Maternidad
Espiritual
María
habla a través de Pamela Kribbe
Mañanas
con Jeshua
– 15 de Diciembre de 2007
Traducción
del inglés al español por Sandra Gusella
Queridos
amigos,
Hoy
estoy aquí con mucha alegría y con mi corazón abierto a todos ustedes. Yo soy
María. Yo he sido la madre de Jeshua. Yo represento el
aspecto femenino de la energía Crística, que ahora
está naciendo en la
Tierra cada vez en mayor medida. La energía femenina ha estado
mucho tiempo reprimida en su sociedad, y en sus corazones
también.
La
energía femenina es una fuerza primordial de la creación, una parte fundamental
de Todo lo Que Es. Ella procrea la vida y fluye a través de todos. Sin ella
ustedes no existirían, ni como alma ni como un ser humano. El flujo femenino de
energía también trae magia a esta época y quiere aliviar la oscuridad de este
mes de diciembre así como también sus luchas internas y estados de ánimo más
pesados.
Ustedes
a veces se preguntan cuál es el sentido de todo esto, de esta vida que ustedes
tienen en el planeta Tierra. Yo les digo es valiosa y sirve a un propósito. Ustedes
están haciendo un trabajo importante aquí. Su presencia ejerce una influencia
sobre toda la vida que los rodea, ustedes están generando cambios en el mundo.
Sin embargo, eso no tiene que ser el foco de su atención. Ustedes no necesitan
para nada enfocarse en los demás para marcar la diferencia. El secreto es que
ustedes necesitan enfocarse solamente en ustedes mismos y en la integridad de su
ser. A medida que se llenan de una conciencia amorosa, de una aceptación de
quiénes son en todos sus aspectos, crean un canal a través del cual la luz llega
a ustedes fácilmente y automáticamente también fluye hacia los demás. Ustedes
realmente sólo necesitan prestar atención a ustedes mismos, cumplir su misión
aquí en la
Tierra.
En
este contexto hoy quiero hablar acerca de cómo ustedes pueden ser una madre espiritual para ustedes mismos.
Yo represento la energía de la madre en la tradición Cristiana. ¿Pero qué
significa eso realmente? La maternidad es un aspecto crucial de la energía
femenina; la madre es vista como el aspecto de la naturaleza que da vida, que
nutre y cuida. ¿Pero es ésta una imagen completa? En las imágenes que se han
evocado sobre mí en el curso de la historia, mucho ha sido falsificado y
tergiversado. Debido a eso quisiera contarles un poco más acerca de mi vida en
la Tierra,
cuando fui la madre de Jeshua.
A
menudo he sido retratada como una santa, pero yo seguramente que no fui una
durante mi vida en aquél entonces. Yo fui una mujer normal de carne y hueso,
pasé por grandes agitaciones emocionales y estoy familiarizada con todo lo que
ustedes están pasando en sus vidas. En la familia en la que nací, yo llegué
tarde, fui la séptima y última niña con muchos hermanos y hermanas mayores que
yo. Era una niña bastante obstinada. Siendo la más pequeña, pronto aprendí que
tenía que cuidar de mí misma y no depender de los demás. Mis padres estaban ahí
para mí, pero yo no era el centro de su atención. Esto sin embargo en cierto
punto se adecuaba a mi naturaleza, porque a mí me encantaba estar en mi propio
mundo de fantasía y salir de casa sola.
Para
lo que es una niña yo era totalmente intrépida y aventurera. También tenía un
fuerte sentido interior sobre las cosas y no me desviaría fácilmente de esa
guía. No me preocupaba mucho por lo que los demás pensaran de mí. Yo tenía
hermanos mayores quienes de vez en cuando me fastidiaban y me tomaban el pelo, y
debido a esto pronto comprendí que era necesario construir mi propio orgullo y
autoestima, de modo que yo pudiera ser quien era. Yo era un poco diferente.
