 | Asunto: | [redluzargentina] *La Lattice, Pachita, Jacobo... | Fecha: | Miercoles, 26 de Julio, 2006 09:28:07 (-0300) | Autor: | Dana Tir <nuriamerkaba @............ar>
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La mecánica cuántica actual ha desarrollado una concepción
acerca de la estructura del espacio que nos va a servir de punto de
partida para intentar explicar el trabajo de Pachita.
El concepto de la lattice considera que la estructura fundamental del
espacio es una red o matriz energética hipercompleja de absoluta
coherencia y total simetría. A esta red se le denomina lattice y se
considera que en su estado fundamental contribuye al espacio mismo
omniabarcante y penetrado de todo lo conocido.
La lattice permanece totalmente invisible hasta que alguna de sus
porciones (por cualquier causa) altera su estado de coherencia. Una
partícula elemental es precisamente una desorganización elemental de
la lattice en cualquiera de sus localizaciones. Cualquier átomo o
compuesto químico es una particular conformación estructural de la
lattice con respecto a su estado fundamental de máxima coherencia.
La concepción de lattice surgió de los estudios de
cristolografía, porque la estructura de cualquier cristal es una
lattice de alta coherencia que se asemeja a la lattice del espacio.
A partir de Eisntein, el concepto de espacio ha sido inseparable del
tiempo, por lo que la consideración de la lattice del espacio tiempo
se refiere a ambos unificándolos. Si la lattice desapareciera, el
espaio y el tiempo harían lo mismo.
Cualquier objeto "material" es en realidad una organización
irrepetible de la estructura de la lattice. En su estado fundamental de
total coherencia, fuera de la misma lattice no existen ni objetos ni
alteraciones temporales. Es únicamente cuando la lattice cambia su
estructura fundamental que el tiempo transcurre y los objetos aparecen.
EL CAMPO NEURONAL
El cerebro humano es la conformación más compleja conocida de la
estructura de la lattice (exceptuando la estructura fundamental de la
lattice misma). Cada una de las doce mil millones de neuronas del
cerebro humano junto con todas sus conexiones anatómicas son otras
tantas alteraciones de la estructura fundamental de la lattice. Cada vez
que una neurona se activa y su membrana celular cambia su potencial de
reposo produciendo cambios eléctricos de superficie, la lattice cambia
su conformación. El conjunto de las modificaciones de la estructura de
la lattice que resultan de toda la actividad del cerebro crea una
alteración colosalmente compleja de la lattice.
Esta alteración ocurre en todas las dimensiones del espacio y se le
denomina campo neuronal. El campo neuronal de un cerebro vivo
contínuamente interactúa con la lattice produciendo en ella
confirmaciones energéticas a las que denominamos imágenes visuales.
En realidad, el campo neuronal y la lattice firman una unidad y es la
misma lattice la que sirve de fundamento al campo neuronal. Sin embargo,
por razones didácticas, hablaré de interacción entre el campo
neuronal y la lattice cuando haga referencia al efecto que el cerebro
tiene sobre la estructura de la lattice.
El mundo que conocemos resulta de la interacción entre el campo
neuronal y la lattice. Todos vemos un mundo similar porque la estructura
de nuestros cerebros es muy parecida y por lo tanto, los campos
neuronales que producimos son semejantes aunque irrepetibles y únicos
en cada momento.
Existen, sin embargo, diferentes niveles de interacción y
prácticamente un infinito número de conformaciones que el campo
neuronal puede adoptar.
Las estructuras cerebrales que más se han utilizado durante la
evolución son las más fijas estructural y energéticamente
hablando. Esto explica la relativa fijeza de nuestra percepción
visual. Al mismo tiempo, las estructuras cerebrales más nuevas,
evolutivamente hablando, no tienen tal fijeza ni producen campos
neuronales tan parecidos. Por ello las creaciones intelectuales y el
pensamiento son tan variables y con tante capacidad de originalidad
aunque ambos, el mundo visual y el mundo del pensamiento tienen el mismo
origen en la interacción del campo neuronal y la lattice.
De acuerdo a los estudios de la conciencia que indican que ésta
posee valores discretos dando lugar a niveles cualitativamente
diferentes de la experiencia, es posible suponer que la interacción
entre el campo neuronal y la lattice posee una congruencia solamente con
ciertas bandas o niveles mientras que otras no. Por ello existen mundos
auditivos diferentes de los visuales u olfativos y niveles particulares
que la conciencia mística oriental conoce tan bien.
