La vida humana está y siempre ha estado en el centro
de la gran batalla entre el bien y el mal, entre la Luz y las
tinieblas. La batalla entre la "Cultura de la Vida" y la "cultura de
la muerte".
Sólo Satanás puede gozar en
la destrucción de los vivientes: por su envidia la muerte entró en
el mundo (cf. Sb 2, 24). Satanás, que es "homicida desde el
principio", y también "mentiroso y padre de la mentira" (Jn 8, 44),
engañando al hombre, lo conduce a los confines del pecado y de la
muerte, presentadolos muchas veces como logros o frutos de vida.
Desde el principio de la
historia humana uno de los mayores engaños del demonio ha sido la
instigación de asesinatos rituales de hombres, mujeres y niños, en
sacrificios humanos ofrecidos a diferentes 'dioses' paganos
(demonios). Siendo el de niños inocentes el mas deplorable de todos.
Podemos leer en el libro de
Levítico como Dios le habla a Moisés sobre el serio crimen de
ofrecer niños a Moloch, refiriéndose a la costumbre caananita de
sacrificar niños al dios Moloch. Las pequeñas víctimas eran
ejecutadas y luego incineradas. (Lev 20,1-5 y 18,21).
En el continente americano,
hace cinco siglos, crueles sacrificios humanos eran realizados en el
imperio azteca. En la mayoria de los casos los rituales incluían el
canibalismo de los miembros de las víctimas. Gran parte de ellos
eran cautivos o esclavos y ademas de hombres incluían mujeres y
niños pequeños.
Nunca se sabrá quizás con
exactitud cuantos fueron sacrificados. Los cálculos mas
conservadores empiezan desde 20 o 50 mil al año. Mas recientemente
Woodrow Borah, posiblemente la mayor autoridad en la demografía de
Mexico al tiempo de la conquista, ha revisado en detalle y llevado
los numeros estimados de personas sacrificadas en Mexico central en
el siglo quince a 250.000 por año.
Los
pechos eran cortados y los corazones arrancados. Ilustración
en códice azteca. | Varios métodos eran usados. A las
víctimas se les abría el pecho con cuchillos de lava volcánica y se
les extraían los corazones aun palpitando, o eran decapitados, o
acribillados con flechas, apedreados, o despellejados vivos, o
enterrados vivos. O una combinación de estos.
Quizás el método mas popular
era el llevar a las victimas al tope de las pirámides, donde eran
acostados sobre una piedra plana. Allí los sacerdotes les abrían el
pecho con un cuchillo ceremonial y su corazón era arrancado mientras
aún palpitaba. Los cuerpos inertes eran entonces arrojados abajo por
las empinadas escalinatas de las pirámides.
Luego que los cuerpos, o las
partes de ellos, llegaban al pie de las pirámides despues de un
descenso con contorsiones grotescas, los sacerdotes removían las
extremidades, las que eran luego cocinadas y comidas. Las manos y
los muslos eran considerados especialmente deliciosos. Las cabezas
eran colocadas en gigantezcos armazones de madera, donde permanecían
en exibición.
Los dos 'dioses' principales
del panteón azteca a quienes se realizaban la mayoría de los
sacrificios eran Huitzilopochtli y Tezcatlipoca. Sus 'sacerdotes' se
pintaban su cuerpo de negro; su cabello, que nunca se habían
cortado, estaba permanentemente empastado con sangre seca. Sus
dientes estaban afilados en puntas agudas.
Luego
de matada, la victima es cocinada y comida. Ilustración en
códice azteca. | Todos esos asesinatos rituales
alcanzaron su cúspide en 1487, cuando para la dedicación de un nuevo
templo a Huitzilopochtli en Tenochtitlán (actual ciudad de México),
en una ceremonia que duró 4 días y cuatro noches, bajo el constante
tañido de gigantescos tambores de piel de serpiente, el gobernante
azteca Tlacaellel presidió el sacrificio de mas de 80.000
cautivos.
Los niños eran victimas
frequentes de los sacrificios, en parte porque eran considerados
puros e impolutos.
En el año 2002, el
arqueólogo del gobierno mexicano Juan Alberto Román Berrelleza
anunció los resultados de exámenes forenses a los huesos de 42
niños, en su mayoría varoncitos de unos 6 años, sacrificados durante
una sequía en el Templo Mayor de la Ciudad de México, el principal
centro religioso azteca. Todos compartían una característica: caries
avanzadas, abscesos o infecciones óseas suficientemente dolorosas
como para hacerlos llorar. "Se consideraba un presagio propicio que
llorasen mucho en el momento del sacrificio" que probablemente se
ejecutaba degollándolos, precisó Román Berrelleza.
