15 de Julio de 2008
Queridas Alianzas:
En Zumaia, instalado en la paz cara e inmensa de un monasterio lamido por el Cantábrico, tras la cita de Estella (www.foroespiritual.org), en vísperas de salir al encuentro con las 13 abuelas indígenas (www.arboledadegaia.es), antes de ponernos a corretear por las ecoaldeas (www.portaldorado.com), de sumarnos al Encuentro del Agua (www.lawebdelagua.com), a la Caravana de la Sanación (www.sintergeticanet.com) y al Acto "Contigo somos más paz" (www.fundacionananta.org), culmino estas líneas.
El verano que nos aguarda es vivo ejemplo de la Gran Comunión en
marcha. Diferentes grupos, movimientos y redes en colaboración y
compartir, testimoniando ya fraterna unión en la diversidad. Sobre esta
Gran Alianza que ya se ha puesto a caminar, versa el siguiente
artículo. Representa el último capítulo que me restaba del libro que
Editorial Nous (www.editorialnous.com) publica en breve y que se titula precisamente "La Gran Comunión".
En la obra abundo en la necesidad de atender al Plan de afuera y
adentro, a la Gran Trama que nos invita a buscarnos los unos a los
otros y así establecer vínculos cada vez más sólidos, redes cada vez
más amplias y así juntos progresar en la construcción del nuevo Cielo,
de la nueva Tierra. Son 16 capítulos como éste sólo para bendecir y
glorificar la unión emergente, unión anunciada y auspiciada por el
Cielo; 16 capítulos hilvanados con amor, para certificar que juntos,
con la ayuda superior, podemos iluminar la Tierra entera.
¡¡Feliz chapuzón a tod@s!!
Koldo
?

Asociación Alalba
Fe, Diálogo y Encuentro
www.portaldorado.com
www.foroespiritual.org
www.portaltierra.org
Saltar a dar
Sobran
las señales. Existe gran coincidencia en lo que respecta a lo decisivo
de los momentos que ahora vivimos. Resta por ver si esa trascendencia
se juega en la geografía de afuera o de adentro. Dicen que vienen
grandes olas. Poco importa calibrar la fuerza con la que arremeterán,
lo que importa es ser dignos de la nueva y ancha playa que tras ellas
se creará, del nuevo sol que nos alumbrará. Dicen que arreciarán
virulentos vientos. Poco importa la potencia con la que arrollarán, lo
que importa es el pilar de fortaleza y fe que podemos aquí y ahora cada
uno, con la ayuda del Cielo, ya manifestar. Poco importan los meses y
los años que restan a lo que ha de desaparecer, lo que importa es
ameritar participación en lo que ha de emerger.
Los calendarios, los
de antes más romanos y los de ahora más galácticos, podrían perder su
cuenta sin mayor trascendencia. Poco importa el baile de fechas de lo
que ha de venir. La ceremonia de la confusión y especulación agorera
vive su esplendor. Miramos los calendarios de las paredes ya con
números romanos, ya con glifos "nueva era" y sin embargo obviamos
auscultar el verdadero calendario de nuestras paredes de adentro.
Poco adelantamos con saber la hora de la transformación o iniciación
planetaria, mientras que aún no pongamos hora para nuestra iniciación
particular, mientras que posterguemos, una y otra vez, nuestros
desafíos de adentro. Prima afrontar nuestro propio 2012, preparar
nuestra propia transición a un estado de conciencia más elevado. El
Cielo, la Jerarquía observa con reservas la especulación sobre un
mañana que en realidad puede ser ahora. El presente invita a reparar en
la posibilidad de ser algo más que humanos. El ahora anima al salto del
"4" al "5" (1 Reino mineral, 2 Reino Vegetal, 3 Reino Animal…) , del
hombre al ángel, del que sólo recibe, al que comienza a pensar en clave
de dar.
Prima ensayarnos cada vez más decididamente en el servicio y el amor
incondicional. No hay otro pase hacia lo nuevo. De poco sirve poner
todos nuestros ojos en las cuentas calendáricas de afuera, si las
cuentas de adentro, que desembocan en nuestra iniciación en la entrega
y el dar, no observan progreso. Puede correr la aguja de afuera, pero
si la de adentro está detenida, no hay evolución. El Cielo observa
nuestro reloj interno, pues el reloj grande y cósmico de afuera ya lo
pusieron en marcha. Sólo en nosotros el cometido de ajuste de uno y
otro. ¿Qué importa el tránsito, desde Arriba ya programado, para antes
o después del 2012, cuando podemos situar aquí mismo y ahora nuestro
propia y definitiva hora, adoptar determinación de servir a la
Creación, de egresar en la Fraternidad de la entrega amorosa y genuina?