Algunos niveles de interacción solamente son accesiobles después
de un entrenamiento riguroso mientras que otros son más cotidianos y
comunes. En todos los niveles, sin emabrgo, el cerebro afecta la
estructura de la lattice.
EL TRABAJO DE PACHITA
Tal como el lector podrá constatar a través de la lectura de este
libro, el nivel de conciencia de Pachita era extraordinariamente
diferenciado. Durante las operaciones que realizaba ella era capaz de
materializar y desmaterializar objetos, órganos y tejidos. El manejo
de las estructuras orgánicas, le permitía realizar transplantes de
órganos a voluntad, curaciones de todo tipo y diagnósticos a
distancia con un poder y exactitud colosales.
Estar junto a Pachita era una experiencia única en la cual se
experimentaba el poder de su mente capaz de conocer los conenidos del
pensamiento, ñas intenciones y las experiencias más íntimas de sus
colaboradores y pacientes como sifueran un libro abierto. Además
Pachita lograba penetrar en el tiempo prediciendo eventos futuros como
si su campo neuronal en interacción con la lattice del espacio tiempo
decodificara y modificara la estructura temporal de la realidad.
Todos estos portentos pueden ser explicados si se acepta la
posibilidad de que las modificaciones de la lattice producidas por el
campo neuronal de Pachita eran capaces de modificar sustancialmente
aquélla produciendo conformaciones similares a la de los objetos (en
caso de las materializaciones) o retornos a la estructura de la lattice
de los objetos (en el caso de las desmaterializaciones).
Pachita poseía un control único sobre su campo neuronal
transformánsolo y modificando con él a la estructura de la lattice.
Aunque sus efectos parecían ser milagrosos se basan, de acuerdo con
esta hipótesis, en el mismo mecanismo que todos utilizamos para crear
nuestras imágenes o nuestros pensamientos.
LOS ÓRBITALES DE LA CONCIENCIA
La existencia antes mencionada, de niveles discretos congruentes en la
interacción del campo neuronal y la lattice explica que el Hermano
Cuahutémoc... De acuerdo a la hipótesis que he presentado, el campo
neuronal de Pachita era capaz de interactuar en forma congruente con una
banda de la lattice que ella denominaba Cuahutémoc. A estas bandas la
teoría sintérgica las denomina orbtales de conciencia. La teoría
sintérgica sostiene que la experiencia es la interacción del campo
neuronal con la lattice.
LA CONCIENCIA DE UNIDAD
El campo neuronal es capaz de mimetizar la estructura fundamental de
la lattice. Esto se logra encrementando la coherencia ínter y
transhemisférica. Cuando la coherencia cerebral es así incrementada,
el campo neuronal deja de modificar la estructura fundamental de la
lattice y la conciencia se vuelve de Unidad. en este estado de Unidad
total desaparece el ego y el sujeto de la experiencia se vuelve una
especie de "rey de la creación" capaz de modificar la realidad desde
sus orígenes.
No puedo expliocar la existencia de Pachita y sus efectos a menos que
acepte que ella había logrado llegar a la conciencia de Unidad. Esto
me explicaría su capacidad de reconocer cualquiera de las mentes que
se le aproximaba y su habilidad de hacer aparecer su conciencia en
diferentes localizaciones del Universo. Pachita decía ser capaz
desalirse de su cuerpo y hacer aparecer su experiencia en localizaciones
extracorpóreas. Esta capacidad implicaba entre otras la de poder
focalizar su atención total en diferentes porciones de la lattice.
EL FACTOR DE DIRECCIONALIDAD Y EL PROCESADOR CENTRAL
Normalmente hacemos algo similar con nuestra atención; la
focalizamos en diferentes regiones de la interacción entre el campo
neuronal y la lattice. La capacidad atentiva de Pachita era, sin
embargo, extraordinariamente acrecentada. En ambos casos; la de la
atención normal y la de la acrecentada, se requiere de un factor
explicativo además de la interacción entre campo neuronal y lattice.
A este factor la teoría sintérgica lo denomina factor de
direccionalidad.
El factor de direccionalidad hace aparecer la experiencia consciente
en diferentes regiones de la lattice y requiere de la existencia de un
controlador del mismo al que la teoría sintérgica denomina
procesador central. Acerca de éste último poco se sabe y solamente
se puede conjeturar que pertenece al Observador independientemente de la
lattice y el campo neuronal.
