La AtlÁntida se Levanta
Por Jane Ann Dow, Ph.D
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9 de Noviembre, 2007 11:28 am (PST)
Reflexiones de un Lugareño
Había
suficientes advertencias. Escuchamos el trueno a muchos kilómetros de
distancia y vimos las nubes oscuras cubriendo nuestro pueblo al medio
día.
Vimos
los patrones climáticos cambiar drásticamente. Sentimos la tierra
temblando bajo las sandalias de nuestros pies mientras corríamos hacia
los sabios para que nos dijeran qué era lo que estaba pasando. Los
templos de cristal se llenaron a tope cuando nos apiñábamos dentro para oír
las
palabras reconfortantes de nuestros líderes. La política de nuestro
tiempo estaba ocultando el misterio, los oficiales estaban extrañamente
callados.
Su
silencio nos alarmó. Nosotros éramos campesinos que trabajábamos duro,
cultivando los campos, orando a nuestros dioses y diosas, cuidando a
nuestras familias. Sabíamos que algo estaba pasando, pero no sabíamos
qué era. Durante años nuestras preguntas permanecieron sin respuesta,
nuestros miedos no fueron apaciguados.
Había
otras advertencias también. Se vieron actividades extrañas en los
cielos nocturnos. Luces resplandecientes surcaron rápidamente el cielo
oscuro. A veces encendieron colores luminosos como para enviar señales,
¿pero a dónde? ¿A quién?
Nuestra
tierra era tan inmensa que sólo unos pocos de nosotros viajamos alguna
vez de un lado al otro. Había porciones grandes de tierra no disponible
para nosotros. Los cercos altos nos impidieron acercarnos demasiado a
los grandes edificios que sólo podríamos ver en la distancia. Edificios
que eran un misterio. Sus formas eran extrañas, no eran las de los
edificios cuadrados usuales con las espirales cristalinas en la cima.
Estos edificios que estaban fuera de nuestros límites eran realmente
diferentes. Estaban orientados a partir de formas geométricas, de seis
lados, de ocho lados y los más prominentes de todos tenían cinco lados.
Estos
edificios extraños emitían rayos de luz muy alto en el cielo, parecían
hacer brillar un claro patrón a las estrellas. Nosotros nos
preguntábamos qué significaba todos esto.
Los
Sacerdotes del Templo ofrecieron poca ayuda a nuestros dilemas
cotidianos. Ellos también se volvieron distantes e incluso parecían
temerosos. El secretismo de aquellos que nos gobernaron sólo nos puso
más intranquilos. No había nadie que nos explicara las luces, el clima,
ni los fenómenos que estaban teniendo lugar. Había momentos en que los
lugareños éramos presas del pánico, era cuando la tierra se agitaba
como para recordarnos que lo que estaba pasando estaba fuera de nuestro
control. Nosotros sólo podríamos ir a nuestros Templos de Cristal a
orar, pidiendo comprensión, pidiendo paz.
Oímos
hablar de muchos levantamientos en otros pueblos lejanos. Había
inquietud por todas partes en la isla. Todos podríamos sentirlo y
estábamos desconcertados, incluso asustados. ¿Nuestras oraciones no
eran suficientes para traer paz a nuestra isla? ¿No éramos dignos de la
paz que buscábamos?
¿No
éramos suficientemente buenos para sobrevivir? Nosotros éramos gente
simple, ninguno de nosotros logró salir nunca de la clase obrera.
Excedíamos
en número a los más evolucionados, los Científicos, los Líderes que
gobernaban quienes nos dijeron que ellos eran los mensajeros de las
estrellas.
La
luz más luminosa de todos era El Uno. El Uno era responsable de nuestro
ser mismo. El Uno era la luz que instiló la vida dentro de nosotros.
Ciertamente El Uno oiría nuestras oraciones y traería paz una vez más a
nuestras tierras y a nuestra gente.
