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RedLuz Argentina
 | Asunto: | [RedLuzArgentina] El Teatro Colón en peligro | Fecha: | Lunes, 15 de Marzo, 2010 12:27:35 (-0300) | Autor: | Sabiduria Arcana <bvr @..........ar>
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[ El Teatro Colón en peligro ]
¿Teatro shopping
o Centro de Cultura?
Entrevista con José Piazza
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La organización no gubernamental World
Monuments Fund ha elaborado una lista de los
monumentos del patrimonio cultural mundial que se hallan en
peligro. Entre esta larga lista, en la cual figuran 93 lugares, se encuentra
el Teatro Colón de Buenos Aires.
El
Teatro Colón, que cumpló su centenario el año pasado, está considerado
uno de los mejores teatros del mundo, tanto por su acústica
como por el valor artístico de su construcción. En sus 58.000 metros
cuadrados, hay asientos para nada menos que 2.478 personas y se calcula que
otras 500 pueden presenciar los espectáculos de
pie.
Por
allí han pasado figuras de gran prestigio como los compositores Richard
Strauss, Arthur Honegger y Manuel de Falla, cantantes de la talla de Plácido
Domingo o Luciano Pavarotti, o bailarines destacados como Anna Pavlova,
Antonio Gades o Julio Bocca.
Hace ya tres años que el Colón fue cerrado para que el Gobierno llevara
a cabo un plan de renovación, un “Plan Maestro” para
revalorizar el edificio y llevar a cabo una actualización tecnológica de la
caja escénica.
Este plan
ha recibido numerosas
críticas desde algunos sectores, y la ONG
encargada de elaborar la lista de monumentos en peligro se ha sumado también.
Denuncia el cierre del edificio, que “desmanteló todas las actividades,
dispersó el personal sin que haya un plan de acción claro y calendario para su
reapertura”.
Una pena
que un lugar así, que ha competido para ser una de las nuevas siete maravillas del mundo en 2005, se encuentre ahora en esta
situación de incertidumbre.
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En Defensa del Teatro Colón – Patrimonio en
peligro
El
Teatro Colón es uno de las piezas mayores del patrimonio cultural argentino
por diversas razones. Es la obra culminante de la saga de teatros líricos
iniciada en el siglo XVII; es una extraordinaria pieza de eclecticismo
historicista -combinación de estilos de la tradición arquitectónica
universal-; es un incomparable exponente de las más sofisticadas técnicas y
artesanías de la “belle époque”, es uno de los mejores resultados de la
influencia de la cultura arquitectónica italiana en la Argentina y su sala
posee la mejor acústica del mundo.
Hace seis años el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
inició un ambicioso plan de renovación y restauración de este Monumento
Histórico Nacional. El denominado “Masterplan”, a cargo del Ministerio de
Cultura, financiado en parte por el Banco Interamericano de Desarrollo,
diseñado y ejecutado por profesionales con escasa experiencia en la materia
pone en grave riesgo la integridad y autenticidad de la estructura histórica
en cuestiones que atañen a sus formas, funciones y estructura; a su
materialidad y acústica, calificada como la mejor entre todas las salas
líricas del mundo. Los responsables y los autores del proyecto yerran desde el
comienzo, estipulando una postura teórica confusa y equivocada que compara los
valores del Teatro Colón con los de otras salas que no son originales sino
copias o reconstrucciones como lo son la Scala de Milán, La Fenice de Venecia
o el Liceu de Barcelona.
Las equivocaciones continúan en la conformación de los pliegos de
licitación lanzados recientemente para la Sala y el Salón Dorado que no
cuentan con proyectos definidos y especificados, donde las obras quedan a
merced de los manejos de los contratistas o con graves omisiones y errores en
la valoración del tejido histórico del edificio, de los tratamientos a
aplicar, de las intervenciones a realizar y de los tiempos a emplearse en la
ejecución de las obras. La lista es larguísima pero pueden citarse como
ejemplos: falta de conocimiento y análisis de los sistemas constructivos y
decorativos como así también de los materiales utilizados y sus procedencias;
la ausencia de pruebas y ensayos de restauración para la mayoría de los rubros
o la incorrección de los realizados; la estipulación de plazos estrictos y
demasiados cortos para efectuar trabajos tan complejos y delicados con
especificaciones tan vagas e imprecisas; la desconsideración del impacto sobre
las estructuras y el tejido histórico-artístico del edificio de las nuevas
obras civiles e instalaciones que fueran diseñadas casi exclusivamente sobre
la base de requerimientos funcionales aparentemente imprescindibles y
normativas extranjeras que fueron creadas para edificios nuevos. Tal es el
caso de las instalaciones de aire acondicionado, que son ampliadas en la Sala
e incorporadas por primera vez en el Salón Dorado, cuyo cálculo fue hecho solo
para el confort de los usuarios sin considerar parámetros de conservación de
las delicadas y frágiles decoraciones y cuyo trazado definitivo queda en manos
del contratista. Párrafo aparte merece la liviandad con que se toma la
preservación de la excepcional acústica de la Sala. El pliego no incluye
mediciones actuales y oficiales de la misma y sostiene que los valores
acústicos al finalizar las obras deben ser “similares” (sic) sin establecer
parámetros o coeficientes de comparación en el pliego. Evidentemente los
responsables del Masterplan creen que la acústica es factor de ajuste y
negociación.