Este Observador en diferentes tradiciones se ha denominado Ser,
Purusha o Atman. La existencia del Observador se encuentra en la
forntera del conocimiento científico precisamente por la necesidad de
considerarlo independiente de la lattice. La aceptación del Observador
como independiente del mundo físico no ha sido aceptada por la ciencia
aunque para Pachita era una realidad incuestionable.
EL HIPERCAMPO
Una consecuencia de todo lo que antecede es la idea de que sumada a la
organización propia de la lattice y a su interacción con el campo
neuronal, sea necesario considerar a las interacciones entre todos los
campos neuronales existentes en el seno de la lattice. A esta lattice
que incorpora todos los campos neuronales se le denomina hipercampo.
Pachita parecía poseer la capacidad de decodificar el hipercampo
conociendo, de esta forma, el estado de la conciencia planetaria. Esta
capacidad de decodificación no era pasiva puesto que ella afirmaba
que, a través del Hermano Cuahutémoc se realizaban misiones
planetarias de direccionalidad y modificación del hipercampo.
Cualquier alteración del hipercampo afecta a todos los campos
neuronales y por lo tanto determina cambios en la conciencia individual
y colectiva.
Una de las fascetas más extraordinarias de Pachita era precisamente
si trabajo en el hipercampo y su ideal de transformación para el bien
de la humanidad.
Las enseñanzas de Pachita, esa gran chamana mexicana
Raúl Tortolero
Wednesday, Jun. 21, 2006 at 12:21 AM
El nombre de Pachita inspira respeto. Ha quedado bien registrado en la
mente de México como sinónimo de curación, salud, alivio, fe,
energía, poder, medicina. A ella recurrían quienes fueron
considerados desahuciados por los médicos convencionales. En
definitiva, Pachita tenía secretos.
Conocía profundamente la estructura de la psique humana.
Conocía a fondo los estratos más básicos, aquellos que están
bien ocultos en el devenir de los días, pero que no por ello han
desaparecido. Bueno, pues Pachita supo cómo remover lo que tenía que
ser removido bien dentro de tales capas sedimentadas de la psiqué.
Disponía de gran energía personal y de un grupo de familiares y
allegados que reforzaban sus operaciones. Pachita te llevaba a un nivel
de conciencia en el que todo era posible. Mediante un camino u otro,
enfocaba tu mente en la posibilidad absoluta de que fueras curado. Te
devolvía la fe. Estar frente a ella quería decir reencuentro. Con tu
fe extraviada, contigo mismo, con Dios.
MÁS ALLÁ DEL MIEDO
Tenía una congruencia tal, que podías sentirte seguro, no
importando si tenía que abrir tu carne para cortar algo putrefacto y
maloliente en su interior. No estaba exento el dolor, ni el miedo.
Las verdaderas curaciones no están desprovistas de estos
sentimientos necesarios para dar un salto cualitativo en tu vida
espiritual. Descrita de una forma llana, su sala de operaciones resulta
más misteriosa que llena de luz. Operaba en lo profundo de tu
psiqué. Funcionaba desde el misterio. Con sólo unas veladoras.
Con sus manos podía anestesiarte o inyectarte líquido, que ella
llamaba balsámico. Su presencia era fuerte. Aún anciana y con los
ojos nublados, no pasaba desapercibida. Cuando operaba era descrita como
distinta, porque quien hacía las curaciones según ella misma y los
ayudantes, era el espíritu de Cuauhtémoc, el último emperador
azteca, quien no habiendo podido finalizar su misión por la invasión
española, habría dejado inconcluso mucho camino de sanaciones y
consultas.
Sabemos que en el antiguo México, todo hombre espiritual era a la
vez médico, lo que ahora llamamos médico tradicional. Pero en aquel
momento, como ahora, como hasta la fecha, a los médico tradicionales
se les conoce también como "los que saben", "hombre de conocimiento",
"hombre de poder", o simplemente sabios.
En las ricas lenguas mexicanas esto queda mucho más claro que con la
extraña pero popular palabra "chamán". Pues bien, Pachita era una
mujer de conocimiento, lo cual quiere decir que sabía los secretos
principales de la vida y de la salud, del bienestar y del desarrollo, y
por ello era consultada por innumerables pacientes sobre todos los temas
que podamos imaginar.
ORGULLO MEXICANO
Pachita fue un ser irrepetible. Desconozco quién o quiénes hoy
día sigan sus enseñanzas y con qué seriedad o buena fe lo hagan,
pero me queda claro que como Pachita no habrá dos. Esto no puede ser
traducido como que no haya más médicos tradicionales fuertes,
importantes y que estemos viviendo en México una suerte de orfandad.
