Queridos amigos:
Quiero compartir con
ustedes la aparición de mi último libro: "Buenos
Aires, Ciudad Inundable", publicado conjuntamente por Le Monde
Diplomatique y Kaicron.
Como ustedes saben, los
desastres naturales no existen. El desastre es la expresión social de un
fenómeno natural. A lo largo de varias siglos, la Ciudad de Buenos Aires primero
y su Área Metropolitana después han ido bajando, hasta ocupar una superficie
cada vez mayor de terrenos bajos.
Detrás del loteo
inescrupuloso han venido las obras salvadoras, cuya contribución a la solución
de los problemas siempre fue menor de lo esperado. Sin embargo, siempre se pidió
y prometió la solución definitiva de las inundaciones urbanas, sin preguntar si
esa solución era técnicamente factible y, además, si la podríamos
pagar.
¿Nos atreveremos a decir
que no hay solución definitiva y que la mejor gestión de crecidas es aquella que
acepta esa realidad?
De eso habla mi libro, que
va de la primer inundación de la época de Pedro de Mendoza, primer fundador de
Buenos Aires hasta las últimas registradas en el año 2010.
En esta entrega ustedes
reciben:
-
Una nota que publiqué en
Le Monde Diplomatique, con una síntesis del libro, en la que señalo las
semejanzas entre las inudaciones de Buenos Aires y la que provoca Michey Mouse
en su actuación de El Aprendiz de Hechicero en la película Fantasía de Walt
Disney.
-
La obra de arte que
acompaña esta entrega es uno de los cuadros que
pintó el impresionista
francés Alfred Sisley sobre la inundación del Sena
en la pequeña localidad de Port Marly en 1876. A diferencia de otros
artistas, no pinta desastres ni el dolor humano, sino la simpre presencia del
agua en el poblado. La línea baja del horizonte le permite mostrar un inmenso
cielo que va despejándose. Las figuras humanas son pequeñas, dominadas
por el evento natural. A la derecha, el río, a la izquierda las construcciones
entre las que sobresale el local de un pequeño comerciante de vinos. Hoy es un
restaurante cuyos platos no podríamos pagar.
Alfred Sisley: "La
inundación en Port Marly", 1876.
Conseguir un libro que no
esté en los grandes circuitos comerciales suele ser una operación difícil,
parecida al juego de búsqueda del tesoro. Si les interesa rastrearlo, éstas son
las pistas más verosímiles:
Espero que la lectura
justifique el esfuerzo de conseguir el libro. Después me escriben y me
lo cuentan.
Un gran abrazo a
todos.
Antonio Elio
Brailovsky