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| Asunto: | [redluzargentina] Hombre Nuevo | Fecha: | Lunes, 12 de Noviembre, 2007 23:55:35 (-0300) | Autor: | Alicia Y Amira Contursi y Manzur <alicia.amira @.....com>
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Juan Rendón <viento6corazon@yahoo.com.mx> escribió:
ESCUCHE EL MENSAJE QUE AFLUYE DESDE SU INTERIOR
HOMBRE NUEVO Por Julio Andrés Pagano
No
se trata de una cuestión de edad. La sabiduría del hombre nuevo
consiste en dejar que su espíritu vuele libremente, para cumplir con su
misión de vida.
La
Tierra sangra. Se agita. Se retuerce de dolor. La oscuridad marcha a
paso firme, pisoteando flores, marchitando esperanzas, sembrando temor
e incertidumbre. El escenario mundial se muestra como un cuadro
sombrío, dominado por la ambición, la inseguridad, el desequilibrio y
la incoherencia. Hay olor a derrumbe. Hay olor a muerte. El hombre
viejo está sucumbiendo. Lo sabe y se resiste. Su programación mental le
impide aceptar que le llegó su hora. Soplan vientos de cambio. Se aviva
la llama del espíritu. Un nuevo hombre es llamado al escenario de la
vida. Hay
que armarse de coraje para leer los diarios y ver los noticieros. La
negatividad es el signo que manifiesta cada título: robos, asaltos,
crímenes, bombas, guerras, conflictos, peleas, abusos, accidentes...
Intoxica el espíritu tanta densidad compactada. La calle confirma las
noticias. No hay baldosa que no esté salpicada con manchas de
violencia, bronca o descontento. El aire está viciado por vibraciones
rastreras. ¿Existen alternativas de cambio? Aunque
todo pareciera indicar que no, la buena noticia es que detrás de este
tétrico escenario se está gestando una nueva función. La obra se llama
"Hombre nuevo". Falta poco, muy poco, para que esta nueva puesta en
escena irrumpa. Por medios no tradicionales se va haciendo el anuncio
de que se necesitan actores para que la función cobre vida. Escuchar el
llamado requiere de un corazón sensible y un espíritu libre de
condicionamientos sociales, que no tema al "qué dirán". A
través de los sueños, las intuiciones y las emociones más puras, el
anuncio golpea a cada instante las puertas del alma. La mente sube el
volumen, potencia la confusión, y con la ayuda del ego y la razón
refuerza las paredes de la indiferencia, para que el mensaje no llegue
a destino y naufrague en el olvido. Tarde o temprano, el muro caerá y
el hombre despertará a una nueva realidad; porque el mensaje lleva la
fuerza del agua, que todo lo erosiona. ¿Y
por qué tanto caos? El caos es lo que da lugar a que la transformación
ocurra. Cuanto más caos, señal de una transformación más profunda y
visceral. Viejos esquemas se están resquebrajando. Los modelos
autoritarios y represivos dan claras evidencias de agotamiento, por
carecer de valores humanos. Las bases que cimentaron una economía
deshumanizada y despiadada cruje. La vieja mentalidad que alimentó a un
multitudinario ejército de corporaciones inescrupulosas está siendo
acorralada por los consumidores inteligentes que, con sus decisiones de
compra, castigan la irresponsabilidad y se muestran a favor del medio
ambiente. Esta
vez el cambio no vendrá de afuera, sino de adentro. Desde el mismo
centro de su ser. En la medida en que cada uno se transforme, en la
medida en que cada uno se adueñe de su destino, de su derecho a "ser
humano", estaremos cada vez más cerca de vivenciar la obra. Esta vez no
como simples espectadores, sino como partícipes necesarios, que harán
brillar -con maestría- sus dones y talentos al servicio de un mundo sin
fronteras, que se unificará bajo la bandera del amor. No se trata de
una obra para ver, sino para protagonizar. Una obra para sentir y para
vibrar. Co-crear
una realidad distinta, más humana y armónica, es tarea de todos. Es
algo indelegable y también impostergable. La multitud como tal no
existe, sino que se compone de la suma de personas. Por eso quiero
recordarle que su transformación vale, y mucho, porque suma. Todo suma.
Incluso los pensamientos, porque crean realidades. De
nada sirve protestar por el entorno adverso en que estamos sumidos, si
no hacemos absolutamente nada para tratar de revertirlo. Con nuestras
actitudes pasivas, que se apoyan sobre los bastones de la apatía y la
indiferencia, también somos cómplices de estos tiempos violentos que
presagian un futuro apocalíptico. Si
usted es de los que cree que el llamado no existe, cierre los ojos,
relájese, lleve sus manos al centro de su pecho y pregúntele a su alma
si tiene algún mensaje para darle. Si pese a todo no escucha nada, no
se preocupe. Ella sabe que nunca fue bueno a la hora de escuchar, así
que le traerá la respuesta de mil maneras distintas. Apelará a la magia
de la sincronicidad y dibujará la respuesta en las letras de las
canciones, las palabras de un desconocido o en el canto de los pájaros.
Preste atención. Esté atento, el mensaje llegará. Sabía
que tal vez usted querría un adelanto sobre el contenido de la obra,
por eso le pedí ayuda a mi ángel de la guarda, quien sonriendo me dijo:
"la obra mostrará el resurgir del hombre como ser multidimensional, en
perfecta sincronía con su cuerpo, mente y espíritu. Conectado con la
existencia. Construyendo un nuevo espacio. Dando impulso a una nueva
visión que estará gobernada por la alegría y el sentir, por el poder de
lo simple. Habrá unidad, respeto y cooperación. La palabra dada
recobrará su valor y renacerá la confianza. Las injusticias no tendrán
cabida porque el hombre reconocerá que somos parte de una misma
energía, por lo tanto será consciente de que lo que le hace a otro se
lo está haciendo a sí mismo. Deciles que en el texto de la obra,
palabras como fluir, meditar, elevar, disfrutar, empatía, sinergia y
contemplar serán una constante. Deciles que los espero, que es hora de
reencontrarnos". Nunca
se sabe. Quizá cuando el telón se levante más de uno se sorprenda
cuando una voz en 'off' agradezca, entre otros, a los maestros del
caos, del desentendimiento, de la indiferencia, de la confusión y del
dolor, porque hicieron posible que la alquimia acontezca, al servir de
fondo para marcar el contraste necesario que impulsó el cambio. Ahora
haga una pausa. Mire su reloj. Observe cómo corre el segundero. Sepa
que al igual que la palabra pronunciada y la flecha disparada, las
oportunidades desperdiciadas no retornan jamás. Se van al mismo sitio
en donde se oculta el tiempo perdido. Tíldeme
de loco si quiere, no me importa. Sólo soy un simple mensajero. Nuestro
contrato álmico decía que en caso de que lo olvidara se lo volviese a
recordar: "su misión de vida es anclar en la dimensión física lo más
puro de su ser". Despierte, hombre nuevo, ya es tiempo de subir al
escenario. Visitá:
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