| Asunto: | [redluzargentina] [MedicinaBioenergetica] Las Mujere s de la Diosa, por Analía Bernardo | Fecha: | Viernes, 30 de Noviembre, 2007 01:06:42 (-0300) | Autor: | Alicia Y Amira Contursi y Manzur <alicia.amira @.....com>
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From: "Lic. Graciela E. Prepelitchi" <gra.prepelitchi@fibertel.com.ar> To: "ARTICULOS" <
articulosdelalic@yahoogroups.co.in> Date: Wed, 28 Nov 2007 09:55:07 -0300 Subject: [MedicinaBioenergetica] Las Mujeres de la Diosa, por Analía Bernardo
Las Mujeres de la Diosa, por Analía Bernardo
* El pecado original, la culpa de Eva, el Dios padre, el Diablo, no forman parte de esta cosmovisión ancestral * La arqueomitología desentrañó el tránsito de las culturas matrilineales a la patriarcal Analía Bernardo
Fuente: suplemento Triple Jornada, octubre 2005, diario La Jornada, México
A
mediados de la década de los 70, dentro del movimiento feminista de
Estados Unidos, Zsuzsanna Budapest y Starhawk vincularon la tradición
de las Diosas y de las brujas con las luchas por los derechos de las
mujeres, creando junto a otras investigadoras de lo Sagrado Femenino
una corriente espiritual cuya cosmovisión y práctica ritual no provenía
de ninguna iglesia o religión judeo-cristiana.
Así surgió el
Movimiento de la Diosa, la Witchcraft y la Espiritualidad Femenina que
celebra a la Gran Diosa inmanente en la naturaleza, en las mujeres y en
las relaciones culturales que surgen de esa cosmovisión.
Una
espiritualidad que nos ha devuelto a las mujeres el derecho a la
libertad de culto de lo Divino Femenino sin una autoridad religiosa
masculina o gurú iluminado que defina en qué deben creer las mujeres y
cómo hacerlo.
Más bien, fueron las mujeres las se apropiaron
de ese derecho recreando la antigua religión de la Diosa con
proyecciones políticas, sexuales, de género, ecológicas y comunitarias
que estuvieron presentes en las tradiciones de las brujas, sacerdotisas
y chamanas en la Europa pre-cristiana y en otros sitios donde la Gran
Diosa expresaba las potencialidades de los cuerpos, almas, mentes y
creaciones de las mujeres de manera positiva, otorgando libertad,
dignidad y poder de vinculación con otros sin subordinación sexual. El
pecado original, la culpa de Eva, el Dios padre, el Diablo y la
necesidad de redención de la naturaleza caída no forman parte de esta
cosmovisión ancestral.
Hasta entonces las religiones que
mayoritariamente las mujeres conocían y practicaban eran
espiritualidades y teologías creadas y dirigidas por varones, centradas
en figuras masculinas como Yahveh, Jesús, Alá, Krisna, Buda; donde la
discriminación y desvalorización de las mujeres y de lo divino femenino
se mantenía sin modificaciones desde hacia siglos. Con todo, dos
milenios de cristianismo, por ejemplo, es un tiempo relativamente corto
si se lo compara con el culto a la Gran Diosa, adorada a partir del
Paleolítico Superior, 20 mil años a. C. y en el Neolítico agrícola, 7
mil años a. C., hasta las culturas clásicas de la antigüedad y los
primeros siglos del cristianismo. Y aún cuando Constantino había
cerrado los templos de las Diosas y declarado al cristianismo la
religión oficial, los pueblos de Europa seguían practicando el culto de
lo Divino Femenino con distintos nombres y ritos lunares, estacionales
y chamánicos.