El historiador nativo
mexicano del siglo 16 Ixtlilxochitl estimaba que uno de cada cinco
niños en México fué sacrificado.
Nuestra Señora de Guadalupe, Coatlaxopeuh,
aplastó esta serpiente en 1531.
Hoy nos encontramos nosotros
mismos en medio de un enorme y dramático conflicto entre el bien y
el mal, la vida y la muerte, la "cultura de vida" y la "cultura de
la muerte".
Nuestra Señora rescatando a los niños de las acechanzas
del demonio. | Juan Pablo II afirmó en Denver, en
ocasión del 8vo Día Mundial de la Juventud, "Con el tiempo, las
amenazas contra la vida no disminuyen. Al contrario, adquieren
dimensiones enormes. No se trata sólo de amenazas procedentes del
exterior, de las fuerzas de la naturaleza o de los "Caínes" que
asesinan a los "Abeles"; no, se trata de amenazas programadas de
manera científica y sistemática. El siglo XX será considerado una
época de ataques masivos contra la vida, una serie interminable de
guerras y una destrucción permanente de vidas humanas inocentes. Los
falsos profetas y los falsos maestros han logrado el mayor éxito
posible".
Hoy día, millones de bebés
aún en el vientre de sus madres son matados cada año alrededor del
mundo, en procedimientos que en algunos países no solo son legales
sino también apoyados y financiados por sus gobernantes. En muchos
casos los procedimientos siguen la misma secuencia que los
sacrificios al dios Moloch: el asesinato y luego la cremación de los
pequeños niños.
Tan solo en los Estados
Unidos de América, país que mantiene estadísticas de los abortos,
vecino inmediato de las tierras que nuestra Señora visitara, mas de
un millón de niños son matados cada año. 32 millones de abortos
fueron realizados en ese país solamente durante los primeros 20 años
luego que los procedimientos fueran legalizados por la Suprema Corte
en 1973.
Estas matanzas de hoy, que
hacen parecer casi insignificantes el número de sacrificios de los
aztecas, ya no son ejecutadas a cielo abierto y bajo el sol, al tope
de pirámides en el centro de las ciudades para ser vistas por todo
el pueblo, ante el batir de tambores que se escuchaban por
kilómetros, sino en siniestros cuartos escondidos y silenciosos de
clínicas 'médicas', ocultados de la vista de todos salvo de las
personas a las que les toca ejecutar los procedimientos.
Como en los tiempos de los
aztecas o mayas, variedad de metodos son usados. Aspiraciones (o
MVA), D&C ("dilation and suctions curettage"), "saline
amniocentesis", "D&E", succiones cerebrales o "D&X", etc.
Por el método D&E,
pinzas especiales son utilizadas ya que los huesitos del bebé estan
ya calcificados, como es el cráneo. La enfermera inserta el
instrumento a través del útero, toma una pierna u otra parte del
cuerpo del bebé, y con un movimiento giratorio lo arranca y extrae
del útero. Esto es repetido hasta que todas las partes del
cuerpecito son extraídas. La columna vertebral debe ser quebrada y
el craneo aplastado primero para poder extraerlos. Es parte muy
importante del trabajo de la enfermera o médico el re-armar sobre
una bandeja todas las partes del cuerpo extraído, para asegurarse
que ninguna parte ha quedado dentro de la madre.
En el método "D&X",
usado durante el segundo o tercer trimestre de embarazo, las piernas
del bebé son ubicadas y tomadas con forceps.
Luego la enfermera o doctor tira
de las piernas hacia afuera, y el bebé es extraído, hasta la cabeza.
Con la cabeza aun intacta dentro de la vagina (la cabeza a esta
altura del embarazo es muy grande para pasar por el cervix), la
enfermera inserta tijeras quirúrgicas dentro de la base del craneo,
y abre las puntas de la tijera. Un catheter de succión es entonces
introducido en el craneo, y el cerebro es succionado. El cráneo
entonces ya sin el cerebro puede colapsarse hasta que la cabeza del
bebé puede pasar a través del cervix de la madre.
Los cuerpecitos muertos de
las victimas son luego arrojados a la basura, incinerados, o
enviados para ser usados en investigaciones que, bajo el pretexto
del progreso científico o médico, reducen en realidad la vida humana
a simple "material biológico" del que se puede disponer libremente.
Rogemos que la Mujer vestida con el
sol, en la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, Protectora de los
aún no nacidos, aplaste esta serpiente otra vez, con su profundo
mensaje de Amor y Compasión.
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