Podía percibir energías y tenía una tendencia a “mirar a través” de las
personas. Con frecuencia, mientras ellos estaban charlando, yo podía sentir que
ellos estaban escondiendo cosas, emociones que eran violentas o pesadas,
mientras su comportamiento era calmo y sereno en la superficie. Esto me
confundía siendo una niña. Yo sentía que algo estaba mal y me preguntaba por
qué, pero nadie me explicaba. Por consiguiente a veces yo también era una niña
solitaria, a menudo me sentía incomprendida. Me encantaba estar afuera en la
naturaleza y me encariñaba con los animales que andaban alrededor de la
casa.
Lo
peor que me pasó en la infancia fue la muerte de mi madre. Esto sucedió mientras
yo era aún muy joven, una adolecente; mi madre era
relativamente de edad avanzada ya que yo había llegado tarde. Su muerte fue para
mí la primer confrontación con la pérdida. Fue una
experiencia profundamente dolorosa y yo me sentí destrozada y abandonada.
Mientras estaba sentada cerca de ella en su lecho de muerte, sentía como si
hubiese perdido una parte de mí. Una parte de mí parecía desvanecerse
irrevocablemente. Y yo no podía agarrarme de eso, tenía que soltar. Esto de
hecho resultaría ser la mayor lección que tendría que aprender en mi vida:
soltar.
Ahora
doy un gran salto hacia adelante, hacia la época en la que nació mi hijo Jeshua. Al igual que cualquier mamá, yo adoraba a mi pequeño
bebé y quería protegerlo del daño. Al principio yo no me daba cuenta tanto de
que había algo especial en Jeshua. Lo que yo supe –
toda mi vida – era que había una mano invisible guiando nuestras vidas. Yo
sentía que algo más grande estaba trabajando a través de nuestras vidas, algo
que no podíamos dirigir de acuerdo a nuestra voluntad, a nuestras necesidades y
deseos humanos. Yo también sabía que este poder más grande era benigno y sabio.
Hay una sabiduría en eso que a menudo nosotros no podemos pescar con nuestras
mentes humanas. Es sólo mucho tiempo después que nos damos cuenta de que la vida
nos trae exactamente lo que necesitamos. Cuando está realmente sucediendo, puede
parecer cruel e injusto.
Y así es como a mí me parecía que era mientras
criaba a Jeshua. Cuando él creció, pronto se tornó
evidente que había algo especial en él. Él tenía dones y talentos
extraordinarios y era tan
obstinado como lo había sido yo de niña. Por un lado yo reconocí muy bien esa
energía especial en él, pero por otro lado yo lo encontré muy difícil. Como una
madre, tú quieres proteger a tu niño de los poderes malos en el mundo. Pero mi
hijo no quería ser protegido, él quería hablar claro y hacer brillar su luz
abiertamente en el mundo. Él era impulsado por una misión interior, un poder más
grande, que lo guiaba a seguir su verdadero camino propio de traer un cambio en
el mundo. Me llevó muchos años y mucha angustia aceptar eso. Porque su aparición
levantó sospechas en el orden establecido y él estaba corriendo riesgos. Él
violaba ciertas reglas y límites y por lo tanto era desafiado e incluso
amenazado. Yo gradualmente tuve que soltar mi miedo y mi necesidad de
controlarlo, y hacer lugar para la
Luz única que él vino a traer
aquí.
En
sus términos terrenales, uno podría decir que yo tuve que soltar mi maternidad.
Yo tuve que soltar esa parte mía que tendía a ser ansiosa, dominante y
controladora. Hasta que finalmente me di cuenta de que él no era mi niño. Sí, él
había nacido a través mío, a través de mi cuerpo, pero él no era mío. Él era un alma madura por derecho
propio, queriendo moldear y crear su vida a su modo. Más aún, él era apoyado en
esto por poderes celestiales que sustentaban un camino especial para él. ¿Pero
esto no es verdad para todos nosotros? Para cada niño que viene a
la Tierra hay
un camino especial, su camino,
elegido por su alma. Esto ustedes lo tienen que comprender como madre, y
respetarlo. Tan pronto como un niño sale de su vientre, una tiene que aprender a
dejarlo ser y confiar en su
fuerza y capacidades innatas para resolver los asuntos que encontrará durante su
vida.
