Reyes Magos, Astrolog
Sócrates, el hombre más sabio de la Antigua Grecia, dijo caracteriza al verdadero sabio reconocía que por más que acumulara conocimientos de todo tipo y fuese reconocido así por todo su pueblo, era mucho más lo que ignoraba que lo que sabía.
Heidegger, para muchos el más grande filósofo del siglo XX hablaba de œla cuadrícula de la Razón: de la misma manera que el visor de una cámara fotográfica encuadra sólo un sector de la realidad y nunca la totalidad, nuestro pensamiento racional, aún en el más desarrollado discurso científico, tampoco capta el todo.
El axioma de Hegel œtodo lo real es racional es insostenible si racional se equipara a lógico: hay mucho en la realidad que no es captado y entendido por una mente lógica racional. Pero no es mi intención entrar en estos temas filosóficos...
Digo esto porque, aunque parezca mentira, todavía hay gente (algunos con cierto estudio y algún título universitario por ahí) que niegan a la Astrología.
Normalmente no me preocupa lo que los ignorantes dicen (aunque se trate de una œdocta ignorancia, parafraseando al cusiano y dándole vuelta al sentido de su frase) y dejo que cada cual cargue con su karma de soberbia intelectual.
Pero se acerca la Fiesta de los Reyes Magos que en Argentina es el Día del Astrólogo, y quiero hablar del arte de Urania. Es una de las grandes pasiones de mi vida, junto con la Filosofía (a la que dediqué mis primeros casi cuarenta y cinco años) la poesía, la música clásica, el Tango y la literatura. También hubo hombres que despertaron mi pasión; pero fue efímera (¿algunos a style="mso-spacerun: yes"> me acompañan permanentemente.
Volvamos a la Astrología.
Todos los pueblos, todas las culturas buscan en las estrellas el significado de sus vidas y elevando los ojos salen de la trampa del espacio-tiempo para poder saber más.
Hay que buscar los orígenes de la Astrología en la noche de los tiempos, en la Era de la Madre, pre-patriarcal, donde las mujeres iniciaron la agricultura y la domesticación de los animales al mismo tiempo que menstruaban en conjunto, siguiendo las fases lunares. Conocían los secretos de la fertilidad y el papel del varón, parían y criaban a sus hijos. La astrología es un saber femenino. Un antiquísimo saber femenino. Comenzó siendo Astrología Lunar. Cuatro fases que marcan la relación Sol-Luna y trece lunas en el año, trece mansiones lunares o signos zodiacales. Sí; los signos zodiacales eran trece y se contaban por las Lunas Nuevas, donde Sol y Luna están juntos en el Cielo, cada vez en un signo distinto. Las mujeres hacían los cálculos. Mirando las
lunas, sabían cuando iban a nacer sus retoños y descubrieron que si el niño nacía con tal Sol-Luna, tenía tales o cuales características.
Luego vino lo que Starwhok llama œel desmenbramiento del mundo: se impuso el Patriarcado con sus guerras y el sometimiento de mujeres por los hombres y de los hombres más débiles por los m la creciente pobreza de muchos, el œpoder sobre cada vez en mayor medida. Aparecieron los Reyes. En un principio se elegía un rey sólo para llevar adelante una batalla o una guerra, pero el elegido terminó perpetuándose en el poder. Los valores femeninos de sacralidad en la vida diaria, intuición profética y sanación por el amor, fueron considerados debilidades y más tarde condenados como herejías por la religi placeres de
la vida, de lanaturaleza, el sexo sagrado, la libertad individual y el pensamiento libre. Se impuso una oficial racionalidad masculina asentada sobre el poder político y religioso, el dogma, la propiedad privada, la moral costumbrista impuesta por los temores del macho, la línea patrilineal y en consecuencia hijos parias o ilegítimos por no ser reconocidos por el padre. (El mundo actual es el resultado de semejante proceso. Lo bueno y también lo malo. El avance científico y comunicacional y el desborde ecológico, el negocio de la guerra, la agresividad sin frenos y la violencia en el seno de las familias.)
