La
Presencia de Nuestro Presente
por
Jennifer Hoffman
5 de Abril de
2010
Traducción:
Margarita López
Edición:
El Manantial del Caduceo
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
Una de mis
frases favoritas (del actor Woody Allen) es “El ochenta por ciento del éxito
consiste en presentarse.” Cada vida es una forma en que nos presentamos, listos
para completar una tarea iniciada hace mucho tiempo, para trabajar a través de
cualquier ciclo kármico que tenga el poder de asegurar nuestro regreso para su
compleción y transformación. Si bien podemos preguntarnos por qué lo hacemos,
nos ofrecemos voluntariamente para regresar, porque sabemos que cada apertura
energética que dejamos atrás debe cerrarse por medio de nuestra propia sanación.
Nadie puede sanar, transmutar ni completar las energías que hemos dejado
incompletas. Y para hacer esto debemos estar presentes en muchos sentidos,
física, emocional, energética, vivencial y espiritualmente. Cada uno de esos
niveles de presencia es importante y sin alguno de ellos, no estamos plenamente
presentes en nuestra vida, nuestros asuntos o nuestra
sanación.
En cada vida
estamos físicamente presentes para el trabajo que tenemos que hacer y esto lo
logramos a través de nuestro cuerpo físico, que es el hogar terrenal que
ofrecemos al espíritu. Nos puede gustar o no nuestro cuerpo, podemos verlo como
una bendición o un desafío, e incluso preguntarnos qué accidente de la naturaleza creó el cuerpo que tenemos, pero es nuestro
vehículo para el aprendizaje, crecimiento, sanación y transformación. Así que
mientras nuestro cuerpo está presente en la tierra, ocupa un espacio físico,
cuando no nos gusta nuestro cuerpo o encontramos defectos en él, no estamos
presentes dentro de él. Y ésta es una manera de infra-utilizar nuestra
presencia.
Nuestra
presencia emocional es una complicada mezcla de una amplia gama de sentimientos
de cada vida que hemos experimentado alguna vez, de los que somos conscientes e
inconscientes, sobre todo esto último. Lo que sabemos de nuestra presencia
emocional es que siempre estamos sintiendo algún tipo de energía emocional a la
que respondemos de acuerdo a cómo nos afecta. Lo que no sabemos acerca de esta
presencia es la verdad de cómo debemos utilizar nuestra presencia emocional en
la vida y sin este conocimiento permitimos que este aspecto se convierta en
nuestra presencia más importante y vivimos sólo a través de ella, creando un
desequilibrio de energía emocional en nuestra vida, que conduce al miedo, dolor
y frustración. Necesitamos nuestra presencia emocional para re-crear la energía
de lo que hemos venido a sanar ya que es la energía de nuestro
karma.
Nuestra
presencia energética es la más infra-utilizada porque permitimos que nuestra
presencia emocional la domine. Las emociones son un aspecto de nuestra energía,
pero hay muchos otros. Desde una perspectiva humana, nuestra presencia
energética es en realidad la más importante porque determina cómo se despliega
todo en nuestra vida y qué atraemos. Cuando estamos presentes en la energía
emocional de una experiencia y no incorporamos los otros aspectos de nuestra
presencia, estamos presentes en las emociones y nada más. Las emociones dominan,
excluyendo las vibraciones más elevadas de resolución y
sanación.
¿Qué es una
presencia vivencial? Es cómo participamos en cada experiencia. Las personas y
situaciones con quienes elegimos interactuar, las acciones que tomamos, las
elecciones que hacemos, las palabras que decimos y las energías que expresamos y
sentimos, todas se relacionan con cómo hemos elegido experimentar una situación.
Y a través de nuestra experiencia podemos elegir elevar nuestras vibraciones de
manera que podamos experimentar la vida de una manera diferente. Pero la
experiencia en sí misma no tiene valor para nosotros más que como un vehículo
para el aprendizaje. Cuando permitimos que la experiencia se convierta en el
elemento crítico, nos hacemos presentes en la experiencia y todas sus energías.
El crecimiento y aprendizaje ocurren cuando recordamos que la experiencia es el
camino para despertar los demás elementos de nuestra
presencia.
También
tenemos el don y la elección de nuestra presencia espiritual. Es nuestro don,
porque siempre está con nosotros, ya sea que la reconozcamos o no, y es nuestra
elección porque elegimos asociarnos con ella y recibir orientación y sabiduría
en lugar de caminar solos nuestro viaje terrenal. Aunque existe en el trasfondo,
todos nuestros otros aspectos de presencia no tienen ningún propósito sin ella,
puesto que nuestra vida es espiritual en su propósito y contexto. Nuestras
muchas vidas existen en un continuo espiritual, en el cual nuestras
encarnaciones humanas son el campo de entrenamiento para nuestra comprensión
espiritual. Al llevar nuestra comprensión espiritual a todos los demás aspectos
de nuestra presencia, tenemos la sabiduría de elegir entre nuestros aspectos más
elevados, y entonces podemos elegir las vibraciones más altas de cualquier
energía.
Podemos estar
presentes, ocupando un lugar determinado en el tiempo, y todos los demás
aspectos de nuestra presencia estar en alguna otra parte. Nuestra presencia es
donde estamos poniendo nuestra energía. Piensen por un momento en dónde están en
este momento, ¿están presentes en lo que están haciendo o están pensando en otra
cosa? Cuando piensan en sí mismos, ¿están presentes en sus pensamientos o están
pensando en la vida, opiniones o acciones de alguien? ¿Están aquí en este
momento o están pensando en otras cosas que deben hacer o algo que ha sucedido
en el pasado? Tanta de nuestra presencia está en el pasado, distraída, o
enfocada en otra parte, y es por eso que tenemos problemas para manifestar lo
que queremos—porque no estamos plenamente presentes en la energía de nuestra
manifestación.
Esto nos
lleva de vuelta a la cuestión de totalidad, donde estamos plenamente conectados
con nosotros mismos, lo que también significa que estamos totalmente conectados
con la Fuente. Cuando todos nuestros aspectos de presencia están plenamente
presentes, cada uno contribuye al propósito de nuestro viaje de vida, que es
llevarnos de vuelta a la plenitud dentro de nosotros mismos de manera que
podamos reconectar con la Fuente.
Este es sólo
otro aspecto de nuestro viaje de ascensión y nuestra voluntad de alcanzar la
maestría. El viaje a la conexión es acerca de la plenitud, por dentro y por
fuera, de manera que cada aspecto de nuestra realidad esté lleno de nuestra
presencia y estemos presentes dentro de ella. Cuando vemos como separadas
nuestra presencia material y espiritual, no estamos presentes espiritualmente en
nuestra forma física, así que nos falta un componente importante de nuestro
viaje. Sin la totalidad, simplemente estamos ocupando un espacio en el plano
terrestre, participando en experiencias que no dan lugar a un crecimiento y
transformación. Con la unión consciente de lo espiritual y lo material, donde
todos nuestros aspectos están trabajando en armonía, nos estamos otorgando
comprensión espiritual para hacer de éste un viaje de crecimiento y
transformación, en lugar de vagar ciegamente por la vida preguntándonos si
alguna vez podremos encontrar paz y satisfacción.
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