Esta afirmación,
palabra-clave de Virgo, se vuelve
comprensible si uno se acuerda por una parte de que la materia es espíritu en
su tasa de vibración más baja y por otra parte que el Hijo, nacido de la
interacción del Padre y de la
Madre, participa de los dos, desvelando gradualmente la
cualidad del Padre, de Dios, que afirma "Soy materia".
En la Biblia, el Génesis nos
relata que en los primeros tiempos "El Espíritu de Dios volaba sobre las
aguas", siendo las aguas la substancia primordial. Así, cuando el verbo
sonó, las vibraciones emitidas por la palabra, subdividieron el caos
indiferenciado en espíritu y substancia. El Único se convirtió en dos, pero
estos dos no son más que los dos polos de una misma
realidad.
Es espíritu de
Dios voló sobre las aguas a fin de fecundarlas y de esta unión nacieron, nacen
y nacerán todas las vidas, todas las manifestaciones. Todas las vidas se
expresan a través de las formas que velan la realidad de la cual han surgido,
del mismo modo que Virgo esconde
cuidadosamente en el secreto de su corazón el germen del niño-Cristo. Durante
muchas vidas las fricciones de las acciones de la vida son las que provocaron
los cambios de la forma, el despertar de la conciencia y la aparición de
cualidades: espíritu, conciencia, forma o vida - cualidad - apariencia que
desvelaron la presencia del niño-Cristo, pues estas cualidades son la síntesis
del universo manifestado, forman la triplicidad divina.
En el hombre, esta
triplicidad puede ser expresada por los términos espíritu - alma -cuerpo. El
alma es el Hijo de Dios, la entidad psicológica engendrada por la interacción
del espíritu sobre el cuerpo y es Cristo en el corazón, es quien está en
gestación en la materia, bajo las energías de Virgo - triunfará de la materia
en Escorpio, y
salvará a las otras almas en Piscis.
El Maestro
Tibetano nos recuerda que Cristo nos ha
aportado el testimonio de la verdad de la triplicidad: Vida, Cualidad, Forma.
Constantemente recordaba a la gente que Él no era quien parecía ser, que Él
tampoco era el Padre en los cielos. Siempre era designado por aquéllos que Lo
comprendían y Lo amaban en términos de "cualidad". Él es quien nos demostró la
cualidad del Amor de Dios.
Virgo y Escorpio
son los únicos signos triples del Zodíaco. En Escorpio, el sufrimiento de una
autodisciplina que lleva a la destrucción de todos los elementos indeseables
de la personalidad, da al alma, velada en Virgo, un lugar preponderante, pero
es en Virgo donde el hombre desea reconocer interiormente a Cristo y a su
propia realidad espiritual a fin de liberarse de la esclavitud de la materia y
de manifestar su propia naturaleza.
Quizás es
porque el símbolo que representa a Virgo es triple por !o que tenemos tal
riqueza de asociaciones posibles en este signo. Si la materia es el espejo
destinado a reflejar al espíritu a sí mismo, es en gran parte gracias a este
signo que permite el mantenimiento de la continuidad progresiva, activa pues,
entre estos dos polos extremos. Virgo en realidad da el primer bosquejo de la
prueba concerniente a la igualdad de la identidad causal que envuelve espíritu
y materia. Lo que hay de único y majestuoso en esta prueba, es que no es
simplemente mental sino también existencial y en eso aventaja a la ciencia
puesto que se desarrolla en una transformación continua. Virgo inyecta en,
cierto modo, el fuego de la evolución, así la forma es incitada sin cesar a
restituir su autonomía primera, a fin de poder integrarse mejor en el proceso
de desarrollo progresivo del germen crístico velado. Es un poco como si una
substancia aislada debiera aprender a volverse conductora. Entonces, el
conjunto de estos dones latentes -si son coordinados en su objetivo- pueden
contribuir a la conciencia de grupo. La sustancia se vuelve entonces
transparente a la luz o a la energía, hay conducción, unificación pues, y el
nacimiento puede tener lugar.
Así, después del
nacimiento del alma en el signo de Virgo, el discípulo, luego el iniciado, van
a manifestar más las cualidades del alma y por consiguiente a expresar el amor
y la atracción magnética del Padre. De manera totalmente natural entra en
grupos o comunidades más y más vastas y así se incorpora al Nuevo Grupo de
Servidores del Mundo o con abnegación y olvido de sí, se consagra al
servicio del Plan. No pensando ya en su propia evolución en el sendero, se
vuelve a fin de iluminar a aquéllos que aún están en las tinieblas. Con
paciencia y solicitud, les tiende la mano, sin hacer no obstante el paso por
ellos, pues cada uno debe recorrer el camino él mismo y nadie puede hacerlo en
su lugar. En su entorno inmediato comienza a establecer correctas relaciones e
intenta hacer nacer el sentido de la fraternidad. Progresivamente, se
convierte en servidor abnegado, el servidor de la
humanidad.
He aquí como el
Tibetano define la palabra "servicio"
"En forma breve
puede decirse que el servicio es el efecto espontáneo del contacto con
el alma, el cual es tan definido y estable que la vida de ésta puede
afluir al mecanismo que obligatoriamente debe emplear en el plano físico. Así,
la naturaleza de esa alma puede expresarse en el mundo de los asuntos humanos.
El servicio no es una cualidad ni una acción, tampoco una actividad que la
gente debe realizar esforzadamente, ni un método para salvar al mundo. Debe
captarse con claridad esta diferencia, de lo contrario será errónea la actitud
que adoptemos respecto a esta trascendental demostración del éxito que ha
obtenido la humanidad en el proceso evolutivo. Servir es una manifestación de
la vida. Es un anhelo del alma y es tanto un impulso evolutivo de ésta como el
instinto de autopreservación o la reproducción de la especie es la
demostración del alma animal. Esta es un enunciado de gran importancia. Es un
instinto del alma, si podemos emplear una expresión tan inadecuada y, por lo
tanto, innato y peculiar a su desarrollo. Constituye su característica
sobresaliente así como el deseo es la característica
sobresaliente de la naturaleza inferior. Es un deseo grupal, así como en la
naturaleza inferior existe el deseo personal. Es el impulso hacia el bien
grupal. Por lo tanto, no puede ser enseñado ni impuesto sobre persona alguna
como evidencia deseable de la aspiración, que actúa desde afuera y está basada
en la teoría del servicio. Es sencillamente el primer efecto verdadero que se
evidencia en el plano físico, de que el alma comienza a expresarse
externamente".
Del
libro de Alice A. Bailey: Psicología
Esotérica, tomo II - pp. 106/7.
Este texto se
escribió para la
Luna de Virgo en Septiembre de 1997, por
uno de los miembros del Grupo del Centro de Ginebra (Enviado por Toñy
Polo).
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