 | Asunto: | [redluzargentina] 3. Lluvias - Los Ángeles en la Vida Oculta de la Natur aleza - 3/5 | Fecha: | Sabado, 9 de Agosto, 2008 14:10:19 (-0300) | Autor: | Sabiduría Arcana <bvr @..........ar>
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Los
Ángeles en la Vida Oculta de la Naturaleza
"Todos los fenómenos
realizados en la vida de la Naturaleza son de carácter eléctrico y en su base
oculta se halla como siempre la misteriosa e incomprensible actividad dévica.
Tales fenómenos son de dos clases principales:
a.
Geológicos, como las erupciones volcánicas, los terremotos, los
desprendimientos de tierras, etc.
b.
Atmosféricos, como las lluvias, el viento, el rayo, el trueno,
etc.
Examinemos
esotéricamente cómo se producen:
3. Lluvias
De la misma manera
que las galerías, cuevas y subterráneos construidos
por los poderosos Devas de la Tierra tienen por objeto
facilitar la respiración del gigantesco cuerpo del planeta, las lluvias en
todas sus posibles expresiones, desde las más finas a los más espectaculares
aguaceros que preceden a las grandes inundaciones, tienen
como finalidad la irrigación de la superficie del suelo con vistas a conservar
en el aura planetaria el suficiente grado de humedad para poder contrarrestar
los peligros de una atmósfera demasiado seca para los seres vivientes, tal
como ocurre, por ejemplo, en los desiertos y en las zonas tórridas del
planeta, realmente inhóspitas y en donde el agua o la humedad se hacen
realmente imprescindibles si ha de existir una remota posibilidad de vida
vegetal, animal o humana.
En las llamadas
regiones templadas la humedad del suelo es necesaria para la buena marcha de
los cultivos y para mantener un adecuado nivel de fecundidad terrestre, la
cual es técnicamente humedad, es decir, la labor mancomunada de los espíritus de la tierra y de los devas del agua. La
lluvia, como fenómeno natural, es, como todos sabemos, el resultado de la
evaporación del elemento líquido planetario proveniente de los mares, de los
ríos, de los lagos, etc. Sin embargo, visto esotéricamente, este fenómeno
obedece a la interacción de los devas del agua y del
aire, de las ondinas y de los
silfos, así como de los agnis, operando
conjuntamente para evaporar el agua y mantenerla en suspensión en ciertos
niveles de la atmósfera, hasta que apropiadas condiciones provocadas en la
superficie de la tierra por los espíritus dévicos, que en el
suelo tienen su vida y razón de ser, determinan la liberación del agua
mantenida en suspensión en forma de nubes y se produce la lluvia.
Cuando las partículas
de agua suspendidas en la atmósfera se hallan en zonas muy elevadas, el frío
allí reinante las congela y en vez de caer en forma de lluvia lo hacen en
forma de nieve o de granizo. La congelación es un misterio
geométrico en manos de una especie particular de Silfos
habitantes de las regiones más elevadas de la atmósfera. Poseen el secreto de
las líneas de fuerza del agua, las cuales atraviesan con arte mágico, de
manera similar a como los Agnis del Fuego atraviesan los
espacios vacíos que dejan los devas del aire en el espacio
para que puedan proyectar el rayo. Al atravesar aquellos caminos acuosos,
utilizando un poder especial que les es inherente, los Silfos de los
altos niveles, a quienes esotéricamente se les denomina “Señores del
Frío”, congelan el agua mediante un indescriptible proceso mágico que consiste
en “dibujar etéricamente” en el seno de la misma aquellas formas geométricas,
de inimitable belleza, que pueden ser observadas al examinar un copo de nieve
o una partícula de granizo. Esta explicación aparecerá como muy vaga y
nebulosa a las personas que no poseen todavía clarividencia etérica, pero el examen de un copo de nieve
al microscopio podrá darles una idea de la calidad impresionante del grupo de
artistas invisibles actuantes en niveles ocultos de la Naturaleza a la vista
de la bella y delicada estructura de las formas geométricas que lo
componen.
Ahora bien, siguiendo el curso de nuestro estudio deberemos
considerar que las inundaciones, las peligrosas
trombas marinas, las tempestades en los océanos, etc.,
indican siempre una interacción entre los Señores del Agua y del
Viento, siguiendo las líneas marcadas por los Ángeles
superiores del Plano físico que comandan los elementos etéricos que
lo integran. Hay que darse cuenta, sin embargo, que la Ley del Karma preside
el entero proceso de la vida en la Naturaleza y reconocer humildemente que
esta Voluntad Kármica está más allá y por encima de los deseos humanos y no
puede ser quebrantada ni evitada, a menos que se posea un elevado grado de
poder sobre los elementos etéricos que integran la vida de los reinos y de las
especies. La evolución actual del ser humano, en los distintos estratos
sociales de la humanidad, le impide comprender el alcance infinito de tal ley
y “contrarrestar creadoramente” los efectos de la actividad kármica, de la
cual los Devas son los directos mensajeros y ajustadores.
Sin embargo, hombres de elevada
integración espiritual y dotados de poderes mágicos pueden manejar
adecuadamente la parte de Voluntad de Dios que les corresponde y verificar, si
tal es su voluntad y albedrío, el prodigio de la lluvia o del viento,
indicando con ello el poder que tienen sobre cierto grupo de devas del
agua y del aire. El conocimiento esotérico de la
Magia y el sabio cumplimiento de la Ley pueden actuar
inteligentemente sobre los éteres y obtener adecuadas respuestas de parte de
sus moradores, los Devas.
No existen, en este
caso, lo que el vulgo denomina “milagros”, sino única y exclusivamente el
conocimiento científico de las causas que producen determinados efectos o
“fenómenos”. En todo caso habremos de volver una y otra vez al aspecto
invocativo al que hicimos referencia en otras partes de este Tratado,
ya que toda corriente invocativa a través de la mente atrae la atención de los
devas, siendo prácticamente evidenciado así el conocido aforismo esotérico
“La Energía sigue al
Pensamiento”.
Fuente del artículo:
Asociación Vicente Beltrán Anglada. Páginas:
156-158
Vicente
Beltrán Anglada
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