La
Práctica
del
NO Sufrir
Tomado
del Libro Las Cuatro Revelaciones del Dr. Alberto
Villoldo,
esta
práctica forma parte de la primera revelación “El Camino del
Héroe”.
Copiado y difundido
por:
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
La
siguiente práctica es la del no sufrir, lo cual quiere decir no escribir
historias sobre nuestro dolor. Aquí
nos abrimos a la posibilidad de aprender directamente de la infinita sabiduría
del Universo –ya no necesitamos padecer las mismas desgracias una y otra vez-.
Sin embargo, es imperativo que aprendamos nuestras lecciones o acabaremos
perpetuando nuestra propia infelicidad. En Oriente, a esto se le llama romper el
ciclo del karma y entrar en el dharma. Los
laicas lo llaman practicar el «éxtasis».
El
sufrimiento se produce cuando formas una historia en torno de los hechos. En
algún momento, vas a perder a uno de tus padres, o a un ser querido o un empleo,
y entonces podrás convertir este hecho en un relato tan dramático como desees.
Por ejemplo, te puedes decir a ti mismo: «Ahora ya no tengo madre, nadie va a
cuidar de mí». Esto se convertirá en algo enorme, y los otros te verán siempre
como «la persona que ha
perdido a su madre».
A menudo
decidimos lo importante que nuestra historia debería ser guiándonos por la
opinión de los demás, de la misma forma que cuando un niño pequeño se cae, mira
inmediatamente a su madre, como preguntando: « ¿Cómo de grave ha
sido la caída? ¿De qué forma debo comportarme?». Luego crea una historia que se
ajuste a la intensidad de la reacción de su madre. De la misma manera, nos
rodeamos de amigos que se compadecen de nosotros; sin embargo, al hacer esto,
les permitimos colaborar en nuestra historia de víctima, e incluso agrandarla.
Puede que nos digan que no deberíamos estar irritados con nuestra situación;
¡deberíamos sentirnos furiosos! O puede que reconozcan que tenemos todo el
derecho de sentirnos fatal o profundamente resentidos. En cualquier caso, con su
aliento, creamos una historia dramática en que la gente se aprovecha de
nosotros, no nos comprende y nos maltrata.
Buda vino a
enseñarnos que aunque el sufrimiento es parte de la condición humana, no es
necesario. Esto no quiere decir que el dolor no exista –el dolor es inevitable
porque todos tenemos un sistema nervioso que siente el fuego y la pérdida-. Como
les suelo decir a mis alumnos, si quieres comprender la diferencia entre el
dolor y el sufrimiento, prueba lo siguiente: cuando te estés dando una agradable
ducha caliente, gira la llave hacia la posición de frío, pero hazlo en dos
etapas. Primero, coloca la mano sobre el grifo y nota cómo tu cuerpo se
estremece en anticipación a lo que va a suceder –esto es
sufrimiento-. Luego, cuando gires de golpe la llave hacia la posición
de frío, lo que vas a experimentar es dolor. Como
puedes ver, el sufrimiento y la angustia suceden cuando te pones a pensar en lo
fría que va a estar el agua y lo mucho que te va a doler cuando la sientas
golpeándote la piel.
Cuando un
dentista administra un anestésico local, puede extraerte un diente y no vas a
sentir el menor dolor. Sin embargo, sí sentirás una sensación de tracción o
presión. Deberíamos ser capaces de relajarnos totalmente, conscientes de que no
sentimos ningún dolor, pero nuestra mente comienza a pensar en la experiencia en
cuestión: «Ése es el sonido del taladro, y ¡realmente me está sacando un
diente!». Nos ponemos nerviosos y nos sentimos incómodos porque estamos creando
una historia en torno a un dolor que ni siquiera estamos
sintiendo.
Cuando
practicas el no sufrir, aceptas los hechos de la vida y las lecciones que han
venido a enseñarte. Si estos hechos son dolorosos, naturalmente vas a sentir ese
dolor, pero no lo intensificas agravando la historia y diciéndote a ti mismo:
«Esto es devastador. No puedo soportar el sufrimiento de vivir sin mi pareja. Es
demasiado grande. Me va a destruir».
Después de
haber perdido a un ser querido, es natural que tus sentimientos de tristeza se
activen de vez en cuando. Puedes experimentar esa pena y escribir un relato
heroico en que el dolor sea una parte importante de tu curación, o una historia
que te confirme como víctima y te condene a un sufrimiento aún mayor. Puedes
pensar: «Yo lo amaba tanto… Él me dio tantas cosas buenas, y le estoy agradecido
por eso. Fue maravilloso tener ese tipo de relación con otro ser humano, y me
gustaría tener otra así algún día». O puedes decir seguir diciéndote a ti mismo:
«No puedo creer que haya muerto. Es tan injusto… Nunca lo superaré». Como ya
sabes, cada historia es una profecía que se cumple a si misma. La primera
promueve la curación, y la segunda, el sufrimiento. Una vez renuncies a
aferrarte al sufrimiento, podrás dejar de aprender tus lecciones a través de
traumas, conflictos y mala suerte – y serás capaz de comenzar a aprender
directamente del conocimiento en sí
Tomado del Libro Las
Cuatro Revelaciones del Dr. Alberto Villoldo, esta
práctica forma parte de la primera revelación.
§ § §
El profesor
Alberto Villoldo, Psicólogo
y antropólogo Médico estuvo
dirigiendo durante muchos años el Laboratorio Biológico de la Universidad de San
Francisco, investigando los efectos de la curación a través de la energía y de
la visualización en la química del cerebro. Un día se dio cuenta de que sus
estudios precisaban mayor compromiso y dedicación. Por esa razón, dejó el
microscopio y la universidad para visitar personalmente el Amazonas. Allí empezó
su viaje de recuperación de las tradiciones milenarias de la medicina de la
civilización Incas y ahora enseña medicina energética a miles de profesionales
médicos y legos cada año.