Roma. La senadora Paola Binetti, de 63 años,
confesó a la revista Magazine, del diario Corriere della Sera, que con frecuencia hace uso del Cilicio, un medio de mortificación corporal para combatir las
tentaciones inventado en la Edad Media, y de reciente referencia en el libro Código Da Vinci de Dan Brown como el 'arma
secreta' del Opus Dei.
El descubrimiento dejó
en claro no sólo las enormes contradicciones de la coalición de
centro-izquierda de la que es miembro Binetti, sino que resucitó la legendaria
historia de lo que podría llamarse el cinturón de dolor, que ahora se
emplea como una liga en los muslos de la pierna.
"Mejor el cilicio que los tacones altos", aseguró la senadora, quien
admitió que suele emplear el instrumento de autoflagelación.
"La mortificación es un ejercicio de voluntad. Hay gente que formula
votos, otra pasa horas en el gimnasio para estar en forma. Hay también
mujeres que viven con tacones altísimos incomodísimos", comentó.
El cilicio, que según la definición del diccionario es un cinturón con
púas y pinchos que las personas usan para causarse sufrimiento, fue
empleado por mucho tiempo por comunidades monásticas durante la Edad
Media.
Santos, profetas, ascetas y penitentes solían expiar sus pecados así y
han pasado a la historia personalidades mundanas, entre ellas el
pensador Tomás Moro, canciller de Enrique VIII, por servirse de esa
faja áspera que hacía arder la piel y atraía piojos.
En los tiempos modernos son pocas las comunidades que siguen
empleándolo. El Papa Pablo VI, fallecido en 1978, conocido por ser una
persona sumamente austera, solía utilizar el cilicio, según reveló su
secretario después de su muerte.
La parlamentaria italiana es miembro del ultraconservador
movimiento Opus Dei, lo cual no impidió que fuera elegida por el partido moderado de centro
izquierda La Margarita.
Su coalición perdió la mayoría en el Senado el miércoles pasado e hizo caer el gobierno de Romano Prodi.
Una semana después el gobierno se salvó aunque tuvo que renunciar a
algunos de sus objetivos iniciales como la legalización de las parejas
de hecho, tanto heterosexuales como homosexuales, uno de los caballos
de batalla contra los que peleó dentro de su propia formación la
senadora Binetti.
Para el profesor español Daniel Arasa, profesor de la Universidad
Pontificia Santa Cruz y miembro del Opus Dei, "hoy en día no se
entiende el concepto de sacrificio y sufrimiento y por eso se
escandalizan por el uso del cilicio, que es un aspecto mínimo de la
vida de un cristiano", comentó a la AFP.
Más asombrada resultó su colega, la senadora comunista Rina Gagliardi,
quien interrogada sobre el caso no niega que la dejó sorprendida la
idea de que su compañera de escaño emplee regularmente ese curioso
accesorio.
"Somos realmente muy diferentes pero no pensaba que se llegara a tanto.
El cilicio en el siglo XXI me parece alucinante", aseguró.
Si el célebre y malvado personaje del albino Silas en el popular libro El Código Da Vinci despertó el interés por el incómodo instrumento de
dolor en medio mundo, la idea de que su uso se imponga nuevamente no es
descartada por muchos.
"No es terrible, ni doloroso, ni masoquismo, es algo sencillo que sirve
a recordar el propio compromiso con Jesús", sostiene Arasa, quien
reconoce que el Opus Dei recomienda a sus "numerarios" usarlo
diariamente dos horas.