Finalmente,
fue elección de Jeshua el morir en la cruz. Él
permitió que esto suceda. Yo tenía que admitir el hecho de que era su decisión,
que correspondía al camino de su alma y que por lo tanto era apropiado. Yo lloré
lágrimas amargas y mi corazón se llenó de oscuridad y de desesperación mientras
lo observaba morir. No piensen que yo pude trascender mi sufrimiento fácilmente
y que pude estar en paz con lo que sucedía. Yo no era una santa. Fui devastada
por eso y en verdad fue mi ‘noche oscura del alma’. Al mismo tiempo, esta
experiencia me enseñó una gran verdad y finalmente me trajo una enorme
liberación. Pero esto vino después. La presencia de Jeshua en mi vida me elevó a un plano superior y al final yo
me permití a mí misma ser
elevada; éste fue mi acto más valiente en esa vida. La energía Crística que llegó a través de Jeshua me desafió a verlo morir en manos de asesinos
brutales y aún así confiar en ese poder superior, en esa sabiduría superior que
nos guía a todos.
Rendirme
yo misma y mi aflicción a esta fuente de sabiduría superior me despertó a
niveles profundos. Despertó mi ser superior e hizo que estuviese presente en
aquél entonces durante aquella vida terrestre. Yo comencé entonces a entender
verdaderamente que esa paz y libertad interior, la cual todos ustedes anhelan,
nunca puede ser alcanzada queriendo tener control sobre la vida. Sin embargo, la
maternidad en su cultura ha llegado a asociarse con tomar y controlar. Una buena
madre, se dice, pasa por el fuego y por el agua por sus niños y nunca deja de
luchar por ellos. Aunque el amor incondicional a veces toma forma de
perseverancia e implacabilidad, para mí la verdadera maternidad significaba que
yo soltara mis miedos y expectativas acerca de Jeshua. Mi mayor logro fue que yo solté a Jeshua y le permití ser quién él era. Sólo después pude
sentir la abrumadora belleza y pureza de quién él era y lo que él representaba.
Sólo entonces pude verdaderamente estar
ahí para él, como un igual, como un alma compañera, como una madre en
el sentido espiritual de la palabra. Ésta fue mi tarea más pesada: aprender a
ser una madre espiritual y a soltar las emociones de la madre
terrenal.
Cuando
yo morí en aquella vida y pasé a este reino, por un lado yo estaba cansada y
desgastada. Había experimentado tanto, había pasado por tantos altos y bajos
emocionales. Pero por otro lado, me sentía profundamente enriquecida. Una gran
Luz me había tocado y a través de ella mi ser superior fue capaz de venir y de
manifestarse en la Tierra.
Yo había soltado, finalmente yo había aceptado que las cosas
eran como eran. Me desprendí de mi maternidad terrenal (en el sentido de una
maternidad aprensiva, controladora) y me volví una madre en el sentido
espiritual.
Todos
ustedes están invitados a llegar a ser una madre espiritual para ustedes mismos.
Todos ustedes están luchando intensamente con ciertas partes suyas negativas.
Estos son bloqueos emocionales o creencias negativas acerca de ustedes mismos.
Traten de mirar eso con los ojos de una madre espiritual: no de una madre que
quiere resolverlo todo, sino de una madre que ve todo, que reconoce su energía única.
Una madre que no quiere cambiarlos sino que quiere honrarlos por lo que son.
