Soy de los que piensan que una cosa es saber encender la calefacción y el
aire acondicionado y otra bien distinta, saber utilizarla. Hay mucha gente que
se resfría a diario por pensar que disponer de esas tecnologías implica
utilizarlas a todas horas y sin mesura.
Al igual que mucha gente se equivocó al
descubrir el opio, el cannabis y la cocaína, y utilizarlas sin ningún control,
cada día la gente desconoce que la temperatura del espacio en el que vives (tu
coche, tu casa) no puede ser muy diferente al ambiente en la calle, so pena de
que se fastidie tu termostato interno (consecuencia, te resfrías las telecomunicaciones ocurre igual. La telefonía móvil, los SMS, el correo
electrónico o el chat llegaron de repente y todavía no se han generado unas
normas básicas de educación para uso. Es decir, para no molestar a tus amigos.
Como podéis imaginar, cada día recibo decenas de correos electrónicos de todos
los lugares del Planeta. Me encuentro con la típica persona que me envía siete
mensajes en uno solo día o el que considera urgentísimo que conteste una
preocupación suya, por no hablar del que comienza a chatear conmigo (si dejo el
messenger abierto) sin siquiera preguntar si puedo o si quiero, o la persona
que te incluye en una lista sin preguntarte o te envía el mismo correo a varias
cuentas.
Todas estas cosas (y algunas otras) las realizan personas que se manifiestan en
contra de la sociedad de control, de la vigilancia continua, de las mentiras de
los gobiernos y de la falta de libertad en la que vivimos. Personas, incluso,
que se preocupan de su desarrollo personal, que acuden a cursos para œabrir el
corazón y yo qué sé cuántas cosas más. La contradicción es que no son capaces
de ponerse en el lugar del otro para plantearse que le están saturando.
Esos comportamientos traslucen en qué estado de ánimo viven esas personas:
exceso de fuerza de voluntad y ciclotímicas (ansiedad por comunicarse) y, de
alguna manera, todos somos o hemos sido esas mismas personas.
Los tiempos del estrés post 11-S y la amenaza de una guerra apocalíptica
comienzan a evaporarse y viene siendo hora de que cada uno respete la intimidad
de las personas y que economicemos la energía de la comunicación, que dejemos
de emplear tácticas de chantaje emocional para conseguir que nos contesten y
respetemos que la comunicación se establece SOLO si dos personas quieren.
Sé que hemos pasado una época en la que todos queríamos hacer el Bien por miedo
a que esto se fuera al garete pero ahora llega el momento de empezar a
relajarnos y comenzar a cultivar la telepatía. Que dejemos de utilizar la
saturación como arma y el exceso de fuerza voluntad para dejar que las cosas
fluyan.
Creo que hay que empezar a cultivar la comunicación en los campos de energía.
Al fin y al cabo, estamos en el siglo XXI. Se suponía que de eso iba este
siglo. ¿No?
Es hora de ir a nuestro interior.
Hay acá una entrevista con Jessica Schab, una niña cristal. Gracias a Colin
Lander por subtitular al castellano esta excelente entrevista.