Entonces, la Iglesia creó un sistema de
persecución, tortura y muerte inimaginable para erradicar esta
religiosidad tan arraigada en la vida de la gente común y que
posicionaba a las mujeres en un lugar de respeto y dignidad,
especialmente a las brujas como sacerdotisas de ritos lunares y
agrícolas, parteras, conocedoras de hierbas sanadoras y anticonceptivas
y de técnicas chamánicas de visión sagrada, como personas con poder
personal, social y espiritual dentro de las comunidades. El retorno de la Gran Diosa
En
1976, Merlin Stone publicó "Cuando Dios era Mujer" abriendo el camino a
una serie de estudios sobre la influencia de las religiones en la
dignificación o en la opresión de las mujeres. Aquel libro fue pionero
e inspiró otras investigaciones que reinterpretaron mitos, tradiciones,
ritos y evidencias arqueológicas y antropológicas sobre la religión de
las diosas prepatriarcales, realizados por Barbara Walker, Mónica Sjöö,
Riane Eisler, Caitlin Matthews, Mary Daly, Vicky Noble, Charlene
Spretnak, Carol Christ y las citadas Budapest y Starhawk.
La
espiritualidad feminista cuenta con el trabajo arqueológico de Marija
Gimbutas, quien dirigió excavaciones en Europa Central y del Este,
sacando a la luz evidencias de la Civilización de la Diosa -como ella
la llamó- que evolucionó entre el 6 mil 500 y el 3 mil 500 a. C., de
manera independiente de la Mesopotamia, como una sociedad pacífica que
no construía armas de guerra y se dedicaba a la agricultura, el arte,
el comercio y la religión, y en la que -según evidencias funerarias- no
había una jerarquización de los géneros. Mujeres y varones se percibían
como hijos de una Madre Origen común, la Gran Diosa, vivenciando algún
tipo de igualdad de géneros.
Gimbutas interpretó numerosas
estatuillas de la Diosa, objetos rituales y de la vida cotidiana en los
que se expresa esa cosmovisión sagrada asociada a los ciclos de la
luna, de la mujer, de la naturaleza, de la conciencia humana y de todos
los seres vivos con el arquetipo de la Diosa Pájaro-Serpiente creadora,
la Diosa Sustentadora (del cereal, la agricultura y la cultura) y la
Diosa de la Muerte y el Renacimiento. Una trinidad femenina más antigua
que la cristiana o la hindú, por ejemplo, celebrada junto a sus
hijas/os y consortes.
Esta investigadora de origen lituano, hizo
una lectura arqueomitológica, encontrando que las simbologías sagradas
y arquetípicas de las diosas de culturas posteriores ya estaban
presentes en los asentamientos neolíticos. Gimbutas destacó la
continuidad de la cosmovisión de la Diosa neolítica procedente de las
"Venus" paleolíticas de las/los sapiens recolectoras y cazadores de las
cavernas y su pervivencia en las tradiciones de las diosas posteriores
al Neolítico que conocemos con el nombre de Eurínome, Gea, Ártemis,
Hécate, Atenea, Isis, Nut, Maat, Inanna, Ishtar, Alat, Aserá, Rhea,
Deméter, Perséfone, Diana, Juno, Minerva, Eire, Brigid, Freya, Baba
Yagá, las Musas, las Parcas, las Gracias, entre muchas otras.
Gimbutas
comprobó la tesis de Jean Ellen Harrison, experta en mitología griega
de Cambridge en los años 30, la primera en señalar que las diosas
griegas procedían de una época histórica preolímpica anterior y que el
casamiento de Hera con Zeus no existió en sus orígenes. Ese casamiento
forzado, más bien reflejaba el tránsito, a veces dramático y violento,
de las culturas matrilineales a la patriarcal luego de una conquista
armada y una inversión de los mitos de origen. Incluso diferenciaba a
los dioses guerreros de los agrícolas de la edad matrilineal: Hermes,
Pan, Dionisio, indicándonos que el culto a las diosas no excluía lo
Sagrado Masculino pero tampoco adoraba a un dios padre guerrero y
dominante, ni a deidades masculinas que violaban y mataban a diosas y a
mujeres como sucede en los mitos tardíos, surgidos de aquella conquista
y reforma.