Había
rumores por todas partes. El gobierno controlaba nuestras vidas. Los
Científicos eran exaltados incluso más allá de los Dioses. Supimos de
los experimentos, de los implantes de ordenador en los cuerpos de los
lugareños.
Vimos
cómo nuestros amigos empezaron a cambiar. El miedo estaba por todas
partes. Vimos nuestros sueños marchitarse en el cielo nocturno cada vez
más lleno de luces. La tierra continuó agitándose. Las nubes oscuras
cubrieron nuestros pueblos y nuestros corazones. Nos sentíamos
desesperados. Nos sentíamos responsables. Nos sentíamos indignos
incluso de recibir la luz de El Uno.
La caída
Ese
día las nubes llegaron temprano. ¡La tierra estaba gritando, igual que
nosotros! Los edificios empezaron a desmoronarse. Los templos de
cristal estallaron. Todos corrimos buscando resguardo, pero no había
ninguno.
De
repente el cielo se llenó de naves metálicas grandes que haciendo
brillar sus luces luminosas a través de las nubes parecían decir a la
tierra debajo: 'Es tiempo de retirarse'.
Conforme
cada uno de las grandes naves emitió su rayo de luz a la tierra,
pudimos ver desde la distancia miles de almas que eran alzadas en su
luz hacia la nave. ¡Nosotros estábamos intimidados por lo que veíamos!
¿Quiénes eran aquellos que estaban siendo salvados por las naves?
Ciertamente no eran nuestros lugareños, ni siquiera los Sacerdotes que
mantuvieron cautivos nuestros espíritus. Eran los misteriosos que
nosotros raramente vimos, los
Líderes
y Científicos que ahora nos gobernaban. Durante un momento nos
olvidamos de nuestra propia condición, viendo lo que pasaba rápidamente
ante nosotros. Entonces en el océano se levantaron olas gigantescas,
olas que lavaron la tierra y se llevaron con ellas nuestras parcelas,
nuestras casas, nuestras familias. Fuimos consumidos por el miedo y la
desilusión aplastante de que nosotros no éramos lo bastante buenos para
ser salvados. Nosotros asumimos el fracaso en nuestras almas.
Los
lugareños no fueron los únicos que asumieron el síndrome de la
Atlántida. Los sacerdotes que se suponía que eran el eslabón entre los
líderes y los lugareños estaban desespera-dos tratando de encontrar una
manera de tender un puente para cruzar el hueco que cada vez se
ensanchaba más. Ellos supieron lo que los Científicos estaban haciendo,
pero no podían explicar o incluso entender el cambio de los líderes que
estaba disminuyendo su poder sobre las personas. Ellos no tenían
respuestas para las preguntas de los lugareños, no podrían abatir el
miedo que estaba asolando la tierra.
Ellos,
también, pensaron que habían fallado. Que incluso le habían fallado a
El Uno, quién debía sentirse muy defraudado por ellos. Ellos no eran lo
bastante buenos, lo bastante sabios o lo bastante dignos como para ser
salvados. ¡Así es que cómo podían ellos salvar a los lugareños!
Sacerdotes
y Sacerdotisas abandonaron los Templos. Algunos fueron a unirse con los
Lugareños en oración y servicio, otros corrieron detrás de los
Científicos intentando salvar sus vidas.
El caos reinaba por todas partes, en la tierra, en los lugareños y en los Templos. Y parecía que también, entre los Líderes.
Los
Científicos se volvieron los Líderes. Después de todo, ellos tenían
todas las soluciones.. . Ellos mantuvieron el poder en sus manos, las
mismas manos que estaban manipulando la materia, controlando la
conducta a través de la tecnología de la computadora y manteniendo en
privado la información que venía de otras dimensiones del Universo.
Ciertamente,
ellos eran los nobles, los dignos, los que merecían ser 'levantados' de
la isla por las mismas naves que los trajeron a la tierra y
continuamente les suministraban conocimiento avanzado. Pero también
había disensión entre ellos. Sus experimentos estaban fallando y
también ellos. Si sólo hubieran trabajado más arduamente y durante más
tiempo, vigilando más estrechamente, haciendo un mejor trabajo, quizás
ellos podrían haber salvado la Atlántida.