No es así.
Pachita es un camino de espiritualidad que dejó su ejemplo trazado.
De ella podemos aprender que la fe no tiene efectivamente límites, que
todos los problemas tienen soluciones, que muchos males nos vienen como
consecuencia de nuestros propios desórdenes y que son una lección y
una invitación para estar más cerca de un sendero de bien.
Es un orgullo que Pachita haya sido mexicana. Fue tomada en cuenta por
altos personajes de la política y por gente de lo más humilde. No
había distinción de clases sociales en ella. Todos acudían a su
cobijo y sin tener que pagar mucho dinero eran recibidos y bien
tratados. Pachita era un ser equilibrado. Era una mujer del pueblo.
Era realmente mal hablada, y podía llorar por una causa u otra, pero
esto contrastaba porque era muy cariñosa con sus nietos, sus hijos y
sus pacientes. A éstos frecuentemente los llamada "cariñosa,
cariñoso, mi niño, mi chiquito". Como toda buena doctora espiritual,
podía ser muy dulce o muy dura. Depende lo que se ofreciera. Viajaba
por tierra siempre, ya que, extrañamente, temía volar en avión.
SIEMPRE CUAUHTÉMOC
Lo suyo era entrar en contacto con el espíritu de Cuauhtémoc, a
quien dedicaba una oración o poesía, y una vez que el azteca hablaba
a través de ella, la voz de la doctora se escuchaba más firme y
gruesa, varonil. Cuauhtémoc saludaba entonces a todos los ahí
reunidos en el nombre del Padre, de Dios, y aconsejaba a quienes lo
necesitaban sobre sus problemas, para pasar a las consultas con los
pacientes y más tarde a las operaciones más difíciles.
Retiraba "daños" que algunas veces se encarnaban en insectos o
formas repugnantes, pútridas, que debían ser envueltas en papel
negro y tiradas para no ser vueltas a ver jamás. Pachita también
gustaba de recoger animales de la calle para curarlos, por lo que su
casa parecía a veces un desfile de zoológico y el olor resultante de
excremento no era muy agradable, dicen quienes estuvieron ahí para
constatarlo.
Usaba ella siempre o muy frecuentemente un mismo vestido, como una
niña que no desea usar otra cosa porque esa ropa le brinda poder y se
siente muy a gusto. Usaba un mandil a veces. Y una especie de jorongo
con campanitas en las puntas, o un cierto atuendo azteca para dar las
consultas. Sus manos podía terminar bañadas de sangre, como las de
sus ayudantes. Usaba alcohol, algodones, y un equipo de médicos en
espíritu la auxiliaba para cortar, acomodar, coser y suturar.
HUÉRFANA Y REVOLUCIONARIA
Pachita fue una mujer pobre, que se interesaba además en ahorrar
dinero para montar un kinder, ya que decía que no se podía ya
componer a "los cabrones" cuado ya eran grandes y estaban torcidos. Por
eso ella insistía en enseñarles a los niños cosas positivas antes
que erraran su camino. Se dice que de joven participó en la
revolución mexicana (1910-1920), al lado de las huestes de Pancho
Villa, de quien también se dice que tal vez fue amante.
Fue huérfana de ambos padres y un negro caribeño la adoptó y le
enseñó cómo viajar en espíritu y establecer contacto con el
astral y el mundo de los espíritus. Luego ese tutor se regresó a su
tierra a morir, y Pachita quedó de nuevo sola a los 15 años. No se
sabe si conoció o no a sus padres biológicos que por no estar
casados, no pudieron cuidarla ante las presiones sociales.
Pachita era el sobrenombre de Bárbara Guerrero, una gran practicante
de medicina tradicional oriunda de Parral, Chihuahua, nacida en 1900.
Las hazañas de sanación operadas por la señora son relatadas a
través de distintas personas que la conocieron, entre ellas quizá
uno de sus más fieles discípulos, el neurofisiólogo de la
Universidad Nacional Autónoma de México, Jacobo Grinberg Zylberbaum,
quien fue su ayudante varios años.
EL APORTE DE JACOBO
Jacobo Grinberg escribió un libro sobre estas curaciones, intitulado
"Pachita", editado por Heptada en la serie "Los chamanes de México".