Para Harrison los mitos griegos eran intentos, a
veces groseros y desesperados, para cambiar la tradición de la Gran
Madre por propaganda política-religiosa como es el mito de Atenea
naciendo de la cabeza de Zeus, armada como una guerrera, reemplazando a
la ancestral Atenea, una deidad sin padre, patrona de la sabiduría y la
inteligencia y así presentar a los dioses "archipatriarcales" (como
Harrison los calificó) como primigenios, mejores y supremos.
Robert
Graves difundió fuera del ámbito académico el trabajo de Harrison pero
fue Gimbutas la que proporcionó las pruebas arqueológicas de las olas
invasoras patrilineales como así también la cosmovisión cultural y
religiosa de la Gran Diosa hasta entonces considerada por muchos como
simples "cultos de fertilidad".
Por su parte, la antropóloga
Margaret Murray presentó pruebas de la tradición de las brujas como un
chamanismo europeo cuyos orígenes se remontan a los chamanes/as
paleolíticos y siberianos.
Las neojunguianas Silvia Brinton
Perera, Marion Woodman, Jean Shinoda Bolen y Clarissa Pinkola Estés,
realizaron una tarea similar a la arqueológica a fin de desenterrar el
arquetipo de la Gran Diosa d e las profundidades del inconsciente
personal y colectivo de las mujeres adonde la cultura y el ego
patriarcal lo habían recluído, reprimiéndolo para que las diosas no
otorgaran poder espiritual, emocional y cultural al cuerpo, la
sexualidad, la libertad y la conciencia de las mujeres.
Para las
junguianas, los mitos tardíos como el de Atenea naciendo de la cabeza
de Zeus se hicieron carne en las mujeres que fueron educadas según el
ideario femenino de la mentalidad patriarcal, teniendo que adoptar en
los últimos tiempos modos patriarcales a fin de ser reconocidas como
"Hijas del Padre" y tener éxito profesional o intelectual.
Tealogía de la espiritualidad feminista
Así,
las prácticas del Movimiento de la Diosa cuentan con una tealogía (de
Tea, la Diosa) rica y variada, procedentes de muchas fuentes -no sólo
académicas- ya que no es un discurso unificado dictado por una
autoridad centralizada.
Para la tealogía, la Diosa es
vivenciada por l as mujeres de muchas maneras a través de unas
cosmovisiones básicas con la clara intención de que no reproduzcan
estereotipos femeninos y masculinos. A la Diosa creadora se la celebra
en la naturaleza como una deidad que permanece inmanente en el mundo y
el universo que ha creado. Ella es la vida, la naturaleza, la creación,
el espíritu, en las plantas, las montañas, los lagos, los animales y
las personas. Es la reina del cielo, de la tierra y del otro mundo,
abarcando los tres mundos como sucede con la Triple Pachamama: Janaj
Pacha, Kay Pacha y Uku Pacha.
La tealogía de la Diosa comparte
muchas visiones con tradiciones de pueblos originarios e indígenas que
celebran lo Sagrado Femenino en las diosas Andra Mari, Cerridwen,
Ilamatecutli, Ixchel, Pachamama, Mujer Araña, Mujer Bisonte, Sedna,
Qomolagna, Nu Kwa, Amaterazu, Pele, Iemanjá, Umai, Kali.
La
Creadora se presenta cíclicamente como triple Diosa: la Virgen de la
luna creciente y de la primavera (virgen porque se pertenece a sí
misma), la Madre o Adulta Plena de la luna llena y del verano, y
Anciana Sabia de la luna menguante y del otoño para luego transformarse
en la Diosa Oscura de la luna nueva y del invierno, el aspecto que está
por detrás de la trinidad manifiesta. Ella es celebrada por las mujeres
de este movimiento en cada ciclo lunar y en cada estación.
