Cobrar o
no cobrar por las enseñanzas espirituales
A veces veo que muchas personas aún siguen
en la dualidad de la tercera dimensión, en la separación entre espíritu y
materia. Esta disociación mental que algunos tienen en cuanto a la energía
universal (materia-espíritu) hizo que las personas dedicadas al servicio de
la humanidad, a la tarea de iluminar a la humanidad, llamadas
espirituales, tuvieran que vivir con muchas limitaciones materiales, mientras
que los poderosos se quedaron con la energía-dinero de gran parte
de la humanidad, despilfarran los recursos y asesinan la vida del
planeta.
Elegimos nacer
en una época donde para vivir necesitamos tener en claro la energía del dinero
para cumplir con nuestra misión espiritual. Honrando la energía
dinero, atravesamos nuestras limitaciones de la tercera dimensión y comprendemos
el verdadero flujo de la energía universal.
¿Marcas
registradas para nuestros esfuerzos intelectuales? Si, aún hay personas
inescrupulosas que copian y plagian los esfuerzos de otros para su propio
beneficio, y de esto hay mucho en internet. Aún hay gente que no respeta a su
hermano por eso aun estamos en tercera dimensión y debemos proteger
nuestros bienes, como se protegen las casas con sistemas de seguridad.
Si los seres que dedican su vida al servicio
tuvieran los recursos materiales necesiarios para hacer más publicidad, alquilar
salones, viajar a diferentes lugares para hacer meditaciones masivas, otra sería
nuestra realidad espiritual. Hacer y sostener una pagina web tiene un costo de
dinero. La conexión de internet que estoy usando ahora debo pagarla todos los
meses.
Si San Francisco de Asis o el mismísimo
Jesus vivieran en esta época no podrían viajar en un burrito para trasladarse de
un pais a otro dando sus enseñanazas. Hoy los emisarios
espirituales necesitan pasaporte, pasajes de avión, contratar salones,
sistemas de audio, microfonos, pagar publicidades....
La verdadera espiritualidad de la Nueva
Tierra necesita anclar en lugares de calidad energética. Ya no queremos la
pobreza dentro de la espiritualidad.
¿Quien financia a un trabajador de la
Luz? Un trabajador de la luz tiene derecho a vivir dignamente, tiene
derecho a tomarse vacaciones, y la mayoria de las veces no lo puede
hacer.
Ustedes....? Cada uno de los miembros de la
Red Luz Argentina cuanto aporta de su dinero personal para que se pueda difundir
más la luz en el planeta. ¿Dan el diezmo de sus ganancias para que la luz ancle
en el planeta? o esperan que todo caiga de arriba.
Esfuerzos, esfuerzos dentro de la materia
para que la luz ancle en la materia. Esfuerzos en la mente para salir de
las creencias de la vieja energía limitada.
De todos los miembros
que están leyendo este mensaje ¿Cuantos participaron de algún
encuentro de la Red Luz, tanto nacional, como regional, realizados en los
ultimos 3 años?
Es fácil leer estos mensajes y decir que
bueno lo que dice el otro, mientras siguen con sus vidas limitadas en tercera
dimensión.
Ustedes,
miembros de la Red Luz Argentina ¿saben de los esfuerzos económicos de nuestras moderadoras Alicia
Conturi y Juana Aliberti?
¿Quien les retribuye la gran
cantidad de energia diaria que aportan a la Red todos los días?
¿Ustedes saben que autos tienen Alicia y
Juana.... ? Ninguno, caminan y dependen de los micros.
Mis queridos hermanos,
con un gracias ya no alcanza, si son miembros de la Red
Luz, revisen cuanta energía aporta cada uno para sostener esta
maravillosa red de conciencia.
¿Porque es el esfuerzo de unos
pocos y despues todos quieren disfrutar de la luz que algunos "supieron
conseguir"?
En la Nueva
Energía el Espiritu necesita anclar en la materia
El matrimonio entre espíritu y
materia se produce cuando sacamos todos los prejuicios mentales y nos abrimos a
la infinita abundancia del universo...entonces no hay cursos caros o baratos,
hay conciencia espiritual expresándose con amor a todos los seres de la
creación.
Ana Maria Frallicciardi
Autora de los Informes de Aguila Azul, que
dan la vuelta al mundo iluminando conciencias y sólo recibe un gracias por
tantas horas dedicada al servicio. Y tantas otras veces ha visto como cortan su
nombre de los informes y colocan otro nombre de autoria.