No hay otro despertar que volcarnos al dar. Porque durante existencias
hemos estado recibiendo, ahora se nos pide transitar a las esferas
superiores, acercarnos a los que sólo sirven. No hay otro desarrollo.
Ya podemos quemar todos los inciensos, ya puede estar el "Om" el día
entero clavado a nuestros labios, ya podemos afirmar haber encendido
todos nuestros chakras… Los colores que rodean nuestro cuerpo nos
delatan. Arriba sólo desean saber si estamos en condiciones de elevar
nuestra vibración, de sentir el alma grupal, de latir en clave
colectiva, de transformar nuestros días en un constante dar. Se nos
pide afrontar nuestra existencia en clave de entrega y compromiso con
el prójimo y así unirnos a los mundos superiores, a los reinos que
trabajan por y para el progreso de la Creación, por y para la
evolución de los reinos que nos anteceden.
La humanidad ha repetido una y otra vez el mismo error de adaptar las
creencias más sagradas a los intereses personales. Los credos bailan
a menudo al ritmo del beneficio particular, prescindiendo incluso de su
alineación con los valores universales. La nueva conciencia, no está
exenta de este error ancestral.
La filosofía basada en la necesidad de amarnos y cuidarnos a nosotros
mismos, tan propia de determinados círculos "new age", en muchos
casos, ha sido claramente perniciosa. Hemos marcado honda frontera,
cuando no abismo, a la vera de nosotros mismos y adornado nuestra
opción individualista con el discurso más "in", más supuestamente de
progreso. Así es como el pilar de la filosofía individualista del
sistema y del paradigma actual basado en el recibir, instaurado en el
interés propio, en aras del ajeno se perpetua entre nosotros, ahora sí,
con todas las bendiciones de una suerte de pretendida espiritualidad
muy en boga.
El presente y el pasado, la nueva era y la vieja, el ángel y el humano,
el "5" y el "4" sólo están separados por la divisoria del dar. ¿En qué
lado de esa única frontera nos queremos situar? ¿Queremos seguir en el
pasado, queremos que el mundo siga dando vueltas alrededor nuestro, o
dar nosotros vueltas con el mundo y el universo en constante evolución?
¿Estamos dispuestos a entregarnos y contribuir al progreso colectivo, a
que cada vez más hombres y mujeres alcancen mayor conciencia y
felicidad, o nos queremos limitar a nuestra propia y exclusiva
realización?
No hay escándalo por la absoluta tergiversación en círculos "nueva
conciencia" de los valores y leyes superiores. Desconocimiento o
interés, el caso es que cunde la desorientación en torno a cuestiones
fundamentales. El desconocimiento de estas pautas superiores y eternas
permite el progreso de la decadencia, del pensamiento flojo y egoísta,
la perpetuación del engaño. Cunde la confusión en dominios como el
sexo, la economía, la democratización del lenguaje, del conocimiento…
Pocas veces se pregona el compromiso de entrega y de donación en todos
estos ámbitos.
Pongo en cuestión a continuación arraigados presupuestos del
pensamiento "nueva era" que, en mi humilde opinión, no se avienen con
nuestra vocación última de dar y que en esa medida no facilitan la red,
la comunión.
Aro sagrado de la pareja
La pareja representa la primera red, el primer aro del amor y el
compromiso. Si ésta se quiebra, la sociedad se desmembra. La pareja
fertilizada por el amor fertiliza el mundo. Sobre la unidad familiar se
construyen las otras unidades. La familia es el primer ámbito de
fraternidad, de compromiso y entrega, a partir del cual, la sociedad se
construye y articula.
La fidelidad no es valor en boga, sin embargo es un valor superior y
eterno que sienta bases del orden, la armonía y la felicidad. El
compromiso para con la pareja implica forjar voluntades. Vencer al
deseo inferior tampoco va de moda.
En el ámbito de la sexualidad prima también el dar sobre el tomar. Aquí
dar significa contemplar la belleza que se manifiesta a nuestro
alrededor para exaltarla, para sublimarla…, no para aprovecharnos
personalmente de ella. Aquí dar significa ayudar a ascender y
progresar, respetar, enaltecer, bendecir el misterio sagrado de los
cuerpos y las almas que Dios hace manifiestos en nuestro camino, sin
ánimo de apropiación.
