Mis reflexiones luego del VIII Encuentro
Ricardo Ocampo me pidío que escribiera un comentario sobre el VIII Encuentro Iberoamericano de Luz -Aconcagua 2007, que llevamos a cabo del 19 al 22 de octubre
p.p.
Cumplo con su pedido antes de terminar el 2007. Dejé pasar este tiempo, para asentar la experiencia. Para terminar de anclar la energía. Para calibrar, reflexionar, dejar fluir pensamientos, valoraciones, poner distancia.
Tuve el enorme privilegio de ser la organizadora, la instrumentadora visible de esta reunión de almas y energías, que es más que la suma de las partes. La pregunta es cómo llegué a eso.
Mi contacto con los Encuentros de las Redes de Luz es reciente. Me incorporé al VI, realizado en Picarquín, Chile, invitada por Aibandú. Fue en el 2005.
La sensación que tuve al participar era la de haber llegado a casa.
Allí conocí a Ricardo y él me encomendó la moderación de la Red de Luz Argentina. No me sentía segura con esto de manejar las Redes. Internet y todos sus vericuetos no son algo sencillo para quienes hemos deshojado muchos almanaques y venimos de una infancia donde recién aparecía la televisión... Le pedí a Ricardo ser la co-moderadora, junto con mi amiga Amira Manzur, quien ya tenía experiencia en el asunto. Así empezamos una labor conjunta, donde aprendimos a respetar nuestros tiempos, a cubrirnos la una a la otra, a compartir.
En el 2006 se realizó el VII Encuentro, en Cuernavaca y allí fui.
Puedo decir que después de cada una de estas magnas reuniones, donde anualmente nos vemos las caras quienes nos comunicamos a diario por la Red, uno siente haber subido una vuelta en la espiral.
Es el intercambio, el conjunto, el traer a la fisicalidad todo lo que movemos en cuarta dimensión (las Redes son de cuarta). Es el grupo, el intento de unidad, aunque sea momentáneo. Es vivenciar la urdimbre de Luz.
Había quedado pendiente una conversación sobre realizar un Encuentro en el ámbito energético del Aconcagua. En la charla habíamos estado Aibandú, Ricaro y yo. Se pensó en hacerlo argentino-chileno. Pero había que concretarlo en un punto físico. Le dije a Ocampo que estaba dispuesta a llevarlo adelante en la provincia de Mendoza, donde vivo. Me dio la tarea.
Al volver a casa tuve una crisis profunda de salud. Mi cuerpo albergaba una vieja dolencia vesicular, con cálculos. Las energías comenzaban a moverse. No podía asumir semejante responsabilidad con esa podredumbre adentro mío. Me operé antes de ese fin de año. Renovada, limpia de antiguos esquemas emotivos que se habían petrificado dentro mío, pude convocar.
Todo el 2007 lo dediqué centralmente a la organización. Allí caí en la cuenta que estaba con los peores aspectos astrológicos, quizás, de toda mi vida. Asumí el desafío. Empecé con la organización.
Un primer grupo que visualizaba y daba fuerza al futuro encuentro lo formamos con Eva Valle y Susilén Sanchez, todos los miércoles. Había que dar masa al futuro Encuentro. Convocamos a una primera reunión donde fuimos 22 personas, incluído dos amigos visitantes de Buenos Aires que estaban alojados en mi casa, Juan Carlos y Cristina Stecher. Entre los presentes estuvieron varios de los qe luego asistirían y/o expondrían: María Esther Segovia y su esposo, Sol Martinez, Humberto García Igarza y su mujer Mónica, María Cristina Franceschini (siempre dispuesta y aportando su magnífica energía) Ariel Godoy, Gonzalo Caballero y por supuesto, Amira. Entre todos "confabulamos", "conspiramos" lo que se dio después.
Tema, lugar, fecha
Sentí que debía poner un tema general y que ese tema debía estar relacionado con los centros energéticos. En febrero mundialmente tuvimos la experiencia de la activación de la Octava Puerta del Portal 11:11. Esos centros que se activan en Gaia deben repercutir en nosotros, en nuestros propios centros energéticos.
Ya tenía el tema general, amplio como para admitir distintas posturas, enfoques y trabajos. "Centros energéticos en Gaia y en el ser humano"
Lo segundo era el lugar. Surgió Uspallata, el valle mágico enclavado a los pies del gigante de America. Puse una primera fecha que tuve que cambiar, porque coincidía con la selecciones presidenciales de Argentina. Quedó entonces por fin delimitado el Encuentro, que ya se estaba perfilando: tema, lugar, fecha.
Unión en la diversidad
Faltaba una metodología de trabajo, una idea fuerza que trabajara imantando voluntades. Dejé fluir y aparecío: "Unión en la diversidad", una convivencia de personas libres, autónomas, interesadas en intercambiar experiencias, en vivenciar. Seguía la esencia de las Redes de Luz, que justamente son eso: pluralistas, no dogmáticas.
