Vine a reflejar tu luz(Por Julio Andrés Pagano)
Las flores en tu camino dan testimonio del amor con que diste cada paso.
Este mensaje tiene una bella misión. Fue concebido con el don de
abrazar tu corazón, infundiéndole confianza. Sus letras son sonidos que
recorren tus sentidos y les anuncian el retorno de la magia. Hoy
ingresaremos a una flor, que de manera sencilla y pura se abrirá para
mostrarte que el amor está llegando de maneras muy sutiles. Vas a
recordar. Te vas a emocionar. Tus alas volverán a energizarse. Aquí
estoy. Vine a reflejar tu luz.
Cada vez que tus ojos
surcan el cielo en busca de una señal, un ángel es encomendado a que
vivencies cuánto se te ama. Puede que no lo veas, pero lo podés sentir.
Su radiante halo emite la frecuencia que ahora te contiene en la
vibración armónica de estas suaves palabras. Ellas te guían hacia el
centro de esta flor, que emergió a la vera de tu camino gracias a la
clara luz de tu corazón, que se cristalizó en los pasos de tu ferviente
entrega.
Esta profunda paz no te es ajena. Respirala.
Disfrutala. Permití que todo tu Ser se relaje al percibir la cálida
bienvenida que se te ofrenda en honor al brillante amor que infundís
con tu servicio humanitario. ¿Ves cómo en sus delicados pétalos se
traslucen las gotas de conciencia que nutrieron sus raíces? Mirá desde
tu inocencia. Sentí con el alma. No hay división entre la flor y vos.
Es la misma esencia divina palpitando en otras formas.
Su
fragancia es dulce y refrescante, al igual que tus expresiones. Sus
colores vibran, al igual que todas tus acciones. Ella se abre cada día,
al igual que tu sabio corazón, con la mirada puesta en el Sol para
embellecer su entorno sin esperar nada a cambio. Así es tu interior,
pulcro y reluciente. Cuando mires hacia atrás y veas tu rastro
florecido, sabrás que valió la pena caminar. El ángel ríe. Unge tu
frente con la savia del amor y se retira.
La hermosa flor
que has visitado está enraizada en la claridad de tus huellas, por eso
esta diáfana energía te resultó tan cercana. Nada de lo que hacés es en
vano. Ni siquiera un simple paso. Por eso te aliento a que sigas y
sigas andando, pues así vas propagando las semillas del cambio que
humanizan la Tierra. Una vez más te celebro, me inclino y te agradezco.
Caminamos por la misma senda. Soy un peregrino. Vine a reflejar tu luz.
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