Sientan por un momento esa clase
de energía maternal. Ustedes pueden sentir esta energía como algo que irradia
desde mí, pero que no es mío. Yo no soy dueña de esto. Es más como una vibración
o nivel de conciencia al cual yo tuve que ascender para liberarme. Es universal
y accesible a todos ustedes. Es su herencia, porque se espera que todos ustedes
lleguen a ser madres espirituales del niño Crístico
interior.
Ustedes
pueden acceder a la energía de la maternidad espiritual al dejar de tratar de
resolver sus problemas por un momento y tan sólo observarlos, dejándolos ser por
un tiempo. ¿Pueden ustedes agregar un sentimiento de amor y de aprecio por
ustedes mismos, mientras están
teniendo este problema? Ése es un comienzo.
Recuerden cómo una madre mira
a su recién nacido. Por un lado, está la intimidad de ser físicamente tan
cercano y por otro lado es como si ustedes miraran al niño desde una gran
distancia, porque ustedes están colmadas de reverencia y de admiración por el
verdadero milagro de este ser. Una criatura tan pequeña, y aún así entera y
completa, no sólo físicamente sino espiritualmente también. Un alma madura quien
va a seguir su verdadero camino propio en la vida. ¡Qué
milagro!
Ahora
atrévanse a mirarse de este modo. Creen cierta distancia hacia ustedes mismos y
dense cuenta de cómo ustedes han
estado caminando su verdadero camino propio, toda su vida, y cómo ustedes
siempre han tratado de construir una realidad satisfactoria para ustedes mismos.
Incluso cuando cometen errores, como ustedes les llaman, están tratando de hacer
lo mejor, de crear felicidad o de encontrar la salida al dolor y a la
desesperación. Dense un descanso por un momento y generosamente permítanse estos
errores. Ustedes no están aquí para ser perfectos. Eso sería totalmente aburrido
en realidad. Ustedes están aquí para vivir, para experimentar y para avanzar por sus
experiencias con una sensación de estar maravillado, incluso si son negativas.
Lo peor que puede pasarles siendo un ser humano es cuando no están más
en movimiento, cuando ya no están más abiertos a nuevas experiencias. Esto
sucede cuando ustedes tienen por dentro un problema o una creencia completamente
atascada. Siempre que se sientan completamente atascados y no crean tener
ninguna otra opción más que soportar pasivamente la miseria en su vida, entonces
ustedes están espiritualmente muertos. No hay más espacio, no hay aire para
respirar, no hay sensación de estar maravillado en su
vida.
Si
éste es el caso, traten de tomar cierta distancia de la situación o problema.
Traten de respirar alrededor de eso. Imaginen que el problema tiene un lugar en
su cuerpo, por ejemplo donde se siente tenso o doloroso, y dejen que su
respiración fluya fácilmente hacia ese lugar y rodéenlo con espacio. Sientan la
suave briza del aire rodeando la energía tensa y
acalambrada, y reconozcan la chispa original de su alma en ella. Es pura
conciencia y una sensación de estar maravillado. Recuerden que su estadía aquí
es sólo temporal, ¡no tomen esto
tan seriamente! Es un juego, un gran juego, y en un parpadeo del ojo
están de vuelta en el otro lado, y ustedes recuerdan. No necesitan hacerlo tan
pesado, esto es sólo un momento en el tiempo, aspiren espacio otra vez y
extiéndanse, ábranse y elévense sobre ese problema particular. Ustedes son mucho
más grandes que eso. Sientan cómo las cosas comienzan a moverse otra vez en el
espacio que han creado con su respiración.
