Queridos
amigos:
Ahora que
comienza un nuevo año en el Calendario Maya, que Sirio asciende
antes que
el Sol, que se abre el Portal del León, quisiera compartir con ustedes una
experiencia que ejemplifica lo que comentaré más abajo.
Mi madre integraba un
grupo de señoras que se reunían para leer los mensajes de los maestros y
comentarlos. Todas ellas eran versadas en Calendario Maya, eran sanadoras,
maestras y no había curso espiritual que no hubiesen tomado¦ o dado.
Era la segunda vez que
iba a una reunión del grupo y aunque ya tenía más de cuarenta años, mi
madre me advirtió todo el camino que fuese discreta y tuviese cuidado de
no contrariar a la anfitriona, quien era corta de genio, pero había
viajado a Egipto, a la India, había tenido acceso a numerosas fuentes de
sabiduría y flotaba una octava más arriba que muchos de los mortales,
nosotras dos incluidas.
Yo ignoraba que la
fórmula magistral que me había dado un endocrinólogo y que me había hecho
bajar ya siete kilos tenía preanfetaminas y que me había convertido
en una bomba de tiempo. Pero también, gracias a la droga, la última semana
la había pasado en un perfecto estado de gracia sin bajar a las 3D ni por
un instante, estado que yo atribuía a la compra de un cuadro de la Virgen
de la Medalla Milagrosa que había colgado en el dormitorio.
Cuando ya se habían
leído y comentado varias canalizaciones y nos disponíamos a tomar el té,
alguien dijo algo que disparó una reacción desmedida en mí y adiós la
maravillosa meditación que habíamos hecho y los OM y el incienso y los
duendes del jardín y el canto de los pajaritos.
Las señoras mayores,
poco acostumbradas a que se las contrariase, me reprobaron visual y
verbalmente, mi madre me mandó una de esas miradas acusadoras que me llevó
de vuelta a lo peor de mi infancia y las más jóvenes me consolaron
mientras lloraba desconsolada, porque no sabía qué había canalizado. (Esa
fue la primera vez que canalicé y no volví a repetir la experiencia. Ni a
tomar preanfetaminas.)
Las más compasivas me
aseguraron que lo que había dicho era lo que ellas pensaban desde hacía
tiempo. ¿Qué había dicho? Seguramente que no por saber tanto una era
iluminada y que la espiritualidad no era un estado mental, que se hablaba
mucho de luz, pero no se hablaba nada de Amor, y la luz que no es Luz de
Amor, es una luz fría.
La dueña de casa me
fulminó con la mirada y frunciendo el ceño me dijo despectivamente: œLo
que pasa es que sos nueva en esto. ¿Nueva? Mi abuelo materno me había
dicho desde chiquita que yo era un alma vieja¦ œNosotras cuidamos a quién
invitamos a estas reuniones porque somos seres muy evolucionados. Ya
estamos de vuelta. A esta altura, yo ya no tengo nada que
aprender.
Por supuesto, el
Universo la escuchó. A los dos meses, se murió de un cáncer de cerebro
fulminante.
Esto lo cuento porque
estamos en el momento más adecuado para mirarnos por dentro. Es hermoso y
necesario muchas veces hacer cursos, asistir a seminarios y reunirnos con
gente maravillosa, estar en un lugar seguro donde se genera una energía
increíble que necesitamos como nunca, y ver que los demás nos reflejan lo
mejor de nuestra esencia. En los tiempos que vivimos, nos hace falta estar
entre almas afines. Además, nos vienen repitiendo tanto desde hace años
que somos ángeles disfrazados de humanos, que formamos parte de seres tan
vastos que nuestra merkaba abarca varias galaxias, que salimos al
mundo convencidos de nuestra magnificencia y hasta nos damos el lujo de
ser crueles algunas veces, porque después de todo, somos espejos¦
Pero recuerden, por
favor, que si bien somos esa divina Presencia Yo Soy, llevamos con
nosotros una contraparte que hemos gestado y a la que vida tras vida hemos
nutrido con nuestra propia energía. No sólo somos el Ángel de la
Presencia, también somos El Morador en el Umbral, somos la Sombra. Y en
esa Sombra no sólo están los rencores y los resentimientos, la ira
contenida, la soberbia, también están la adicción a los mensajes
agoreros que difundimos como polen al viento para contaminar más
conciencias, y están los miedos; el miedo a la soledad, el miedo al
abandono. EL MIEDO A SER FELIZ. Diría que ése es el mayor de los miedos,
así que aprendamos de una vez de los delfines.
En este tiempo
increíble tengamos la humildad de aceptar que en esta vida, que es la
recopilación de todas las vidas que hemos vivido hasta el momento en el
tiempo de Ahora, hemos forjado un gigantesco ser compuesto de energía mal
calificada que fue creciendo y todos lo tenemos o no estaríamos todavía en
3D, aunque seamos un grupito selecto, los ángeles más corajudos
seleccionados por unanimidad del otro lado del Velo para estar aquí y
ahora en la Tierra, según nos dice Kryon.
Recordemos que para
pasar por este Portal de Iniciación tenemos que lograr traer a la luz lo
más oscuro del inconsciente, amarlo y dejarlo ir. No sea que por creer que
estamos de vuelta de muchas cosas, nos corten las alas y nos manden de
vuelta a Casa sin haber trasmutado y liberado las energías que ya no
tienen cabida en la Nueva Tierra.
Ojalá este mensaje les
sirva. No se trata de dualidad, sino de fusión, de ascensión y de
transfiguración.
Hay mucho material para
trabajar con la sombra canalizado por mi inefable amigo, Daniel Jacob, en
www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm gracias a mi
querida Graciela Wartelski.
Esperemos juntos y de
la mano este hermoso Amanecer Galáctico.
Con todo mi amor y
respeto a su Luz y a su Sombra.
Susana
|