¿Qué pasó en aquel entonces con la Astrología? Dejó de ser cosa de mujeres, se quitó el decimotercer signo, Ofidius y se pretendió apresar en una cuadrícula el movimiento de los astros: doce signos de treinta grados cada uno, sistema sexagecimal y división exacta del círculo. Del equilibrio de las siete fuerzas planetarias donde había tres masculinas, tres femeninas y una andrógina (Mercurio), al convertir en masculino a Saturno (la Madre Universal) quedó la balanza sólo con dos femeninas: Luna (la madre) y Venus (la atracción y seducción) De las ocho fiestas anuales de la Diosa quedaron sólo cuatro: los dos solsticios y los dos equinoccios. De esa forma se cerraba un esquema racional, se dejaba sometida a la mujer a sus roles de progenitora y ramera (el sexo sagrado destituido y vuelto comercio
en œla profesión más antigua del mundo)
Tal como hoy la conocemos, la Astrología aparece en Caldea, en la Mesopotamia asiática, como pensamiento racional masculino. (En la leyenda de Gilgamesh se ve claro todo esto que venimos diciendo y que ha sufrido controversias y distintas interpretaciones a lo largo de los años.) Un sacerdote caldeo, Berosio, la llevó a Grecia en la época de Alejandro, y de ahí pasó a Roma. Claro que en Egipto y en el lejano Oriente también había otras Astrologías, tal como también se dieron en nuestra América precolombina.
Repetimos: bajo todos los cielos del mundo se hizo y se hace Astrología, se interrogan las estrellas.
Pero sigamos con esta masculinización del saber astrológico en el hilo que estamos siguiendo, del saber de las mujeres a la Antigua Caldea. Los cálculos matemáticos se hicieron más amplios y se empezó a darle importancia a los nacimientos de los hijos de reyes y soberanos. Más del œpoder sobre.
Se seguían interrogando las estrellas y se avanzaba en el tiempo, previendo este o aquél acontecimiento.
Es así como, siglos más tarde, cerca de lo que llamamos el inicio de la Era Cristiana, tres sabios astrólogos se dieron cuenta que algo extraordinario iba a suceder. Que alguien muy especial iba a nacer. Una conjunción muy fuerte y luminosa reunía a Saturno y a Júpiter y en un lugar determinado de la Tierra se darían las condiciones para que ese fenómeno celeste indicara el nacimiento de un Rey de Reyes. Esos sabios no se conocían. Vivían en tres puntos distintos, el color de sus pieles era diferente, hablaban distintas lenguas. Pero coincidieron en un punto del camino: la región conocida como Judea. Hab
Lo demás es sabido: Herodes, el pesebre de Belén, oro, incienso y mirra como obsequios a un rey, sacerdote y taumaturgo.
El pronóstico, la predicción fue más que acertada. Ese día nació el Maestro de los Maestros, el que cambiaría al mundo con su incomprendido mensaje de amor, igualdad y paz sobre la tierra. El que nos entregó a su Madre e intent
Por eso en Argentina el Día de Reyes, 6 de enero, es el Día del Astrólogo.
Ah! Me olvidaba. Dos de los pensadores más grandes del siglo XX, Carl. G. Jung y Serge R.. C. de la Ferriere no sólo aceptaban sino que consultaban Astrología. Decía el psicólogo de los Arquetipos y del Inconsciente Colectivo que cuando no terminaba de entender a un paciente, le pedía los datos de nacimiento y levantaba la Carta Natal. El Fundador de la Gran Fraternidad Universal por su parte, colocó como pieza importante de su sistema de conocimiento que reúne todo el saber de oriente y occidente a la Astrología, rebautizándola como Cosmobiología.
Felices Reyes Magos y no olviden poner sus zapatos en la noche del 5, esperando un regalito. Quizás ande por allí algún Rey Mago buscando a alguien muy especial.
Alicia |