Si sienten que es sumamente
imposible encontrar un espacio interior, traten de moverse físicamente. Hagan
cualquier cosa menos pensar en el problema. Salgan afuera, den un paseo,
enfoquen su atención en otra cosa, sólo para hacer que la energía se mueva, para
conectarse otra vez con el flujo de la respiración, con la sensación de estar
maravillado, con la
Luz que es suya. Dejar la mente a un lado les traerá nuevas
respuestas, nuevas perspectivas. Las respuestas nunca vienen de su deseo o de su
mente. Si ustedes insisten con “yo tengo que averiguar ahora qué es lo que
necesito hacer”, entonces ponen presión sobre ustedes mismos y se atascan. La
respuesta siempre viene de hacer que su conciencia se expanda y se abra, no de
limitarla y de enfocarla firme. Y si su mente es obsesiva e inquieta, y ustedes
se sienten incapaces de soltarse, muévanse físicamente — vayan a correr, a
caminar o a nadar, no importa qué es lo que hagan. El movimiento físico serena
la energía en su cabeza.
Al
conectarse por dentro con la madre espiritual, ustedes pueden darse otra vez
cierto espacio. Dan un paso atrás, sueltan la autocrítica y eso crea nuevo
espacio para Ser. A las cosas negativas también se les da espacio, ya que la
madre en ustedes comprende que ellas están ahí por una razón y que tienen un
origen determinado en el pasado. Cuando ustedes se sienten muy tristes y
desilusionados, imaginen la mano de una madre en su hombro. Sientan su toque
delicado y aún reconfortante. Una madre genuina tan solo tiene que mirarlos, y
ver a través de ustedes con una mirada, consolarlos. Permitan que este consuelo
esté con ustedes, descendiendo desde el cielo y ascendiendo desde lo profundo
dentro de ustedes. Tranquilícense, sepan que están bien: están haciendo lo mejor
que pueden y está bien cometer errores. Los errores son parte de este juego.
Dense cierta libertad para vivir:
para elegir, cometer errores y luego hacer nuevas elecciones. De esto se trata
vivir. De un continuo movimiento y crecimiento y descubrimiento y de un
sentimiento de asombro y admiración que acompaña a todo esto. El arte de vivir
es encontrar espacio para elegir en todo lo que les ocurre. Si ustedes
encuentran ese espacio en el cual tienen la libertad de escoger el modo en el
que experimentan algo, ustedes son un maestro de la vida en la Tierra. Las cosas se
alivianarán, incluso en circunstancias horrendas, y vendrán a ustedes respuestas
que ustedes (su mente) no habría esperado. Ustedes permiten que la magia de la
vida se haga cargo.
Yo
ahora resido en un reino de libertad y de alegría creativa. Las cargas de la
vida terrenal ya no están más sobre mí y yo disfruto de estar aquí como una
visita, conectándome con ustedes desde el corazón. Yo deseo inculcarles que
ustedes pueden participar de esta misma libertad y alegría, incluso mientras
están en la
Tierra, de una manera propia y única. La libertad está
disponible ahora para todos ustedes, si se atreven a soltar y a confiar en la
mano de amor que los guía. Ahora es tiempo de celebrar la vida. Permitan la luz,
el aire y el espacio dentro de su vida de modo que pueda fluir nuevamente según
el ritmo de su alma divina.
© Pamela
Kribbe
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El Manantial del Caduceo
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Nota en amor y respeto a todos :
Deseo dejar
plasmado en cada mensaje cuán importante es que cada uno aplique
su
DISCERNIMIENTO en todos los mensajes que reciben día a día, aún los
que yo
misma distribuyo, puesto que cada quien debe tomar lo que sea
necesario para
el momento que viva, y algunos mensajes simplemente se irán
a la papelera de
su computadora, pero otros, les darán una buena GUIA
en este tiempo de
tantos cambios y movimientos.
Tomen lo que les resuene y sirva, lo que
no, deséchenlo, y ante todo
recuerden que el Poder se encuentra dentro de
cada uno.
En el Nuevo Paradigma ya no somos seguidores de Gurúes,
Maestros Espirituales,
etc., lo único que debemos seguir es nuestro corazón,
nuestro DIOS interno,
nosotros mismos somos nuestros guías, nuestros
maestros,
TODO ABSOLUTAMENTE TODO ESTA DENTRO NUESTRO.
Siempre
disciernan sin juicio, sin crítica.
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Difusión
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