qué nos dice que el nacimiento que
acabamos de presenciar tiene que ver con la Gracia de su Padre y se ha
sucedido en este mundo de pecado y por el pecado?".
El Maestro le dice: "Judas, el pecado lo hizo por un proceso original, pero
el pecado es Muerte; él no hubiera podido infundirle Vida a esa criatura.
Por la Gracia de mi Padre tiene Vida, aunque haya sido hecho de pecado".
Dice Judas: "Maestro, si eso es así, entonces nosotros que somos UNO con
Usted y estamos en el mundo, ¿cargamos las mismas culpas y somos hechos
d
e
pecado?".
Dice el Maestro: "Cada uno de vosotros habéis sido hechos de pecado y
por
el
pecado, por lo tanto, es que ni los huesos, ni las carnes, ni la sangre
heredarán a mi Padre, sólo lo incorruptible que es el Espíritu.
Despu
és de
purificados, seréis UNO, con EL que me envió".
"Así vosotros, también, seréis UNO conmigo y así como YO me he
vest
ido con
una carne, con unos huesos y con una sangre incorruptible para continuar
co
n
vosotros, así también vosotros deberéis vestiros con unas carnes,
uno
s
huesos y una sangre incorruptible para poder llegar donde YO he llegado".
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