Los amo a todos desde lo profundo de mi
corazón
El dinero como flujo de
energía
Por Drúnvalo Melquisedec Todos hemos
escuchado la advertencia, “es más fácil que un camello pase por el ojo de una
aguja a que un rico entre en el reino de Dios”. Desde un punto de vista bíblico,
el dinero -o al menos el amor al dinero- es la raíz de todo
mal. Pero, ¿por qué? Desde un punto de vista espiritual, el
dinero y el materialismo son ilusiones que esconden la verdadera naturaleza y
significado de la vida. Si nuestro verdadero propósito involucra el recordar y
vivir un viaje sagrado que lleva hacia la conciencia continua de la presencia de
Dios, entonces la obsesión con la riqueza y las posesiones nos puede
perder.
Dicho esto, podemos darnos cuenta que algunos de los seres más
avanzados espiritualmente que han caminado por la Tierra, también han estado
entre los individuos más acaudalados de sus culturas (Saint Germain y José de
Arimatea vienen a la mente.) Así que siento que el concepto del dinero se
clarifica, si podemos comenzar a percibirlo como energía. Cuando lo ponemos en
ese contexto, el dinero es un “flujo de energía” similar a la energía de Fuerza
de Vida -prana o chi- y que no es espiritualmente diferente de la energía
cinética o atómica, de la electricidad, el calor, o cualquier otra fuerza
natural.
Como con todas las formas de energía, el flujo de dinero sigue
las Leyes de la Creación. Y como con todos los flujos de energía, el equilibrio
es la clave. Los aparatos eléctricos sólo funcionan con el flujo de corriente
apropiado. Demasiado, y los cables y el equipo se queman; muy poco, y nada
funciona. Es lo mismo con el calor que nos mantiene calientes y confortables.
Demasiado, y nos quemamos; muy poco, y nos congelamos.
Pero, ¿qué es
“demasiado” para un ser humano? Como con todas las otras formas de energía, la
respuesta a esto es una cuestión individual, dependiendo en la función y
propósito en la Vida. La cantidad apropiada de calor para hacer nuestros hogares
confortables, sería deplorablemente inadecuada para hacer herraduras para
caballos. La cantidad de electricidad que una cámara digital utiliza, sería como
una gota de agua en una cubeta para operar un refrigerador. La cantidad de
dinero que es apropiada para otro, es algo que no podemos juzgar. Sólo lo
podemos determinar para nosotros mismos.
Pero existe un criterio que
podemos aplicar al dinero, como a todas las formas de energía, y esto es que
debe fluir. Así como experimentamos la insuficiencia de chi en el cuerpo como
enfermedad, también experimentamos el flujo insuficiente de dinero como
carencia.
En nuestra cultura moderna, la carencia de flujo de energía
financiera generalmente se convierte en una forma de estrés que nos puede
distraer de nuestro camino. Pero la situación inversa es igualmente dañina.
Demasiado chi, bloqueado y concentrado, lleva a la enfermedad en el cuerpo. Y el
dinero que es acumulado con miedo porque no tendremos suficiente, también lleva
a una condición de malestar espiritual.
Cuando estamos en equilibrio con
el dinero, confiamos plenamente en que cualquier cosa que necesitemos será
proveída. No tenemos miedo de gastar dinero en nosotros mismos o para ayudar a
otros. El dinero en sí mismo no es el problema. Nosotros hacemos lo que venimos
a hacer aquí, sabiendo que los recursos fluirán a nosotros y a través de
nosotros.
Así que la clave parece ser la realización de que la
abundancia, como el amor, existe en una medida apropiada tan pronto como
liberamos los miedos en torno a ella. Como el amor, el dinero simplemente fluye
hacia nosotros conforme lo necesitamos y fluye desde nosotros conforme buscamos
crear paz y belleza a nuestro alrededor, para nosotros y para otros. Con la
facilidad y entendimiento que nacen de la fe en nosotros mismos y en el Creador,
nuestra vida financiera puede convertirse en la manifestación de todo lo que es
bueno.
¿CÓMO PUEDES COBRAR POR LAS ENSEÑANZAS
ESPIRITUALES? Estoy por compartir con ustedes mis propias
experiencias sobre cobrar por una enseñanza espiritual. Esto que comparto es mi
regalo, en un nivel práctico, para aquellos de ustedes que están enseñando
información espiritual ahora, o especialmente para aquellos que están a punto de
enseñar. Si eres un buscador, tal vez esto te ayude a comprender el balance
precario que los maestros espirituales deben encontrar, si quieren permanecer en
integridad con lo que te cobran para asistir a sus cursos
Cómo
comencé a Enseñar Hace casi veinte años, mis guías me pidieron que
enseñara lo que se me había instruido en los doce años anteriores. Yo no sabía,
durante todos los doce años de mi entrenamiento, que se me pediría esto. Por lo
que la petición me llegó de sorpresa.