La
Triple Diosa celebra las tres edades de la mujer y a las tres
generaciones de mujeres que conviven en un mismo tiempo y cultura. Y
vincula a las/los antepasados con las mujeres y varones del presente y
con las generaciones futuras.
Esta Trinidad Femenina también
es un arquetipo en la conciencia profunda de la mujer en cualquier edad
biológica porque expresa diferentes procesos internos y capacidades
para ser y actuar. En mi trabajo con la Triple Diosa, este arquetipo
expresa la energía vital, la autoestima y la libertad (la Virgen), la
capacidad de vinculación con otros/as sin subordinación (l a Adulta) y
la capacidad de cambio y transformación (la Anciana), mientras que un
poder transpersonal más hondo sostiene a todas esas cualidades (la
Oscura, la Diosa Origen). Además, muchas diosas son patronas o
protectoras de una potencialidad específica: la diosa del amor, de la
fertilidad, de la sanación, de las artes, de la justicia, etcétera, y
las mujeres las invocan para una problemática en particular con sus
nombres: Afrodita, Ceres, Higeia, las Musas y Themis respectivamente, o
sus equivalentes indígenas.
Este movimiento no es un monoteísmo
con polleras (faldas), por eso también celebra lo Sagrado Masculino a
partir del ancestral arquetipo del Dios Astado de la tradición
paleolítica y del Dios de la Vegetación neolítico como hijo, amante
consorte e iniciado con diversas manifestaciones estacionales y
cíclicas. Círculos y asambleas
Budapest y Starhawk junto a
otras brujas y sacerdotisas se han dedicado a la formación espiritual
de las muje res en las asambleas y círculos con conciencia de género.
Han publicaron libros con rituales para los Sabbats estacionales y los
Esbats lunares. Y proponen ritos de iniciación a la menstruación, la
mediana edad, la maternidad y la menopausia. Y otros rituales para
afrontar problemáticas como el abuso sexual, detener a un violador,
decidir la interrupción de un embarazo no deseado, tratar la baja
autoestima, el odio hacia el cuerpo o la depresión.
También
hechizos de magia femenina como medios para dirigir la conciencia ante
necesidades básicas de trabajo, vivienda, sanación, estudio, pareja. Es
una espiritualidad donde la magia se suma al trabajo político o
psicológico por los derechos de las mujeres, y en la que la sabia
serpiente, el triángulo de la vulva y la sangre menstrual son algunos
de los símbolos de sacralidad femenina que vuelven a ser utilizados por
las mujeres.
En este movimiento no existen estructuras
eclesiales ni dogmas ni papas y toda muje r puede celebrar a la Diosa
tenga mucha o poca formación previa, convocando a otras y formando un
grupo. En EU hay asambleas de mujeres heterosexuales y/o lesbianas y
están las que integran a mujeres y varones; en ellas se promueve un
compromiso con la vida del planeta y la justicia a través de acciones
individuales y colectivas. La Diosa en América Latina
En la
región, las mujeres tenemos noticias de los libros, talleres y
celebraciones del Movimiento de la Diosa. Quizás lo más desafiante sea
invocar a una deidad femenina en esta parte del continente donde la
religión masculina sigue influyendo en la autoestima de las mujeres,
negándole derechos y presentando a María como una mujer subordinada al
Dios masculino.
Cuando las latinoamericanas escuchan hablar de
la Gran Diosa en relación a sus problemáticas la reciben como un
manantial de agua fresca en medio del desierto. Después de todo, hace
tan solo cinco siglos que las mujeres adoraban a las diosas pr
ecolombinas y aún lo siguen haciendo en muchas comunidades. Así, las
mujeres de la Diosa en América Latina estamos rescatando a las diosas
indígenas a fin de reencontrar en ellas la dimensión sagrada de
nuestros derechos.
