Familia y aborto
LAS "BRASAS ARDIENTES" DEL
ESOTERISMO
Nadie en su sano juicio trataría de tomar
en su mano el rescoldo que salta de la chimenea hogar, la brasa de carbón que se
desprende de nuestro sudamericano asado. Y si, por mala ventura, cae
sobre nuestros cuerpos hacemos frenéticos aspavientos para quitárnosla, cual
molinos de viento convocando a intangibles Quijotes. Nadie toma una brasa
ardiente en su mano; la evita o se desprende de ella. Y lo mismo pasa con
algunos temas urticantemente sociales y profundamente esotéricos. Como ciertos
matices de las instituciones familiares, o el poco "políticamente correcto"
drama del aborto. Pero es precisamente por ello, por el poco compromiso social
de otros esoteristas poco dispuestos a extenderse en cuestiones difíciles (pero
siempre accesibles a sumar líneas en cuanto devaneo metafísico abstracto,
facilista o light se les cruce por ahí), es que suscribo estas líneas
desde un lugar humanamente falible, sin duda. Pero echando las cartas sobre la
mesa. Y no son las del Tarot.
La familia
"Soy defensor del matrimonio. Tanto, que me casé siete
veces"
Groucho Marx
Célula de la sociedad. Sí. Contención de
las criaturas, siempre sedientas de amor, también. El estado perfecto del ser
humano: No.
No caeré en un behavourismo de pacotilla.
No cederé a la tentación filodarwinista de decir tonterías tales como que el
amor a los hijos es sólo la metabolización supraconsciente de la protección que
todo mamífero hace de sus siempre escasas y desvalidas crías a diferencia de los
reptiles que, por caso, las tienen a mogollón y autosuficientes desde el vamos.
Sólo escribiré señalando dos obviedades. Una, la institución familiar
tradicional está en crisis. Dos, esa institución es funcional al Sistema y no al
Individuo.
¿Cuántos de nuestros lectores no han
soportado la mirada triste de familiares ante su desgano a casarse? ¿Cuántas de
nuestras lectoras no han cargado con el estigma social al elegir no ser madres?
¿Alguien puede negar que desde la cuna la Sociedad conculca como el "estado
ideal" el cliché de "casado con hijos"? "Sentar cabeza" es casarse. Ergo, un/a
soltero/a o separado/a es un/a "descocado/a" (y para algunos fundamentalistas,
un/a descerebrado/a). No se dice explícitamente (bah, sí se
dice en ocasiones) pero es un meme (¿recuerdan mi
artículo "La Intoxicación en las Paraciencias. Memética e Illuminati"? [1]); cae
implícitamente por su propio peso.
Es que está bien que la gente se agrupe en
familias, ame la vida conyugal y disfrute de esos bucólicos placeres. Lo que
está mal y es de hecho poco espiritual, es creer que es la única lectura
posible. Porque el Esoterismo, con su especial hincapié en la autorrealización
señala (y ya lo adelanté en "Evolución
Espiritual y Desengaños Afectivos"
[2])
que el crecimiento espiritual es forzosa y necesariamente individual, y que nada
obliga aun a nuestros seres queridos a hacerlo al pairo de nosotros.
¿Recuerdan el "síndrome del pájaro
pintado"? Crecer es doloroso y solitario. Y siempre uno elige. Si no se está
preparado a correr el riesgo de moverse en la línea de la vida (cuando quizás
quienes están a nuestro derredor opten por permanecer inmóviles), más vale
quedarse quieto y resignarse. Comprendiendo y aceptando que la institución que
abrigó también coarta. Porque en el tiempo las personas mutan y ya saben, ni
ustedes son lo que fueron ni la persona de la que se enamoraron lo es. Ya sé: es
el momento de acudir a otros memes:
- "El amor se transforma en respeto y
compañerismo".
- "No me separo para no hacer sufrir a los
hijos".
- "¿Y perder todo lo que
tengo?".
- "¡Cambiar a esta altura de la
vida!".
... y un interminable etcétera.
No vale mucho la pena agotarse en refutar
cada uno de estos "argumentos". En el primero, el amor es el amor y por él
tomaríamos el cielo por asalto si fuese necesario, pero cualquier excusa
que lo sustituya es mera hojarasca arrastrada por el viento de la vida.
Los hijos son hijos, no imbéciles. Y más vale contar
con la mitad de algo, que con el todo de nada, sin olvidar que
cada día es el primer día del resto de nuestras vidas, y está todo por
hacerse.
La vida en familia está pero que muy bien.