¿El
hueco era demasiado ancho, habían perdido contacto con la humanidad
mientras perseguían su tecnología y poder? A pesar de toda su
sabiduría, ellos sentían que también le habían fallado a la Atlántida.
Ellos simplemente no eran lo bastante buenos.
Cuando los mares recobraron la calma, la isla ya no estaba.
Muy lejos de la superficie del ahora pacífico océano quedaron los restos de una isla llena de esperanzas y sueños.
Se fueron todos los grandes edificios de luz, los magníficos edificios.
Se fueron los miles de Lugareños, los Sacerdotes y los Científicos.
Se fueron los templos dorados que sostuvieron nuestras oraciones, nuestra devoción, nuestra confianza.
Se fueron los Lugareños que retuvieron los miedos, el sufrimiento y el pánico en sus mismas almas, para nunca vivir
de nuevo. ¿O si?
Profundamente
enterrados quedaron los edificios prohibidos, los Científicos y sus
laboratorios, sus secretos que nunca serán revelados. ¿O sí?
¿Eres un Atlante?
Profetas de todos los tiempos han hablado del resurgimiento de la Atlántida.
Ellos
han visto emerger de nuevo la gran isla del mar con toda su energía
cristalina intacta. Ellos predijeron el día en que la gran civilización
de la Atlántida tomaría su lugar una vez más entre las naciones
poderosas del mundo. ¿Qué significaban sus visiones realmente? ¿Podría
ser que el resurgimiento de la Atlántida marque el retorno de los
muchos miles de almas que perecieron allí? ¿Y estas almas todavía están
cargando y sufriendo los patrones del miedo y el fracaso? ¿Son estas
las almas de nuestros días las que están recreando la Atlántida de
nuevo?
Esto es lo que escucharás decir a un Atlante: No importa qué tanto me esfuerce, nunca
fun-cionará.
No importa lo que haga, nunca será bastante. Yo no soy lo
suficientemente fuerte, lo suficientemente bueno, lo suficientemente
poderoso, lo suficientemente espiritual, lo suficientemente digno de
ser amando... lo suficientemente cualquier cosa... como para tener
éxito, para sentirme digno, para efectuar el cambio que necesita mi
mundo.
Éstos son los clientes que vienen, sintiéndose severamente bloqueados.
Ellos
sienten que no pueden lograrlo, que no son lo suficientemente buenos,
que no se merecen nada. La mayoría de ellos podrían considerarse
"adictos al trabajo": dirigidos por alguna fuerza silenciosa que
continúa diciéndoles que no están haciendo lo suficiente. Usualmente
tienen un alto grado de estudios, se esfuerzan demasiado, y de repente
se dan cuenta de que en verdad no son 'lo bastante buenos', de forma
que muchos de ellos crean alguna enfermedad debilitante que les impide
seguir intentándolo.
Éste
es el pensamiento poderoso. Su creencia sobre quiénes son y lo que
deben hacer tiene su origen en los tiempos de la Atlántida , en los
tiempos en que su alma asumió los sentimientos de fracaso. Éstos no son
pensamientos conscientes. Éstos son los pensamientos del Alma,
reviviendo el patrón una y otra vez, re-afirmando la creencia en el
fracaso, intentando superarlo con cada nueva vida. Las Almas de la
Atlántida reaccionan muy personalmente y a menudo con mucho miedo
frente a las condiciones mundiales.
Ellos perciben la falta de conciencia en sus compañeros humanos. Ellos temen el secreto
gu-bernamental
acerca de la investigación científica, mucha de la cual es altamente
secreta, clonando animales, introduciendo chips de computadora en
animales y niños. Claro que todos vemos estas cosas y reaccionamos ante
ellas. Pero para un Atlante, éstas crean un terror severo, disparando
rápidamente los antiguos recuerdos contenidos en su campo de energía.