Feministas académicas y políticas suelen
temer que esta espiritualidad sea una moda escapista que aleje a las
mujeres de la lucha por los derechos, ya que todas las religiones que
han conocido han sido opresivas y no imaginan algo diferente. Pero las
tres décadas del Movimiento de la Diosa son suficientes para comprobar
la íntima relación que han tejido las feministas espirituales entre
derechos y espiritualidad. Para las que celebramos a la Diosa ambos
hilos se tejen juntos.
En "La Danza en Espiral", Starhawk
expresa que el movimiento feminista de por sí es mágico-espiritual,
además de político. Es espiritual porque está dirigido a la liberación
del espíritu humano, a sanar nuestra fragmentación, a llegar a estar
completas. Es mágico porq ue cambia la conciencia, expande nuestra
percepción y nos da una nueva visión, utilizando un concepto de la
brujería, esto es, el arte de cambiar la conciencia a voluntad. "Para
mí había una conexión natural entre el movimiento para darle poder a
las mujeres y una tradición espiritual basada en la Diosa", expresa
Starhawk.
Para las mujeres de la Diosa, la religión es una
dimensión de la vida demasiado importante para dejarla sólo en manos de
los varones y de las religiones patriarcales como únicas opciones de
espiritualidad. Las mujeres que no se identifican con el ateísmo o el
agnosticismo, desean terminar con el vacío de sacralidad que el
patriarcado dejó en sus almas y cuerpos. Un vacío casi siempre ocupado
por imágenes negativas de sí mismas. El retorno de la Diosa expresa esa
necesidad y ese derecho. La autora investiga tradiciones sagradas femeninas trabaja en talleres con el arquetipo de la Triple Diosa
analiabernardo@yahoo.com Bibliografía Starhawk, "La Danza en Espiral. El Renacimiento de la Antigua Religión de la Gran Diosa". Ed. Obelisco, Barcelona, 2002 (primera edición en inglés 1979).
Susana Budapest, "El Poder Mágico de las Mujeres. Artes esenciales de la Espiritualidad Femenina", Ed. Robin Book, España, 1995 (primera edición en inglés 1980). Susana Budapest, "Cada día es una fiesta. La Abuela del Tiempo. Celebraciones, hechizos y objetos sagrados
para cada mes del año", Ed. Obelisco, Barcelona, 2001(primera edición en inglés 1989). Susana Budapest, "La Gran Madre Luna", Ed. Obelisco, Barcelona, 2001 (primera edición en inglés 1991). Analía Bernardo, "Eurínome, la Diosa Creadora",
Colección Mitología Femenina, edición digital de autor, Buenos Aires, 1997. Analía Bernardo, "Deirdre y la Diosa del Amor", Colección Mitología Femenina, edición digital de autor, Buenos Aires, 1999.
Analía,
Berna rdo, "Esfinges, Gorgonas y Sirenas, las desafiantes del lado
oscuro", Colección Mitología Femenina, edición digital de autor, Buenos
Aires, 2001. Barbara Walker, "The Woman's Encyclopedia of Myths and Secrets", Harper & Row, Usa, 1983. Marija
Gimbutas, "The Goddeses and Gods of Old Europe, Myths and Cults
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Dioses de la Antigua Europa", Ed. Istmo, Madrid, 1991. |
"The Language of the Goddess", Harper & Row, San Francisco, 1989. "El Lenguaje de la Diosa", Ed. Dove, Oviedo, 1996.
"The Civilization of the Goddess: The World of Old Europe", Harper San Francisco, 1991.
Riane Eisler, "El Caliz y la Espada", Ed. Cuatro Vientos, Chile, 1990.
Jean Ellen Harrison, "Mitología", Ed. Nova, Buenos Aires, 1947.
Margaret
Murray, "Witch Cult in Western Europe". Oxford University Press, 1921.
"El Dios de los Brujos". Fon do de Cultura Económica,1985.
Robert Graves, "La Diosa Blanca", Alianza Editorial, 1983.
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Graciela E. Prepelitchi
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