La petición también me causó un
impacto. Tanto, que al principio dije que no. No quería hacer pública mi vida.
Sólo estaba pensando en mi mismo. Pero durante un periodo de casi dos semanas,
mis guías me dejaron clara la Ley Espiritual que dice, que cuando recibes un
regalo espiritual, no lo puedes guardar sólo para ti. Debe ser compartido con
otros. Cuando vi la verdad de lo que me estaban diciendo, con renuencia acepté
enseñar lo que había aprendido.
Conforme me dispuse a prepararme para
enseñar un curso sobre la meditación MerKaBa de ascensión y la Geometría Sagrada
– las formas sagradas y las proporciones que generan la Creación en la que
vivimos -, me encontré con un problema ordinario y cotidiano: ¿Debía cobrar
dinero por este conocimiento espiritual, o debía darse
gratuitamente?
Esta era una pregunta que nunca había entrado a mi mente
hasta ese momento. Realmente no sabía qué hacer.
Las Tradiciones
Espirituales Difieren
Mi primer pensamiento, debido a que yo
asistí a escuelas católicas cuando estaba creciendo, fue que las enseñanzas
debían otorgarse libremente. Muchos cristianos creen que porque Jesús regaló sus
enseñanzas, los maestros espirituales de hoy también deben hacerlo.
Pero
durante los doce años anteriores, mis guías me habían estado mandando a todo el
mundo, aprendiendo de diferentes fuentes y los maestros espirituales y
tradiciones con las que me encontré, todas plantean diferentes ideas sobre
cobrar por el conocimiento espiritual. Durante varios de los doce años, por
ejemplo, fui un sufí y la tradición sufí dice exactamente lo opuesto a la
tradición cristiana. Los sufís me enseñaron a no regalar nunca el conocimiento
espiritual. Los maestros sufíes con los que estudié, creían que debía existir un
intercambio. Este no tenía que ser dinero, pero tenía que haber un intercambio o
el alumno se perdería la lección. Desde estos dos polos opuestos, comencé a
contemplar qué hacer.
¿Qué haría Jesús? Entonces
pensé en Jesús. Si él estuviera vivo ahora, ¿podría predicar de la misma forma
que lo hizo hace 2000 años? Y vi inmediatamente que la respuesta era no. Para
empezar, reunir a miles o incluso cientos de personas en las ciudades, es ilegal
en estos días. Si lo intentara, Jesús sería arrestado inmediatamente y multado.
Y si continuara haciéndolo, lo meterían a prisión. Para reunir personas en forma
legal, tendría que haber contratado gerentes para obtener licencias de asamblea,
o rentar locales dentro de las ciudades, lo que es muy caro. Si viajara fuera
del país en donde viviera, tendría que tener pasaporte y boletos aéreos. En
otras palabras, si Jesús hubiera desarrollado su ministerio bajo condiciones del
siglo XXI, se hubiera enfrentado con los mismos problemas de “dinero” con los
que se enfrentan todos los maestros espirituales de hoy. Así que, por razones
simples y prácticas, los maestros espirituales deben cobrar algo o encontrar a
alguien que pague los gastos por ellos. De cualquier forma, los gastos son un
hecho de la vida.
La primera realidad con la que me enfrenté, fue el
hecho innegable de que si yo iba a reunir a cientos de personas bajo un techo,
tendría que pagar por el espacio. Yo no tenía nada de dinero, así que, ¿cómo iba
a pagar por este local? Se volvió terriblemente claro que tendría que cobrar
algo o no podría ni siquiera comenzar a enseñar.
Entre más me daba cuenta
de los costos para organizar un seminario – cuentas de teléfono, costos de
correo, equipo electrónico y audiovisual, sistemas PA, boletos de avión para
varias localidades y todo lo demás – se volvió absolutamente claro que iba a
costar dinero enseñar, me gustara o no. Más aún, si un maestro espiritual va
a dedicar su vida entera a la enseñanza, como se me pidió que yo lo hiciera,
tenía que haber suficiente dinero extra para pagar las necesidades simples de la
vida – renta, comida, etc. Y tomando todas estas cosas en consideración, me di
cuenta que lo que era importante en el mundo de hoy, era que el intercambio del
que hablaban los sufís fuera “justo.” Existen organizaciones espirituales que
requieren que les dones todo lo que posees antes de enseñarte y algunos que te
piden precios tan altos, que sólo pocas personas podrían pagar por su
conocimiento espiritual. Una, que no identificaré, les pedía a los estudiantes
que pagaran más de $100,000 dólares por la información. Estos son ejemplos
extremos y en mi mente están equivocados. No son justos.
