Viviana González de Ghio" viveenlaluz@yahoo.com.ar
El modelo ovoidal en la práctica astrológica
Hemos visto que a partir del modelo del huevo propuesto por Assagioli se pueden hacer fructíferas articulaciones con el vocabulario propio de la Astrología. Me propuse no forzar ningún concepto como para hacer encajar obligatoriamente un sistema en otro, fundamentalmente porque estamos tratando con lenguajes simbólicos diferentes. Algunas relaciones pueden ser más coherentes que otras, pero recordemos que intentamos hacer una relectura fluida para promover nuevas ideas y asociaciones. Estamos mapeando una realidad psicológica que puede ser muy esquiva, y tanta abstracción puede hacernos olvidar el territorio concreto que estamos mapeando.
Por otra parte, este modelo proviene de un paradigma individualista (leonino), y se hace necesario contrastarlo con otro modelo más ecológico y en red (acuariano). Que es individualista queda patentizado al definir campos como yo, Yo Superior, Yo Testigo. Sin embargo, el modelo ovoide no deja de estar imbricado en una red infinita, donde funciona como nodo interactivo. Es decir, cada huevo, cada yo, se formaría a partir de la condensación de un campo vincular determinado por muchos factores. Es un tema delicado cuya profundizació n dejaremos para otro momento, baste decir que somos concientes de las limitaciones de este modelo y de la necesidad de integrarlo en un todo mayor, cosa que haremos más adelante.
Ahora bien, el siguiente paso sería el de llevar a la práctica concreta este mapa, y observar si realmente permite hacer un aporte al trabajo con la carta natal. Definamos primero como han quedado estos puentes entre el modelo de la Psicosíntesis y el astrológico:
1. Inconsciente Inferior / La Luna 2. Inconsciente Medio / Mercurio, Venus y Marte 3. Inconsciente Superior / Júpiter 4. Campo de la Conciencia / Sol 5. Yo Consciente / Sol 6. Yo Superior o Sí Mismo / Vacío central de la carta natal 7. Inconsciente Colectivo / Todos los planetas (de la Luna a Plutón) en su forma arquetípica
No nos cansaremos de repetir que cada planeta tiene una función dentro del sistema mayor, y en ese sentido todos tienen el mismo valor. Notamos una especie de eje central en la figura, compuesta por la Luna como representante del inconsciente inferior, el Sol como representante de la consciencia, y Júpiter como representante del inconsciente superior o superconciente. Cuando hablamos de representante, nos referimos a la analogía más directa que encontramos entre el simbolismo planetario y el campo psíquico en cuestión. No quiere decir que el planeta absorba todo el significado. Por ejemplo, cualquier planeta puede llegar a manifestarse en términos de inconsciente inferior, así como la Luna (o cualquier planeta) también puede expresarse en terminos de inconsciente superior. A decir verdad, todos los planetas pueden manifestarse en todos los campos, holográficamente digamos; dependerá del nivel de conciencia de la
persona si eso ocurre en forma prepersonal, personal o transpersonal.
Analizar la posición por signo, casa y aspecto de la Luna, Sol y Júpiter, puede darnos una idea general acerca de las motivaciones y potenciales básicos con que la persona se orientará tanto en los campos inconscientes (inferior y superior) como en el conciente.
Es interesante observar que el quincuncio existente entre Cáncer y Sagitario ejemplifica el tipo de trabajo que es necesario hacer entre la Luna y Júpiter (los respectivos planetas regentes de esos signos). Implica una tensión entre dos cualidades que todo el tiempo se están reacomodando, reordenando. Es esa "piedrita en el zapato" que está presente constantemente como recordatorio de que nunca nada está terminado. Su mutua metabolizació n permite el salto de la conciencia. No olvidemos que Júpiter está exaltado en Cáncer, y a su vez la Luna está exaltada en Piscis, siendo Júpiter su antiguo regente. Vemos que en el fondo hay algo que unifica a ambos planetas. Entre Leo y Sagitario hay un trígono. Una vez que se llega a la conciencia solar, el viaje hacia el superconsciente se hace mucho más directo y fluido, sumado a todo el entusiasmo que pueden generar dos signos de fuego cuando cooperan. El peligro es que pueden olvidar
o ignorar su ancla a tierra (mundo corporal y emocional), estallando en las alturas con fuegos multicolores. .. tan solo un espectáculo visual sin contenido nutritivo (la verdadera sabiduría) para compartir con los demás. Con una dosis plutoniana puede llevar a un ideal dogmático peligrosísimo, donde el estallido puede dejar tristes secuelas, como literalmente vemos por ejemplo en el accionar de diversos fundamentalismos religiosos.
