From:
Alain Rouvrais et Cécilia Luvecce
Claves
De La
Prosperidad
Extraído del
libro La buena
suerte
Los
nueve principios de W. Dyer para co-crear tu vida
1.
Es necesario que uno mismo la cree: ¡Quién si no! La suerte en general no dura
mucho tiempo, pero si hablamos de la buena suerte, la que nace de la
responsabilidad sobre la propia vida, ésa dura siempre, porque la creas tú
mismo.
2.
Hay que ir en su busca: Hay mucha gente que quiere tener buena suerte, pero
pocos los que deciden ir a por ella. Siempre hay más gente dispuesta a invertir
en los juegos de azar que la que se propone trabajar para sacar una idea
adelante y que, con ese esfuerzo, prospere.
3.
Es fundamental fijarse y aprender de los errores: Si ahora no tienes buena
suerte, tal vez sea porque las circunstancias son las de siempre. Para que
aparezca la buena suerte es conveniente crear nuevas circunstancias y lo mejor para ello es
fijarse en los errores. Si te fijas sólo en lo correcto te encontrarás en la
misma situación una y otra vez. El error es la base del cambio y eso es
importantísimo. Charles Darwin, por ejemplo, siempre llevaba una libreta encima
para anotar todo aquello que no le cuadraba. Sabía que, de lo contrario, el
subconsciente haría que lo olvidara. Darwin entendió que inspirándose en el
error podría conseguir su objetivo.
4.
Se debe ser generoso: “Preparar
las circunstancias de la buena suerte no es buscar únicamente el beneficio
propio. Crear circunstancias para que otros también ganen atrae la buena suerte.
Éste es uno de los principios más importantes, porque cuanto más das, más
recibes, es como el efecto boomerang.
5.
No dejar nada para mañana. Si dejas para mañana la preparación de las
circunstancias, la buena suerte quizá nunca llegue. Crearlas requiere dar un
primer paso... ¡Dalo hoy! Y es que lo contrario de la
oportunidad es la
incapacidad de aprovechar lo que tienes delante
ahora.
6.
Se debe buscar en los pequeños detalles, en las circunstancias aparentemente
innecesarias pero imprescindibles. Hay que estar muy alerta, porque siempre hay
un pequeño detalle que desvela la esencia del cambio, lo que te da buena suerte
puede estar ahí. Es lo que le pasó a Alexander Fleming. El moho lo habían visto
todos sus colegas, pero él fue el único que lo puso en el microscopio. Pocos
años antes de morir,
aseguraba que no había hecho nada y que su único mérito
fue no ignorar aquella sugerente capa de moho. Los grandes genios han sido
aquellos capaces de hacer algo nuevo con lo que era evidente. Han puesto de
manifiesto obviedades que otros no habían sido capaces de ver. Muchas veces
los detalles pasan desapercibidos porque no se tiene la actitud adecuada. Si
piensas que las cosas pasan porque sí, no ves nada más. Los detalles tienen una
capacidad de cambio definitiva, igual que el error.
7.
No preocuparse por el azar. A los que sólo creen en el azar, crear
circunstancias les parece absurdo. A los que crean circunstancias el azar no les
preocupa.
8.
Desconfiar de quien vende suerte. Nadie puede vender suerte. La buena suerte no
se vende. Ahí está la lotería: la probabilidad de que te toque es casi cero.
Cada tres o cuatro semanas hay alguien que consigue
mucho dinero, pero
piensa en la cantidad de gente que ha jugado. Sin embargo, ese afortunado
alimenta las esperanzas de los millones de personas que se creen que el calvo
que sopla pelotitas en el aire se les
aparecerá. En realidad, lo que pasa es
que a veces tenemos tantas ganas de realizar nuestro sueño que caemos rendidos
ante cualquier persona que pase por delante y nos diga que él lo hará por
nosotros.
9.
Hay que ser paciente y perseverante. Cuando ya hayas creado todas las
circunstancias, ten paciencia, no abandones. Para que la buena suerte llegue,
confía. Hay que tener fe en lo que estás haciendo y tienes que creértelo para
verlo y no al revés. La fórmula mágica para nosotros es: imaginación por deseo
igual a realidad. El inconsciente no diferencia lo que es real de lo que no lo
es. La imaginación es inmediata, imaginar da mucha energía y activa los
mecanismos de percepción selectiva que te llevan a que aquello sea más fácil que
se produzca. Además, la fe tiene mucho que ver con la capacidad de anticipar el
resultado.
10.
La oportunidad siempre está ahí. Crear buena suerte es preparar las
circunstancias para la oportunidad, pero la oportunidad no es cuestión de suerte
o azar: ¡siempre está ahí! El mundo está lleno de oportunidades pero, claro, hay
que buscarlas. Si no estás preparado, las circunstancias son neutras, pero si lo
estás y tienes el coraje de dar un paso adelante estamos convencidos de que hay
muchas más oportunidades que amenazas, la cuestión es dar el paso y romper la
frontera, que muchas veces está definida por el miedo al
fracaso.