Todo
regresa a ellos aunque concientemente no entiendan sus sentimientos o
sus fuertes re-acciones. Ellos no ven lo que los impulsa tan duramente
a tener éxito y luego prepararse para el fracaso. Los viejos patrones
los jalan rápidamente. ¡Una y otra vez los Atlantes regresan a la
tierra, pensando cada uno de ellos que son responsables de la caída de
una civilización!
Cientos de clientes y cartas prueban el resurgimiento de la Atlántida.
No
vendrá físicamente, vendrá enérgicamente. Se elevará de nuevo a través
de todos nosotros que repetimos los modelos en nuestras vidas, vida
tras vida.
Las
sesiones curativas de cristales son tanto para sanar el pasado como
para sanar el presente. Un evento traumático poderoso en una vida se
desparramará encima de la próxima, y el modelo se repetirá hasta que
sea sanado. El tiempo y los ambientes pueden alterar las
circunstancias, pero el patrón del alma permanece fuerte. Los cristales
seleccionados en una sesión cuentan la historia, e incluso pueden
mostrar donde se presenta el patrón en la vida actual de los clientes.
Juntos miramos los recuerdos: ¿Qué les pasó a ellos en la Atlántida ?
¿Cuál fue su papel? ¿Qué estaban pensando y sintiendo cuando murieron
allí? ¿Qué creencias adquirieron en esa vida que son tan poderosas como
para impactar todas las otras? ¿Cómo podemos mirar esa vida ahora y
cambiar ese punto de vista? Sana la creencia, sana el recuerdo, mira la
Atlántida como lo que era: una civilización que acabó por razones que
van más allá del pensamiento consciente. ¡Date cuenta de que entonces,
como ahora, todos hacen lo mejor que pueden!
El Síndrome de la Atlántida
¿Eres
un Atlante? ¿Estás reviviendo esos patrones? ¿Trabajas tan duramente
que no ves tus éxitos? ¿Sientes que no eres lo bastante bueno, lo
bastante fuerte, lo bastante sabio, lo bastante algo? ¿Reaccionas
emocionalmente ante los cambios de la tierra? ¿A veces te sientes
sobrepasado por las circunstancias, agobiado, incluso desvalido? ¿Te
sientes espiritualmente inadecuado? ¿Sientes que es tu responsabilidad
sanar este mundo? ¿A me-nudo te sientes bloqueado, incapaz de continuar
tu viaje espiritual?
Si estas preguntas activan una contestación en tu mente o en tu corazón, tú
puedes ser un
Alma de la Atlántida , que lleva un patrón de alma directamente
relacionado con la vida y la muerte que experimentaste en la Atlántida.
PERO,
tú estás aquí en el planeta ahora, en compañía de muchos, muchos
espíritus afines de la Atlántida , intentando encontrar su camino a
través de la vida. Vosotros sois los heraldos de la Nueva Era ,
buscando paz, comprensión y sabiduría. Vosotros sois los exploradores
de la metafísica, intentando que un mundo insensible cobre sentido,
intentando traer paz a un mundo no pacífico, intentando permanecer
equilibrados en un mundo desequilibrado. Vosotros sois los que estáis
forjando nuevas sendas de aprendizaje, buscando la Luz y al Creador. Lo
que pasó hace tiempo ya pasó, esto es ahora. Vosotros nunca podréis
entender o ver totalmente lo que era en verdad la Atlántida. Vosotros
lleváis sólo una memoria fragmentada, una memoria que se sale de
proporción cuando permitís que tome control sobre vuestros pensamientos
y cierre vuestros corazones.
Vosotros podéis sanar vuestro pasado mirando cómo entra en vuestro presente y no permitiéndole impactar vuestro futuro.
Para consultar el texto original:
en inglés: www.janeanndow. com/atlantis. php?title= atlantis