Sin embargo se generaliza el pensamiento en clave de tomar, de
"servirnos de" y no de "servir a". Si no hay amor y entrega, no hay
compromiso, si no hay compromiso, no hay fidelidad, si la pareja no
perdura, se desarticula la sociedad… Es preciso salvaguardar la primera
red natural, que representa la pareja y a partir de la cual se
articulan otras redes orgánicas.
Cierta y extendida filosofía "nueva era" ha saltado las pautas sociales
del compromiso arraigado en la sociedad tradicional y retrocedido al
"todo vale" para simplemente poder nutrir al ego. Se rompen los frenos
tradicionales con la excusa de que coartaban una necesaria liberación.
Siempre está la opción de sacralizar lo que interesa en exclusiva a
nuestro ego y así evitar eventuales problemas de conciencia. Podremos
enfangarnos, pensar sólo en recibir, en la satisfacción de nuestros
apetitos inferiores, que no pasa nada, pues estamos practicando
"tantra" o "sexo sagrado"... Tras estas socorridas palabras podemos
esconder deseos y apetitos que tan sólo buscan recibir y saciar unos
cuerpos siempre hambrientos.
Economía
Igualmente tras el dislate de la palabra "abundancia" podemos esconder
todos nuestros más bajos instintos de enriquecimiento a costa del
prójimo. Sólo hay una economía superior, solidaria en este y en el más
remoto planeta del universo, aquella que piensa primero en clave de
dar, de entregar, de satisfacer las necesidades de todos… De nuevo en
este ámbito nos esforzamos en crear una filosofía adornada de las
mejores palabras, para sustentar unos relaciones basadas en el recibir,
en el beneficio propio. Crear un círculo, "una burbuja", una red… para
el incremento de una cuenta bancaria particular, puede ser muy legítimo
siempre que comencemos a llamar las cosas por su nombre: lucro
personal. Las relaciones de confianza tejidas a partir de un mismo
palpitar emancipador y liberador, no se pueden devaluar para
implementar en su ámbito iniciativas de beneficio propio.
Desde el momento que asumimos la unidad de la Creación, los principios
de fraternidad humana y filiación divina, la prosperidad sólo se
podrá entender en clave colectiva. No puedo prosperar si el otro no
prospera conmigo, no existe la prosperidad individual en los mundos
superiores. Encarnamos en la Tierra para precisamente aprender esa
lección de comenzar a pensar y sentir en clave colectiva. Las
iniciativas económicas, que disfrazadas de verbo "nueva era", sólo
reparan en beneficio propio, flaco favor proporcionan al avance de la
conciencia colectiva.
Por lo demás, no contribuimos a la Gran Alianza cuando cerramos los
círculos, cuando ponemos un precio excesivo para poder participar en
trabajos de sanación, de ceremonia, de enseñanza, de palabra… La Gran
Comunión cuestiona las fronteras que coloca la avidez de dinero.
Lenguaje
Otro aspecto en el que se prodiga la confusión es el del lenguaje en
las comunicaciones y enseñanza. Abundar en lo sencillo y natural con
palabras complicadas, implica retener conocimiento para engrandecer
orgullo. La enseñanza se ha de impartir con el lenguaje más asequible.
El agua viva del conocimiento debe correr con el menor impedimento.
Son tiempos de gestar amplias alianzas en aras de un nuevo Cielo y una
nueva Tierra, para ello el lenguaje deberá estar a la altura de estas
circunstancias de urgencia. Ensanchar red, agrandar el ámbito de
relaciones entre los servidores del mundo, implica necesariamente
búsqueda de un lenguaje también amplio y universal. Huelga el lenguaje
esotérico asequible sólo a los menos. Para participar en la gran Obra
Colectiva, para sumarse al Trabajo Uno, no es preciso doctorarse en
esoterismo. Dominio de ocultismo no da grado. Basta estar mínimamente
ubicados, basta intuir la razón última de nuestra presencia en la
Tierra.
Dar para engrandecer la comunión
La Gran Comunión sólo se puede conformar a partir de la disposición
de sus integrantes a dar, desde la consagración a altos ideales en
favor de la humanidad. La entrega es indispensable para tejer la Red.
Damos y en esa medida se crean vínculos y relaciones fraternas. Desde
la actitud de la exclusiva búsqueda del recibir, sólo se pueden tejer
vínculos de interés personal, simulacros de red condenada a saltar en
la primera dificultad. Tejamos pues redes sólidas a partir de la
confianza que generan las almas que se dan por entero.
Del libro "La Gran Comunión"
Editorial Nous (www.editorialnous.com)
Próxima aparición