ILUMINAR EL CAMINO.
Cuando está tan oscuro por fuera, como
en estos tiempos, uno tiende a refugiarse en la luminosidad del mundo
interior.
Los ojos son faros de luz, no proyectores
de miedos y prejuicios.
Cuando abres los ojos por dentro te
das cuenta que la realidad es un espejismo. Un espejismo creado para
desviar tu atención. Para que vivas preocupado y angustiado. Para que
pierdas la esperanza y la fe. Para que creas que la vida se acaba, que
la muerte es el fin.
La respuesta no está afuera, en el
mundo de las apariencias, nunca estuvo allí.
Nadie es del todo bueno ni malo. Nadie
es suficientemente inocente ni culpable. Nadie tiene al final de cuentas
la razón. El camino del juicio es en realidad un desfiladero.
La única salida posible es iluminar
el propio camino, desde el corazón. Agradecer cada paso, cada tropezón
y cada caída.
Si uno agradece su camino puede obtener
la sabiduría ya ganada por haberlo andado. Al agradecer el camino uno
se hace sabio de su propio destino.
Es como manejar de noche pero con las
luces encendidas.
Gracias.
Santiago Pando.