Trabajando en las múltiples dimensiones
La tarea de poner en marcha algo semejante es multidimensional. Trabajamos en dimensiones más altas pero vamos anclando en la tercera. Somos seres con conciencia de quinta que nos movemos en cuarta y tercera. Por un lado había que hacer conexiones a través de Internet y físicamente. Las fui haciendo.
Por otro, y esto es lo más importante, había que anclar la energía en el lugar, permitir que el Egregor del Encuentro tomara forma y vida propia. Un mes antes nos reunimos con Aibandú en el predio del Hotel, nos alojamos y estuvimos haciendo el trabajo necesario.
La fisicalidad tiene sus reglas y hay que respetarlas. Por emprender una tarea espiritual no hay que descuidar ni tiempos ni formas de la vida cotidiana. Hay que ser a la vez elevados y sagaces. Volar como el águila y reptar como la serpiente. Hay que dejar fluir para recibir la inspiración, para estar en el momento adecuado en el lugar adecuado, para permitir que sople el espíritu. Pero hay que ser concreto y ordenado, veraz e impecable en cada momento. Hay que cuidar lo económico, lo práctico, lo cotidiano. Siempre mantener la conciencia en lo más alto, en contacto con nuestro Ser Superior.
El VIII Encuentro
Así llegamos a la fecha en donde cobraría realidad en la tercera lo que ya estaba actuando. Se sumaron participantes y expositores. El número en el último mes se desbordó lo cual generó serios poblemas con los dueños y concesionarios del Hotel. El error, lo asumo, fue no haber pactado por escrito las condiciones, que no se respetaron. No terminé de cerrar como debía en tercera dimensión y pagué las consecuencias. Pero la parte de alojamiento no era lo más importante, como lo entendieron casi todos.
Cada uno de los Ponentes contribuyó con su energía y conocimiento. Todos fueron invalorables. Todos conformaron la unión. Aparte de los ya nombrados recuerdo en este momento a la Proferora Jáuregui Lorda, que sentía como se modificaba el campo cuántico del Encuentro a la distancia y me escribía diciéndomelo. A Christian Nottbohm, que aceptó la invitación para participar con la condición de hacer una Ceremonia de Fuego Sagrado sin saber que yo ya la había puesto en el programa aunque no sabía quién la iba a oficiar. A Lucrecia Cicccopiedi y Tomás Fischer que impartieron la Bendición de la Unidad. A Marcela y Sebastián que nos llenaron de sonidos de cuencos, de luz y formas geométricas, A Carlos y María Elena con sus Danzas Circulares.
Un parrafo especial para Graciela Leiva, maestra y amiga, que se reintegró a los trabajos de la Red y para Ariel Godoy, nuestro experto en Geobiología. Nos brindaron sus experiencias
y conocimientos, no sólo en las Exposiciones y su permanente apoyo. También Lila Levingson,
Marcela y Jorge que colaboraron de variadas formas. No puedo dejar de mencionar a quienes abrieron el Encuentro, las dos primeras Ponentes: Ana María Frallicciardi y
Alma Viera, representantes de los Centros energéticos de Uritorco y El Salto, respectivamente. A Fanny Carrasco, conectora de ángeles, a Heidi,
Ximena Robledo, Richard Gallardo, Esther Morales, Julio Pagano, Luisa Elena Guillen, Nélida Granval, Liliana Vazquez, Brinda Mair, Delma López y la última pero no la menos importante, quien tuvo la tarea de cerrar, desde el corazón, Dana Tir. Todos pusieron su conocimiento, su amor, sus ganas de brindarse y de compartir.
La paredes se vieron engalanadas por al obra de un artista lugareño, de verdadero talento: Tito de Francisco.
Mi gran reconocimiento y agradecimiento a los colaboradores: mi hija Gaby, Matías y Cuqui...
Detrás de todo, como siempre, la figura señera y sabia, la experiencia de Ricardo Ocampo.
La gente... Qué decir de las casi doscientas cincuenta personas que se entusiasmaban con cada una de las exposiciones, que querían más y más, a quienes les faltaba tiempo para comentar, charlar, seguir el exigente Programa. No sé si tuve tiempo para agradecerles a cada uno su presencia. Probablemente no me despedí de varios. Seguimos conectados en dimensiones más altas y los siento. Siento también que cada uno de nosostros ha crecido, ha expandido su conciencia.
La ponencias –casi la totalidad- y las fotos están en el blog de Aibandú. Allí las visitaron más de mil personas.
Entre todos hicimos este Encuentro.
El próximo será en San Rafael. Ya les voy a comunicar.
En la Luz
Alicia