El semisextil entre Cáncer y Leo (Luna y Sol) relaciona las dos luminarias del sistema solar. Es tan conocida y valorada su importancia en la Astrología que no hace falta repetir conceptos tan profundamente aceptados y compartidos por todos. Valga decir que representa un paso fundamental en el crecimiento inicial de la autoconciencia. Para Bil Tierney "el semisextil nos obliga a fertilizar aquellos intereses y atracciones nacientes que pueden terminar en expresión creativa. Nos provee de materiales básicos operables que debemos nutrir y cultivar más si queremos que den fruto". Desde un punto de vista negativo, la energía Luna Sol puede dar una constante autorrefererenciali dad ligada al narcisismo, y éste puede llegar a niveles insoportables. .. sobre todo para los demás. Observar el propio ombligo solilunar deja afuera a Júpiter, aquel que nos permite tener una visión más general (y generosa) de la realidad.
La manera en que planteamos las funciones de la Luna y el Sol tiene un antecedente directo en el trabajo realizado por González, Steinbrun y Lodi en su obra La carta natal como guía en el desarrollo de la conciencia. En la segunda parte del libro los autores hacen hincapié en lo lunar, lo solar y lo transpersonal como fases típicas del desarrollo de la conciencia.
La Luna como representante del inconsciente inferior Nos indicará dos cosas. Primero, el talento natural con que la persona viene de nacimiento (sin que hubiera hecho nada al respecto) para nutrirse corporal y emotivamente. Es la base que nos permite desplegar todo el proceso de crecimiento y evolución. Nos mostrará qué es lo que indefectiblemente necesitamos integrar y concientizar si queremos llegar al mundo de los valores humanos y espirituales. Es la toma a tierra, las raíces nutrientes del gran árbol de la vida. Por otro lado la Luna también nos muestra donde somos más inconscientes, necesitados e inmaduros, en el sentido de expresar regresiva e infantilmente las cualidades energéticas que la constituyen. Para desplegarnos hacia el Sol, primero debemos tener respuestas lunares no mecánicas. Para eso debemos "observar" sin
juzgar nuestras emociones y respuestas corporales.
El Sol como representante del campo conciente Nos indica la principal fuente de identidad, su esencia particular y su cualidad. Es la estación de paso obligada en el trayecto que va desde las raíces instintivas inconscientes a los frutos de una conciencia superior. En este caso hablamos de la función representada por el Sol físico, centro del sistema solar y no del Sol metafísico o espiritual, símbolo del Sí mismo. Hablamos de la adecuada y sana funcionalidad del ego. Muchas veces asistimos a un ataque al ego como si fuera el culpable de todos nuestros males, cuando la realidad es que es una instancia necesaria para poder pasar a un campo de conciencia más abarcante y maduro. Para ir más allá del ego hay que tener un ego. Hay que responder al Sol, pues eso nos permitirá descubrir y desarrollar la peculiar singularidad
que encarnamos. Para desplegarnos hacia Júpiter, primero debemos equilibrar nuestro ego mediante los vínculos con los demás. Para eso debemos "observar" sin juzgar nuestros propios pensamientos y deseos.
Júpiter como representante del campo del inconsciente superior Assagioli definió este campo como la fuente de las inspiraciones religiosas y filosóficas, Júpiter representa el agente capaz de sustraernos del egocentrismo para proyectarnos a cuestiones que van más allá de uno mismo, como la búsqueda de sentido, el altruismo, la ética y la generosidad desinteresada hacia los demás. La función jupiteriana es la que permite asimilar e integrar todas las experiencias hechas por la Luna y el Sol. Como ha señalado Rudhyar, expande la conciencia del ego a una conciencia del alma. Generalmente no se le da demasiada importancia a Júpiter cuando analizamos una carta natal. Enseguida nos vamos a Saturno y los contactos entre planetas personales y transpersonales. Pero por algo los antiguos le daban a Júpiter un lugar y una importancia
tan sobresaliente. Él es quien nos da confianza y fe, fundamentalmente para aceptar las crisis personales que indefectiblemente nos producirá la apertura al reino de lo transpersonal. La posición de Júpiter indicará hacia donde dirige la persona la confianza en un poder superior, cómo se abre a la gracia divina y a los dones del espíritu y que tipo de significado mayor puede darle a su vida individual. Negativamente, expresará sentimientos de superioridad, arrogancia y despilfarro. Un crecimiento desequilibrado que produce un exceso que termina siendo maligno y autodestructivo. Para desplegarnos hacia lo que está más allá de Júpiter (Saturno y planetas transpersonales) , debemos ampliar nuestra conciencia egocéntrica a una mundicéntrica. Para eso debemos "observar" sin juzgar nuestros ideales y los roles que jugamos en la familia y la sociedad. (2)
FUENTES:http://astrotranspe rsonal.com. ar/practicaastro logica.htm |