De no ser por algunas divagaciones espirituales del autor, que son tan
subjetivas que sólo podría entender él mismo, el texto es un gran
testimonio del poder de la fe sobre la materia. Pachita efectuaba
cirugías de todo tipo. Podía en un mismo día operar un problema
del corazón, un pulmón con cáncer, huesos, caderas, páncreas. Y
lo hacía a menudo con un cuchillo "de monte" oxidado, siempre apoyada
por el espíritu de Cuauhtémoc y varios aprendices ayudantes.
Pachita diagnosticaba luego de auscultar con sus manos a sus
pacientes. Cerraba los ojos y podía "ver" cuál era el problema.
Entonces les recetaba remedios naturales o cambios en sus conductas, en
sus rutinas.
Hace años, Pachita falleció. Fue una de las más notorias
doctoras que ha habido en México. Algunos días de la semana
consultaba en un departamento cercano a la Plaza Río de Janeiro, en la
Colonia Roma de la ciudad de México.
Ahí fue donde la conocieron y visitaron muchos artistas,
intelectuales y gente del pueblo. Sabemos de muchos casos que seguían
sus indicaciones y mejoraban. Otros se acercaban a ella un poco
arrastrados por sus amigos o familiares, que tenían más confianza o
fe, pero que desobedecían o echaban en saco roto sus consejos y eso
dificultaba su sanación.
Dos personas conocidas de distintos ámbitos de la cultura que
estuvieron cerca de Pachita fueron el mencionado Jacobo
Grinberg-Zylberbaum, y el cineasta y estudioso del tarot Alejandro
Jodorowsky. El primero, tiempo después, hace ya años, desapareció
sin dejar rastros. Nadie sabe si murió en un viaje, fue asesinado, fue
secuestrado por aparatos de inteligencia o algo distinto.
... Los familiares de Jacobo afirman que él estaba hoy en México y
mañana en la India o en Alemania, que se movía por el mundo con
soltura. Pero también aseguran que nunca se hubiera ido por su propia
voluntad dejando sola a su hija, que por ahora debe ya ser una adulta.
Sea lo que sea, dejó escrito todo lo que tenemos que conocer de
Pachita. El otro personaje que habla de Pachita en sus libros es
Jodorowsky. Finalmente, décadas más tarde, el artista se fue
acercando al ámbito espiritual y terapéutico, hasta llegar a
concebir lo que hoy denomina como psicomagia y psicochamanismo. De ese
tamaño fue la influencia de Pachita.
Incluso Carlos Castaneda, el popular escritor radicado en Los
Ángeles, hizo referencia a Pachita en alguno de sus libros.
Supuestamente habría consultado a su maestro Don Juan sobre las
curaciones de la señora, a lo que habría seguido una explicación
del "brujo" yaqui en torno a que lo que sucedía es que ella era capaz
de "mover el punto de encaje" del paciente, con lo que se facilitaba el
movimiento libre de energía y la consiguiente curación.
Todo esto, claro, está muy explicado en la terminología de
Castaneda...
Pachita, junto con la extraordinaria, humilde, poética, fluida,
lúdica María Sabina, y el exótico y místico llamado Niño
Fidencio, son los médicos tradicionales más conocidos de este
país. Ha habido y hay muchos más, pero por distintas razones, sobre
todo de publicidad, de comunicación, no han trascendido tanto como los
anteriores, lo cual no les quita ni un centímetro de grandeza. Pero
eso no importa, porque cada obra es sagrada y cada curación es un
testimonio de la majestuosidad del espíritu
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Jacobo Grinberg-Zylberbaum
Ciudad Universitaria, 19 de mayo de 1987.
De la comunidad virtual de Chamanismo Esencial-Gracias!
Los textos sobre chamanismo de Jacobo Grinberg-Zylberbaum:
Los chamanes de México I Psicología Autóctona Mexicana, Alpa
Corral, México, 1987.
Los chamanes de México II Misticismo indígena, Alpa Corral,
México, 1987.
Los chamanes de México III Pachita, IMPAC, México, 1988.
Los chamanes de México IV, La Cosmovisión de los Chamanes, INPEC,
México, 1988.
Los chamanes de México V, El Cerebro y los Chamanes, INPEC,
México, 1989.
Los chamanes de México VI, La Voz del ver, INPEC, México, 1989.
Otros textos teóricos del mismo autor:
El Cerebro conciente, Trillas, México, 1979.
El espacio y la conciencia, Trillas, México, 1981.
La Meditción, INPEC, México, 1989.
En internet::
Implicaciones epistemológicas de la teoría sintérgica:
http://homepage.mac.com/penagoscorzo/ensayos5.html
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