Y sin ella, también, si es lo que se desea, si se comprende que "mujer" es mucho
más que la sumatoria de "esposa" y "madre", por caso. Y que el
Sistema necesita que no nos demos cuenta de eso, porque seremos
mejores engranajes productivos si lo ignoramos. La mujer casada
(hablo de la mujer prisionera de la institución, no de la felizmente maternal a
secas) continúa así la consigna subyugante de un Jehová bíblico sugestivamente
colérico, machista y represor. De una sociedad judeocristiana donde había que
mutilar a la Diosa Arquetípica, a las fuerzas lunares de un poderoso matriarcado
primordial (ver "La doble moral de las Iglesias: Redescubriendo la Diosa
Primordial" [3]). De pronto irrumpe la Era de Acuario y la consigna es libertad
para la mujer y organicemos otras estructuras
familiares. Hoy puede haber familias absolutamente normales sin papá o sin mamá,
con dos papás, con dos mamás, los míos, los tuyos, los nuestros... ¿quién
sentará cátedra de lo sano o insano? ¿Cuándo terminarán con la hipocresía de
sostener que los hijos de matrimonios separados sufren y tienen trastornos de
conducta o aprendizaje, disimulando mefistofélicamente el hecho de que
si sufren y tienen trastornos muchas veces se debe al dedo señalador de una
sociedad moralina? ¿Quiénes serán? ¿Las Iglesias todas, cinturones de
castidad de cerrojo oxidado y llave extraviada del libre pensamiento?
Pero no. El hombre debe casarse y fundar
una familia para ser "completo". La mujer, obvio, también. Y asesinar ambos
otros proyectos: de estudio, de trabajo, de viajes, de afrontar alegremente
riesgos, de crear porque, claro, a cierta edad basta de
"fantasías" (alguien olvidó en el camino el dato cierto de que las realidades
tangibles de hoy se construyeron a partir de las fantasías de otros ayer). A
sentar cabeza. Y producir, claro. Bienes, dinero, hijos, necesidades,
compromisos. Suena pinkfloydiano (pero no erróneo) decir que debe
convertirse en otro ladrillo en la pared.
Me curo en salud: mucha gente felizmente
integrada en matrimonio vive realizada. Vale. Sólo que igual "valor" debe darse
a quien se realiza desde otro lugar, a sabiendas de que su camino será
igualmente válido en el plano espiritual. Y esto es lo único que le
importa al Universo.
El aborto
Muchas veces me han pedido una opinión
sobre el aborto. Por fortuna, tengo dos.
La primera. Soy defensor
del aborto. Y lo soy porque sostengo razones tanto biológicas como herméticas.
Las biológicas (otra vez, voy a ser poco "políticamente correcto", pero ustedes
ya me conocen): el feto es, técnicamente, un parásito. ¡Aguarden, no golpeen así
su computadora! Uno también es papá así que sabe por propia experiencia que la
primera reacción puede ser de repugnancia, pero reflexionen: ese cuerpito
respira a través de la madre, se alimenta de la madre, existe porque hay un
cordón umbilical que le da razón de ser. ¿En qué momento es autónomo? Cuando
nace, y nacer es cortar el cordón umbilical, respirar por sus propios medios y
alimentarse y excretar también. Esotéricamente, allí comienza la vida
del ser humano. Es en el momento de su primera respiración cuando
ingresa el "präna" con el oxígeno y se organiza su
campo bioplasmático, su huevo áurico. Hasta entonces, la estructura energética
del feto no es distinta a la de cualquier otro órgano del cuerpo. En cambio, el
"élan" vital, la mónada de Divinidad de la que hablaba Leibniz ingresa
en el acto de nacer, como se retira en el acto de fenecer.
Ésta es la razón por la cual la Carta Natal astrológica se hace sobre el
momento del nacimiento y no sobre el momento de la concepción. La vida
espiritual comienza con el primer acto respiratorio.
Y mi segunda opinión.
Como un mandala tibetano que luego de dibujarlo primorosamente sobre el suelo
arenoso lo barremos, olviden todo lo que dije: sostengo que los hombres
tenemos poco derecho a hablar del aborto y ninguno a decidir sobre él.
La que pone el cuerpo, el dolor de entrañas y de corazón, quien apuesta
y acompaña de por vida un compromiso existencial es la mujer; ella y sólo ella,
dueña exclusiva de su cuerpo y de sus decisiones, es quien debe elegir.
Nosotros, hombres, pedantes voceros de una sociedad machista por tres milenios,
haríamos bien en callar y admirarlas, hagan lo que hagan. Quizás, cuando seamos
capaces de soportar los dolores de un parto y aun así, luego, ser capaces de
sonreír; cuando seamos capaces de estar disponibles para una tribu de
inadaptados veinticuatro horas al día todos los días y cuando nos pregunten de
qué trabajamos responder casi con vergüenza algo como: "Nada... sólo amo de
casa", quizás ese día podamos levantar con dignidad y tímidamente un dedo y
opinar.
Referencias:
(Para solicitar una revista, clic en el enlace y enviar el mensaje
vacío).
[1] Ver
AFR Nº 155:
"La Intoxicación en las Paraciencias. Memética e Illuminati".
[3] Ver AFR Nº 128: "La doble moral
de las Iglesias: Redescubriendo la Diosa
Primordial".