Parece
inadmisible que se haya llegado a este grado de improvisación e imprecisión en
el Masterplan y en las licitaciones luego de seis años de trabajo del equipo
responsable del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad. Dicho equipo
ha trabajado en completo aislamiento, con asesores de escasa experiencia en
materia de conservación salvo un par de excepciones puntuales, sin consultar o
convocar a los distintos departamentos del Teatro Colón, en especial el de
Arquitectura, que hace muchísimos años vienen trabajando en mantenimiento, la
restauración y renovación del monumento al que conocen en detalle. Más aún los
responsables del “Masterplan” no han proseguido con la fructífera relación con
el Istituto Centrale per il Restauro de Roma, el más importante del mundo en
la materia, con el cual se había trabajado entre los años 1997-2000 realizando
estudios y pruebas para la restauración de las fachadas y los foyers, que
sirvieron de base para los respectivos pliegos, los únicos potables entre
todos los elaborados. En su lugar, consultaron a un profesional francés
cuestionado por sus pares y a una arquitecta de la empresa constructora
italiana que reconstruyó la Fenice de Venecia luego del incendio que desvastó
el teatro al iniciarse las obras de restauración en 1994. En cuanto a los
resultados hasta ahora obtenidos, según fuentes del mismo teatro, las obras
encaradas hasta ahora por el Ministerio de Cultura están atrasadas en un 80%,
los trabajos finalizados dejan mucho que desear -los techos restaurados siguen
teniendo goteras que los profesionales intervinientes califican de
“históricas”- y el telón corta-fuego del escenario tiene problemas en su
funcionamiento; hay continuos cambios en las decisiones de relocalización de
talleres, depósitos fruto de la inexistencia de un proyecto de
refuncionalización general de los espacios de servicio y
apoyo.
Agrava la
situación el hecho que estas licitaciones se están realizando con la
aprobación de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos,
organismo que vuelve a reiterar la habitual falta de idoneidad, el crónico mal
desempeño de sus funciones y la impunidad de sus actuaciones como lo
demuestran innumerables ejemplos que han devenido en pérdida de patrimonio
valiosísimo procesos judiciales y dilapidación de todo tipo de recursos como
lo demuestran los casos de la restauración de las fachadas del Palacio San
Martín, la restauración de los foyers del Teatro Cervantes, la remodelación de
La Rural en Palermo, la restauración de una fachada de la Casa Rosada
etc.
El caso del
Teatro Colón es fiel testimonio de la situación del patrimonio cultural
inmueble de la Argentina es gravísima, la peor de América Latina. Así lo
demostró el informe titulado “Patrimonio en Peligro” publicado por el ICOMOS
Internacional en el año 2000. La situación desde entonces no ha cambiado. Y el
caso del teatro Colón hace patente y patética esta deficiencia que el Gobierno
Nacional o el Gobierno de la Ciudad no parecen vislumbrar o querer solucionar.
Para salvar al Teatro Colón de una serie de desgraciadas intervenciónes que lo
afectarían irremediablemente se impone la intervención de alguno de los
poderes del estado nacional o de la ciudad, judicial, legislativo o ejecutivo,
para ayudar a reencaminar el proyecto y las obras, el caso del
maltrato y daño al Teatro Colón puede tener consecuencias imprevisibles en el
ámbito nacional e internacional con el consiguiente daño patrimonial y moral
para la Nación y sus ciudadanos.
Fuente:
http://teatrocolon.wordpress.com/2008/03/06/teatro-colon/
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este mail – Defiende el patrimonio cultural de Argentina y del
Mundo.
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