Regalarlo Después, cuando comencé realmente a enseñar,
descubrí que no importa qué precio le pongas a la clase o seminario que estés
enseñando, para algunas personas será demasiado caro. Hay personas que son tan
pobres – especialmente en otros países – que cualquiera que sea el precio es
imposible para ellos. Mi primera solución a esto, fue permitir lugares gratis
para aquellos que no podían pagar. Y fue allí cuando comencé a experimentar
directamente la razón del entendimiento sufí, de que nunca debes regalar el
conocimiento espiritual. Yo realmente no sabía por qué los sufís creían en esta
idea, pero la respuesta se desplegaba ahora justo ante mis ojos. Curso tras
curso, conforme daba lugares gratis a aquellos que decían que de otra forma no
podían asistir, experimenté que eran estas personas – a las que se les permitió
entrar gratis – las que nunca comprendieron lo que se estaba enseñando. Incluso
descubrí que si otra persona le pagaba la clase a alguien, había el mismo
problema. Los estudiantes gratuitos casi siempre eran los que llegaban tarde y
se iban a la mitad. Eran los que se quedaban dormidos o hablaban durante la
clase. E incluso más importante, eran los que no practicaban realmente la
meditación después de terminado el curso. Las razones de los sufís para no
regalar nunca el conocimiento espiritual, eran evidentemente
aparentes.
Un Intercambio
Justo Entonces, ¿cuál es la respuesta? Decidí que el
intercambio era sumamente importante. Si los alumnos recibían la enseñanza
gratis, no tendría significado para ellos, pero el intercambio no tenía que ser
dinero. En lugar de dinero, podían dar tiempo y energía. Al hacerlo así,
involucrarían su deseo por aprender y tendría significado para ellos. Por lo
que les propuse a aquellos que decían que no podían pagar, que si donaban su
tiempo como voluntarios en una institución de beneficencia como la Cruz Roja –
suficiente tiempo, basado en 10 dólares por hora, para pagar por el taller –
entonces podían asistir gratis. Les pedí una carta de la institución para
verificar su tiempo.
Todavía hago eso actualmente. Y lo que es
verdaderamente fascinante, es que sólo una persona de cada cincuenta, ¡realmente
me toma la oferta! Aunque no estén trabajando y pudieran donar fácilmente su
tiempo, resulta que la mayoría de los que piden venir a mis talleres sin pagar,
no lo están haciendo por un profundo deseo espiritual, sino simplemente porque
quieren obtener “algo por nada.”
Cómo Afectan las Creencias en
los Resultados
Otra parte de la ecuación de pagar por el
conocimiento espiritual, es que lo que sea que creamos que es verdad sobre el
dinero, afecta el resultado. Cuando recién comencé a enseñar, decidí que lo
justo eran $222 dólares por tres días. Apenas podía pagar todos los gastos, pero
esa cantidad me parecía justa a mí.
Sin embargo, mi secretaria, que
arreglaba los cursos y que hablaba con los estudiantes potenciales, pensaba que
esta cantidad era excesivamente alta. Incluso cuando podía ver en los libros que
realmente estábamos perdiendo dinero, ella todavía creía que el taller era
demasiado caro. Y así, cada vez que alguien llamaba para registrarse para un
curso, sus creencias se transferían a la persona que se estaba registrando.
Inevitablemente, pedían un plan de pagos. Terminé con cientos de personas
haciendo pagos, lo que nos estaba enviando lentamente hacia la
bancarrota.
Después mi secretaria se cambió a otro estado y la reemplacé
con una mujer que creía lo opuesto a su predecesora. Ella creía que lo que
estaba cobrando era definitivamente muy poco. Así que me convenció para subir el
monto a $333 dólares. Y debido a que ella pensaba que este importe era justo,
desde que ella llegó, ni una sola persona sintió que necesitaba un plan de
pagos. ¡Ni una sola! Esta historia muestra claramente que lo que tú crees
afecta el resultado – incluso con el dinero. (Incidentalmente, esto es
igualmente verdadero si tienes una práctica de curación, no aplica sólo a la
enseñanza.)
El Éxito Financiero es
Importante
Hoy, después de casi veinte años de experiencia sobre
el tema de pagar por el conocimiento espiritual, creo más que nunca que necesita
haber un intercambio. Este necesita ser justo, pero no cobrar por una enseñanza
espiritual no funciona, ni para el maestro, ni para el alumno. Y lo que tú
creas personalmente sobre el dinero, afectará el resultado. Tus creencias sobre
el dinero determinarán finalmente si tienes o no, éxito económico.
Y
tener éxito económico es importante, porque mientras no lo tengas, estarás
limitado en tu habilidad para compartir con otros las enseñanzas espirituales
que Dios te ha otorgado.
En amor y servicio Drunvalo Sedona,
Arizona, USA
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